Política social e inclusión social.

AutorLuis Vila López
Páginas13-34

INTRODUCCIÓN

El reciente Plan Nacional de Acción

para la Inclusión Social del Reino de

España, Junio 2001-Junio 2003 es

la oportunidad de este artículo que, a la vez,

se beneficia y/o perjudica por mi seguimiento

de estas cuestiones desde hace unos veinte

años. Trataré el contexto teórico que ofrece

mi disciplina (Política Social) y los compromisos

políticos representados en el ámbito de

la Unión Europea y de España en su calidad

de Estado miembro.

Dejo de lado la consideración de la pobreza

en el mundo. Diría, con el Banco Mundial,

que Nuestro sueño es un mundo libre de pobreza

(Banco Mundial, 2001). Y sin embargo

ese escenario mundial está continuamente

presente, aunque no se cite 1. Tampoco quiero

sacar excesivo partido (oportunismo) de los

recientes atentados terroristas de septiembre

de 2001 aunque, ciertamente, es la falta

de inclusión para las naciones y para los individuos

un buen caldo de cultivo del terrorismo

2. Luchar contra niveles de desigualdad

que traen consigo el desprecio, la

marginación y cualquier forma de ciudadanía

de «segunda clase» es ya una forma de

asegurar nuestras sociedades. Resulta realista

aludir a esas convulsiones sociales en la

medida que introducen la preocupación por

la inclusión en la agenda política.

13 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

* Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales.

Universidad Complutense de Madrid.

1 Las estrategias para el alivio de la pobreza experimentan

una evoluciÛn que es v·lida no solamente para

los paÌses en desarrollo, sino que resulta aplicable tambiÈn

a paÌses en estadios m·s avanzados. El informe del

Banco Mundial seÒala las sucesivas estrategias que han

marcado la orientaciÛn de las polÌticas de desarrollo.

SeÒala un primer momento de inversiones de gran envergadura

en capital fÌsico e infraestructuras, que fue el

modelo dominante en los cincuenta y sesenta; con posterioridad

se asiste a una preocupaciÛn adicional por

las mejoras en salud y educaciÛn que caracterizÛ la estrategia

de los aÒos setenta; luego fue el momento de la

mejora de la gestiÛn econÛmica, dando rienda suelta a

las fuerzas del mercado y esa fue la moda predominante

en los ochenta; por ˙ltimo, las teorÌas del ´buen gobierno

ª y la atenciÛn al sector institucional, asÌ como las

cuestiones relativas a la vulnerabilidad de la poblaciÛn

son la nota que predominÛ en los noventa. La actual estrategia

recomendada por el Banco Mundial se apoya

en tres objetivos:1º facilitar las oportunidades, 2º el

empoderamiento (empowerment) a travÈs de la interacciÛn

de los procesos polÌticos, sociales e institucionales,

  1. la seguridad, o reducciÛn de la vulnerabilidad. (BANCO

    MUNDIAL, 2001, 6).

    2 Cuando estoy terminando este artÌculo leo titulares

    de prensa del siguiente estilo: ´El Reino Unido propone

    un Plan Marshall contra la pobreza mundialî.

    AÒade el texto: Seg˙n manifestÛ Tony Blair, de manera

    quiz·s un poco mesi·nica, son las diferencias de la riqueza

    y el soportar regÌmenes corruptos lo que ha permitido

    la eclosiÛn del terrorismo internacional, por ahora

    b·sicamente isl·mico pero que podrÌa llegar de

    cualquier parte. (Diario ABC, de 18-12-01, p·g.24).

    Política social e inclusión

    social

    LUIS VILA LÓPEZ *

    EL LUGAR QUE OCUPA LA

    INCLUSIÓN DENTRO DE LA

    POLÍTICA SOCIAL

    La inclusión social es una exigencia dentro

    de una sociedad que quiera merecer ese

    nombre: es la sociedad que ni excluye, ni

    margina, ni desfavorece, ni «des-privilegia»,

    ni empobrece. O sea, que el que es miembro

    de esa sociedad forma parte de ella y, por

    consiguiente, ni es excluido, ni marginado, ni

    desfavorecido, ni carente de privilegios, ni

    pobre, ni mísero. Hasta aquí todo normal. Pero

    resulta que, desde siempre, en toda sociedad

    humana aparece no ya la desigualdad,

    sino frecuentemente la «excesiva» desigualdad.

    Nos hemos acostumbrado a que la organización

    política de la sociedad haga algo al

    respecto. Y llamamos Política Social a ese

    ejercicio del gobierno de la polis que se preocupa

    de «hacer sociedad», es decir, garantizar

    que todos los que están en ella sean realmente

    miembros de la misma, con una condición

    de miembro dotada de las características

    consideradas «normales». Hoy no entendemos

    un gobierno que no tenga Política Social,

    que no se ocupe de «hacer» y re-hacer (volver

    a hacer) sociedad, cada vez que ésta se fragmenta

    o diluye en exceso. Toda Política Social

    está inevitablemente orientada hacia la

    inclusión y dispondrá de variados instrumentos

    para lograrla. Se llama al conjunto de

    esos instrumentos «políticas de inclusión social

    ». Pero, además, se tendrá que llegar a un

    acuerdo sobre «cuánta inclusión social se

    quiere», así como si ésta debe distribuirse

    igualitaria o equitativamente entre todos los

    actualmente excluidos que hay que incluir.

    Una distribución igualitaria es de corte universalista,

    mientras que una distribución

    equitativa tiene en cuenta la dimensión de

    proporcionalidad: no son todos iguales.

    Deseo aludir a la inclusión desde el terreno

    de los principios inspiradores de la misma

    y hay que subrayar que esta consideración

    de la inclusión en términos de «principios» es

    tan relevante como la atención a la eficacia

    de los «instrumentos» elegidos para hacer

    operativos dichos principios. La razón es clara:

    si aquí y ahora nos ocupamos de los instrumentos

    que producen inclusión (políticas

    coyunturales, planes de inclusión) no podemos

    dejar de lado la perspectiva del proyecto

    a largo plazo (consideración privilegiada de

    los principios) que tiene, como objetivo último,

    la creación de una sociedad incluyente.

    Esta realización de la sociedad incluyente sería

    el sentido más propio de la Política Social,

    mientras que la referencia a las «políticas

    sociales de inclusión» atañe directamente

    a los instrumentos y actuaciones pormenorizados

    en un plan de inclusión (Askonas,

    2001:297).

    Los que estaban peor situados en el abanico

    de la desigualdad social han sido centro

    de atención en los últimos cinco lustros y

    han sido objeto de denominaciones diversas.

    El término clásico es el de «pobres», objetivo

    tanto del Estado como de la Sociedad civil e,

    incluso, de los «mejor situados que ellos» en

    la escala de estratificación social para buscar

    alivio a esas situaciones. Conviene tener

    presente el momento en que la percepción

    social de la miseria fue objeto de sondeos 3 y

    ESTUDIOS

    14 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    3 VÈase COMMISSION DES COMMUNAUT'S EUROPEENNES

    (1977). Entre otros factores Èste fue un determinante

    del primer programa europeo de lucha contra la pobreza.

    En efecto, en 1981 la ComisiÛn envÌa un Informe al

    Consejo sobre el ´Primer programa de proyectos y estudios

    pilotos para combatir la pobrezaª [COM (81) 769

    final]. Cada uno de los Estados miembros tenÌa realizado

    su estudio, bajo diferente metodologÌa, para estimar

    el n˙mero de pobres. EspaÒa se sumÛ a este compromiso

    desde dos vÌas diferentes e inicialmente coordinadas:

    la que se realizaba en el Instituto de Estudios Laborales

    y de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo

    y la que la D.G. de AcciÛn Social de mismo Ministerio

    financiaba a Caritas y realizaba la empresa EDIS. Los

    dos equipos trabajamos sobre idÈntico cuestionario pero

    diferente metodologÌa y muestra. En 1984 Caritas

    publica su famoso informe y el del Ministerio (tengo la

    satisfacciÛn de considerarme entre sus promotores, autor

    de la redacciÛn final y defensor de sus conclusiones)

    no ve la luz p˙blica, por mucho que estuviese sobre las

    mesas de muchos polÌticos y sindicalistas. El Instituto ya

    habÌa desaparecido y el protagonismo lo llevaba la D.G.

    produjo un resultado que fue a la vez crudo y

    estimulante, porque la distribución de recursos

    era de tal tipo que la pobreza apenas

    era visible, a excepción de aquellos que la

    experimentaban en su propia existencia. Política

    y, a la vez, socialmente se descubrió

    que era mucha la población que estaba «fuera

    » y ése fue el detonante de una lucha contra

    la pobreza que se pretendió más organizada

    y científica. Volvió a revivir una

    antigua tradición investigadora 'no entro

    en si era movida por la compasión o por otro

    tipo de sentimientos morales sobre cuya teoría

    nos ilustró A. Smith- acerca de qué es pobreza,

    el número de pobres existente y las

    medidas para reducir la pobreza (lo que se

    puede hacer para que sean menos pobres

    que, por supuesto, no es lo mismo que pretender

    que sean ricos). Hoy hemos llegado a

    saber mucho sobre la pobreza, pero sigue habiendo

    pobres. El conocimiento todavía no

    ha llegado a la transformación de la sociedad.

