Las políticas sociales y el estado del bienestar

AutorManuel Joaquín Pérez Castreje
Páginas87-123
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LAS POLÍTICAS SOCIALES Y EL ESTADO DEL
BIENESTAR
5.1. PRIMERA APROXIMACIÓN
Como se menciona con anterioridad, el centro de la investigación es la
modificación no incremental de las políticas sociales multinivel en Galicia
llevada a cabo en la VII legislatura autonómica, que tiene al Consorcio Galego
de Servizos de Igualdade e Benestar como principal exponente en su papel de
diseño, planificación, coordinación e implementación de servicios de igual-
dade e benestar.
Subirats y Gomà (2000) indican que el estado del bienestar marca el des-
plazamiento de diferentes áreas del conflicto social a la esfera de la acción
pública, constituyéndose un espacio institucional público en el que, mediante
un abanico de políticas públicas determinadas, se resuelven necesidades co-
lectivas en función de los intereses presentes en la sociedad.
Este es el caso de las políticas relacionadas con los servicios de igualdad
y bienestar, que son considerados una evolución de aquellas en las que ini-
cialmente se centra el estado del bienestar (sanidad, educación y protección
social), tanto sectorialmente como territorialmente. Así, las competencias para
la prestación de estos servicios (escuelas infantiles y centros de día de proxi-
midad para la atención de personas mayores) no forman parte del núcleo de
actividades desarrolladas de modo central por el estado del bienestar, siendo
asumidas por los gobiernos locales u otros escalones administrativos interme-
dios (comunidades autónomas) en función del modelo territorial de cada Es-
tado.
En este apartado se realizará un acercamiento a la naturaleza del estado del
bienestar, a las políticas sociales, a la importancia de lo local en la construc-
ción del bienestar y al elemento multinivel en la práctica de la gestión de sus
servicios.
EL NACIMIENTO DE UNA INSTITUCIÓN: EL DISEÑO, CREACIÓN Y EVOLUCIÓN
DEL CONSORCIO GALEGO DE SERVIZOS DE IGUALDADE E BENESTAR
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5.2. EL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA. EL MODELO
LATINO-MEDITERRÁNEO Y LA DIMENSIÓN LOCAL DEL
BIENESTAR
En Europa, desde la finalización de la II Guerra Mundial, se construye el
estado del bienestar que, aún con diferencias entre grupos de países, es el
modelo que impera hasta nuestros días. En el estado del bienestar se incluyen
las intervenciones estatales dirigidas a mejorar el bienestar social y la calidad
de vida de la población, especialmente centradas en: (I) servicios públicos
como los de carácter sanitario, educación, servicios sociales o vivienda, por
ejemplo; (II) las transferencias sociales tales como las pensiones de jubilación,
las prestaciones por desempleo o las ayudas a las familias; (III) las interven-
ciones normativas encaminadas a la protección del ciudadano en su condición
de trabajador (normas sobre salud laboral), de consumidor (protección del
consumidor) o como residente (regulación de carácter medioambiental); y (IV)
intervenciones públicas encaminadas a producir puestos de trabajo de una
calidad adecuada estableciendo condiciones favorables para el sector privado
y, cuando este no tenga capacidad de asumirlos, estimular y facilitar su crea-
ción en el sector público.
Esta descripción inicial presente en Navarro (2004) se corresponde a un
marco homologable de estado del bienestar presente en buena parte de Europa
Occidental desde su fase de creación y desarrollo, pero la realidad histórica
de España provoca que no entre en este grupo de países hasta los años 80
debido al largo período de dictadura. Así, la dictadura y las políticas llevadas
a cabo por la misma, con el correspondiente efecto de path dependence men-
cionado en Gallego, Gomà y Subirats (2003), supone un camino diferenciado
de las bases ideológicas presentes en Europa Occidental asentadas en concep-
tos como el acceso universal a bienes básicos, la presencia de elementos re-
distributivos o la garantía de rentas.
La herencia de la dictadura en España, conjuntamente con Portugal o Gre-
cia, supone que sea posible identificar los siguientes elementos que hacen que
España no disponga de un estado del bienestar homologable al resto de Europa
Occidental, atendiendo a los diferentes tipos expuestos por Subirats y Gomà
(2000), que siguen a Titmuss (1974) y a Esping-Andersen (1990):
Debilidad estructural de la política fiscal.
Implantación escasa y tardía de la relación salarial fordista.
Carácter selectivo y subsidiario, con escaso desarrollo, de la educación
y sanidad públicas.
Práctica inexistencia de las redes públicas de servicios sociales.
LAS POLÍTICAS SOCIALES Y EL ESTADO DEL BIENESTAR
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Estas condiciones, mencionadas por Adelantado y Gomà (2000), marcan
el esfuerzo en el período democrático por diseñar e implementar políticas
públicas encaminadas a la construcción de un modelo de bienestar homologa-
ble, si bien con diferencias con respecto al resto de los modelos asentados en
Europa (modelo liberal, modelo socialdemócrata y modelo democristiano). El
modelo que surge será el denominado modelo de bienestar latino-mediterrá-
neo, ya que no se considera que países como España, Portugal, Italia o Grecia
caminen hacia su integración en ningún modelo previo, sino que conforman
de pleno derecho un modelo propio.
Para Moreno (2001), el modelo latino-mediterráneo puede ser calificado
como una vía intermedia entre los regímenes bismarckianos de mantenimiento
de rendas ocupacionales y los beveridgeanos de cobertura universalista, refle-
jando los países del Sur de Europa unos niveles medios con respecto al grado
de desmercantilización, a las relaciones entre los géneros y al acceso universal
a los servicios y prestaciones del bienestar por comprobación de medios.
En España, la creación del modelo de bienestar se superpone tanto al pro-
ceso de democratización y superación de la dictadura, como a un proceso de
descentralización y redefinición del sistema político administrativo en clave
territorial. Este segundo proceso supone la entrada en juego de unas nuevas
instituciones, las comunidades autónomas que, según Gallego y Subirats
(2011), son consideradas desde su creación como un elemento central del
despliegue del bienestar al contar con las competencias exclusivas en políticas
tan significativas como sanidad, educación o servicios sociales.
Así, en los 20 años transcurridos entre los 80 y el 2000, en los que en la
mayor parte de Europa Occidental se produce un proceso de crisis y evolución
de unas políticas de bienestar asentadas durante más de 30 años, en España
se procede a (I) la democratización; (II) a la creación de las bases político-ins-
titucionales de un modelo de estado del bienestar altamente influenciado por
el pasado inmediato; (III) al repensamiento de estas políticas del bienestar a
raíz de las diversas crisis económicas; (IV) a la integración en la Unión Eu-
ropea como paso histórico; y (V) a la definición de un modelo territorial que
pasa del centralismo autoritario a dotarse de una compleja estructura que lo
obliga, sobre todo para las iniciativas de carácter social, a emprender políticas
públicas en red en un contexto multinivel de difícil integración en una cultura
administrativa marcada por el path dependence.
Con esta situación de partida, Navarro (2004) sostiene la tesis de la exis-
tencia de un importante déficit de gasto público social1 en España con respecto
1 El autor asume en su obra el gasto público social como un indicador de desarrollo de
las políticas sociales y del estado del bienestar, aunque que es posible encontrar debate acadé-
mico sobre la adecuada definición de los indicadores relevantes para la medición comparada

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