Presentación

AutorManuel Arenilla Sáez
Páginas27-31

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Parece una obviedad señalar a estas alturas que la sociedad contemporánea está en constante movimiento. Diversos autores precisan más este hecho y hablan de una sociedad comprimida, (casi) abierta, fragmentada, conectada o líquida. Interesa ahora señalar que esta situación provoca una cierta sensación de vértigo, especialmente ante una idea de novedad y de alteración casi permanentes. Parece que se pusiera a prueba la capacidad biológica del ser humano de adaptación al entorno. Además, el entorno cada vez se interioriza más al afectar a nuestra propia consciencia, identidad y límites como seres vivos.

También es frecuente señalar que en momentos como los actuales surgen múltiples oportunidades para la innovación y el cambio. Se suele enfatizar que por ello estamos de enhorabuena. Suele obviarse en este tipo de declaraciones que estos procesos de transformación vienen acompañados del arrumbamiento de viejas ideas, de la sustitución de posiciones de poder y de sus titulares, lo que, claro es, genera grandes resistencias y conflictos. Si pudiéramos adoptar una posición de simples espectadores de este momento histórico, diríamos que asistimos a una contienda tan vieja como el mundo entre los que quieren cambiar las cosas y los que creen que van a empeorar su situación y posición si esto llega a suceder.

Si hay un ámbito en el que esto se produce de una manera más descarnada es en el sistema político, en el que hay que incluir a la Administración pública. Aquí la lucha por el poder se evidencia menos ante la opinión pública y queda casi oculta en los organigramas y en la asignación y reparto

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de los puestos superiores, especialmente en lo que afecta a la constante tensión entre los grupos burocráticos y los que están reservados a los políticos y a los profesionales.

Una de las razones de la apariencia del constante movimiento de la sociedad actual es el ya inalcanzable por los simples ciudadanos avance científico y tecnológico en las más variadas disciplinas. A la cabeza se encuentra internet y le siguen, soportadas en él, las redes sociales. Es evidente que todas estas redes han supuesto una manera distinta de comunicarse y de transmitir conocimiento, aunque cada vez nos preguntemos con más intensidad si realmente han traído la transformación social profunda que se aventuraba en sus sucesivos lanzamientos. Basta pensar en los elementos del sistema político-administrativo al que se hacía referencia. Las resistencias que...

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