    Toda sociedad tiene, hoy como siempre,

    su porcentaje de pobres.

    Si seguimos con la perspectiva histórica

    hay que señalar cómo, en los mediados setenta

    despunta una denominación que hoy

    nos resulta más familiar: al lado de la pobreza

    'los que no tenían, los que estaban «privados

    de»- aparecieron los excluidos, que eran

    una forma de inventariar los colectivos de

    gente que «estaba fuera» y que estaba mal,

    no necesariamente por penurias financieras.

    De tal forma que podría decirse que debemos

    los pobres a los ingleses, los excluidos a los

    franceses y los de la infra-clase a los norteamericanos

    4.

    Esta nueva terminología no impedía que

    pobre

    , en España, fuera durante mucho

    tiempo sinónimo de mendigo callejero y solicitante

    de ayudas ajenas, incluso con localizaciones

    urbanas determinadas. Puede comprenderse,

    cuando se revisa la historia de la

    investigación, que ningún gobierno en España

    iba a permitir que se le contabilizaran como

    pobres a aquellos que no eran «pobres de

    verdad». Quizá se recuerde la antigua y estéril

    polémica entre Gobierno y representantes

    de la sociedad civil en torno a los ocho millones

    de pobres. Lo cierto es que finalmente los

    denominados «pobres» desaparecieron del escenario

    político-administrativo para dar paso

    a los excluidos.

    El último acto al que asistimos es la aparición

    continua, en todas las reivindicaciones

    sociales y en muchas propuestas políticas, de

    los «includendos»: los que «hay que incluir»

    (¡perdón por el barbarismo!). Es una presencia

    continua que se formula como una preocupación

    por segmentos de población que deberían

    ser incluidos, pero también como una

    especie de placebo moral ya que, a la postre y

    como consuelo para los intranquilos, siempre

    habrá formas y niveles de inclusión para todos

    los gustos. La inclusión se presenta como

    algo graduable, dentro de una escala que no

    llegará a modificar excesivamente la desigualdad

    generada por una sociedad que decide

    ser universalmente protectora (derechos

    y titularidades para todos los que vivan en

    ella) pero con niveles diferenciados de seguridad

    y protección. En la historia de la acción

    social es un tema recurrente el del mérito,

    los que «merecen» ser ayudados y los que

    prácticamente deben ser dejados a su suerte

    porque, simplemente, pagan des-inversiones

    de su vida pasada.

    LUIS VILA L'PEZ

    15 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    siÛn y sus desarrollos conceptuales franceses y anglosajones,

    que emplean el concepto con contenidos diferentes.

    En los capÌtulos que esta obra dedica a los enfoques

    adoptados en los Estados miembros respecto a la

    exclusiÛn social no aparece el caso espaÒol, como es

    costumbre.

    de AcciÛn Social, portadora entonces de otros proyectos

    polÌticos m·s que del debate y defensa intelectual

    del trabajo que habÌamos hecho con la suficiente asesorÌa

    internacional (universidad de Amberes). Por esta razÛn

    no aparece en ninguna de las revisiones bibliogr·ficas

    sobre estudios de pobreza en EspaÒa, la ˙ltima la de

    CANT' et al. (2001:25-94).

    4 La obra reciente, coordinada y dirigida por MAYES,

    BERCHMAN & SALAIS (2001) documenta y amplÌa en sus

    capÌtulos 2, 4 y 10 la apariciÛn del concepto de exclu-

    Los últimos balances de final de siglo y

    principio de milenio destacan la incapacidad,

    después de cien años de Estado protector y

    tutelar, para dar seguridad a todos. A medida

    que el pacto social de la posguerra envejecía,

    volvían a aparecer los gigantes o fantasmas

    contra los que Beveridge quiso luchar.

    Por ejemplo, el paro, aunque ya no el hambre

    o la enfermedad (al menos en la Unión Europea);

    también se hacían cada vez más visibles

    las muchedumbres excluidas del tren

    del bienestar, lo mismo que las desigualdades

    crecientes entre nosotros (primer mundo)

    y los demás mundos.

    En resumen, por eso preocupa tanto la inclusión,

    puesto que es la tarea no cumplida

    que hoy, entre otras demandas pero también

    como síntesis de la mismas, se presenta como

    una exigencia ante los políticos y administradores

    sociales. Lo que en otro tiempo

    fue tema residual se ha convertido en foco de

    atención de la política social 5.

    Y sin embargo no es la primera vez que la

    inclusión se propone como operación política

    de gran alcance. Un antecedente español de

    la moderna inclusión puede considerarse, a

    principios del siglo pasado, la voluntad de

    abrir el acceso de las nuevas masas a la vida

    política y social 6, por una exigencia de justicia,

    gracias a la cual se puso en marcha la

    moderna legislación de protección del obrero,

    embrión de la futura protección social y de lo

    que más adelante se llamará Estado de bienestar.

    Se comenzaba a originar lentamente

    una preocupación política que no pretendía

    crear una fuente bien surtida de recursos

    frente a todas las necesidades (suministro de

    recursos siempre agotables, característico

    del «welfarismo»), sino que perseguía un

    planteamiento reformista acerca de qué sociedad

    había que alumbrar para enfrentarse

    a ese reto de las nuevas masas sociales y

    también qué tipo de ciudadano era condición

    imprescindible para lograrlo 7.

    Hoy, agotadas las provisiones (prestaciones,

    bienes o servicios) o en trance de estarlo

    (debido a la multiplicación de las titularidades

    o «entitlements») la mirada se vuelve hacia

    los primeros planteamientos reformistas,

    sin abandonar las provisiones que deban seguir

    suministrándose, dado que «la urgencia

    apremia». Probablemente habrá que dejar el

    sueño universalista y concentrarse en la necesidad

    probada (means test o prueba de re-

    ESTUDIOS

    16 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    5 Es muy indicativa la abundancia de literatura sobre

    el tema de la pobreza y la exclusiÛn en los ˙ltimos

    aÒos. Ya no tiene mÈrito hacer acopios bibliogr·ficos, sino

    la revisiÛn de la agobiante literatura obtenida. Hay

    revistas especÌficamente dedicadas al tema (Journal of

    poverty, por ejemplo), y equipos de trabajo en muchos

    centros de investigaciÛn y gabinetes ministeriales (dos

    referencias inglesas: el Centre for Analysis of Social Exclusion

    en la London School de EconomÌa http://

    rlab.Isc.ac.uk/CASE.asp y el Social Exclusion Unit para

    ayudar la acciÛn de gobierno contra la exclusiÛn

    http://www.cabinet-office.gov.uk/seu/index). Quiero hacer

    referencia al IV Programa Marco de investigaciÛn en

    la UniÛn europea; bajo el tÌtulo ´ExclusiÛn social y protecciÛn

    social: el futuro papel de la UniÛn Europeaª, el

    TSER (Targeted Socio-Economic Research) ha trabajado

    en torno a quÈ ayuda a combatir la exclusiÛn social y

    cÛmo incardinar las propuestas polÌticas para promover

    la inclusiÛn dentro de una visiÛn de m·s alcance que la

    sugerida por el binomio bienestar y empleo. El proyecto,

    financiado por la UE, se articula sobre tres ejes: conceptos

    y valores, procesos y polÌticas. Es de esperar que

    por la lÌnea 1 del recientemente aprobado programa

    quinquenal comunitario llegaremos a saber mucho m·s

    sobre la exclusiÛn.

