La progenie protestante del derecho subjetivo y los derechos humanos

AutorHéctor Gómez
Páginas119-127
LA PROGENIE PROTESTANTE DEL DERECHO
SUBJETIVO Y LOS DERECHOS HUMANOS
Héctor GÓMEZ
Universidad Autónoma de Guadalajara (México)
1. INTRODUCCIÓN
Este trabajo estará dedicado a la indagación de los orígenes remotos de los conceptos
que, con el transcurso del tiempo, dieron nacimiento a lo que en la actualidad conocemos
con el nombre de derechos humanos. El más importante de ellos, sin duda, es la libertad. Sin
embargo, no cualquier versión de ésta, sino aquella que tiene que ver con el derecho subje-
tivo, idea que no logró su plena madurez hasta el siglo XVII.
Para la tradición medieval, todo derecho era objetivo, es decir, se refería a una relación
con algo o alguien. Por tanto, la libertad, más que considerarse un derecho, se veía como la
capacidad que tenían los seres humanos de buscar la felicidad o bienaventuranza a través
de las virtudes —hábitos operativos buenos— y la asunción de los preceptos del derecho
natural. Siguiendo en este punto como en tantos otros a la tradición jurídica romana, se
definía el derecho como «lo debido en justicia». De ahí que la virtud jurídica por excelencia
fuese la prudencia, pues era la encargada de descubrir («fija su mirada en las cosas y las
relaciones») qué era lo que se debía a cada quién. La libertad, pues, se definía más por las
obligaciones que por los derechos.
No obstante, esto cambió en la modernidad, momento en el que se comenzó a pensar
en la libertad como una «facultad irrestricta del hacer», que sólo tenía un límite negativo:
no afectar las demás libertades: «Si puedo hacerlo, entonces es mi derecho hacerlo». Fue en
resumidas cuentas el argumento utilizado por los autores durante el siglo XVI en plena Re-
forma protestante. A la libertad, convertida en derecho propio de hacer, se le llamó derecho
subjetivo. Y éste no tenía que ver con objetos externos o relaciones históricas; era un dere-
cho que decían poseer todos los hombres por el simple hecho de ser racionales. Precisamente
la razón se contempló como aquello que hacía digno al hombre, que lo elevaba por encima
de las demás criaturas porque posibilitaba el libre arbitrio.

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