Política social e inclusión social.
Autor | Luis Vila López |
Páginas | 13-34 |
INTRODUCCIÓN
El reciente Plan Nacional de Acción
para la Inclusión Social del Reino de
España, Junio 2001-Junio 2003 es
la oportunidad de este artículo que, a la vez,
se beneficia y/o perjudica por mi seguimiento
de estas cuestiones desde hace unos veinte
años. Trataré el contexto teórico que ofrece
mi disciplina (Política Social) y los compromisos
políticos representados en el ámbito de
la Unión Europea y de España en su calidad
de Estado miembro.
Dejo de lado la consideración de la pobreza
en el mundo. Diría, con el Banco Mundial,
que Nuestro sueño es un mundo libre de pobreza
(Banco Mundial, 2001). Y sin embargo
ese escenario mundial está continuamente
presente, aunque no se cite 1. Tampoco quiero
sacar excesivo partido (oportunismo) de los
recientes atentados terroristas de septiembre
de 2001 aunque, ciertamente, es la falta
de inclusión para las naciones y para los individuos
un buen caldo de cultivo del terrorismo
2. Luchar contra niveles de desigualdad
que traen consigo el desprecio, la
marginación y cualquier forma de ciudadanía
de «segunda clase» es ya una forma de
asegurar nuestras sociedades. Resulta realista
aludir a esas convulsiones sociales en la
medida que introducen la preocupación por
la inclusión en la agenda política.
13 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
* Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales.
Universidad Complutense de Madrid.
1 Las estrategias para el alivio de la pobreza experimentan
una evoluciÛn que es v·lida no solamente para
los paÌses en desarrollo, sino que resulta aplicable tambiÈn
a paÌses en estadios m·s avanzados. El informe del
Banco Mundial seÒala las sucesivas estrategias que han
marcado la orientaciÛn de las polÌticas de desarrollo.
SeÒala un primer momento de inversiones de gran envergadura
en capital fÌsico e infraestructuras, que fue el
modelo dominante en los cincuenta y sesenta; con posterioridad
se asiste a una preocupaciÛn adicional por
las mejoras en salud y educaciÛn que caracterizÛ la estrategia
de los aÒos setenta; luego fue el momento de la
mejora de la gestiÛn econÛmica, dando rienda suelta a
las fuerzas del mercado y esa fue la moda predominante
en los ochenta; por ˙ltimo, las teorÌas del ´buen gobierno
ª y la atenciÛn al sector institucional, asÌ como las
cuestiones relativas a la vulnerabilidad de la poblaciÛn
son la nota que predominÛ en los noventa. La actual estrategia
recomendada por el Banco Mundial se apoya
en tres objetivos:1º facilitar las oportunidades, 2º el
empoderamiento (empowerment) a travÈs de la interacciÛn
de los procesos polÌticos, sociales e institucionales,
-
la seguridad, o reducciÛn de la vulnerabilidad. (BANCO
MUNDIAL, 2001, 6).
2 Cuando estoy terminando este artÌculo leo titulares
de prensa del siguiente estilo: ´El Reino Unido propone
un Plan Marshall contra la pobreza mundialî.
AÒade el texto: Seg˙n manifestÛ Tony Blair, de manera
quiz·s un poco mesi·nica, son las diferencias de la riqueza
y el soportar regÌmenes corruptos lo que ha permitido
la eclosiÛn del terrorismo internacional, por ahora
b·sicamente isl·mico pero que podrÌa llegar de
cualquier parte. (Diario ABC, de 18-12-01, p·g.24).
Política social e inclusión
social
LUIS VILA LÓPEZ *
EL LUGAR QUE OCUPA LA
INCLUSIÓN DENTRO DE LA
POLÍTICA SOCIAL
La inclusión social es una exigencia dentro
de una sociedad que quiera merecer ese
nombre: es la sociedad que ni excluye, ni
margina, ni desfavorece, ni «des-privilegia»,
ni empobrece. O sea, que el que es miembro
de esa sociedad forma parte de ella y, por
consiguiente, ni es excluido, ni marginado, ni
desfavorecido, ni carente de privilegios, ni
pobre, ni mísero. Hasta aquí todo normal. Pero
resulta que, desde siempre, en toda sociedad
humana aparece no ya la desigualdad,
sino frecuentemente la «excesiva» desigualdad.
Nos hemos acostumbrado a que la organización
política de la sociedad haga algo al
respecto. Y llamamos Política Social a ese
ejercicio del gobierno de la polis que se preocupa
de «hacer sociedad», es decir, garantizar
que todos los que están en ella sean realmente
miembros de la misma, con una condición
de miembro dotada de las características
consideradas «normales». Hoy no entendemos
un gobierno que no tenga Política Social,
que no se ocupe de «hacer» y re-hacer (volver
a hacer) sociedad, cada vez que ésta se fragmenta
o diluye en exceso. Toda Política Social
está inevitablemente orientada hacia la
inclusión y dispondrá de variados instrumentos
para lograrla. Se llama al conjunto de
esos instrumentos «políticas de inclusión social
». Pero, además, se tendrá que llegar a un
acuerdo sobre «cuánta inclusión social se
quiere», así como si ésta debe distribuirse
igualitaria o equitativamente entre todos los
actualmente excluidos que hay que incluir.
Una distribución igualitaria es de corte universalista,
mientras que una distribución
equitativa tiene en cuenta la dimensión de
proporcionalidad: no son todos iguales.
Deseo aludir a la inclusión desde el terreno
de los principios inspiradores de la misma
y hay que subrayar que esta consideración
de la inclusión en términos de «principios» es
tan relevante como la atención a la eficacia
de los «instrumentos» elegidos para hacer
operativos dichos principios. La razón es clara:
si aquí y ahora nos ocupamos de los instrumentos
que producen inclusión (políticas
coyunturales, planes de inclusión) no podemos
dejar de lado la perspectiva del proyecto
a largo plazo (consideración privilegiada de
los principios) que tiene, como objetivo último,
la creación de una sociedad incluyente.
Esta realización de la sociedad incluyente sería
el sentido más propio de la Política Social,
mientras que la referencia a las «políticas
sociales de inclusión» atañe directamente
a los instrumentos y actuaciones pormenorizados
en un plan de inclusión (Askonas,
2001:297).
Los que estaban peor situados en el abanico
de la desigualdad social han sido centro
de atención en los últimos cinco lustros y
han sido objeto de denominaciones diversas.
El término clásico es el de «pobres», objetivo
tanto del Estado como de la Sociedad civil e,
incluso, de los «mejor situados que ellos» en
la escala de estratificación social para buscar
alivio a esas situaciones. Conviene tener
presente el momento en que la percepción
social de la miseria fue objeto de sondeos 3 y
ESTUDIOS
14 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
3 VÈase COMMISSION DES COMMUNAUT'S EUROPEENNES
(1977). Entre otros factores Èste fue un determinante
del primer programa europeo de lucha contra la pobreza.
En efecto, en 1981 la ComisiÛn envÌa un Informe al
Consejo sobre el ´Primer programa de proyectos y estudios
pilotos para combatir la pobrezaª [COM (81) 769
final]. Cada uno de los Estados miembros tenÌa realizado
su estudio, bajo diferente metodologÌa, para estimar
el n˙mero de pobres. EspaÒa se sumÛ a este compromiso
desde dos vÌas diferentes e inicialmente coordinadas:
la que se realizaba en el Instituto de Estudios Laborales
y de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo
y la que la D.G. de AcciÛn Social de mismo Ministerio
financiaba a Caritas y realizaba la empresa EDIS. Los
dos equipos trabajamos sobre idÈntico cuestionario pero
diferente metodologÌa y muestra. En 1984 Caritas
publica su famoso informe y el del Ministerio (tengo la
satisfacciÛn de considerarme entre sus promotores, autor
de la redacciÛn final y defensor de sus conclusiones)
no ve la luz p˙blica, por mucho que estuviese sobre las
mesas de muchos polÌticos y sindicalistas. El Instituto ya
habÌa desaparecido y el protagonismo lo llevaba la D.G.
produjo un resultado que fue a la vez crudo y
estimulante, porque la distribución de recursos
era de tal tipo que la pobreza apenas
era visible, a excepción de aquellos que la
experimentaban en su propia existencia. Política
y, a la vez, socialmente se descubrió
que era mucha la población que estaba «fuera
» y ése fue el detonante de una lucha contra
la pobreza que se pretendió más organizada
y científica. Volvió a revivir una
antigua tradición investigadora 'no entro
en si era movida por la compasión o por otro
tipo de sentimientos morales sobre cuya teoría
nos ilustró A. Smith- acerca de qué es pobreza,
el número de pobres existente y las
medidas para reducir la pobreza (lo que se
puede hacer para que sean menos pobres
que, por supuesto, no es lo mismo que pretender
que sean ricos). Hoy hemos llegado a
saber mucho sobre la pobreza, pero sigue habiendo
pobres. El conocimiento todavía no
ha llegado a la transformación de la sociedad.
Toda sociedad tiene, hoy como siempre,
su porcentaje de pobres.
Si seguimos con la perspectiva histórica
hay que señalar cómo, en los mediados setenta
despunta una denominación que hoy
nos resulta más familiar: al lado de la pobreza
'los que no tenían, los que estaban «privados
de»- aparecieron los excluidos, que eran
una forma de inventariar los colectivos de
gente que «estaba fuera» y que estaba mal,
no necesariamente por penurias financieras.
De tal forma que podría decirse que debemos
los pobres a los ingleses, los excluidos a los
franceses y los de la infra-clase a los norteamericanos
4.