    6 Este problema, esta gran crisis, es producida por el

    nacimiento de una clase a una nueva vida, por el advenimiento

    del cuarto estado a la vida social en todas sus

    manifestaciones. AsÌ es la frase textual de GUMERSINDO

    DE AZC¡RATE (1840-1917), destacado representante del

    reformismo espaÒol y alma del Instituto de Reformas

    Sociales, precedente del Ministerio de Trabajo. (AZC¡RATE,

    1933:36 y 201-282).

    7 En la vida econÛmica se manifiesta la decadencia

    moral en el predominio casi exclusivo en ella del egoÌsmo

    individual. Parte por la propagaciÛn de los principios

    de cierta escuela, parte por la preocupaciÛn reinante

    que en este orden impera, casi en absoluto, el interÈs

    personal, la verdad es que las consideraciones morales

    no se toman en cuenta sino como un elemento de conveniencia

    para el logro ulterior de las empresas econÛmicas...

    El interÈs es un mÛvil en verdad legÌtimo, pero a

    condiciÛn de que se someta y subordine en todo caso a

    la razÛn y al deber (AZC¡RATE 1967:233-235).

    cursos), porque no se puede llegar a todos por

    igual, ni cuantitativa ni cualitativamente.

    Ciertamente es y será, mientras tanto, una

    sociedad «dura» y difícil, de lógicas revueltas

    de los que pierden su seguridad y necesitan

    provisiones y que nadie va a negar en las democracias

    industriales, pero cuya cuantía es

    de temer que sea inversamente proporcional

    al incremento de beneficiarios. El ruido de la

    calle y las lunas reventadas, que nos traen

    los medios de comunicación hasta nuestra

    sala de estar, no requieren sofisticados razonamientos

    teóricos.

    Allegar suministros o facilitar recursos

    evidencia diariamente que la provisión resulta

    cara, pero tampoco la reforma 'la otra

    alternativa- es inmediata o fácilmente previsible.

    Hay que buscarla en los rincones de la

    ou-topía (el «no-lugar») porque lo que hoy no

    tiene «topos» (lugar) habrá de traerse desde

    el pasado... o desde donde sea, para hacerle

    un topos aquí y ahora. La tarea es muy imaginativa

    y se le denomina hoy de muchas

    maneras: el nuevo contrato social, las condiciones

    de la ciudadanía en un contexto global,

    la reanimación de los valores políticos, la

    prioridad de los suministros de educación, la

    búsqueda de lucidez ante el acoso consumista

    y las distorsiones del valor de uso. Basten

    estos ejemplos como test de actualidad de

    nuestro planteamiento.

    En estas páginas introducimos los «planes

    nacionales de inclusión» y queremos responder

    de otra manera a las contestaciones, tantas

    veces suministradas, de que «mejor es eso

    que nada», porque ante ese fatalismo o resignación

    creemos que debe quedar en el aire

    otra pregunta que, ya al formularla, apunta

    la existencia de respuesta alternativa. Me refiero

    al deseo, que puede expresarse de muchas

    formas y en muchos contextos, y que

    sencillamente dice: «'y no hay otra cosa?» 8.

    LAS POSIBLES PROPUESTAS

    POLÍTICAS DE INCLUSIÓN

    La gestión de lo político suele ir de la mano

    de los intereses económicos, asumiendo

    como propios de la sociedad los intereses que

    derivan de los postulados económicos. La política,

    en este supuesto, apoyará medidas

    protectoras que hagan compatibles los intereses

    mayoritarios de la población, que ve

    amenazada su seguridad debido a su fragilidad

    social y económica, con los intereses de

    otra parte de la población que quiere una

    competitividad para la que resulta conveniente

    arrojar lastre. Aparece en el debate

    político un tema de «proporciones»: no puede

    eliminarse todo lo que limita, hay que pagar

    unos costes que, como siempre, se querrán

    minimizar. En cierto sentido, esa liberación

    de carga y el aligeramiento producido se invocarán

    para justificar medidas crecientes

    de asistencialización como única vía para

    asegurar el futuro.

    Pero, a sensu contrario, la política puede

    también llevar de la mano a los representantes

    de los intereses económicos. Cuando ambos

    poderes son globales es más sencillo, pero

    si únicamente se globalizan los poderes

    económicos mal lo tendrán los poderes políticos,

    vulnerables ante la opinión y sometidos

    a la perentoriedad de los plazos electorales.

    Y, sin embargo, «debe haber» políticas y políticos

    con voluntad de autonomía respecto al

    poder de la economía. Debe ser posible sintonizar

    con demandas crecientes de participa-

    LUIS VILA L'PEZ

    17 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    actuales formas de inclusiÛn limitada, en los ˙ltimos

    veinticinco aÒos. En esa historia aparecer·n nombres

    (polÌticos, partidos, instituciones de la vida social y ciudadana,

    asociaciones de perjudicados, grupos de presiÛn

    o de intereses p˙dicamente escondidos o vergonzosamente

    exhibidos), fechas, datos, an·lisis, ensayos

    microsociales de laboratorio que servir·n para entender

    mejor lo que tenemos e ilustrarnos sobre lo que se puede

    hacer y lo que ya no se puede esperar. No descarto

    de esta historia que destaque e ilustre el permanente

    acoso a tradiciÛn altruista y benÈfica (caridad), nunca

    entendida y m·s malÈvolamente vulgarizada.

    8 Una interesante historia, creo que todavÌa por escribir,

    narrar· alg˙n dÌa el crudo travestismo de la imagen

    social de la pobreza y sus antÌdotos hasta llegar a las

    ción y articular ese apoyo, con un empeño

    educativo grande, para una mayor promoción

    del demos, para una intensificación de

    la democracia. La política es, en este último

    caso, la característica de aquellas redes supranacionales

    capaces de aglutinar todo tipo

    de organizaciones con liderazgo, sin ningún

    tipo de complejos, sin hipotecas del pasado.

    El romanticismo revolucionario, lo mismo

    que la pretensión de pureza en materia de

    prejuicios históricos, no sirven frente a la

    claridad de una cuenta de resultados.

    Estas dos propuestas posibles (política

    que secunda a la economía y política que gobierna

    a la economía) ayudan a ver el contexto

    en que se toman las iniciativas para la inclusión,

    dependiendo de la situación en que

    se encuentren la Unión Europea y España, a

    la hora de postularse como sociedades de inclusión.

    Reviste igualmente un gran interés

    conocer la disposición del ciudadano español

    y europeo a «pagar la cuenta» en favor de esa

    autonomía de la propuesta política. La solidaridad

    presenta con mucha frecuencia una

    costosa factura.

    Tenemos muy cercano el ejemplo del más

    ambicioso proyecto de inclusión: la ampliación

    de la Unión Europea hacia el Este.

    Cuando el Consejo de Niza (diciembre 2000)

    lanzó un debate sobre el futuro de la Unión 9

    estaba invitando a definir el tipo de Unión

    que se deseaba. Las recientes quejas de la

    presidencia belga (noviembre 2001) sobre el

    distanciamiento popular respecto al proyecto

    europeo reflejan los debates inevitables

    en cualquier sociedad que quiere poner énfasis

    en la inclusión: hasta dónde y a qué precio.

    A partir de un planteamiento basado en

    los intereses económicos como motor de empuje

    de las decisiones políticas el resultado

    es la decepción de unos (falta de entusiasmo

    en gran parte de los ciudadanos de los Estados

    miembros) y la desilusión de otros (conciencia

    de los costes humanos y sociales de la

    integración con los «ricos» materialistas occidentales).

    Desde el planteamiento de los intereses

    políticos, con plena conciencia de la carga

    económica que se asume, la «inclusión» nueva

    puede promocionarse como un enriquecimiento

    que trae la diversidad étnica, cultural

    y espiritual del continente, en lugar de la

    homogeneidad a que daría lugar la imposición

    de los estándares occidentales. Es un

    enriquecimiento «costoso», porque la cohesión

    social exige tomarse en serio la vida en

    solidaridad, como instrumento para atenuar

    las desigualdades y las diferencias excesivas

    de nivel de vida. Un modelo realmente inclusivo

    no encaja bien con políticas de «dos velocidades

    », ni con divisiones entre los triunfadores

    y los fracasados. La solidaridad

    característica del modelo europeo tiene un

    precio. Un objetivo simple, como sería la mera

    ampliación del mercado, puede ahorrarse

    ese coste 10.

    ESTUDIOS

    18 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    9 El futuro de Europa- Debate, en http://europa.eu.

    int/futurum/index_es.htm.

    10 En su momento JACQUES DELORS puso en marcha

    un modesto proyecto denominado ´Un alma para Europa

    ª, dentro de su CÈlula de Prospectiva. Determinadas

    alergias fueron reduciendo con posterioridad el proyecto.

