Los precursores de la concepción Kantiana de la paz

AutorRaquel Lucía Pérez Brito
CargoUniversidad de La Laguna
Páginas411-446
AFD, 2020 (XXXVI), pp. 411-446, ISSN: 0518-0872
Los precursores de la concepción kantiana de la paz
The Precursors of kant’s peace conception
RAQUEL LUCÍA PÉREZ BRITO
Universidad de La Laguna
RESUMEN
La persistencia de los conflictos bélicos en el siglo XXI supondría el fra-
caso de la «teoría de la razón práctica» de Kant, en la que sostuvo que «no
debía haber guerra». No solo no se han cumplido sus previsiones, sino que
hemos involucionado hacia nuevos tipos de guerras. Pero, aun así, en medio
del pesimismo generalizado de la capacidad humana para controlar los con-
flictos, y parafraseando a Kant, creemos en la «insociable sociabilidad del
hombre». Esta permitirá que, a través de la «providencia», sea hoy más via-
ble llegar a esa paz anhelada si lo comparamos con todos los demás autores
que, a lo largo de los siglos, han reflexionado sobre esta posibilidad. Este
trabajo pretende analizar la evolución del concepto de paz en los predeceso-
res de Kant y reflejar los aspectos realmente novedosos que introdujo este en
su obra, así como sus posibles fallos.
Palabras claves: Immanuel Kant, Derecho natural, Derecho internacio-
nal, Pacifismo, Cosmopolitismo, Humanismo.
ABSTRACT
The persistence of military conflicts in the XXI century would mean the
failure of Kant’s «theory of practical reason», in which he maintained that
«there should be no wars». Not only have his forecasts failed to come true,
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but also, we have regressed toward new types of wars. And yet, in the midst of
the widespread pessimism about the human capacity to control conflicts and
paraphrasing Kant, we believe in the «unsociable sociability of man». This
quality, through «providence», will make achieving that desired peace more
feasible for us that for any of the authors who throughout the centuries have
reflected on this possibility. This work aims to analyze the evolution of the
concept of peace in Kant’s predecessors and reflect the truly novel aspects
that Kant introduced in his work, as well as any possible flaws.
Keywords: Immanuel Kant, Natural Law, International Law, Pacifism,
Cosmopolitanism, Humanism.
I. INTRODUCCIÓN
Hay que retrotraerse al origen de la sociedad, para entender la
necesidad que el hombre tiene de ordenar la vida colectiva por medio
de normas, con el objetivo de permitir o regular una convivencia pací-
fica. Partiendo de esta premisa, es fácil deducir que la legislación de
cualquier ordenamiento jurídico, así como los tratados supranaciona-
les, deberían ir encaminados a conseguir dicho fin. Solamente de esta
manera se podría crear el caldo de cultivo necesario, pero no suficien-
te, para una convivencia pacífica.
Hablar de la paz a través del Derecho no es una reflexión novedo-
sa. No en vano, a lo largo de la historia se han repetido argumentos
en la misma dirección que han evolucionado a lo largo del tiempo
hasta nuestros días.
Nos podríamos remontar, en este punto, al faraón egipcio Ram-
sés II y el emperador Tattusilis III hace más de tres mil años cuando
firmaron el Tratado Hitita en 1276 A. C. Se trata del primer tratado en
Medio Oriente y, quizás, del mundo conocido, que pone fin a un con-
flicto que duraba más de 80 años, entre dos imperios independientes y
en el que se disputaban lo que hoy conocemos por Siria. Es un texto
jurídico, en el ámbito de lo que hoy sería considerado derecho interna-
cional público. Consta de un preámbulo y una parte dispositiva, objeto
del pacto propiamente dicho riksu y de una conclusión admonitoria
mamitu cuya ejecución se encomienda a los dioses. Se ponen las bases
para que no se produzcan más guerras entre ellos. Sorprende que, en
uno de sus artículos, se explique el motivo del conflicto y el reconoci-
miento de la culpa, contiene una cláusula de no agresión, una alianza
defensiva, y llega, incluso, a establecer una acción común contra los
futuros posibles rebeldes de cada imperio, así como una alianza defen-
siva recíproca.
Este tratado, de hecho, está expuesto en Nueva York en la sede de
las Naciones Unidas ya que representa el primer intento de llegar a
una paz perpetua. Es interesante constatar que, después de su firma,
hubo prosperidad en ambos imperios debido, en parte, a una gran acti-
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vidad comercial entre ambos países, e incluso cruces de sangre de
ambas familias gobernantes. La paz duró más de 110 años, hasta que
en 1190 A. C. Haití fue destruida, se cree que, por los Pueblos del
Mar, nada tuvo que ver Egipto en ello 1.
II. EL CONCEPTO DE PAZ EN LA EMANCIPACIÓN DEL
ESTADO CIVIL DE LA IGLESIA CATÓLICA
Marsilio de Padua (1275-1343) escribió en 1324 El defensor pacis 2,
provocando un escándalo de tal magnitud que le obligó a refugiarse en
la corte del emperador de Baviera al ser excomulgado por el Papa
Juan XII. El motivo de estos hechos fue el ataque directo a la iglesia
católica que desarrolló en su obra y que nadie antes, se había atrevido a
realizar. Se plantean las ideas más radicales del momento que van con-
tra la autoridad del pontífice y contra la jerarquía de la iglesia en gene-
ral. Evidentemente, el objetivo que pretendía Marsilio, era la indepen-
dencia de la sociedad civil del mundo espiritual. Recordemos que el
pensamiento racional que dominaba en el siglos  y  estaba unido
a la fe cristiana. Los estamentos medievales, por lo tanto, tenían la
creencia absoluta de que Dios existía y gobernaba el mundo mediante
la ley divina. Por ello, ninguna ley positiva o humana podría entrar en
conflicto con la ley divina o natural, y debido a ello, se le daba legitimi-
dad en tanto en cuanto no contradijera la ley natural. Esa ley universal,
que se suponía que todos conocían, y consecuentemente, permitía dis-
tinguir entre el bien y el mal, tenía que ser cumplida tanto por el rey
como por los súbditos ya que se encontraba plasmada tanto en el Anti-
guo como en el Nuevo Testamento y nadie quedaba exento. La iglesia,
por lo tanto, con su máximo representante a la cabeza, el Papa, era la
legitimada para interpretar la Ley Natural; de ahí que todos, incluso los
emperadores, quedaran supeditados al mundo espiritual. Por otro lado,
se creía firmemente en la vida eterna, que dependía de nuestro compor-
tamiento en la vida terrenal. Por lo tanto, se temía más al castigo eter-
no, si el comportamiento en la tierra no era el adecuado, aunque ya se
hubiera soportado el correspondiente castigo terrenal. Por el contrario,
también se esperaba una vida en el paraíso si el comportamiento en la
tierra respondía a los preceptos religiosos.
Marsilio, en este contexto, afirmó que no se disponía de pruebas de
la existencia de Dios y, por lo tanto, las especulaciones metafísicas
sobre la ley divina 3 le parecían absurdas e inadecuadas. Él sostiene que
1 P, J., Historia del antiguo Egipto, II, Barcelona, 1983.
2 M  P, El defensor de la paz, Madrid, estudio preliminar,
introducción y notas de Luis Martínez Gómez, director Antonio Truyol y Serra,
Tecnos, 1988.
3 Planteadas por Santo Tomas de Aquino (1224-1274). Es reconocido como el
más destacado representante de la escolástica en la que se buscaba un equilibrio entre

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