La Presidencia de la Asamblea

AutorAna del Pino Carazo
Páginas101-106
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La Presidencia de la Asamblea
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I. INTRODUCCIÓN
En el seno de la Asamblea, la organización parlamentaria gira en torno a
dos tipos de órganos: 1) Los órganos rectores o de gobierno interno, que son
aquellos que organizan y dirigen el trabajo parlamentario: la Presidencia, la Mesa
y la Junta de Portavoces, y 2) Los órganos funcionales o de trabajo, que son los
que desarrollan las funciones que tiene asignada estatutariamente la Asamblea: el
Pleno, las Comisiones, las Ponencias y la Diputación Permanente.
El órgano que nos ocupa recibe un doble tratamiento. De un lado, es parte
integrante de la Mesa, presidiéndola, razón por la cual su elección y cese se regula
en el Reglamento junto con la del resto de los miembros de la Mesa. De otro, se
trata de un órgano que presenta sustantividad propia, y en atención a ello se le
atribuyen funciones privativas e inherentes al cargo presidencial.
La figura de la Presidencia presenta en nuestro ordenamiento jurídico un
punto intermedio entre los modelos extremos que ofrece el Derecho comparado
representados por el speaker británico y el estadounidense. El primero es una “per-
sona de la Cámara” desvinculado totalmente del Grupo Parlamentario de origen
y que actúa con absoluta imparcialidad y objetividad en el ejercicio de sus fun-
ciones. Por el contrario, en el extremo opuesto, el speaker estadounidense es por
completo una “persona del partido”, que lidera el partido mayoritario y en el ejer-
cicio de sus atribuciones presidenciales se comporta como tal. Estos modelos, que
obedecen a las peculiaridades propias de los respectivos sistemas constitucionales
británico y estadounidense en que se desarrollan, son difícilmente extrapolables
al nuestro, que se mueve en un punto medio en el que prima facie el titular de la
Presidencia es un árbitro imparcialidad en el juego parlamentario, pero en mo-
mentos decisivos o altamente polémicos puede pesar en él más la lealtad al parti-
do que a la institución. No obstante, tanto el talante personal de su titular, como
la coyuntura política del momento son factores decisivos que pueden hacer que el

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