    Hoy hay que estar al tanto del Grupo de Asesores

    del Presidente de la ComisiÛn, concretamente

    en el ·rea ´Di·logo con las religiones y humanismos

    ª. He dicho intencionadamente ´alergiasª, porque

    hay p·ginas poco consultadas sobre temas europeos y

    que sin embargo recogen una influencia nada desdeÒable

    en millones de europeos. Aludo al sitio de la Conferencia

    de las Iglesias Europeas ( ) y al del Consejo de Conferencias Episcopales

    Europeas (episcopados de la Iglesia CatÛlica ). Hay m·s. Pero temas referentes a cuestiones

    europeas y que est·n cargados de valores no pueden

    ignorarse. Por ejemplo, para comprender mejor las

    reacciones de muchos europeos ante la ampliaciÛn de

    la UE y la necesidad de cohesiÛn social, pueden leerse

    las orientaciones del reciente documento de la Conferencia

    de Iglesias Europeas (CONFERENCE DES ECLISES EUROPEENNES

    2001). O sobre la InmigraciÛn, o sobre el di·-

    Eso es precisamente lo que subrayan muchos

    analistas sociales contemporáneos

    (Touraine, A. 1994 y 1999; Castells, M. 1997-

    1999; Dahrendorf, R. 1962, 1991, Habermas,

    J. 1997, 1999) al reclamar un énfasis en la

    centralidad de la política 11. La inclusión social

    tendrá que ir mucho más lejos que donde

    la llevan las curas paliativas de una sociedad

    excluyente que nada más busca que mejorar

    sus resultados. No deseo aludir a los tópicos -

    sin posibilidad de réplica debido a las coyunturas

    emocionales que despiertan- lanzados

    en tantas arengas populistas: el sistema económico

    sin sentimientos, el neoliberalismo

    que nos invade, la perfidia del mercado, el

    satanismo del Imperio y otros desahogos verbales

    semejantes. Con mucha más sencillez

    propongo el sencillo descubrimiento de que

    las políticas sociales contra la exclusión están

    enquistando en el cuerpo de la sociedad diferentes

    grados de pertenencia social de tal forma

    que podría decirse que la exclusión aparece

    más como un fatum que como un factum

    (Aganzo y Renes, 2001:35-36).

    Algún día veremos cómo las tendencias

    económicas mundializadas (globalización)

    terminarán por ser acreedoras del nuevo hacer

    de los políticos, pues están logrando situar

    los problemas cotidianos de la gestión

    político administrativa a un nivel superior

    (el de los principios y valores que sostienen

    la inclusión). Será ése el nivel en que las

    cuestiones de inclusión no se solucionan sencillamente

    haciendo más accesible la cesta

    de bienes y servicios; se requerirá el cultivo

    de la identidad, la seguridad, la pertenencia.

    Un nivel político superior que significa «prestar

    atención a» y no sólo remediar problemas

    derivados de

    . En consecuencia puede decirse

    que estamos cada vez más ante una política

    real de inclusión que ya no es solamente

    competencia del gobierno que corresponda,

    sino una tarea inexcusable de ciudadanía activa.

    La política de inclusión desborda así la

    etiqueta de «problema del gobierno».

    LA PROPUESTA RECIENTE DE LA

    UNIÓN EUROPEA

    Las conclusiones de la Presidencia, en el

    Consejo Europeo de Lisboa (23-24 de marzo

    de 2000), no mencionan la «inclusión». Se dice

    que, ante la mundialización y para una

    economía basada en el conocimiento, la

    Unión Europea debe determinar los cambios

    en coherencia con los valores y conceptos de

    la sociedad. Determinar qué cambios es lo

    mismo que buscar la modernización del bienestar

    social y de los sistemas educativos... emprender

    reformas sociales y económicas, combinando

    competitividad y cohesión social.

    Atención al propósito: es necesario, para crecer

    económicamente con más y mejores empleos

    y con mayor cohesión social, modernizar

    el modelo social europeo mediante la

    inversión en capital humano y la lucha contra

    la exclusión social (Consejo Europeo de

    Lisboa, Conclusiones de la Presidencia, números

    1, 2, 4 y 5).

    La Unión Europea entiende que la lucha

    contra la exclusión caracteriza el modelo social

    modernizado. (La referencia al «modelo

    social» 12 es repetitiva en los documentos comunitarios,

    por más que a la hora de concretar

    en qué consista no se va más allá de

    generalizaciones sobradamente conocidas).

    Modernizar el modelo europeo es una condición

    para crecer y, además, una garantía para

    hacerlo de forma cohesionada. El modelo social

    europeo 'se dice- tiene como distintivo un

    sistema muy desarrollado de protección social,

    gracias al cual se puede pensar ya en el

    LUIS VILA L'PEZ

    19 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    12 Una documentaciÛn muy reciente la que se ha

    producido durante la presidencia belga dentro de sus

    prioridades ´Social Ambitions for Europeª. Vid. VANDERBROUCKE,

    F. (2001).

    logo con el Islam en Europa y otros asuntos de responsabilidad

    com˙n.

    11 Ser· Èste uno de los ´pilaresª que presentaremos

    en las conclusiones. (Vid. RODRÕGUEZ CASTEDO 2000:26-

    27).

    paso a una economía basada en el conocimiento.

    (Hay que diferenciar si se está hablando

    del modelo social que caracteriza a los Estados

    miembros de la Unión 'que es ciertamente

    un modelo europeo- o si se hace la referencia

    al modelo de la Unión Europea «en cuanto

    tal», porque este último, en la medida en que

    puede considerarse real, es mucho más tímido

    en alcance y en sus perspectivas de desarrollo).

    Con los matices anteriores sí que se puede

    afirmar que la modernización de la protección

    social, se vincula a un Estado activo de

    bienestar. Y un Estado «activo» no es un Estado

    pasivo o «subvencionador», sino aquel

    que recompensa el trabajo, garantiza su viabilidad

    ante el envejecimiento, promueve la

    integración social. Es decir, integra por el

    trabajo y mira continuamente al empleo 13.

    La promoción de la integración social resulta

    urgente, además, por el inaceptable número

    de personas que viven en la Unión por

    debajo del umbral de pobreza y excluidas socialmente.

    Ese número inaceptable está en

    contradicción con el modelo social anunciado;

    por ello conduce a promover un acceso más

    amplio a los conocimientos y oportunidades y

    luchar contra el desempleo: la mejor salvaguardia

    contra la exclusión social es un trabajo

    (Conclusiones... números 31-34).

    El Consejo de Ministros (Empleo y Política

    Social), en su reunión de 17 de octubre de

    2000, remitió al Consejo Europeo de Niza los

    objetivos adecuados para luchar contra la

    exclusión social y eliminar la pobreza, a partir

    de las orientaciones de los Consejos Europeos

    de Lisboa y Feira, proponiendo cuatro

    objetivos, sin perjuicio de que quedase bien

    claro que la lucha contra la exclusión social

    es ante todo responsabilidad de los Estados

    miembros y de sus autoridades nacionales,

    regionales y locales, en conexión con el conjunto

    de agentes interesados, especialmente

    los interlocutores sociales y las organizaciones

    no gubernamentales. Estos objetivos son:

    1) fomento de la participación en el empleo y

    del acceso a los recursos, derechos, bienes y

    servicios por parte de todos; 2) prevención de

    los riesgos de exclusión; 3) actuación a favor

    de los más vulnerables; y 4) movilización de

    todos los agentes. Para instrumentar dichos

    objetivos los Estados miembros son invitados,

    antes de junio de 2001, a presentar un

    plan de acción bianual donde queden reflejadas

    las prioridades de cada Estado miembro

    conforme a esos objetivos. La Comisión elaborará

    un Informe Conjunto a partir de los

    planes nacionales identificando las buenas

    prácticas y los enfoques innovadores.

    El Informe de síntesis es la Comunicación

    de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo,

    al Comité Económico y Social y al Comité

    de las Regiones. Proyecto de informe

    conjunto sobre la integración social14, que debe

    ser completado con la lectura de los planes

    nacionales y suministra claves para

    ajustar la importancia de dichos planes nacionales

    y la que les confiere su utilización

    por la Unión, dentro de su estrategia de cooperación.

    Algunas de estas claves serían las

    siguientes:

  2. Los Planes nacionales de acción sobre

    la inclusión social (NAPincl) se presentan como

    el nuevo hermano «gemelo» de los Planes

    nacionales de acción sobre el empleo (NAPempl)

    (Bruselas, comunicado de prensa de

    23 de febrero 2001).

