La extraña pareja. La procelosa relación entre políticos y funcionarios, Carles Ramió Matas, Madrid, Catarata, 2012, 222pp

AutorCarmen Lumbierres
Páginas113-115

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No se dejen llevar los futuros lectores por el título del último libro del profesor Ramió, no sólo se encontrarán

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con un análisis de la función directiva de las Administraciones Públicas en España, aunque sí confíen en la impresión del tono distendido que uno sobreentiende con esa referencia a la obra teatral de Neil Simons protagonizada en el cine por Walter Matthau y Jack Lemmon.

En este ensayo, el prototipo de los principales protagonistas, el directivo político y el alto funcionario son, como Matthau y Lemmon, dos personajes antagónicos, aunque creen ser complementarios y que intentan sobrevivir a su manera. La película despierta la simpatía hacia los dos personajes, ambos mantienen su encanto con todos sus defectos y virtudes sin hacerte tomar partido por uno o por otro. La misma sensación se concluye al leer el libro, la defensa y el elogio al servicio público y a todos sus protagonistas, sin excepción. Defiende la legitimidad democrática que aporta el político a las actuaciones de la administración y sus particulares habilidades (capacidad de liderazgo, de mediación con la ciudadanía, empatía y para mí uno de los más importantes para su éxito personal y el de la organización que representan: la intuición) y la legitimidad técnica de los funcionarios, y sus conocimientos en gestión y organización pública. El reconocimiento a contracorriente de la política, de su necesidad en el imperio de los principios tecnocráticos, que parecen la única doctrina a seguir en los asuntos públicos, y la reivindicación del trabajo de los empleados públicos como un servicio vocacional con altas dosis de entrega emocional es uno de los múltiples aciertos de este libro.

El autor deja claro en las primeras páginas que deseaba un texto divulgativo y a la vez divertido, una mezcla de reflexión académica y experiencia vital, libre de formalismos científicos. Que el texto esté exento de los rigores formalistas no significa en absoluto que esté alejado de la ciencia: no hace falta posicionarse en el empirismo extremo para reconocer el indudable valor de la experiencia en el proceso del conocimiento. Como dice Aristóteles en su Metafísica, libro primero "En la práctica la experiencia no parece diferir del arte, y se observa que hasta los mismos que sólo tienen experiencia consiguen mejor su objeto que los que poseen la teoría sin la experiencia" "...bien, todos los actos, todos los hechos se dan en lo particular. Luego si alguno posee la...

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