Presentación

AutorRodolfo Benito Valenciano
Cargo del AutorPresidente Fundación 1 de Mayo. Secretario Confederal de Estudios C.S. de CC.OO.
Páginas7-9

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Uno de los rasgos más característicos de la Unión Europea es su modelo social, que a pesar de ser una suma de distintos modelos sociales en el ámbito de cada Estado, es un referente fundamental de la Unión; un referente que en estos momentos está sometido a una presión creciente. El modelo social europeo es también una de las grandes referencias a escala mundial, frente a los otros dos grandes modelos existentes: Estados Unidos y el área de Asia-Pací?co, y en la actualidad, tras la llegada del presidente Obama a la presidencia americana, resulta muy evidente la in?uencia como modelo de la experiencia europea, en especial en materia de protección social, diseñada con un carácter de tendencia universalista y concebida en términos de derechos subjetivos que legitiman el papel del Estado ante los ciudadanos. Sin embargo se puede apreciar una tendencia inversa, es decir, la asunción de postulados neoliberales que exaltan la economía del mercado, y que pretenden recortar y poner límites a los elementos fundamentales de esta construcción política y social. Este es un debate que tiene que ver con la coexistencia de una doble idea de Europa, que podemos sintetizar en si caminamos hacia más o menos Europa, en si se abre camino o no un proceso de desregulación en los terrenos socioeconómico y laboral o si, por el contrario, la Unión Europea plantea sus propias alternativas al actual proceso de globalización, no convirtiéndose en el buque insignia de este modelo, que es además una de las amenazas ciertas que tiene el modelo social europeo.

La Unión Europea, en un contexto de incertidumbres que proviene de los procesos de deslocalización y del posible debilitamiento de los sistemas de protección social, en un escenario también de polarización entre empleos seguros y bien valorados y una constelación de empleos periféricos, precarios y subcontratados por el otro, no puede tener como respuesta única el mercado y la moneda, sino que, al contrario, debe colocar en el mismo plano la dimensión económica y la social. No puede seguir existiendo una subordinación de las políticas sociales a las políticas económicas. Es imprescindible, si de futuro de la Unión Europea queremos hablar y queremos apostar por él, colocar los objetivos sociales en el centro de la construcción europea. Europa tiene que equilibrar democracia y mercado. Y el mercado de trabajo europeo, por tanto, requiere de una fuerte dimensión social.

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En este sentido, la publicación...

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