  3. Dentro de la función de fomento de la

    cooperación, la articulación de los planes y

    de los actores será el «nuevo método abierto

    ESTUDIOS

    20 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    13 El empleo dista mucho de ser toda la soluciÛn,

    como seÒalan muchos analistas. La din·mica laboral se

    convierte frecuentemente en factor de exclusiÛn. La inseguridad

    y precariedad reducen el desempleo, pero

    no solucionan la exclusiÛn. VÈanse textos de la cita 23.

    14 Llama la atenciÛn que mientras que la primera

    p·gina del documento es Informe conjunto sobre InclusiÛn

    Social, COM(2001)565, en la segunda p·gina del

    texto resulta que el informe trata sobre la integraciÛn

    social.

    de coordinación para promover la inclusión

    social» o el «método abierto de coordinación

    en materia de integración social» (traducción

    oficial en español).

  4. Se considera que se ha dado un «avance

    significativo en la elaboración de indicadores

    comunes para medir la pobreza y la exclusión

    en todos los Estados miembros»

  5. No se evalúa la eficacia de los sistemas

    ya en funcionamiento, sino que se analizan

    simplemente los planteamientos de los Estados

    miembros, prestando atención a la «calidad

    del análisis, la claridad de los fines y objetivos

    y la existencia de un planteamiento

    estratégico e integrado».

  6. En el nuevo método abierto de coordinación

    se insta a trabajar juntos para la integración

    social de las políticas aplicadas al

    empleo, la protección social, la salud, la vivienda,

    la educación.

  7. Gracias a los planes y a los indicadores

    elaborados para conocer, medir y combatir

    la exclusión se promoverá el intercambio

    de buenas prácticas y el aprendizaje a nivel

    comunitario.

  8. A partir de 2002 se pondrá en marcha

    un programa quinquenal de acción comunitaria

    sobre integración social. (Vid. más adelante).

  9. Para que los Estados miembros constituyan

    sociedades integradoras «debe mejorar

    considerablemente el reparto de recursos y

    oportunidades en la sociedad para garantizar

    la integración y participación social de

    todos los ciudadanos, así como el respeto de

    sus derechos fundamentales».

  10. Con el reparto aludido se incluye otra

    aspiración. La mayoría de los planes nacionales

    tienden a concentrarse en medidas y

    programas políticos existentes, en lugar de

    exponer nuevos planteamientos políticos

    (itálicas mías).

  11. No debe perderse de vista que, de

    cara a la elaboración de una futura estrategia

    de promoción de la integración, es fundamental

    tener en cuenta las limitaciones

    financieras (el aumento de las inversiones

    debe estudiarse en el contexto de los compromisos

    presupuestarios nacionales, de las

    Orientaciones generales de política económica,

    del Pacto de estabilidad y crecimiento y,

    también, de las Directrices de empleo). O

    sea, unas limitaciones y condicionamientos

    que, no por esperadas, dejan de dificultar paralelamente

    los enunciados (supra) como posibles

    nuevos planteamientos políticos.

    Quienquiera que acostumbre a seguir estos

    temas desde hace tiempo seguramente

    concederá que poca cosa nueva hay en todo lo

    anterior. Más aún, no logrará evitar un posible

    disgusto ante la lectura de «su» plan nacional

    y los comentarios que acompañaron su

    aparición 15. Pero, sobre todo, se persuadirá

    LUIS VILA L'PEZ

    21 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    15 Imagino que habr· m·s manifestaciones de este

    estilo, pero una propuesta explÌcita de principios Èticos

    es inevitable si se formula una alternativa social m·s integradora

    y niveladora de diversidades. M·s que ´facilitar

    ª las vÌas de acceso a los retrasados, la ˙ltima intenciÛn

    es que no sean necesarias esas vÌas o atajos...

    porque apenas hay quienes se retrasen en una sociedad

    ´diferenteª. No es accidental que los promotores de esa

    ´sociedad diferenteª sean siempre los que apenas

    cuentan en el modelo vigente. Por ello, la propuesta explÌcita

    de principios Èticos y, por consiguiente, el criticismo

    m·s radical ante los planteamientos conservadores

    de los planes de inclusiÛn de tipo insertista (facilitar

    el acceso) se encuentran en publicaciones marginales,

    en la periferia de los centros de poder y decisiÛn. En

    boletines y revistas de difusiÛn muy minoritaria se encuentran

    estas voces. Por ejemplo, los comentarios de

    la revista de los jesuitas espaÒoles, RAZ'N Y FE (editorial

    ´El Plan nacional para la inclusiÛn socialª, julio-agosto

    2001, 27-32). TambiÈn un boletÌn mensual de una Caritas

    diocesana (´Plan de acciÛn para la InclusiÛn social

    ª, en CR'NICA DE LA SOLIDARIDAD, Caritas de Valencia,

    nº 44, junio 2001, p·g. 3). No me resisto a hacer accesibles

    dos citas sobre manifestaciones y causas de la exclusiÛn.

    ï La pobreza y la exclusiÛn son enfermedades del

    cuerpo social. Los pobres no son fruto natural de

    la digestiÛn social que hay que segregar en lugares

    higiÈnicos por razones de salud y estÈticas. No son

    del papel absolutamente residual que juegan

    estas cuestiones de la inclusión social, la pobreza,

    la exclusión 'o como se las quiera llamar

    ' en la agenda política real, al margen

    de las declaraciones más o menos solemnes.

    Como resumen, creo que no se avanza, la

    agenda política cambia en cada Consejo y, de

    relleno, aparecen los temas de siempre a los

    que ningún político responsable puede volver

    la espalda cara a su electorado. En este momento

    está en marcha el «debate sobre el futuro

    de Europa», Niza fue el reparto de poder

    en la Unión ampliada y su «agenda social»

    deja poco espacio a la innovación.

    El Consejo Europeo de finales del 2001, en

    Laeken, tenía que llevar una cartera de encargos

    muy abultada, al menos por los compromisos

    que se le habían ido fijando en estas

    materias sociales. Las conclusiones de la

    Presidencia en el Consejo Europeo de Laeken

    (14 y 15 de diciembre de 2001) hacen

    una referencia al modelo social europeo (nn.

    25-30) diciendo que hay que concretarlo y sugiriendo

    dichos puntos necesitados de precisión:

    la legislación social, los servicios de interés

    general, el principio de igualdad, la

    erradicación programada de la pobreza, la

    coordinación de regímenes de seguridad social

    16.

    EL PLAN DE INCLUSIÓN DEL REINO

    DE ESPAÑA

    El texto del Plan va inserto, me dicen, en

    la Documentación de este número de la revista.

    Es lo que me deja las manos libres para

    no tener que hacer ningún resumen o presentación

    detallada. Pero quiero de entrada

    preguntarme, a pesar de la desilusión de algunos

    y los cruces de críticas de otros, 'qué

    hubiera sucedido sin la invitación comunitaria

    a elaborar los planes nacionales de inclusión?

    Afirmamos de antemano que España, como

    todos los Estados de la Unión, dispone ya

    de instrumentos para facilitar la inclusión y

    evitar la pobreza o la exclusión. El propio

    texto del Plan, sin embargo, ya subraya el

    carácter poco usual que reviste la propuesta

    política de inclusión que dio lugar al Plan,

    porque no hay precedentes de planes de este

    estilo, bien porque las acciones referidas se

    consideraban propias de los planes de empleo,

    bien por la atomización administrativa

    de las competencias o, incluso, por la gestión

    local o autonómica de muchas actuaciones.

    Se hace esta precisión porque yendo al conte-

    ESTUDIOS

    22 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    16 El Anexo I de las Conclusiones de la Presidencia

    es una declaraciÛn sobre el futuro de la UniÛn. De cara

    a la preocupaciÛn por un modelo de sociedad m·s cargado

    de algunos valores quiero destacar alguna de sus

    afirmaciones: 1) ´Europa debe asumir su responsabilidad

    en la gestiÛn de la globalizaciÛnª; 2) Europa debe

    ser ´una potencia que quiere enmarcar Èticamente la

    mundializaciÛn, es decir, ponerla en un entorno de solidaridad

    y desarrollo sostenibleª; 3) el ciudadano europeo

    ´pide resultados en el ·mbito del empleo y la lucha

    contra la pobreza y la exclusiÛn social, asÌ como en el

    ·mbito de la cohesiÛn econÛmica y socialª.