Esta nueva terminología no impedía que
pobre
, en España, fuera durante mucho
tiempo sinónimo de mendigo callejero y solicitante
de ayudas ajenas, incluso con localizaciones
urbanas determinadas. Puede comprenderse,
cuando se revisa la historia de la
investigación, que ningún gobierno en España
iba a permitir que se le contabilizaran como
pobres a aquellos que no eran «pobres de
verdad». Quizá se recuerde la antigua y estéril
polémica entre Gobierno y representantes
de la sociedad civil en torno a los ocho millones
de pobres. Lo cierto es que finalmente los
denominados «pobres» desaparecieron del escenario
político-administrativo para dar paso
a los excluidos.
El último acto al que asistimos es la aparición
continua, en todas las reivindicaciones
sociales y en muchas propuestas políticas, de
los «includendos»: los que «hay que incluir»
(¡perdón por el barbarismo!). Es una presencia
continua que se formula como una preocupación
por segmentos de población que deberían
ser incluidos, pero también como una
especie de placebo moral ya que, a la postre y
como consuelo para los intranquilos, siempre
habrá formas y niveles de inclusión para todos
los gustos. La inclusión se presenta como
algo graduable, dentro de una escala que no
llegará a modificar excesivamente la desigualdad
generada por una sociedad que decide
ser universalmente protectora (derechos
y titularidades para todos los que vivan en
ella) pero con niveles diferenciados de seguridad
y protección. En la historia de la acción
social es un tema recurrente el del mérito,
los que «merecen» ser ayudados y los que
prácticamente deben ser dejados a su suerte
porque, simplemente, pagan des-inversiones
de su vida pasada.
LUIS VILA L'PEZ
15 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
siÛn y sus desarrollos conceptuales franceses y anglosajones,
que emplean el concepto con contenidos diferentes.
En los capÌtulos que esta obra dedica a los enfoques
adoptados en los Estados miembros respecto a la
exclusiÛn social no aparece el caso espaÒol, como es
costumbre.
de AcciÛn Social, portadora entonces de otros proyectos
polÌticos m·s que del debate y defensa intelectual
del trabajo que habÌamos hecho con la suficiente asesorÌa
internacional (universidad de Amberes). Por esta razÛn
no aparece en ninguna de las revisiones bibliogr·ficas
sobre estudios de pobreza en EspaÒa, la ˙ltima la de
CANT' et al. (2001:25-94).
4 La obra reciente, coordinada y dirigida por MAYES,
BERCHMAN & SALAIS (2001) documenta y amplÌa en sus
capÌtulos 2, 4 y 10 la apariciÛn del concepto de exclu-
Los últimos balances de final de siglo y
principio de milenio destacan la incapacidad,
después de cien años de Estado protector y
tutelar, para dar seguridad a todos. A medida
que el pacto social de la posguerra envejecía,
volvían a aparecer los gigantes o fantasmas
contra los que Beveridge quiso luchar.
Por ejemplo, el paro, aunque ya no el hambre
o la enfermedad (al menos en la Unión Europea);
también se hacían cada vez más visibles
las muchedumbres excluidas del tren
del bienestar, lo mismo que las desigualdades
crecientes entre nosotros (primer mundo)
y los demás mundos.
En resumen, por eso preocupa tanto la inclusión,
puesto que es la tarea no cumplida
que hoy, entre otras demandas pero también
como síntesis de la mismas, se presenta como
una exigencia ante los políticos y administradores
sociales. Lo que en otro tiempo
fue tema residual se ha convertido en foco de
atención de la política social 5.
Y sin embargo no es la primera vez que la
inclusión se propone como operación política
de gran alcance. Un antecedente español de
la moderna inclusión puede considerarse, a
principios del siglo pasado, la voluntad de
abrir el acceso de las nuevas masas a la vida
política y social 6, por una exigencia de justicia,
gracias a la cual se puso en marcha la
moderna legislación de protección del obrero,
embrión de la futura protección social y de lo
que más adelante se llamará Estado de bienestar.
Se comenzaba a originar lentamente
una preocupación política que no pretendía
crear una fuente bien surtida de recursos
frente a todas las necesidades (suministro de
recursos siempre agotables, característico
del «welfarismo»), sino que perseguía un
planteamiento reformista acerca de qué sociedad
había que alumbrar para enfrentarse
a ese reto de las nuevas masas sociales y
también qué tipo de ciudadano era condición
imprescindible para lograrlo 7.
Hoy, agotadas las provisiones (prestaciones,
bienes o servicios) o en trance de estarlo
(debido a la multiplicación de las titularidades
o «entitlements») la mirada se vuelve hacia
los primeros planteamientos reformistas,
sin abandonar las provisiones que deban seguir
suministrándose, dado que «la urgencia
apremia». Probablemente habrá que dejar el
sueño universalista y concentrarse en la necesidad
probada (means test o prueba de re-
ESTUDIOS
16 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
5 Es muy indicativa la abundancia de literatura sobre
el tema de la pobreza y la exclusiÛn en los ˙ltimos
aÒos. Ya no tiene mÈrito hacer acopios bibliogr·ficos, sino
la revisiÛn de la agobiante literatura obtenida. Hay
revistas especÌficamente dedicadas al tema (Journal of
poverty, por ejemplo), y equipos de trabajo en muchos
centros de investigaciÛn y gabinetes ministeriales (dos
referencias inglesas: el Centre for Analysis of Social Exclusion
en la London School de EconomÌa http://
rlab.Isc.ac.uk/CASE.asp y el Social Exclusion Unit para
ayudar la acciÛn de gobierno contra la exclusiÛn
http://www.cabinet-office.gov.uk/seu/index). Quiero hacer
referencia al IV Programa Marco de investigaciÛn en
la UniÛn europea; bajo el tÌtulo ´ExclusiÛn social y protecciÛn
social: el futuro papel de la UniÛn Europeaª, el
TSER (Targeted Socio-Economic Research) ha trabajado
en torno a quÈ ayuda a combatir la exclusiÛn social y
cÛmo incardinar las propuestas polÌticas para promover
la inclusiÛn dentro de una visiÛn de m·s alcance que la
sugerida por el binomio bienestar y empleo. El proyecto,
financiado por la UE, se articula sobre tres ejes: conceptos
y valores, procesos y polÌticas. Es de esperar que
por la lÌnea 1 del recientemente aprobado programa
quinquenal comunitario llegaremos a saber mucho m·s
sobre la exclusiÛn.
6 Este problema, esta gran crisis, es producida por el
nacimiento de una clase a una nueva vida, por el advenimiento
del cuarto estado a la vida social en todas sus
manifestaciones. AsÌ es la frase textual de GUMERSINDO
DE AZC¡RATE (1840-1917), destacado representante del
reformismo espaÒol y alma del Instituto de Reformas
Sociales, precedente del Ministerio de Trabajo. (AZC¡RATE,
1933:36 y 201-282).
7 En la vida econÛmica se manifiesta la decadencia
moral en el predominio casi exclusivo en ella del egoÌsmo
individual. Parte por la propagaciÛn de los principios
de cierta escuela, parte por la preocupaciÛn reinante
que en este orden impera, casi en absoluto, el interÈs
personal, la verdad es que las consideraciones morales
no se toman en cuenta sino como un elemento de conveniencia
para el logro ulterior de las empresas econÛmicas...
El interÈs es un mÛvil en verdad legÌtimo, pero a
condiciÛn de que se someta y subordine en todo caso a
la razÛn y al deber (AZC¡RATE 1967:233-235).
cursos), porque no se puede llegar a todos por
igual, ni cuantitativa ni cualitativamente.
Ciertamente es y será, mientras tanto, una
sociedad «dura» y difícil, de lógicas revueltas
de los que pierden su seguridad y necesitan
provisiones y que nadie va a negar en las democracias
industriales, pero cuya cuantía es
de temer que sea inversamente proporcional
al incremento de beneficiarios. El ruido de la
calle y las lunas reventadas, que nos traen
los medios de comunicación hasta nuestra
sala de estar, no requieren sofisticados razonamientos
teóricos.
Allegar suministros o facilitar recursos
evidencia diariamente que la provisión resulta
cara, pero tampoco la reforma 'la otra
alternativa- es inmediata o fácilmente previsible.
Hay que buscarla en los rincones de la
ou-topía (el «no-lugar») porque lo que hoy no
tiene «topos» (lugar) habrá de traerse desde
el pasado... o desde donde sea, para hacerle
un topos aquí y ahora. La tarea es muy imaginativa
y se le denomina hoy de muchas
maneras: el nuevo contrato social, las condiciones
de la ciudadanía en un contexto global,
la reanimación de los valores políticos, la
prioridad de los suministros de educación, la
búsqueda de lucidez ante el acoso consumista
y las distorsiones del valor de uso. Basten
estos ejemplos como test de actualidad de
nuestro planteamiento.
En estas páginas introducimos los «planes
nacionales de inclusión» y queremos responder
de otra manera a las contestaciones, tantas
veces suministradas, de que «mejor es eso
que nada», porque ante ese fatalismo o resignación
creemos que debe quedar en el aire
otra pregunta que, ya al formularla, apunta
la existencia de respuesta alternativa. Me refiero
al deseo, que puede expresarse de muchas
formas y en muchos contextos, y que
sencillamente dice: «'y no hay otra cosa?» 8.
LAS POSIBLES PROPUESTAS
POLÍTICAS DE INCLUSIÓN
La gestión de lo político suele ir de la mano
de los intereses económicos, asumiendo
como propios de la sociedad los intereses que
derivan de los postulados económicos. La política,
en este supuesto, apoyará medidas
protectoras que hagan compatibles los intereses
mayoritarios de la población, que ve
amenazada su seguridad debido a su fragilidad
social y económica, con los intereses de
otra parte de la población que quiere una
competitividad para la que resulta conveniente
arrojar lastre. Aparece en el debate
político un tema de «proporciones»: no puede
eliminarse todo lo que limita, hay que pagar
unos costes que, como siempre, se querrán
minimizar. En cierto sentido, esa liberación
de carga y el aligeramiento producido se invocarán
para justificar medidas crecientes
de asistencialización como única vía para
asegurar el futuro.
