Equilibrios y problemas que Internet presenta en España

AutorJuan Miguel de la Cuétara Martínez
CargoCatedrático. Director de la REDETI
Páginas33-74

S U M A R I O

  1. TARIFA PLANA (EQUILIBRIO ENTRE LAS TELECOMUNICACIONES CONVENCIONALES E INTERNET):

    1.1. ANTES Y DESPUÉS DEL RDL 7/2000.

    1.2. ALGUNOS MITOS QUE CONVIENE ACLARAR.

    1.3. PRINCIPALES CUESTIONES.

  2. INTERNET MÓVIL Y DE BANDA ANCHA (EQUILIBRIO ENTRE SISTEMAS Y GENERACIONES):

    2.1. UN MUNDO DE INICIATIVAS TECNOLÓGICAS.

    2.2. CUESTIONES QUE SE PLANTEAN:

    1. Importantes exacciones en las redes móviles de tercera generación.

    2. Control regulatorio del bucle local para la introducción de la banda ancha en las redes fijas.

    3. Medidas para facilitar la evolución tecnológica.

  3. COMERCIO ELECTRÓNICO (EQUILIBRIO ENTRE LIBERTAD E INTERVENCIONISMO):

    3.1. UNA SOPA DE LETRAS, DOS DIRECTIVAS Y UNA LEY.

    3.2. CONSIDERACIONES SOBRE LA FUNCIÓN DEL DERECHO EN EL DESARROLLO DEL COMERCIO ELECTRÓNICO:

    1. Transacciones electrónicas.

    2. Mercados electrónicos.

  4. POLÍTICA DE LA COMPETENCIA (UN DOBLE EQUILIBRO):

    4.1. ORGANIZACIÓN GENERAL DE LOS MERCADOS V. REGULACIÓN SECTORIAL.

    4.2. EMPRESAS Y MERCADOS GLOBALES V. PODERES LOCALES. EL PROBLEMA DE LAS CONCENTRACIONES EMPRESARIALES.

  5. EL PROBLEMA DE FONDO. POLÍTICA, REGULACIÓN Y LIBERTAD EN INTERNET:

    5.1. LOS PODERES PÚBLICOS QUIEREN, REALMENTE, ACTIVAR LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Y CERRAR LA «BRECHA DIGITAL»...

    5.2. ...PERO INTERNET NO SE DEJA CONFORMAR POR LA VOLUNTAD GUBERNAMENTAL.

  6. CONCLUSIÓN: RESPETEMOS LOS EQUILIBRIOS EN QUE INTERNET SE SOSTIENE:

    6.1. LA ACCIÓN PÚBLICA DEBE SER SENSIBLE A LOS EQUILIBRIOS DE INTERNET.

    6.2. PUESTA A PRUEBA DE ESTA CONCLUSIÓN: EL CASO DE LAS LICENCIAS UMTS.

  7. TARIFA PLANA (EQUILIBRIO ENTRE LAS TELECOMUNICACIONES CONVENCIONALES E INTERNET)

    1.1. ANTES Y DESPUÉS DEL RDL 7/2000

    El Real Decreto-Ley 7/2000, de 23 de junio, de Medidas Urgentes en el Sector de las Telecomunicaciones, vino a zanjar el tema de la tarifa plana para el acceso a Internet en España del siguiente modo: ordena al operador dominante (Telefónica) cursar todas las conexiones metropolitanas que se produzcan a los ISPs (proveedores de servicios de Internet) entre las seis de la tarde y las ocho de la mañana de los días laborales o en sábados y domingos todo el día, sin limitación de duración, por 2.750 ptas. al mes. Naturalmente, los términos de esta oferta tendrán que concretarse, a cuyo efecto la operadora habrá hecho ya la correspondiente propuesta (tenía de plazo hasta el 11 de julio), y entrar en vigor, lo que está previsto para el próximo 1 de noviembre. Pero, naturalmente también, una decisión de este tipo, en una materia tan largamente esperada, tenía que producir efectos inmediatos, y, así, en el mes de julio ya se han formulado voluntariamente dos ofertas de tarifa plana anticipada: una corresponde a «Eresmás» el portal e ISP de Retevisión, y otra a Terra, su homólogo de Telefónica. Para entender todo ello, tenemos que ir un poco hacia atrás, a la génesis de la polémica que ha afectado a la tarifa plana de Internet en nuestro país desde 1998.

    La cuestión entronca con el problema del desequilibrio tarifario de las llamadas telefónicas. El despliegue inicial de Internet se hizo en España cuando las llamadas locales estaban baratas (algo menos de 150 ptas/hora en 1997 en tarifa diurna) y con un servicio específico ¿Infovía, que seguía el régimen tarifario de las llamadas metropolitanas¿ también barato. Pero en 1998 se aprovechó el cambio al sistema de tarificación por segundos (antes era por «pasos» de contador) para dar algún tipo de satisfacción a la demanda de Telefónica de proceder al reequilibrio tarifario en forma simultánea a la introducción de competencia (Retevisión entró en operación a comienzos de 1998). Para reequilibrar las tarifas, las llamadas locales tenían que subir y las de larga distancia, bajar. Ahora bien, en aquel momento tenía prioridad que el IPC no se viera afectado por la medida, lo que significaba que la subida debía recaer sobre las llamadas largas, dejando las cortas como estaban, o incluso, bajando algo (las que ponderaban en el IPC eran las de 3 minutos).