    Ûrganos enfermos de los que se pueda prescindir

    ... la pobreza y la exclusiÛn son, como la fiebre, un

    sÌntoma. Se pueden disminuir sus molestias sin

    erradicar la enfermedad del organismo, del sistema

    social. Medidas a concretar para facilitar la inclusiÛn

    por el trabajo, el acceso a la vivienda, a la

    educaciÛn, a la asistencia sanitaria ...-lÌneas de actuaciÛn

    previstas en el plan- pueden ser cubitos de

    hielo para evitar que el malestar de los excluidos

    nos moleste. (revista de Caritas-Valencia).

    ï Este plan es profundamente insertista y las pruebas

    est·n en que el amplio diagnÛstico que se realiza

    no pregunta por las causas de la exclusiÛn, sino

    que simplemente presenta a personas que ´no

    pueden accederª. La palabra exclusiÛn ha sido reducida

    a un nuevo asistencialismo desde la clave

    de la inserciÛn: se trata de crear cuotas para la

    participaciÛn de los ´excluidos´ en el sistema, no

    de revisar el sistema ni parar la producciÛn de excluidos.

    Este nuevo asistencialismo ya no busca

    sÛlo dar ´ayudasª sino ´dar posicionesª a los excluidos

    dentro del sistema general. (revista RAZ'N

    Y FE).

    ï TodavÌa me atrevo, en la enÈsima correcciÛn del

    manuscrito, a citar la reciente viÒeta del El Roto (EL

    PAÕS, 22 de enero de 2002) que dibuja, en su irrepetible

    estilo, el desag¸e de excluidos del sistema.

    nido, más que a la novedad de la presentación

    conjunta

    , una somera revisión de la

    lucha contra la pobreza y exclusión nos llevaría

    a mencionar para el caso de España las

    pensiones no contributivas (con la ambición

    de «cerrar» el Sistema de Seguridad Social),

    las iniciativas autonómicas para una garantía

    universalista de ingresos mínimos y de

    itinerarios de inserción, el Plan concertado

    de servicios sociales básicos, la red autonómica

    de servicios sociales tanto generales como

    especializados 17. Por consiguiente, 'qué

    más podía esperarse, respecto a los contenidos,

    en este nuevo Plan de inserción?

    La referencia 'no me atrevo a hablar de

    debate

    , si delimito esa referencia a los comentarios

    en nuestro país' a la exclusión e

    inclusión es muy copiosa, debido a la confluencia

    de los intereses de los políticos con

    las demandas de tantos que, fuera de las estructuras

    políticas tradicionales, hacen de la

    lucha contra la pobreza su logotipo de marca.

    En la sociedad civil la protesta contra la pobreza

    ha constituido un elemento que aglutina

    las organizaciones más heterogéneas. En

    el período más reciente hemos presenciado

    en el amplificador mediático sus manifestaciones

    visibles y algo 'muy poco- de sus contenidos.

    Valdría recordar el dicho popular

    («Mucho ruido y pocas nueces») porque, aunque

    todo contribuye a hacer ruido, caen muy

    pocas nueces: el dueño del nogal no lo permite

    y, además, tiene muchas formas de impedirlo.

    Por ejemplo, todo el apoyo político y

    publicitario prestado a cuestiones de pobreza

    y exclusión, en la dirección marcada por los

    objetivos comunitarios, resulta «rentable»: se

    airea una preocupación política por la población

    excluida y se desvía la mirada de las

    causas de esa exclusión, como es el modelo de

    crecimiento y la distribución del poder 18. El

    apoyo mediático también puede servir para

    esconder cómo el tradicional y soñado Estado

    de bienestar se transmuta en un humilde y

    no confeso Estado asistencial y discriminador.

    Es igualmente útil para no tener que

    responder a los retos que, en el futuro, presentará

    la mundialización a lo que quede del

    Estado social 19.

    Se ha hablado muy poco del Plan, ni por

    parte de sus promotores (el Gobierno) ni por

    sus críticos e ignoro a qué se debe esa estrategia,

    bien sea por sencillez, por conciencia de

    que sus planteamientos son evidentes, por

    urgencia de otras prioridades, por ausencia

    de una contestación preocupante de tipo político

    o civil. En definitiva, no lo sé y mis conjeturas

    no tienen excesivo valor, aunque haga a

    continuación algunas precisiones, a partir de

    los enunciados que se contienen en el Plan.

    El marco conceptual y político al que se

    dedican las primeras páginas del Plan español

    destaca algunos elementos que dicen mucho

    más que su tenor literal o contexto. Por

    ejemplo, la exigencia de abordaje integral

    más que tratamiento unidimensional de la

    LUIS VILA L'PEZ

    23 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    17 Puede verse el informe del CES (2001:cap. 3).

    TambiÈn, sobre el papel de los servicios sociales en la

    lucha contra la exclusiÛn, ROLD¡N GARCÕA, E. (2001) y

    GUTI'RREZ RESA, A. (2001).

    18 Para potenciar la creaciÛn de m·s y mejores empleos

    es necesario apostar por un modelo de crecimiento

    que, en contraste con el actualmente vigente, pueda

    generar m·s puestos de trabajo y redistribuir de manera

    m·s armÛnica y equitativa la riqueza, potenciando niveles

    adecuados de bienestar social. El problema del actual

    modelo econÛmico no es si funciona o no, el problema

    es que puede funcionar ´eficientementeª para algunos

    (a los que cada vez ´les va mejorª) y, al mismo tiempo,

    funcionar pÈsimamente para otros (a los que cada vez

    ´les va peorª). Hay que entender, por lo tanto, que la

    bondad de un modelo no descansa sÛlo en unos resultados

    impersonalizados reflejados en las cuentas del balance

    del capital, sino en la capacidad para generar condiciones

    de vida m·s satisfactorias, en sociedades m·s

    estables y con mayor capacidad para mantener un desarrollo

    sostenible (TEZANOS 2000:30).

    19 Coincido con la tesis de MARTÕNEZ DE PIS'N

    (2001). Es un tema muy tratado el de la relaciÛn entre

    globalizaciÛn y Estado de bienestar puesto que afecta a

    los derechos de ciudadanÌa y, en general, a todos los

    equilibrios que son menester entre las exigencias econÛmicas

    y los valores propios del modelo social europeo

    (SYKES et al. 2001; VANDERBERG, A. 2000; DELANTY,

    G. 2000; KLEINMAN, M. 2002).

    exclusión. Como contrapunto, la dificultad

    para identificar y promocionar el potencial

    reformista de los excluidos: es difícil generar

    procesos de movilización y emancipación porque

    los colectivos marginados no son un sujeto

    homogéneo de cambio histórico (afirmación

    ésta que, por discutible, debería originar

    otro trabajo paralelo). La propia realidad de

    la población excluida lleva al fatalismo (inevitabilidad

    para las sociedades avanzadas

    del siglo XXI) y a la clásica estigmatización

    (la marginación como falta de adaptación del

    individuo).

    A partir de las expresiones del Plan español,

    así como del ya referido Informe de síntesis

    de la Comisión se plantea la pregunta,

    ya insinuada hasta la saciedad: 'cuál es la

    causa por la que las visibles manifestaciones

    de «gran desigualdad» (expresión que utilizo

    como equivalente a pobreza, exclusión, etc.)

    se manifiestan en los ejes o ámbitos citados

    por el Plan español? Creo que aludir a los

    ámbitos monetarios, laborales, educativos, de

    alojamiento, sanitarios, marginalizadores, de

    acceso a la justicia, y a las nuevas tecnologías

    está repitiendo lo que ya todos conocen sobradamente.

    Pero estos ámbitos no son más que

    el reflejo de modelos de sociedad, con una determinada

    combinación de valores y objetivos

    (¡prioridades!) que son lo que marca la dirección,

    la velocidad, la ubicación, el consumo

    que se hará visible en los citados ejes. El eje

    no es culpable de nada, solamente transmite

    la energía que recibe. Y es ahí donde hay que

    actuar para lograr una auténtica sociedad de

    inclusión. Este plan quiere encauzar una preocupación

    social, responder al desafío que tiene

    nuestro vigente modelo social europeo para

    independizarse coherentemente de un modelo

    económico no discutido. Aquí se fundamenta

    la crítica tanto al plan español como, en general,

    a la política comunitaria por la inclusión:

    'hay otras respuestas y, si las hay, por qué se

    ha elegido ésta que se nos presenta? 20.

