Del "problema ibérico" a la "confluencia ibérica"

AutorModesto Barcia Lago
Páginas485-487

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No es, por esta razón, de la confusión, o fusión, de las soberanías1168, sino de la concertación en los objetivos ibéricos, de lo que hablamos.

Si la pulsión iberista que recorre nuestra historia se muestra, pese a su cambiante confi guración en cada época, como aspiración, más o menos intensa o desvaída y a la postre frustada, de lograr una vertebración institucional peninsular armónica, bien que fuese bajo la forma de un Estado unitario centralizado o Federal, o de una Confederación de Estados, o más débilmente como una especie de anfi ctionía de pueblos ibéricos, o incluso simplemente cauce culturalista, mera coartada para la inacción positiva, no parece que el revisionismo histórico sea el camino apropiado que deba recorrerse, en vez de, aprendiendo las lecciones de Clío, afirmarse, con menos grandilocuencia pero más realistamente, en el pragmatismo de la cooperación inteligente en un espacio geopolítico común, que es lo que nuestros tiempos demandan.

No, ese revisionismo iluso, y menos aún el falseamiento de la Historia, no es el camino, por más que, a veces, los fondos del pasado y algunas corrientes del iberismo decimonónico, a ambos lados de la línea de demarcación, se hubieran encandilado con vagas ansias de unidad de soberanía y soñado con fórmulas constitucionales variadas para plasmarla; incluso aunque ese anhelo anide aún recóndito en muchos espíritus, como proclamaba el sentir poético de Antonio GALA, ideológicamente a la izquierda, cuando en su columna periodística diaria La Tronera, en el Diario El Mundo expresaba su decepción por el triunfo del Dr. Cavaco Silva en las elecciones presidenciales, diciendo que "no son dudosos Page 486 mi amor por Portugal y mi pena de que la Península Ibérica no sea una nación sola (¡Aún hoy!)"1169; si bien, con fi na percepción de los planos, el Dr. Mário SOARES podía manifestar por su parte, que, "como portugués, ibérico y europeo respiré con alivio, lo confieso, cuando el domingo 9 de marzo (de 2008), pude ver en TVE que el PSOE y Rodríguez Zapatero habían ganado las elecciones"1170.

Buen conocedor de la admiración y fraternal afecto que en España, más allá de los tópicos populares, se profesa por Portugal, un diplomático tan ponderado como el antiguo Ministro socialista Fernando MORAN, advertía contra entusiasmos inconscientes, señalando que "el lector español debe asumir de entrada que nación y estado lusos, asentados en datos propios y fundados, son en parte el resultado de la...

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