Pero, a sensu contrario, la política puede
también llevar de la mano a los representantes
de los intereses económicos. Cuando ambos
poderes son globales es más sencillo, pero
si únicamente se globalizan los poderes
económicos mal lo tendrán los poderes políticos,
vulnerables ante la opinión y sometidos
a la perentoriedad de los plazos electorales.
Y, sin embargo, «debe haber» políticas y políticos
con voluntad de autonomía respecto al
poder de la economía. Debe ser posible sintonizar
con demandas crecientes de participa-
LUIS VILA L'PEZ
17 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
actuales formas de inclusiÛn limitada, en los ˙ltimos
veinticinco aÒos. En esa historia aparecer·n nombres
(polÌticos, partidos, instituciones de la vida social y ciudadana,
asociaciones de perjudicados, grupos de presiÛn
o de intereses p˙dicamente escondidos o vergonzosamente
exhibidos), fechas, datos, an·lisis, ensayos
microsociales de laboratorio que servir·n para entender
mejor lo que tenemos e ilustrarnos sobre lo que se puede
hacer y lo que ya no se puede esperar. No descarto
de esta historia que destaque e ilustre el permanente
acoso a tradiciÛn altruista y benÈfica (caridad), nunca
entendida y m·s malÈvolamente vulgarizada.
8 Una interesante historia, creo que todavÌa por escribir,
narrar· alg˙n dÌa el crudo travestismo de la imagen
social de la pobreza y sus antÌdotos hasta llegar a las
ción y articular ese apoyo, con un empeño
educativo grande, para una mayor promoción
del demos, para una intensificación de
la democracia. La política es, en este último
caso, la característica de aquellas redes supranacionales
capaces de aglutinar todo tipo
de organizaciones con liderazgo, sin ningún
tipo de complejos, sin hipotecas del pasado.
El romanticismo revolucionario, lo mismo
que la pretensión de pureza en materia de
prejuicios históricos, no sirven frente a la
claridad de una cuenta de resultados.
Estas dos propuestas posibles (política
que secunda a la economía y política que gobierna
a la economía) ayudan a ver el contexto
en que se toman las iniciativas para la inclusión,
dependiendo de la situación en que
se encuentren la Unión Europea y España, a
la hora de postularse como sociedades de inclusión.
Reviste igualmente un gran interés
conocer la disposición del ciudadano español
y europeo a «pagar la cuenta» en favor de esa
autonomía de la propuesta política. La solidaridad
presenta con mucha frecuencia una
costosa factura.
Tenemos muy cercano el ejemplo del más
ambicioso proyecto de inclusión: la ampliación
de la Unión Europea hacia el Este.
Cuando el Consejo de Niza (diciembre 2000)
lanzó un debate sobre el futuro de la Unión 9
estaba invitando a definir el tipo de Unión
que se deseaba. Las recientes quejas de la
presidencia belga (noviembre 2001) sobre el
distanciamiento popular respecto al proyecto
europeo reflejan los debates inevitables
en cualquier sociedad que quiere poner énfasis
en la inclusión: hasta dónde y a qué precio.
A partir de un planteamiento basado en
los intereses económicos como motor de empuje
de las decisiones políticas el resultado
es la decepción de unos (falta de entusiasmo
en gran parte de los ciudadanos de los Estados
miembros) y la desilusión de otros (conciencia
de los costes humanos y sociales de la
integración con los «ricos» materialistas occidentales).
Desde el planteamiento de los intereses
políticos, con plena conciencia de la carga
económica que se asume, la «inclusión» nueva
puede promocionarse como un enriquecimiento
que trae la diversidad étnica, cultural
y espiritual del continente, en lugar de la
homogeneidad a que daría lugar la imposición
de los estándares occidentales. Es un
enriquecimiento «costoso», porque la cohesión
social exige tomarse en serio la vida en
solidaridad, como instrumento para atenuar
las desigualdades y las diferencias excesivas
de nivel de vida. Un modelo realmente inclusivo
no encaja bien con políticas de «dos velocidades
», ni con divisiones entre los triunfadores
y los fracasados. La solidaridad
característica del modelo europeo tiene un
precio. Un objetivo simple, como sería la mera
ampliación del mercado, puede ahorrarse
ese coste 10.
ESTUDIOS
18 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
9 El futuro de Europa- Debate, en http://europa.eu.
int/futurum/index_es.htm.
10 En su momento JACQUES DELORS puso en marcha
un modesto proyecto denominado ´Un alma para Europa
ª, dentro de su CÈlula de Prospectiva. Determinadas
alergias fueron reduciendo con posterioridad el proyecto.
Hoy hay que estar al tanto del Grupo de Asesores
del Presidente de la ComisiÛn, concretamente
en el ·rea ´Di·logo con las religiones y humanismos
ª. He dicho intencionadamente ´alergiasª, porque
hay p·ginas poco consultadas sobre temas europeos y
que sin embargo recogen una influencia nada desdeÒable
en millones de europeos. Aludo al sitio de la Conferencia
de las Iglesias Europeas ( ) y al del Consejo de Conferencias Episcopales
Europeas (episcopados de la Iglesia CatÛlica ). Hay m·s. Pero temas referentes a cuestiones
europeas y que est·n cargados de valores no pueden
ignorarse. Por ejemplo, para comprender mejor las
reacciones de muchos europeos ante la ampliaciÛn de
la UE y la necesidad de cohesiÛn social, pueden leerse
las orientaciones del reciente documento de la Conferencia
de Iglesias Europeas (CONFERENCE DES ECLISES EUROPEENNES
2001). O sobre la InmigraciÛn, o sobre el di·-
Eso es precisamente lo que subrayan muchos
analistas sociales contemporáneos
(Touraine, A. 1994 y 1999; Castells, M. 1997-
1999; Dahrendorf, R. 1962, 1991, Habermas,
J. 1997, 1999) al reclamar un énfasis en la
centralidad de la política 11. La inclusión social
tendrá que ir mucho más lejos que donde
la llevan las curas paliativas de una sociedad
excluyente que nada más busca que mejorar
sus resultados. No deseo aludir a los tópicos -
sin posibilidad de réplica debido a las coyunturas
emocionales que despiertan- lanzados
en tantas arengas populistas: el sistema económico
sin sentimientos, el neoliberalismo
que nos invade, la perfidia del mercado, el
satanismo del Imperio y otros desahogos verbales
semejantes. Con mucha más sencillez
propongo el sencillo descubrimiento de que
las políticas sociales contra la exclusión están
enquistando en el cuerpo de la sociedad diferentes
grados de pertenencia social de tal forma
que podría decirse que la exclusión aparece
más como un fatum que como un factum
(Aganzo y Renes, 2001:35-36).
Algún día veremos cómo las tendencias
económicas mundializadas (globalización)
terminarán por ser acreedoras del nuevo hacer
de los políticos, pues están logrando situar
los problemas cotidianos de la gestión
político administrativa a un nivel superior
(el de los principios y valores que sostienen
la inclusión). Será ése el nivel en que las
cuestiones de inclusión no se solucionan sencillamente
haciendo más accesible la cesta
de bienes y servicios; se requerirá el cultivo
de la identidad, la seguridad, la pertenencia.
Un nivel político superior que significa «prestar
atención a» y no sólo remediar problemas
derivados de
. En consecuencia puede decirse
que estamos cada vez más ante una política
real de inclusión que ya no es solamente
competencia del gobierno que corresponda,
sino una tarea inexcusable de ciudadanía activa.
La política de inclusión desborda así la
etiqueta de «problema del gobierno».
LA PROPUESTA RECIENTE DE LA
UNIÓN EUROPEA
Las conclusiones de la Presidencia, en el
Consejo Europeo de Lisboa (23-24 de marzo
de 2000), no mencionan la «inclusión». Se dice
que, ante la mundialización y para una
economía basada en el conocimiento, la
Unión Europea debe determinar los cambios
en coherencia con los valores y conceptos de
la sociedad. Determinar qué cambios es lo
mismo que buscar la modernización del bienestar
social y de los sistemas educativos... emprender
reformas sociales y económicas, combinando
competitividad y cohesión social.
Atención al propósito: es necesario, para crecer
económicamente con más y mejores empleos
y con mayor cohesión social, modernizar
el modelo social europeo mediante la
inversión en capital humano y la lucha contra
la exclusión social (Consejo Europeo de
Lisboa, Conclusiones de la Presidencia, números
1, 2, 4 y 5).
La Unión Europea entiende que la lucha
contra la exclusión caracteriza el modelo social
modernizado. (La referencia al «modelo
social» 12 es repetitiva en los documentos comunitarios,
por más que a la hora de concretar
en qué consista no se va más allá de
generalizaciones sobradamente conocidas).
Modernizar el modelo europeo es una condición
para crecer y, además, una garantía para
hacerlo de forma cohesionada. El modelo social
europeo 'se dice- tiene como distintivo un
sistema muy desarrollado de protección social,
gracias al cual se puede pensar ya en el
LUIS VILA L'PEZ
19 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
12 Una documentaciÛn muy reciente la que se ha
producido durante la presidencia belga dentro de sus
prioridades ´Social Ambitions for Europeª. Vid. VANDERBROUCKE,
F. (2001).
logo con el Islam en Europa y otros asuntos de responsabilidad
com˙n.
11 Ser· Èste uno de los ´pilaresª que presentaremos
en las conclusiones. (Vid. RODRÕGUEZ CASTEDO 2000:26-
27).
paso a una economía basada en el conocimiento.
(Hay que diferenciar si se está hablando
del modelo social que caracteriza a los Estados
miembros de la Unión 'que es ciertamente
un modelo europeo- o si se hace la referencia
al modelo de la Unión Europea «en cuanto
tal», porque este último, en la medida en que
puede considerarse real, es mucho más tímido
en alcance y en sus perspectivas de desarrollo).