    En las condiciones de partida que se dan

    no pueden esperarse grandes novedades nacionales.

    Hay pocas cosas nuevas en los objetivos,

    en los actores, en las estrategias. (Con

    todo, no siempre hay que decir cosas nuevas

    cada vez que se adopta una posición). Es ya

    un importante toque de atención que la

    Unión Europea y los Estados miembros traten

    la prevención de la exclusión. Poco más

    puede considerarse relevante. Quien se detiene

    ante un andamiaje como éste (envergadura

    física del Plan) puede pensar si tras él

    se está simplemente adecentando la fachada

    (o sea, retoques asistenciales), pero también

    puede sospechar que al mismo tiempo se está

    modificando la estructura y la distribución

    del espacio (tocar lo que causa las exclusiones

    del empleo, la educación, la vivienda, las

    rentas mínimas, etc.). A la postre, con actuaciones

    de este estilo se esclarece qué se entiende

    en la práctica por modernización del

    modelo social europeo: las actuaciones imprescindibles

    para tranquilizar a la mayoría

    de los actores sociales sin alterar en demasía

    la organización social y económica en la que

    vivimos.

    El Consejo Económico y Social (CES) de

    España, órgano consultivo del Gobierno (en

    el que están representadas organizaciones

    sociales directamente implicadas en las medidas

    de los planes de inclusión) recibe en

    enero de 2001 el documento base del Ministerio

    de Trabajo y Asuntos Sociales. El Informe

    del CES (Consejo Económico y Social,

    2001) remite a su anterior documento (Consejo

    Económico y Social, 1996) preguntándose

    qué ha sucedido desde este diagnóstico de

    1996. Reconociendo un avance en estos años

    en la respuesta a la pobreza, el CES conside-

    ESTUDIOS

    24 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    una muy modesta polÌtica que se ocupa de los ´efectosª

    que son inevitables. No es una PolÌtica Social sino polÌticas

    sociales subordinadas. Viene a ser, se seÒala

    (AGANZO y RENES, 2001:37), una manifestaciÛn m·s de

    la inicial desconexiÛn entre las polÌticas sociales y las

    polÌticas econÛmicas: mientras las primeras intentan taponar

    los flujos que llevan a la exclusiÛn, las segundas

    abren nuevas vÌas de agua.

    20 Tenemos un modelo econÛmico asumido y no

    cuestionado y asÌ la polÌtica de inclusiÛn ser· siempre

    ra de utilidad poner de manifiesto los puntos

    débiles observados en las principales vertientes

    de la acción pública que repercuten

    en la pobreza y la exclusión social: educación,

    empleo, sanidad, vivienda, servicios sociales

    y garantía de recursos, para terminar

    con unas reflexiones sobre el papel de la iniciativa

    ciudadana en las políticas de integración

    social (Consejo Económico y Social,

    2001:27). Con otras palabras, el CES reconoce

    que determinados derechos y consumos,

    propios de nuestro modelo de sociedad, quedan

    insuficiente e insatisfactoriamente garantizados

    para toda la población española.

    Cuando el CES compara nuestra situación

    con otros Estados de la Unión dice que hay

    que gastar más y destaca que en servicios sociales

    y rentas mínimas España está en el

    0,2% del PIB mientras la media comunitaria

    es del 0,4%. «La efectividad del futuro Plan

    para la inclusión social 'cuya dotación presupuestaria,

    de momento, se desconoce' (itálicas

    mías) obliga a un mayor esfuerzo en este

    campo». (Consejo Económico y Social,

    2001:73).

    EL PROGRAMA QUINQUENAL DE

    ACCIÓN COMUNITARIA QUE SIGUE

    A LOS PLANES NACIONALES DE

    INCLUSIÓN

    Corresponde ahora, dentro del guión histórico

    descriptivo que enhebra nuestros comentarios,

    pasar al último momento que es

    este programa quinquenal. Es el apoyo prometido

    por la Unión, como fase posterior a la

    elaboración de los Planes nacionales de inclusión

    y al Informe Conjunto de la Comisión

    y el Consejo. La Decisión establece 21 un programa

    de acción a fin de fomentar la cooperación

    entre los Estados miembros para luchar

    contra la exclusión social para que la Unión y

    los Estados miembros consigan un impacto

    decisivo en la erradicación de la pobreza y la

    exclusión social.

    El objetivo general del programa es fomentar

    la cooperación entre los Estados

    miembros para luchar contra la exclusión social

    en el período comprendido entre el 1 de

    enero de 2002 y el 31 de diciembre de 2006

    (art. 1). Trátase de una iniciativa no aislada,

    sino que forma parte del nuevo método abierto

    de coordinación, una estrategia que impulsará

    decisivamente la eliminación de la exclusión

    social por la fijación de objetivos

    comunitariamente adecuados, con un carácter

    aditivo a los planes de actuación nacionales.

    Es una forma de comprender mejor la exclusión,

    de integrar la lucha contra ella

    dentro de otras políticas comunitarias y nacionales

    y, finalmente, la oportunidad para

    dar cabida a la experiencia acumulada: la de

    cada Estado miembro, la de las personas excluidas,

    la de los interlocutores sociales, la

    de las organizaciones no gubernamentales y

    del voluntariado, la de todos los agentes que

    participan en la lucha contra la exclusión social

    y la pobreza (art. 2).

    El objetivo general de coordinación se desdobla

    en tres objetivos, cada uno de los cuales

    dará lugar a diferentes acciones. Esos

    tres objetivos son mejorar la comprensión de

    la exclusión social, organizar intercambios

    sobre la ejecución de las políticas pertinentes

    y promover la innovación mediante la

    creación de redes y el fomento del diálogo

    entre todos los implicados. Pueden ya deducirse

    sin dificultad las acciones comunitarias:

    1) «Análisis e investigación« (identificación

    de indicadores apropiados, cuantitativa

    y cualitativamente); 2) «Cooperación política

    e intercambio de información y de las mejores

    prácticas» (apoyo de reuniones con dimensión

    europea para evaluación, supervisión,

    producción y distribución de un estudio

    anual de la Unión Europea sobre la exclusión

    social); y 3) «Promoción de un diálogo en

    el que participen los diferentes interesados y

    apoyo al establecimiento de redes» (artículos

    LUIS VILA L'PEZ

    25 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    21 DecisiÛn 50/2002/PE-CONS de 7 de diciembre

    de 2001 (DOLE 12 de enero de 2002).

    3 y 4). Lo ya dicho resume la especificación

    de medidas para ser apoyadas en un marco

    transnacional y que se articulan en torno a

    los tres ejes aludidos (Su especificación aparece

    en el Anexo de la Decisión comunitaria).

    Si se efectuara un análisis comparativo

    con otras actuaciones comunitarias anteriores

    y de índole semejante se evidenciarían

    muchos parecidos. Es cierto que se evita cuidadosamente

    cualquier burda repetición de

    contenidos y peculiaridades. Como ejercicio

    sugeriría analizar, por una parte, las expresiones

    contenidas en la Decisión y, por otra,

    a modo de ejemplo, la interpretación que han

    hecho algunos policy-makers acerca de la necesidad

    y naturaleza de la iniciativa.

    Respecto a lo primero (contenidos del Programa

    de Acción) llamo la atención sobre algunos

    puntos, con su pequeño comentario

    crítico.

    ' Se insiste en que las acciones no se solaparán

    con otras actividades comunitarias

    (actuaciones de los Fondos Estructurales,

    programas de Igualdad de

    Oportunidades) sino que, más bien, tratarán

    de incrementar el efecto inclusivo

    de otros instrumentos comunitarios

    (itálicas mías). Se responde de esta manera

    a la acusación frecuente de los

    enemigos de este tipo de programas,

    justificando su oposición por la existencia

    de otras líneas de acción comunitarias

    que inciden sobre el mismo tema.

    ' El programa se centra completamente

    en el apoyo a la cooperación entre los

    Estados miembros, dentro del nuevo

    método abierto de coordinación en la inclusión

    social. Este «método abierto»,

    tan nombrado y citado, se entiende como

    la base para el desarrollo de las políticas

    sociales de inclusión 22.

    ' La decisión anuncia, además, que no se

    financiarán proyectos in situ para hacer

    frente a la exclusión a nivel local, puesto

    que ésa es la responsabilidad de los Estados

    miembros, ni apoyará cooperaciones

    transnacionales ya cubiertas por otras

    acciones (por ejemplo, la lucha contra la

    discriminación en el lugar de trabajo).