    Dado que en el servicio telefónico las llamadas largas son pocas (y aun diminuirían con la subida) la elevación de las tarifas tenía que ser notable para que aportara fondos a la operadora, y, así, sucedió que la subida superó en algunos tramos el 300 %, poniéndose la hora de conexión en más de 450 pesetas. Los internautas, cuya conexión tipo es de más de 20 minutos, se vieron muy afectados con esta medida, que Telefónica denunció por su parte como insuficiente (la mayor cantidad de ingresos del tráfico telefónico local procede de las llamadas cortas y de la cuota de abono, que no subió) e inadecuada (no tenía sentido disuadir la utilización de la red telefónica con tarifas progresivas, cuando su uso promedio estaba en unos 14 minutos diarios).

    A partir de este brusco encarecimiento de las conexiones a Internet a través de la red telefónica, surgió un importante movimiento en favor de una tarifa plana y asequible para estas conexiones, activado desde la propia red; prescindiendo de pasos intermedios, la solución a la que se había llegado antes del RDL 7/2000 fue la siguiente:

    ¿ Para el acceso a través de la red telefónica ordinaria (sin alteraciones), se crearon unos bonos de 10 y 50 horas al mes que venían a poner la hora de conexión al precio de la situación anterior (153 ptas. en horario diurno y 60 en el nocturno).

    ¿ Para un acceso con separación del tráfico de Internet se escogió el sistema ADSL que mediante un splitter proporciona conectividad en alta velocidad (asimétrica) las 24 horas del día, con una tarifa mínima que finalmente quedó situada en 6.500 ptas.

    Con ello, se obtuvo una tarifa plana ilimitada pero cara en la alta velocidad (banda ancha) y otra limitada en el número de horas de uso y asequible aunque de baja velocidad (banda estrecha). La limitación de ésta última, de todas maneras, no era excesiva: casi dos horas diarias o más de doce semanales ¿con el bono de 50 horas¿ aportan un tiempo de conexión muy razonable para usuarios domésticos.

    Del desarrollo del cable en España, por otra parte, se esperaban nuevas ofertas alternativas, en régimen de tarifa plana, que arrastrarían a las tarifas telefónicas, con lo cual el problema quedaría definitivamente resuelto. Pero tanto el cable como el ADSL se fueron desplegando con lentitud y la consecuente insatisfacción de los internautas llevó el tema a las elecciones del año 2000, en las que todos los partidos se pronunciaron en su favor. La Asociación de Internautas, que ya había presentado 15.000 firmas al Gobierno en este sentido, siguió demandando un acceso a Internet asequible y de precio independiente del tiempo de uso (tarifa plana), tras todo lo cual, en junio del 2000 y dentro de un amplio paquete de medidas económicas, el Gobierno la concedió en las condiciones arriba expresadas.

    Tan pronto se hizo pública la decisión del Gobierno, los principales operadores de servicios de Internet se plantearon la posibilidad de ofrecer la tarifa plana por su cuenta, adelantándola a la fecha prevista, para aprovechar el efecto de «ser el primero». Cierto que ello les obligaría a absorber el sobrecoste que representan las tarifas telefónicas actuales; pero esto se hará sólo por un tiempo y a cambio de una importante captación de clientes que, como es bien sabido, se valoran muy alto en Internet.

    En realidad, los distintos operadores ya estaban pensando en una operación de este tipo, a la vista del ejemplo de sus homólogos británicos que estaban ofreciendo por su cuenta accesos a Internet totalmente gratuitos, en los que el Proveedor de Servicios de Internet (ISP: Internet Service Provider) se hace cargo de la factura telefónica de su cliente (con acuerdos previamente concertados con las operadoras telefónicas).

    La absorción voluntaria por el ISP de parte de la factura telefónica de sus clientes forma parte del esfuerzo de todos ellos por alcanzar una masa crítica de usuarios lo antes posible. Por esa misma razón están ofreciendo gratuitamente la conectividad a Internet (el ISP soporta el coste del enlace desde su sede al nodo de interconexión con internet que utilice) y muchos de sus servicios (correo electrónico, hospedaje de páginas web etc). Los ISPs buscan sus ingresos actuales en un «mix» de productos (publicidad, comisiones por generación de tráfico, atención técnica a clientes empresariales) en el que procuran no incluir a sus clientes domésticos y esperan obtener la mayor parte de sus beneficios de actividades futuras (comercio electrónico y soporte de comunidades virtuales sobre todo). Todo esto es normal, y lo ha generado espontáneamente el mercado. Las propias fuerzas del mercado están, a la vez, facilitando el acceso a Internet y ampliando su base de usuarios; las empresas de Internet acompañan este movimiento para entrar en los nuevos negocios con la mayor base de clientes posible. El RDL 7/2000 ha servido en este sentido de catalizador de un movimiento más amplio que está llevando a la generalización del uso de Internet por diversos caminos.

    1.2. ALGUNOS MITOS QUE CONVIENE ACLARAR

    En la cuestión de la tarifa plana ha habido un exceso de presión política que, a su vez, se ha traducido en un cierto reduccionismo conceptual, del que debemos librarnos para una certera comprensión de los equilibrios que entran en juego. Llamamos «acceso a Internet» a lo que en realidad es acceso al proveedor de servicios de Internet; la conectividad con la Red (el «acceso» real) la proporciona el ISP entre su sede y el nodo de Internet (IXP, NAP, etc) correspondiente; el problema del usuario es llegar hasta el ISP, para lo cual emplea los sistemas de telecomunicaciones ordinarios. Es importante tener esto claro, porque la tarifa plana, desde la perspectiva de las telecomunicaciones, adquiere unos caracteres distintos de los que ofrece cuando se ve desde la óptica de la Sociedad de la Información. Los servicios telefónicos deben cubrir siempre sus costes, mientras que los de la Sociedad de la Información pueden no hacerlo por un tiempo...

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