Con los matices anteriores sí que se puede
afirmar que la modernización de la protección
social, se vincula a un Estado activo de
bienestar. Y un Estado «activo» no es un Estado
pasivo o «subvencionador», sino aquel
que recompensa el trabajo, garantiza su viabilidad
ante el envejecimiento, promueve la
integración social. Es decir, integra por el
trabajo y mira continuamente al empleo 13.
La promoción de la integración social resulta
urgente, además, por el inaceptable número
de personas que viven en la Unión por
debajo del umbral de pobreza y excluidas socialmente.
Ese número inaceptable está en
contradicción con el modelo social anunciado;
por ello conduce a promover un acceso más
amplio a los conocimientos y oportunidades y
luchar contra el desempleo: la mejor salvaguardia
contra la exclusión social es un trabajo
(Conclusiones... números 31-34).
El Consejo de Ministros (Empleo y Política
Social), en su reunión de 17 de octubre de
2000, remitió al Consejo Europeo de Niza los
objetivos adecuados para luchar contra la
exclusión social y eliminar la pobreza, a partir
de las orientaciones de los Consejos Europeos
de Lisboa y Feira, proponiendo cuatro
objetivos, sin perjuicio de que quedase bien
claro que la lucha contra la exclusión social
es ante todo responsabilidad de los Estados
miembros y de sus autoridades nacionales,
regionales y locales, en conexión con el conjunto
de agentes interesados, especialmente
los interlocutores sociales y las organizaciones
no gubernamentales. Estos objetivos son:
1) fomento de la participación en el empleo y
del acceso a los recursos, derechos, bienes y
servicios por parte de todos; 2) prevención de
los riesgos de exclusión; 3) actuación a favor
de los más vulnerables; y 4) movilización de
todos los agentes. Para instrumentar dichos
objetivos los Estados miembros son invitados,
antes de junio de 2001, a presentar un
plan de acción bianual donde queden reflejadas
las prioridades de cada Estado miembro
conforme a esos objetivos. La Comisión elaborará
un Informe Conjunto a partir de los
planes nacionales identificando las buenas
prácticas y los enfoques innovadores.
El Informe de síntesis es la Comunicación
de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo,
al Comité Económico y Social y al Comité
de las Regiones. Proyecto de informe
conjunto sobre la integración social14, que debe
ser completado con la lectura de los planes
nacionales y suministra claves para
ajustar la importancia de dichos planes nacionales
y la que les confiere su utilización
por la Unión, dentro de su estrategia de cooperación.
Algunas de estas claves serían las
siguientes:
-
Los Planes nacionales de acción sobre
la inclusión social (NAPincl) se presentan como
el nuevo hermano «gemelo» de los Planes
nacionales de acción sobre el empleo (NAPempl)
(Bruselas, comunicado de prensa de
23 de febrero 2001).
-
Dentro de la función de fomento de la
cooperación, la articulación de los planes y
de los actores será el «nuevo método abierto
ESTUDIOS
20 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
13 El empleo dista mucho de ser toda la soluciÛn,
como seÒalan muchos analistas. La din·mica laboral se
convierte frecuentemente en factor de exclusiÛn. La inseguridad
y precariedad reducen el desempleo, pero
no solucionan la exclusiÛn. VÈanse textos de la cita 23.
14 Llama la atenciÛn que mientras que la primera
p·gina del documento es Informe conjunto sobre InclusiÛn
Social, COM(2001)565, en la segunda p·gina del
texto resulta que el informe trata sobre la integraciÛn
social.
de coordinación para promover la inclusión
social» o el «método abierto de coordinación
en materia de integración social» (traducción
oficial en español).
-
Se considera que se ha dado un «avance
significativo en la elaboración de indicadores
comunes para medir la pobreza y la exclusión
en todos los Estados miembros»
-
No se evalúa la eficacia de los sistemas
ya en funcionamiento, sino que se analizan
simplemente los planteamientos de los Estados
miembros, prestando atención a la «calidad
del análisis, la claridad de los fines y objetivos
y la existencia de un planteamiento
estratégico e integrado».
-
En el nuevo método abierto de coordinación
se insta a trabajar juntos para la integración
social de las políticas aplicadas al
empleo, la protección social, la salud, la vivienda,
la educación.
-
Gracias a los planes y a los indicadores
elaborados para conocer, medir y combatir
la exclusión se promoverá el intercambio
de buenas prácticas y el aprendizaje a nivel
comunitario.
-
A partir de 2002 se pondrá en marcha
un programa quinquenal de acción comunitaria
sobre integración social. (Vid. más adelante).
-
Para que los Estados miembros constituyan
sociedades integradoras «debe mejorar
considerablemente el reparto de recursos y
oportunidades en la sociedad para garantizar
la integración y participación social de
todos los ciudadanos, así como el respeto de
sus derechos fundamentales».
-
Con el reparto aludido se incluye otra
aspiración. La mayoría de los planes nacionales
tienden a concentrarse en medidas y
programas políticos existentes, en lugar de
exponer nuevos planteamientos políticos
(itálicas mías).
-
No debe perderse de vista que, de
cara a la elaboración de una futura estrategia
de promoción de la integración, es fundamental
tener en cuenta las limitaciones
financieras (el aumento de las inversiones
debe estudiarse en el contexto de los compromisos
presupuestarios nacionales, de las
Orientaciones generales de política económica,
del Pacto de estabilidad y crecimiento y,
también, de las Directrices de empleo). O
sea, unas limitaciones y condicionamientos
que, no por esperadas, dejan de dificultar paralelamente
los enunciados (supra) como posibles
nuevos planteamientos políticos.
Quienquiera que acostumbre a seguir estos
temas desde hace tiempo seguramente
concederá que poca cosa nueva hay en todo lo
anterior. Más aún, no logrará evitar un posible
disgusto ante la lectura de «su» plan nacional
y los comentarios que acompañaron su
aparición 15. Pero, sobre todo, se persuadirá
LUIS VILA L'PEZ
21 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
15 Imagino que habr· m·s manifestaciones de este
estilo, pero una propuesta explÌcita de principios Èticos
es inevitable si se formula una alternativa social m·s integradora
y niveladora de diversidades. M·s que ´facilitar
ª las vÌas de acceso a los retrasados, la ˙ltima intenciÛn
es que no sean necesarias esas vÌas o atajos...
porque apenas hay quienes se retrasen en una sociedad
´diferenteª. No es accidental que los promotores de esa
´sociedad diferenteª sean siempre los que apenas
cuentan en el modelo vigente. Por ello, la propuesta explÌcita
de principios Èticos y, por consiguiente, el criticismo
m·s radical ante los planteamientos conservadores
de los planes de inclusiÛn de tipo insertista (facilitar
el acceso) se encuentran en publicaciones marginales,
en la periferia de los centros de poder y decisiÛn. En
boletines y revistas de difusiÛn muy minoritaria se encuentran
estas voces. Por ejemplo, los comentarios de
la revista de los jesuitas espaÒoles, RAZ'N Y FE (editorial
´El Plan nacional para la inclusiÛn socialª, julio-agosto
2001, 27-32). TambiÈn un boletÌn mensual de una Caritas
diocesana (´Plan de acciÛn para la InclusiÛn social
ª, en CR'NICA DE LA SOLIDARIDAD, Caritas de Valencia,
nº 44, junio 2001, p·g. 3). No me resisto a hacer accesibles
dos citas sobre manifestaciones y causas de la exclusiÛn.
ï La pobreza y la exclusiÛn son enfermedades del
cuerpo social. Los pobres no son fruto natural de
la digestiÛn social que hay que segregar en lugares
higiÈnicos por razones de salud y estÈticas. No son
del papel absolutamente residual que juegan
estas cuestiones de la inclusión social, la pobreza,
la exclusión 'o como se las quiera llamar
' en la agenda política real, al margen
de las declaraciones más o menos solemnes.
Como resumen, creo que no se avanza, la
agenda política cambia en cada Consejo y, de
relleno, aparecen los temas de siempre a los
que ningún político responsable puede volver
la espalda cara a su electorado. En este momento
está en marcha el «debate sobre el futuro
de Europa», Niza fue el reparto de poder
en la Unión ampliada y su «agenda social»
deja poco espacio a la innovación.
El Consejo Europeo de finales del 2001, en
Laeken, tenía que llevar una cartera de encargos
muy abultada, al menos por los compromisos
que se le habían ido fijando en estas
materias sociales. Las conclusiones de la
Presidencia en el Consejo Europeo de Laeken
(14 y 15 de diciembre de 2001) hacen
una referencia al modelo social europeo (nn.
25-30) diciendo que hay que concretarlo y sugiriendo
dichos puntos necesitados de precisión:
la legislación social, los servicios de interés
general, el principio de igualdad, la
erradicación programada de la pobreza, la
coordinación de regímenes de seguridad social
16.
EL PLAN DE INCLUSIÓN DEL REINO
DE ESPAÑA
El texto del Plan va inserto, me dicen, en
la Documentación de este número de la revista.
Es lo que me deja las manos libres para
no tener que hacer ningún resumen o presentación
detallada. Pero quiero de entrada
preguntarme, a pesar de la desilusión de algunos
y los cruces de críticas de otros, 'qué
hubiera sucedido sin la invitación comunitaria
a elaborar los planes nacionales de inclusión?
Afirmamos de antemano que España, como
todos los Estados de la Unión, dispone ya
de instrumentos para facilitar la inclusión y
evitar la pobreza o la exclusión. El propio
texto del Plan, sin embargo, ya subraya el
carácter poco usual que reviste la propuesta
política de inclusión que dio lugar al Plan,
porque no hay precedentes de planes de este
estilo, bien porque las acciones referidas se
consideraban propias de los planes de empleo,
bien por la atomización administrativa
de las competencias o, incluso, por la gestión
local o autonómica de muchas actuaciones.
