El problema de la deuda soberana en el Sur de Europa

AutorAgustín Alonso Rodríguez
CargoReal Centro Universitario 'Escorial-María Cristina'. San Lorenzo del Escorial.
Páginas217-234

Page 219

I Primera parte
1.1. Introducción

Este artículo está motivado por la lectura de la exposición de Martín y Waller sobre las causas de la crisis financiera que afecta a Europa. Esta sucinta y densa presentación de la situación europea, ha animado al autor a considerar los datos de la deuda nacional de España, Grecia, Italia, Irlanda y Portugal como integrantes de un panel de datos, y a estudiarlos con las técnicas desarrolladas para su tratamiento.

1.2. La opinión de Martín y Waller

Martín y Waller abren su artículo considerando el papel de la deuda pública en la economía de un país. Desde su punto de vista, la crisis financiera europea tiene su razón de ser en el excesivo endeudamiento de los países de la eurozona.

1.3. La deuda nacional y la economía de un país

Sin entrar en los detalles de su exposición (el artículo es de obligada lectura), aquí nos limitamos a resumir parte de su contenido, con objeto de que sirva como marco de referencia para la segunda parte de este artículo. Los Autores comienzan destacando el papel determinante de la deuda pública (deuda nacional o deuda soberana) en la economía de un país, que permite financiar déficits, construir autopistas, aeropuertos, e incluso hacer frente a las cargas sociales, como la educación, las pensiones, etc.

Sentada la importancia de la deuda pública, el problema reside en su financiación, que puede resultar tan gravosa que obligue a su repudio por los estados. La historia refiere numerosos ejemplos al respecto1.

Page 220

De todas formas, no es la magnitud de la deuda lo verdaderamente importante. Lo que determina la voluntad de los inversores, y de los mercados, para suscribir deuda, es la percepción que tienen del compromiso por parte de los estados para pagarla. Aquí reside la importancia de las agencias de calificación como guías para las decisiones de los inversores.

1.4. La Europa de las postguerras

Las dos guerras mundiales vividas en el transcurso de una generación, llevó a los políticos del momento a buscar la forma de evitar futuras contiendas.

Con el Tratado de Roma (1957) se pone en marcha la Unión Europea. Con el Tratado de Maastricht (1992) se establece la Unión Monetaria, con el Banco Central Europeo como la autoridad gestora del euro. Y en 1997, se firma el Tratado de Estabilidad y Crecimiento.

Con este último tratado se intentan poner condiciones, para ingresar en el euro, ante el desorden existente en el ámbito fiscal. En concreto:

  1. Los déficits presupuestarios de cada país deberían ser un 3% o inferior en relación con el PIB;

  2. Y la relación deuda pública/PIB debería ser del 60% o inferior.

Lo notable es que, una vez en la eurozona, los países han incumplido repetidamente todos los criterios establecidos, los dos mencionados, más otros anteriores, habiéndose suscitado la posibilidad de que algún país tenga que abandonar la Unión Monetaria.

1.5. La crisis financiera: el caso griego

El país heleno fue admitido en la zona euro en 2001, tras un primer intento fallido en 1998.

En un primer momento, el comportamiento de la economía griega se adecuó a los criterios de la Unión Monetaria, pero pronto comenzó a mostrar signos que la separaban del resto de los demás países. No obstante, la euforia por la moneda única ocultó la realidad, y los mercados financieros consideraron como sustituibles las deudas de los países de la zona euro, a pesar de que la situación fiscal y las políticas fiscales respectivas eran muy diferentes.

Page 221

1.6. Grecia, Irlanda y Portugal

A partir del 2008 la situación económica de estos países empeoró de manera notable.

En el verano de 2009 tomó posesión un nuevo Gobierno en Grecia. Se pensaba entonces que la relación deuda/PIB estaba por debajo del 4%. Sin embargo, la realidad era que rondaba el 125%. El Gobierno se vio obligado a reconocer lo incorrecto de sus estadísticas.

Al mismo tiempo, Irlanda empezaba a experimentar, el coste del rescate de su sistema bancario, durante la crisis financiera del 2007-2008, y en 2010 el ratio deuda/PIB alcanzaba el 93%, con una relación déficit/PIB del 30%.

Lo ocurrido con estos dos pequeños países despertó la alarma del riesgo de impago de la deuda soberana, evidenciándose el hecho de que las deudas de los países europeos no eran sustituibles entre sí. Desde entonces los mercados financieros empezaron a incorporar el riesgo de quiebra en los tipos de interés al refinanciar las diferentes Deudas Soberanas.

De enero 2008 a enero de 2010, los diferenciales entre la deuda griega y la alemana aumentaron hasta los 3300 puntos básicos, mientras que los diferenciales entre la deuda irlandesa y alemana subieron cerca de 550 punto básicos, llegando en julio de 2011 al máximo de los 1164 puntos básicos.

Como reacción, los gobiernos de Grecia e Irlanda acudieron a medidas de austeridad para poner en orden sus haciendas públicas. Al aumentar los impuestos y reducir los gastos, el ratio griego déficit/PIB cayó al 16% en 2009, llegando al 8% en 2011. Irlanda pasó del 31% en 2010 al 10% en 2011.

Si desde el punto de vista de los mercados estas medidas eran bien aceptadas, el impacto social de las mismas llevó a considerar la quiebra como una salida de la situación, antes que soportar el coste social de la austeridad.

Junto a Grecia e Irlanda se incluye a Portugal, y aunque la crisis ha deteriorado la economía portuguesa, sin embargo el deterioro era una realidad que se ha arrastrado desde tiempo atrás. Así, por ejemplo, el desempleo pasó del 4% en 2000-2001 al 8% en 2007. El ratio deuda/PIB pasó del 48% en 2000 al 68% en 2007, con un déficit-medio/PIB del 3%.

La crisis financiera ha empeorado la situación. En 2009-2010, el déficit/PIB pasó del 10% al 93%. El desempleo continuó creciendo hasta el 12.5% en 2011.

Page 222

Como ocurrió con Grecia e Irlanda, los diferenciales entre la deuda portuguesa y alemana han aumentado notablemente llegado a los 1150 puntos básicos entre enero de 2008 y enero de 2012.

Los bancos griegos mantienen el 20% de la deuda griega, unos 60000 millones de euros. La quiebra de Grecia supondría un serio quebranto para sus bancos. En consecuencia, los mercados pararon la refinanciación de la deuda de estos bancos, ante el temor de que no pudieran pagar. Esto supone que los bancos griegos no pueden refinanciar la deuda griega.

1.7. Respuesta de la Unión Europea a la crisis

Ante la gravedad de la situación, los líderes de la UE decidieron en mayo de 2010 provisionar 500000 millones de euros para los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR