Presentación del dossier

AutorIvana Frasquet Miguel
CargoUniversitat de València
Páginas1-4
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DOSSIER
EL TRIENIO LIBERAL
200 AÑOS DE CONSTITUCIONALISMO
Presentación
Ivana Frasquet
Universitat de València
Decía Alberto Gil Novales que el Trienio Liberal fue un período que se
caracterizó por su dramatismo. Y algo de razón tenía, puesto que fue un
momento histórico de especial agitación política y social. Anclados en medio del
proceso político revolucionario que se desató con las abdicaciones de Bayona y se
consumó con la aceptación del Estado liberal, los años que van de 1820 a 1823,
constituyen el parteaguas de la lucha contra el Antiguo Régimen en el seno de la
monarquía española. Fue un tiempo violento, en el que los partidarios de la
revolución y la reacción se dieron cita después de haber medido sus fuerzas en la
década anterior.
El éxito final de los pronunciamientos que enarbolaron la bandera de la
libertad y la Constitución al inicio del año 1820, forzaron a Fernando VII a jurar
la Carta magna y condescender falsariamente con un viraje político hacia la
monarquía moderada representativa. Sin embargo, el triunfo de la revolución,
encarnada en la heroica figura de Rafael del Riego, no significaría, ni mucho
menos, el de los revolucionarios. Al menos no el del ideario liberal representado
por un partido unido y cohesionado. La división fue la tónica general y, con ella,
la revolución se convirtió en un drama nacional e internacional.
Desde el primer momento, la restauración de la libertad española dio paso a
la proclamación, con una fuerte carga simbólica, de la Constitución de 1812. Las
Cortes volvieron a reunirse, los cafés a llenarse de contertulios, la prensa a
circular sin descanso y las calles a impregnarse de un deseo de libertad
interpretado de manera diversa por cada quien. La irrupción en política, en
sentido liberal, del pueblo urbano generó una intensa actividad en espacios poco
comunes para ello. Si en algo concuerdan los especialistas del período es en que,
el pueblo, cobró un protagonismo inusitado hasta entonces. Un papel protagónico
tanto desde el liberalismo como desde el antiliberalismo que engendró no pocos
miedos y muchos deseos de contención.
En este teatro que fue el Trienio, la revolución y la contrarrevolución tendrán
su propio dramatis personae. La ruptura de 1820 no produciría solamente un
cambio en el diseño del Estado, que pasaba a ser constitucional, sino en la
concepción misma del poder que éste engendraba. De este modo, los
enfrentamientos entre el poder civil y el eclesiástico, como nos cuenta Emilio La
Parra, trascendieron la supuesta incompatibilidad entre la religión y la
constitución que ciertos sectores alegaban para traducirse en una verdadera
lucha por el poder político. Las Cortes no consiguieron cambiar esta tendencia
identificativa –huelga decir que la aprobación de los decretos en materia religiosa
Historia Constitucional
ISSN 1576-4729, n. 21, 2020. http://www.historiaconstitucional.com, págs. 1-4

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