Se hace esta precisión porque yendo al conte-
ESTUDIOS
22 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
16 El Anexo I de las Conclusiones de la Presidencia
es una declaraciÛn sobre el futuro de la UniÛn. De cara
a la preocupaciÛn por un modelo de sociedad m·s cargado
de algunos valores quiero destacar alguna de sus
afirmaciones: 1) ´Europa debe asumir su responsabilidad
en la gestiÛn de la globalizaciÛnª; 2) Europa debe
ser ´una potencia que quiere enmarcar Èticamente la
mundializaciÛn, es decir, ponerla en un entorno de solidaridad
y desarrollo sostenibleª; 3) el ciudadano europeo
´pide resultados en el ·mbito del empleo y la lucha
contra la pobreza y la exclusiÛn social, asÌ como en el
·mbito de la cohesiÛn econÛmica y socialª.
Ûrganos enfermos de los que se pueda prescindir
... la pobreza y la exclusiÛn son, como la fiebre, un
sÌntoma. Se pueden disminuir sus molestias sin
erradicar la enfermedad del organismo, del sistema
social. Medidas a concretar para facilitar la inclusiÛn
por el trabajo, el acceso a la vivienda, a la
educaciÛn, a la asistencia sanitaria ...-lÌneas de actuaciÛn
previstas en el plan- pueden ser cubitos de
hielo para evitar que el malestar de los excluidos
nos moleste. (revista de Caritas-Valencia).
ï Este plan es profundamente insertista y las pruebas
est·n en que el amplio diagnÛstico que se realiza
no pregunta por las causas de la exclusiÛn, sino
que simplemente presenta a personas que ´no
pueden accederª. La palabra exclusiÛn ha sido reducida
a un nuevo asistencialismo desde la clave
de la inserciÛn: se trata de crear cuotas para la
participaciÛn de los ´excluidos´ en el sistema, no
de revisar el sistema ni parar la producciÛn de excluidos.
Este nuevo asistencialismo ya no busca
sÛlo dar ´ayudasª sino ´dar posicionesª a los excluidos
dentro del sistema general. (revista RAZ'N
Y FE).
ï TodavÌa me atrevo, en la enÈsima correcciÛn del
manuscrito, a citar la reciente viÒeta del El Roto (EL
PAÕS, 22 de enero de 2002) que dibuja, en su irrepetible
estilo, el desag¸e de excluidos del sistema.
nido, más que a la novedad de la presentación
conjunta
, una somera revisión de la
lucha contra la pobreza y exclusión nos llevaría
a mencionar para el caso de España las
pensiones no contributivas (con la ambición
de «cerrar» el Sistema de Seguridad Social),
las iniciativas autonómicas para una garantía
universalista de ingresos mínimos y de
itinerarios de inserción, el Plan concertado
de servicios sociales básicos, la red autonómica
de servicios sociales tanto generales como
especializados 17. Por consiguiente, 'qué
más podía esperarse, respecto a los contenidos,
en este nuevo Plan de inserción?
La referencia 'no me atrevo a hablar de
debate
, si delimito esa referencia a los comentarios
en nuestro país' a la exclusión e
inclusión es muy copiosa, debido a la confluencia
de los intereses de los políticos con
las demandas de tantos que, fuera de las estructuras
políticas tradicionales, hacen de la
lucha contra la pobreza su logotipo de marca.
En la sociedad civil la protesta contra la pobreza
ha constituido un elemento que aglutina
las organizaciones más heterogéneas. En
el período más reciente hemos presenciado
en el amplificador mediático sus manifestaciones
visibles y algo 'muy poco- de sus contenidos.
Valdría recordar el dicho popular
(«Mucho ruido y pocas nueces») porque, aunque
todo contribuye a hacer ruido, caen muy
pocas nueces: el dueño del nogal no lo permite
y, además, tiene muchas formas de impedirlo.
Por ejemplo, todo el apoyo político y
publicitario prestado a cuestiones de pobreza
y exclusión, en la dirección marcada por los
objetivos comunitarios, resulta «rentable»: se
airea una preocupación política por la población
excluida y se desvía la mirada de las
causas de esa exclusión, como es el modelo de
crecimiento y la distribución del poder 18. El
apoyo mediático también puede servir para
esconder cómo el tradicional y soñado Estado
de bienestar se transmuta en un humilde y
no confeso Estado asistencial y discriminador.
Es igualmente útil para no tener que
responder a los retos que, en el futuro, presentará
la mundialización a lo que quede del
Estado social 19.
Se ha hablado muy poco del Plan, ni por
parte de sus promotores (el Gobierno) ni por
sus críticos e ignoro a qué se debe esa estrategia,
bien sea por sencillez, por conciencia de
que sus planteamientos son evidentes, por
urgencia de otras prioridades, por ausencia
de una contestación preocupante de tipo político
o civil. En definitiva, no lo sé y mis conjeturas
no tienen excesivo valor, aunque haga a
continuación algunas precisiones, a partir de
los enunciados que se contienen en el Plan.
El marco conceptual y político al que se
dedican las primeras páginas del Plan español
destaca algunos elementos que dicen mucho
más que su tenor literal o contexto. Por
ejemplo, la exigencia de abordaje integral
más que tratamiento unidimensional de la
LUIS VILA L'PEZ
23 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
17 Puede verse el informe del CES (2001:cap. 3).
TambiÈn, sobre el papel de los servicios sociales en la
lucha contra la exclusiÛn, ROLD¡N GARCÕA, E. (2001) y
GUTI'RREZ RESA, A. (2001).
18 Para potenciar la creaciÛn de m·s y mejores empleos
es necesario apostar por un modelo de crecimiento
que, en contraste con el actualmente vigente, pueda
generar m·s puestos de trabajo y redistribuir de manera
m·s armÛnica y equitativa la riqueza, potenciando niveles
adecuados de bienestar social. El problema del actual
modelo econÛmico no es si funciona o no, el problema
es que puede funcionar ´eficientementeª para algunos
(a los que cada vez ´les va mejorª) y, al mismo tiempo,
funcionar pÈsimamente para otros (a los que cada vez
´les va peorª). Hay que entender, por lo tanto, que la
bondad de un modelo no descansa sÛlo en unos resultados
impersonalizados reflejados en las cuentas del balance
del capital, sino en la capacidad para generar condiciones
de vida m·s satisfactorias, en sociedades m·s
estables y con mayor capacidad para mantener un desarrollo
sostenible (TEZANOS 2000:30).
19 Coincido con la tesis de MARTÕNEZ DE PIS'N
(2001). Es un tema muy tratado el de la relaciÛn entre
globalizaciÛn y Estado de bienestar puesto que afecta a
los derechos de ciudadanÌa y, en general, a todos los
equilibrios que son menester entre las exigencias econÛmicas
y los valores propios del modelo social europeo
(SYKES et al. 2001; VANDERBERG, A. 2000; DELANTY,
G. 2000; KLEINMAN, M. 2002).
exclusión. Como contrapunto, la dificultad
para identificar y promocionar el potencial
reformista de los excluidos: es difícil generar
procesos de movilización y emancipación porque
los colectivos marginados no son un sujeto
homogéneo de cambio histórico (afirmación
ésta que, por discutible, debería originar
otro trabajo paralelo). La propia realidad de
la población excluida lleva al fatalismo (inevitabilidad
para las sociedades avanzadas
del siglo XXI) y a la clásica estigmatización
(la marginación como falta de adaptación del
individuo).
A partir de las expresiones del Plan español,
así como del ya referido Informe de síntesis
de la Comisión se plantea la pregunta,
ya insinuada hasta la saciedad: 'cuál es la
causa por la que las visibles manifestaciones
de «gran desigualdad» (expresión que utilizo
como equivalente a pobreza, exclusión, etc.)
se manifiestan en los ejes o ámbitos citados
por el Plan español? Creo que aludir a los
ámbitos monetarios, laborales, educativos, de
alojamiento, sanitarios, marginalizadores, de
acceso a la justicia, y a las nuevas tecnologías
está repitiendo lo que ya todos conocen sobradamente.
Pero estos ámbitos no son más que
el reflejo de modelos de sociedad, con una determinada
combinación de valores y objetivos
(¡prioridades!) que son lo que marca la dirección,
la velocidad, la ubicación, el consumo
que se hará visible en los citados ejes. El eje
no es culpable de nada, solamente transmite
la energía que recibe. Y es ahí donde hay que
actuar para lograr una auténtica sociedad de
inclusión. Este plan quiere encauzar una preocupación
social, responder al desafío que tiene
nuestro vigente modelo social europeo para
independizarse coherentemente de un modelo
económico no discutido. Aquí se fundamenta
la crítica tanto al plan español como, en general,
a la política comunitaria por la inclusión:
'hay otras respuestas y, si las hay, por qué se
ha elegido ésta que se nos presenta? 20.
En las condiciones de partida que se dan
no pueden esperarse grandes novedades nacionales.
Hay pocas cosas nuevas en los objetivos,
en los actores, en las estrategias. (Con
todo, no siempre hay que decir cosas nuevas
cada vez que se adopta una posición). Es ya
un importante toque de atención que la
Unión Europea y los Estados miembros traten
la prevención de la exclusión. Poco más
puede considerarse relevante. Quien se detiene
ante un andamiaje como éste (envergadura
física del Plan) puede pensar si tras él
se está simplemente adecentando la fachada
(o sea, retoques asistenciales), pero también
puede sospechar que al mismo tiempo se está
modificando la estructura y la distribución
del espacio (tocar lo que causa las exclusiones
del empleo, la educación, la vivienda, las
rentas mínimas, etc.). A la postre, con actuaciones
de este estilo se esclarece qué se entiende
en la práctica por modernización del
modelo social europeo: las actuaciones imprescindibles
para tranquilizar a la mayoría
de los actores sociales sin alterar en demasía
la organización social y económica en la que
vivimos.
El Consejo Económico y Social (CES) de
España, órgano consultivo del Gobierno (en
el que están representadas organizaciones
sociales directamente implicadas en las medidas
de los planes de inclusión) recibe en
enero de 2001 el documento base del Ministerio
de Trabajo y Asuntos Sociales. El Informe
del CES (Consejo Económico y Social,
2001) remite a su anterior documento (Consejo
Económico y Social, 1996) preguntándose
qué ha sucedido desde este diagnóstico de
1996. Reconociendo un avance en estos años
en la respuesta a la pobreza, el CES conside-
ESTUDIOS
24 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
una muy modesta polÌtica que se ocupa de los ´efectosª
que son inevitables. No es una PolÌtica Social sino polÌticas
sociales subordinadas. Viene a ser, se seÒala
(AGANZO y RENES, 2001:37), una manifestaciÛn m·s de
la inicial desconexiÛn entre las polÌticas sociales y las
polÌticas econÛmicas: mientras las primeras intentan taponar
los flujos que llevan a la exclusiÛn, las segundas
abren nuevas vÌas de agua.
20 Tenemos un modelo econÛmico asumido y no
cuestionado y asÌ la polÌtica de inclusiÛn ser· siempre
ra de utilidad poner de manifiesto los puntos
débiles observados en las principales vertientes
de la acción pública que repercuten
en la pobreza y la exclusión social: educación,
empleo, sanidad, vivienda, servicios sociales
y garantía de recursos, para terminar
con unas reflexiones sobre el papel de la iniciativa
ciudadana en las políticas de integración
social (Consejo Económico y Social,
2001:27). Con otras palabras, el CES reconoce
que determinados derechos y consumos,
propios de nuestro modelo de sociedad, quedan
insuficiente e insatisfactoriamente garantizados
para toda la población española.
Cuando el CES compara nuestra situación
con otros Estados de la Unión dice que hay
que gastar más y destaca que en servicios sociales
y rentas mínimas España está en el
0,2% del PIB mientras la media comunitaria
es del 0,4%. «La efectividad del futuro Plan
para la inclusión social 'cuya dotación presupuestaria,
de momento, se desconoce' (itálicas
mías) obliga a un mayor esfuerzo en este
campo». (Consejo Económico y Social,
2001:73).
EL PROGRAMA QUINQUENAL DE
ACCIÓN COMUNITARIA QUE SIGUE
A LOS PLANES NACIONALES DE
INCLUSIÓN
Corresponde ahora, dentro del guión histórico
descriptivo que enhebra nuestros comentarios,
pasar al último momento que es
este programa quinquenal. Es el apoyo prometido
por la Unión, como fase posterior a la
elaboración de los Planes nacionales de inclusión
y al Informe Conjunto de la Comisión
y el Consejo. La Decisión establece 21 un programa
de acción a fin de fomentar la cooperación
entre los Estados miembros para luchar
contra la exclusión social para que la Unión y
los Estados miembros consigan un impacto
decisivo en la erradicación de la pobreza y la
exclusión social.
El objetivo general del programa es fomentar
la cooperación entre los Estados
miembros para luchar contra la exclusión social
en el período comprendido entre el 1 de
enero de 2002 y el 31 de diciembre de 2006
(art. 1). Trátase de una iniciativa no aislada,
sino que forma parte del nuevo método abierto
de coordinación, una estrategia que impulsará
decisivamente la eliminación de la exclusión
social por la fijación de objetivos
comunitariamente adecuados, con un carácter
aditivo a los planes de actuación nacionales.
Es una forma de comprender mejor la exclusión,
de integrar la lucha contra ella
dentro de otras políticas comunitarias y nacionales
y, finalmente, la oportunidad para
dar cabida a la experiencia acumulada: la de
cada Estado miembro, la de las personas excluidas,
la de los interlocutores sociales, la
de las organizaciones no gubernamentales y
del voluntariado, la de todos los agentes que
participan en la lucha contra la exclusión social
y la pobreza (art. 2).
El objetivo general de coordinación se desdobla
en tres objetivos, cada uno de los cuales
dará lugar a diferentes acciones. Esos
tres objetivos son mejorar la comprensión de
la exclusión social, organizar intercambios
sobre la ejecución de las políticas pertinentes
y promover la innovación mediante la
creación de redes y el fomento del diálogo
entre todos los implicados. Pueden ya deducirse
sin dificultad las acciones comunitarias:
1) «Análisis e investigación« (identificación
de indicadores apropiados, cuantitativa
y cualitativamente); 2) «Cooperación política
e intercambio de información y de las mejores
prácticas» (apoyo de reuniones con dimensión
europea para evaluación, supervisión,
producción y distribución de un estudio
anual de la Unión Europea sobre la exclusión
social); y 3) «Promoción de un diálogo en
el que participen los diferentes interesados y
apoyo al establecimiento de redes» (artículos
LUIS VILA L'PEZ
25 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
21 DecisiÛn 50/2002/PE-CONS de 7 de diciembre
de 2001 (DOLE 12 de enero de 2002).
3 y 4). Lo ya dicho resume la especificación
de medidas para ser apoyadas en un marco
transnacional y que se articulan en torno a
los tres ejes aludidos (Su especificación aparece
en el Anexo de la Decisión comunitaria).
Si se efectuara un análisis comparativo
con otras actuaciones comunitarias anteriores
y de índole semejante se evidenciarían
muchos parecidos. Es cierto que se evita cuidadosamente
cualquier burda repetición de
contenidos y peculiaridades. Como ejercicio
sugeriría analizar, por una parte, las expresiones
contenidas en la Decisión y, por otra,
a modo de ejemplo, la interpretación que han
hecho algunos policy-makers acerca de la necesidad
y naturaleza de la iniciativa.
Respecto a lo primero (contenidos del Programa
de Acción) llamo la atención sobre algunos
puntos, con su pequeño comentario
crítico.
' Se insiste en que las acciones no se solaparán
con otras actividades comunitarias
(actuaciones de los Fondos Estructurales,
programas de Igualdad de
Oportunidades) sino que, más bien, tratarán
de incrementar el efecto inclusivo
de otros instrumentos comunitarios
(itálicas mías). Se responde de esta manera
a la acusación frecuente de los
enemigos de este tipo de programas,
justificando su oposición por la existencia
de otras líneas de acción comunitarias
que inciden sobre el mismo tema.
' El programa se centra completamente
en el apoyo a la cooperación entre los
Estados miembros, dentro del nuevo
método abierto de coordinación en la inclusión
social. Este «método abierto»,
tan nombrado y citado, se entiende como
la base para el desarrollo de las políticas
sociales de inclusión 22.
' La decisión anuncia, además, que no se
financiarán proyectos in situ para hacer
frente a la exclusión a nivel local, puesto
que ésa es la responsabilidad de los Estados
miembros, ni apoyará cooperaciones
transnacionales ya cubiertas por otras
acciones (por ejemplo, la lucha contra la
discriminación en el lugar de trabajo).
' La lucha contra la exclusión social se
integrará en todas las políticas comunitarias
generales, incluida la acción en
el marco de los Fondos Estructurales.
Es un punto bien conocido cuyo tenor
reza más o menos así: «se incluirá una
ESTUDIOS
26 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
(convertirse en la economÌa basada en el conocimiento
m·s competitiva y din·mica del mundo...) se lograr·
mejorando los procesos existentes, introduciendo un
nuevo mÈtodo abierto de coordinaciÛn a todos los niveles,
que ir· acompaÒado de una funciÛn de guÌa y coordinaciÛn
m·s firme por parte del Consejo Europeo,
para garantizar asÌ una direcciÛn estratÈgica m·s coherente
y un control efectivo de los trabajos...(nº 7).
El ´mÈtodo abiertoª, tal como se formula en estos
momentos, no dice gran cosa, aunque pueda prometer
mucho. En el terreno de las promesas es bueno soÒar
con lÌneas maestras y objetivos especÌficos propuestos a
los Estados miembros, informe conjunto (ComisiÛn y
Consejo) y recomendaciones a los Estados miembros
basadas en la informaciÛn sobre resultados nacionales y
los intercambios de buenas pr·cticas. Se utilizÛ para el
empleo, se pretende para las pensiones (documentos
de la presidencia belga, en VANDERBROUCKE, 2001) y se
quiere extender a otros campos de la protecciÛn social
(exclusiÛn) e incluso enseÒanza o sanidad.
Algo crÌtica es la lectura que hace CHASSARD
(2001:299) para quien se trata de un nuevo enfoque
que busca m·s la coordinaciÛn de las polÌticas que la
mera armonizaciÛn, m·s la identificaciÛn de est·ndares
basados en buenas pr·cticas que el mero seguimiento
de medidas tomadas en el campo del empleo. Puede
ser. De hecho hoy lo veo como una manifestaciÛn de
coparticipaciÛn (partnership) para organizar una acciÛn
conjunta de cooperaciÛn e introducir el ´valor aÒadido
comunitarioª en campos en que los gobiernos nacionales
son bien sensibles.
El ´mÈtodo abiertoª puede llegar a constituirse en
una forma inÈdita de hacer polÌtica comunitaria. Aunque
tambiÈn exista el riesgo de no pasar de una simple
legitimaciÛn de la UniÛn ante muchos ciudadanos expectantes.
Habr· que esperar para identificar el ·rbol y
el fruto de tal semilla.
22 Este mÈtodo aparece en las conclusiones de la
Presidencia de la cumbre de Lisboa: Dicho objetivo
ficha sobre exclusión en cualquiera de
las actuaciones...» y eso vale igualmente
para la igualdad, la cohesión social o
cualquier otra prioridad comunitaria.
' La enumeración de los sujetos con cuya
experiencia quiere contarse sugiere si
queda alguien por convocar. Es decir,
que dentro de los principios del partenariado
que últimamente profesa la
Unión queda en pie si se trata de respeto
por la subsidiariedad y el diálogo civil
o si, además, se pretende satisfacer
intereses variados.
' No extraña excesivamente el énfasis en
los análisis y la mejora de los indicadores,
máxime cuando ése es uno de los
campos en los que el valor añadido comunitario
es más evidente y por el que
más se define usualmente la sensibilidad
social de cualquier gobierno de un
Estado miembro.
' Creo que, además, hay algo mucho más
hondo que subyace en el contenido de la
acción propuesta y que exige cautela;
me refiero a que, aparte la subsidiariedad
(no invadir campos ajenos), lo social
no tiene marcha atrás, no es fácil
retroceder y eso es lo mismo que decir
que cualquier paso adelante que Comunitariamente
se da no es sencillo revocarlo.
' Los intercambios de información y de
prácticas, la supervisión, la evaluación,
el establecimiento de redes de ONG activas
en la lucha contra la exclusión social
y diálogo entre actores forman parte
de los contenidos clásicos de estos
programas.
La segunda reflexión anunciada gira en
torno a algunos de los policy-makers europeos
y se fundamenta en las explicaciones y argumentos
sobre la conveniencia de un programa,
así como sobre su alcance y definición. El
político, en sus declaraciones explícitas, refleja
su sensibilidad ante el problema, ante
las demandas ciudadanas, ante la percepción
y estrategia que adopta respecto a las mismas.
Es un ejemplo clásico en el análisis de
las políticas públicas que, en la presente situación,
intento adivinar, como un botón de
muestra, en algunas intervenciones del Parlamento
Europeo. Sucedieron estas intervenciones
en la sesión del 15 de noviembre de
2001 al debatir la oportunidad del programa
citado y las incorporo como nota final para
no distorsionar el equilibrio de este escrito 23.
LUIS VILA L'PEZ
27 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
23 Sr. GONZ¡LEZ ALVAREZ:
ï Creo que en el documento figuran palabras preciosas
... se recuerda que el Consejo considera inaceptables
los niveles de pobreza que a˙n hay en la UE,
pero corremos el riesgo de que aplicar este plan de
acciÛn ... sea como poner una tirita en una herida
mientras, por otra lado, dejamos que Èsta se desangre
... En el debate anterior se ha hablado de las virtudes
de mercado para sostener las compaÒÌas aÈreas,
pero se habla menos de los 12.000 empleos
de Sabena. Podemos correr el riesgo de perder mucha
sangre mientras tapamos con una tirita la herida.
Pero de todos modos ... sea bienvenido este
plan.
Sr. LAMBERT:
ï El Parlamento ha insistido en la necesidad de que
la sociedad civil se comprometa en el programa
mismo y en su evaluaciÛn. Este compromiso es crÌtico.
Est· claro que no han funcionado las polÌticas
top-down y la ilusiÛn de que el crecimiento econÛmico
podr· de alguna manera, superar la pobreza
y elevar a los pobres. Parte de la soluciÛn es
el propio compromiso de la gente. Esperamos sin
embargo que la investigaciÛn y los programas financiados
con este modesto aumento de dinero
... no se concentren en las polÌticas, sino tambiÈn
en el proceso de formulaciÛn de las polÌticas y las
decisiones de financiaciÛn, lo cual ya es en si mismo
una dimensiÛn innovadora ... Espero igualmente
que las actividades financiadas no se concentren
en el trabajo, como respuesta a la
exclusiÛn. No es la soluciÛn, si el trabajo es pobremente
remunerado y es adem·s explotador.
Sr. ROCARD:
ï (DirigiÈndose a la Comisaria de Asuntos Sociales
y Empleo, alaba el mÈtodo de la cooperaciÛn
abierta, el intercambio de pr·cticas y la responsabilidad
y el deber de Europa de experimentar y
ejemplarizar las innovaciones y los proyectos piloto).
Termina: SeÒora Comisaria, tanto usted co-
DOS MODELOS SOCIALES
Al acabar la secuencia de las actuaciones
políticas que últimamente han perseguido el
objetivo de la inclusión, expondré la tesis que
constituye el poso de la experiencia evocada
en esas actuaciones o, con otras palabras, el
fondo que sedimenta tras las continuas avenidas
y caudales que han discurrido por el
cauce de la Política Social.
Mi primera afirmación consiste en una
simple evidencia descriptiva: el buen acceso
de toda la ciudadanía a la satisfacción de los
derechos que se consideran definitorios de la
condición de ciudadano pleno no está plenamente
logrado. Lo cual significa, por consiguiente,
que se dan dinamismos sociales que
funcionan de tal manera que no resultan incluyentes
para todos, sino que resultan excluyentes
para algunos. Por eso hace falta inclusión.
Dos desafíos derivan de la constatación
anterior y son: a) si se puede ayudar a superar
las barreras divisorias entre incluidos y
excluidos y, b) si se puede eliminar la misma
existencia de estas barreras, quedando a salvo
la heterogeneidad y la diferencia naturales.
Creo que ambos desafíos, el a) y el b), son
perfectamente asumibles y hasta con posibilidades
de éxito.
Ante el primer desafío propongo una sociedad
compasiva, mientras que para el segundo
desafío me inclino por una sociedad
incluyente. Como quiera que esta última es
más lenta y costosa abogaré, desde el principio
por la coexistencia de ambas, una más
desarrollada y la otra en forma embrionaria.
Podrían estas sociedades ser llamadas
de otra manera 'sociedad igualitaria y sociedad
samaritana, sociedad paliativa y sociedad
reparadora' pero me quedo con mi
denominación 'compasiva e incluyente'
que es mucho más agresiva axiológicamente
y no neutral (Pemberton, A. 1990:284; Tezanos,
J.F. 2000:28) 24. Comienzo con algunas
definiciones descriptivas, más que esencialistas.
ESTUDIOS
28 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
24 Aunque la expresiÛn ´sociedad compasivaª es
mÌa, hago referencia a un antiguo artÌculo aparecido en
el Journal of Social Policy cuyo autor es ALEC PEMBERTON
(PEMBERTON , 1990) y que toca muy de cerca un tema
que contin˙o trabajando. Forma ya un lugar com˙n hablar
de la acciÛn social ´caritativaª como algo superado
y adem·s ofensivo para el que es ayudado. PEMBERTON
defiende el principio del buen samaritano, que es diferente
del principio de justicia social, y que tiene un papel
en el Estado de bienestar moderno. Una consideraciÛn
m·s amplia ñaquÌ vale la cita de prestigioñ nos
conduce hasta TITMUSS: el don (gift) gratuito es el fundamento
del Estado de bienestar, siendo las polÌticas sociales
´agentes de oportunidades altruistasª. Mayores
reflexiones no caben en esta nota, y la polÈmica est·
servida sobre las relaciones entre dones y derechos, o
´caridad y justiciaª en tÈrminos m·s cl·sicos.
Coincido con PEMBERTON: My purpose, however, is
not to negate arguments for a commitment to ´justiceª
as such. Rather, it is my intention to carve out a role for
Samaritanism alongside justice. My point is that while a
concern about deep-seated structural sources of poverty
in indispensible, such a focus requires to be balanced
within the advanced industrial societies by Good Samaritanism
which, I hope to show, is neither reducible to
nor antithetical to a commitment to justice (pg. 284).
De alguna manera est· en la misma lÌnea el esfuerzo
actual por re-encontrar los fundamentos axiolÛgicos de
los sistemas modernos de protecciÛn social (si los cambios
en los valores sociales se relacionan con los cambios
en las polÌticas sociales y esa relaciÛn permite una
comprensiÛn m·s adecuada del factor cultural en el
cambio del bienestar) (CLASEN, J. & VAN OORSCHOT, W.
2001).
mo nosotros somos polÌticos. øCÛmo puede imaginar
por un instante que nosotros vendamos a
nuestros electores la idea que, trat·ndose de un
problema tan duro y tan presente como la exclusiÛn
social, Europa no financiar· m·s que estudios
y no har· nada concreto? Este tipo de cosas es suicida
para la imagen de Europa y de ahÌ los enfoques
y aproximaciones de innovaciÛn que finalmente
usted aceptÛ. Usted dispone felizmente de
otros instrumentos, pero con el tÌtulo de combatir
la exclusiÛn era necesario incluir esta preocupaciÛn
... Nosotros queremos la garantÌa de que habr
· dinero para las experiencias innovadoras; de la
misma manera hace falta que las ONG puedan
trabajar y no tengan que buscar improbables patrocinadores
exteriores.
1) Una sociedad compasiva va más allá de
la justicia, no se conforma con lo justo, es de
tal manera generosa que siempre puede inventar
formas nuevas, aspectos innovadores
en las clásicas políticas de bienestar (educación,
empleo, sanidad...) para que lleguen a
todos los ciudadanos y en condiciones «aceptables
». No es una sociedad atada por la responsabilidad
de devolver a cada uno lo suyo.
2) Una sociedad compasiva es aquella en
la que el derecho a ser ayudado de cada uno
es un «derecho abierto» y que no condiciona
en modo alguno el posible altruismo de otros
miembros de esa sociedad, porque no trabaja
sobre mínimos, sino con la garantía de que
esos mínimos están ya asegurados, aunque
pueden incrementarse.
3) Una sociedad compasiva aleja todo
riesgo de aleatoriedad, precisamente por el
aseguramiento de esos mínimos. La benevolencia
científica de Toynbee satisface la demanda
de Hobbes y responde a los temores
de Hegel 25.
4) Una sociedad compasiva es el simétrico
social, por ejemplo, de la Economía del
don de Perroux (1964), del gift relationship
de Titmuss (1970), de la Metaeconomía de
Sampedro (1985), del anti-utilitarismo de
Caillé (1996), entre otros. Es el resultado de
sacar a la luz cómo, por la desigualdad en las
recompensas sociales que es inevitable en
democracia, es valiosa y necesaria la existencia
de contrapesos, como puede ser el de la
compasión.
5) Una sociedad compasiva subsiste, pese
a su ostracismo oficial, tanto en las mazmorras
de la sospecha como a la luz del sol, en
este último caso vestida de «organización no
gubernamental», realidad social que se autoreproduce
en una constelación de asociaciones
en que el ciudadano encuentra todos los
campos imaginables para el despliegue de su
sentido pro-social, mentalidad altruista o
conciencia solidaria 26.
6) La sociedad compasiva entiende que
sus miembros, aun en su más absoluta individuación,
no dejan de ser solidarios ya que
forman un «solidum», puesto que aspiran a
padecer con
y no sólo «actuar con» (pasión/
acción, la conocida dualidad filosófica).
Vivir «compasivamente» es vivir apasionadamente
contigo, experimentar contigo, padecer
(pathos) contigo: no es simplemente «verlo
».
7) La sociedad compasiva, por último, es
la que ha logrado la meta de que sus miembros
sientan unos con otros, no que coexistan
o vivan «al lado de».
Y ahora, volviendo a la alegoría de la mazmorra
de la sospecha que acabo de nombrar,
'qué puede hacerse para que el ciudadano
pueda ser compasivo sin tener que buscar un
escondrijo o un disfraz? Estimo que entramos
en una amplia operación de recuperar
crédito a través de conceptos más exactos y
menos prejuiciados por los residuos y basuras
de tantos aluviones pasados. Todo ciudadano
compasivo es justo (ius suum cuique
LUIS VILA L'PEZ
29 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
26 La denominaciÛn ´organizaciÛn no gubernamental
ª, asÌ como la de ´asociaciÛn sin fines de lucroª o la
ordinal de ´tercer sectorª pretenden separar lo que ni
es AdministraciÛn ni es tampoco Empresa mercantil. La
separaciÛn no es satisfactoria, pues lo que denomina
con m·s propiedad nunca es lo referencial, sino lo
esencial.
25 Tratando la forma como el seguro obligatorio,
gracias al poder fiscal del Estado, se aplica al campo de
los riesgos sociales, ALONSO OLEA cita a los cl·sicos seÒalados:
Esta fue la opciÛn para ëorganizar y hacer cientÌfica la
benevolenciaí (Toynbee) o la forma como el soberano
cumpliÛ con el deber que, a juicio de HOBBES, tenÌa respecto
de los incapacitados de ëno abandonarlos al azar
de la caridad incierta de las personas privadasí o como
la sociedad se ha impuesto el deber de ëdescubrir la necesidad
y sus remediosí y organizÛ la provisiÛn de Èstos,
sin abandonar ni el descubrimiento ni su remedio ëa la
doble contingencia de que exista un sentimiento generoso
y de que quien lo tiene conozca la necesidadí, como
dijera Hegel. (ALONSO OLEA, M. 1982:108).
tribuire, de Ulpiano) pero... puede ser mucho
más que justo (ius meum quoque tuum).
Vuelvo a la idea ya expuesta. El derecho a la
ayuda ni está encerrado en formulaciones legales
ni condiciona una voluntad compasiva
(estamos pagando la factura de haber olvidado
el origen moral 'y no sólo legal' de los deberes).
Para terminar, ni el trueque ni el mérito
agotan la relación social, porque
también existe '¡felizmente!' el don o regalo.
Una revitalización de la sociedad compasiva
es verdaderamente funcional: podría
producir una sociedad de más calidad -y más
cálida- que ya no depende del Gobierno ni del
Estado para existir. Pero, 'puede ambicionarse
algo más, a largo plazo? Ésa es la oportunidad
de una sociedad incluyente, la que
sin abandonar el mantenimiento perfeccionado
de las políticas clásicas de protección
social, intenta ir más allá de esas políticas de
alivio, ya mejoradas con la sociedad compasiva
pero que buscan, en el derrotero de la antigua
reforma social, olvidada tras medio siglo
de «welfarismo», la ruptura de las dependencias
respecto al modelo económico.
La sociedad incluyente es la ambición de
una Política Social que no sé cómo calificar
porque, al igual que las cosas más bellas,
existen mejor en el ensueño; la bella durmiente
necesita su príncipe y su beso. De todas
maneras, mientras ella espera, la reivindicación
de la sociedad compasiva y la
propuesta gradual de una sociedad incluyente
merecen algo más que aguardar. Entro en
mis «conclusiones», que son estrategias no
muy complicadas y que, además, van haciendo
camino porque son vías que, igualmente,
podían inspirar esas «otras respuestas» a las
que me he referido en páginas anteriores.
CONCLUSIONES QUE SIRVEN PARA
ÉSTE Y PARA OTRO PLAN DE
INCLUSIÓN
Un Plan de Inclusión Social, por consiguiente,
forma parte del diseño de una determinada
sociedad que no debe perder su dimensión
compasiva, independientemente del
nivel de logro en que se sitúe dentro de su
ambición de sociedad incluyente. Todavía diré
más: la exigencia de una sociedad incluyente,
donde y cuando la haya, necesita la
compañía inseparable de una sociedad compasiva.
Ésta es la que da sabor, la que rebosa
y desborda, la que «globaliza» cualquier pretensión
de sociedad incluyente cuando ésta
se entiende a sí misma como «sólo para los
suyos». La sociedad compasiva es mundializadora:
por eso hace tanta falta.
Un Plan de Inclusión Social debe sustentarse
sobre cinco pilares, cuatro en las esquinas
y uno central que soporta el peso fundamental,
como un palo de sombrilla, mientras
los otros cuatro mantienen la fachada, mucho
más liviana. Dejo que el lector elija el que
cree que debe ser el pilar central. Mi ordenación,
pues, va a ser alfabética con el fin de hacer
más interactiva la formulación de estas
conclusiones: invito a jugar a arquitectos y
espero que no se nos desplome el edificio.
Mis pilares son civilidad, densidad social,
educación, interculturalidad y responsabilidad.
El pilar de la civilidad se refiere a la promoción
de una ciudadanía basada en los derechos
civiles, sociales, políticos y económicos
más que en los «derechos de propiedad» que
acaban justificando el acaparamiento de consumos
y la diferenciación en el acceso a las
provisiones (Alonso Benito, E. 1999:71-95).
La civilidad legitima una sociedad compasiva
y una sociedad incluyente, como objetivo final.
Apoyar la civilidad como pilar equivale a
sustituir la hegemonía económica.
El pilar de la densidad social se relaciona
con lo tupidas que deben ser las redes sociales,
lo que se ha llamado por muchos la «densificación
del tejido social». Esto equivale al
fomento de una cultura de la participación y
de la asociación, tanto en el terreno de la solidaridad
civil, religiosa o de cualquier tipo.
Este pilar implica la multiplicación de tareas
ESTUDIOS
30 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35
realmente incluyentes, innovadoras, flexibles,
de cercanía. Con otras palabras, no hay
civilidad mientras no hay explosión de redes
sociales y coordinación de las mismas.
El pilar de la educación es que absorbe
gran parte de la atención, porque es como un
agujero descubierto en el subsuelo y cuyo taponamiento
y refuerzo puede tragarse todas
las inversiones y todos los esfuerzos de una
intensa tarea educativa. Escuelas, familias,
asociaciones de todo tipo, iglesias y comunidades
de convicción, etc. no pueden desentenderse
del fomento de actitudes de búsqueda
de valores comunes, algo cada vez más
frágil y menos estimado. De esa fragilidad y
minusvaloración se aprovecha la constelación
de intereses económicos que cada día
aparece más poderosa, precisamente por su
concentración. Dado que la sociedad civil y la
sociedad política tienen su punto de apoyo en
las convicciones de la ciudadanía, sólo la inversión
en convicciones para la ciudadanía
presionará hacia un nuevo pacto o contrato
social.
El pilar de la interculturalidad es el reconocimiento
del otro, muchas veces en su diversidad
ingrata (no agradecida), que es fruto
de la educación moral y cada vez más se va
a manifestar en diálogo de culturas que necesita
ser auténtico. Con este pilar nos hemos
topado y es el que afecta a las minorías
mayoritarias en los países occidentales.
Quiero hacer referencia a ese marco y mucho
más allá de las diferencias raciales visibles,
porque hay que entrar en el basamento de
los valores culturales que coexisten, a fin de
asumir e integrar 27. No nos conformamos
con verificar la evidencia de que ciudadanías
de segunda clase, vergonzantes y ocultas, vivan
en sus ghettos o mezclados con los demás,
que tengan más o menos peso político
basado en su singularidad. Sin ese diálogo
estaríamos introduciendo, cada vez más un
caballo en Troya, en lugar de atender a elementos
de la cultura y valores ajenos que enriquecen
en su heterogeneidad 'y por tanto
en su dificultad' «nuestra» (la de los que se
la hayan podido apropiar) cultura de acogida.
Por último, el pilar de la responsabilidad
que es el que toca a los que «tiene que responder
de», a los que «tienen que responder
ante»: es la re-fundamentación de la política
y de lo político, la renovación que sitúa adecuadamente
los valores que guían el comportamiento
en la polis, tanto de los profesionales
de la política como de todos los actores
políticos, que en una sociedad de la participación
somos todos. Volver a descubrir y
prestigiar lo político quiere decir que no es
posible que los valores de la polis se subordinen
a las exigencias mercantiles no controladas.
Se necesita descubrir en todo ciudadano
'mucho antes que en todo consumidor- al homo
politicus que llevamos dentro. «Políticos
del mundo, ¡uníos!» es muchísimo más que
acuerdos post-electorales, porque requiere
procesos múltiples de negociación por parte
de todos los actores políticos. Se ha demostrado
hasta la saciedad que los actores políticos
tradicionales y profesionalizados «son necesarios
pero no son suficientes».
'Qué pilar ponemos en el centro?
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