    ' La lucha contra la exclusión social se

    integrará en todas las políticas comunitarias

    generales, incluida la acción en

    el marco de los Fondos Estructurales.

    Es un punto bien conocido cuyo tenor

    reza más o menos así: «se incluirá una

    ESTUDIOS

    26 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    (convertirse en la economÌa basada en el conocimiento

    m·s competitiva y din·mica del mundo...) se lograr·

    mejorando los procesos existentes, introduciendo un

    nuevo mÈtodo abierto de coordinaciÛn a todos los niveles,

    que ir· acompaÒado de una funciÛn de guÌa y coordinaciÛn

    m·s firme por parte del Consejo Europeo,

    para garantizar asÌ una direcciÛn estratÈgica m·s coherente

    y un control efectivo de los trabajos...(nº 7).

    El ´mÈtodo abiertoª, tal como se formula en estos

    momentos, no dice gran cosa, aunque pueda prometer

    mucho. En el terreno de las promesas es bueno soÒar

    con lÌneas maestras y objetivos especÌficos propuestos a

    los Estados miembros, informe conjunto (ComisiÛn y

    Consejo) y recomendaciones a los Estados miembros

    basadas en la informaciÛn sobre resultados nacionales y

    los intercambios de buenas pr·cticas. Se utilizÛ para el

    empleo, se pretende para las pensiones (documentos

    de la presidencia belga, en VANDERBROUCKE, 2001) y se

    quiere extender a otros campos de la protecciÛn social

    (exclusiÛn) e incluso enseÒanza o sanidad.

    Algo crÌtica es la lectura que hace CHASSARD

    (2001:299) para quien se trata de un nuevo enfoque

    que busca m·s la coordinaciÛn de las polÌticas que la

    mera armonizaciÛn, m·s la identificaciÛn de est·ndares

    basados en buenas pr·cticas que el mero seguimiento

    de medidas tomadas en el campo del empleo. Puede

    ser. De hecho hoy lo veo como una manifestaciÛn de

    coparticipaciÛn (partnership) para organizar una acciÛn

    conjunta de cooperaciÛn e introducir el ´valor aÒadido

    comunitarioª en campos en que los gobiernos nacionales

    son bien sensibles.

    El ´mÈtodo abiertoª puede llegar a constituirse en

    una forma inÈdita de hacer polÌtica comunitaria. Aunque

    tambiÈn exista el riesgo de no pasar de una simple

    legitimaciÛn de la UniÛn ante muchos ciudadanos expectantes.

    Habr· que esperar para identificar el ·rbol y

    el fruto de tal semilla.

    22 Este mÈtodo aparece en las conclusiones de la

    Presidencia de la cumbre de Lisboa: Dicho objetivo

    ficha sobre exclusión en cualquiera de

    las actuaciones...» y eso vale igualmente

    para la igualdad, la cohesión social o

    cualquier otra prioridad comunitaria.

    ' La enumeración de los sujetos con cuya

    experiencia quiere contarse sugiere si

    queda alguien por convocar. Es decir,

    que dentro de los principios del partenariado

    que últimamente profesa la

    Unión queda en pie si se trata de respeto

    por la subsidiariedad y el diálogo civil

    o si, además, se pretende satisfacer

    intereses variados.

    ' No extraña excesivamente el énfasis en

    los análisis y la mejora de los indicadores,

    máxime cuando ése es uno de los

    campos en los que el valor añadido comunitario

    es más evidente y por el que

    más se define usualmente la sensibilidad

    social de cualquier gobierno de un

    Estado miembro.

    ' Creo que, además, hay algo mucho más

    hondo que subyace en el contenido de la

    acción propuesta y que exige cautela;

    me refiero a que, aparte la subsidiariedad

    (no invadir campos ajenos), lo social

    no tiene marcha atrás, no es fácil

    retroceder y eso es lo mismo que decir

    que cualquier paso adelante que Comunitariamente

    se da no es sencillo revocarlo.

    ' Los intercambios de información y de

    prácticas, la supervisión, la evaluación,

    el establecimiento de redes de ONG activas

    en la lucha contra la exclusión social

    y diálogo entre actores forman parte

    de los contenidos clásicos de estos

    programas.

    La segunda reflexión anunciada gira en

    torno a algunos de los policy-makers europeos

    y se fundamenta en las explicaciones y argumentos

    sobre la conveniencia de un programa,

    así como sobre su alcance y definición. El

    político, en sus declaraciones explícitas, refleja

    su sensibilidad ante el problema, ante

    las demandas ciudadanas, ante la percepción

    y estrategia que adopta respecto a las mismas.

    Es un ejemplo clásico en el análisis de

    las políticas públicas que, en la presente situación,

    intento adivinar, como un botón de

    muestra, en algunas intervenciones del Parlamento

    Europeo. Sucedieron estas intervenciones

    en la sesión del 15 de noviembre de

    2001 al debatir la oportunidad del programa

    citado y las incorporo como nota final para

    no distorsionar el equilibrio de este escrito 23.

    LUIS VILA L'PEZ

    27 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    23 Sr. GONZ¡LEZ ALVAREZ:

    ï Creo que en el documento figuran palabras preciosas

    ... se recuerda que el Consejo considera inaceptables

    los niveles de pobreza que a˙n hay en la UE,

    pero corremos el riesgo de que aplicar este plan de

    acciÛn ... sea como poner una tirita en una herida

    mientras, por otra lado, dejamos que Èsta se desangre

    ... En el debate anterior se ha hablado de las virtudes

    de mercado para sostener las compaÒÌas aÈreas,

    pero se habla menos de los 12.000 empleos

    de Sabena. Podemos correr el riesgo de perder mucha

    sangre mientras tapamos con una tirita la herida.

    Pero de todos modos ... sea bienvenido este

    plan.

    Sr. LAMBERT:

    ï El Parlamento ha insistido en la necesidad de que

    la sociedad civil se comprometa en el programa

    mismo y en su evaluaciÛn. Este compromiso es crÌtico.

    Est· claro que no han funcionado las polÌticas

    top-down y la ilusiÛn de que el crecimiento econÛmico

    podr· de alguna manera, superar la pobreza

    y elevar a los pobres. Parte de la soluciÛn es

    el propio compromiso de la gente. Esperamos sin

    embargo que la investigaciÛn y los programas financiados

    con este modesto aumento de dinero

    ... no se concentren en las polÌticas, sino tambiÈn

    en el proceso de formulaciÛn de las polÌticas y las

    decisiones de financiaciÛn, lo cual ya es en si mismo

    una dimensiÛn innovadora ... Espero igualmente

    que las actividades financiadas no se concentren

    en el trabajo, como respuesta a la

    exclusiÛn. No es la soluciÛn, si el trabajo es pobremente

    remunerado y es adem·s explotador.

    Sr. ROCARD:

    ï (DirigiÈndose a la Comisaria de Asuntos Sociales

    y Empleo, alaba el mÈtodo de la cooperaciÛn

    abierta, el intercambio de pr·cticas y la responsabilidad

    y el deber de Europa de experimentar y

    ejemplarizar las innovaciones y los proyectos piloto).

    Termina: SeÒora Comisaria, tanto usted co-

    DOS MODELOS SOCIALES

    Al acabar la secuencia de las actuaciones

    políticas que últimamente han perseguido el

    objetivo de la inclusión, expondré la tesis que

    constituye el poso de la experiencia evocada

    en esas actuaciones o, con otras palabras, el

    fondo que sedimenta tras las continuas avenidas

    y caudales que han discurrido por el

    cauce de la Política Social.

    Mi primera afirmación consiste en una

    simple evidencia descriptiva: el buen acceso

    de toda la ciudadanía a la satisfacción de los

    derechos que se consideran definitorios de la

    condición de ciudadano pleno no está plenamente

    logrado. Lo cual significa, por consiguiente,

    que se dan dinamismos sociales que

    funcionan de tal manera que no resultan incluyentes

    para todos, sino que resultan excluyentes

    para algunos. Por eso hace falta inclusión.

    Dos desafíos derivan de la constatación

    anterior y son: a) si se puede ayudar a superar

    las barreras divisorias entre incluidos y

    excluidos y, b) si se puede eliminar la misma

    existencia de estas barreras, quedando a salvo

    la heterogeneidad y la diferencia naturales.

    Creo que ambos desafíos, el a) y el b), son

    perfectamente asumibles y hasta con posibilidades

    de éxito.

    Ante el primer desafío propongo una sociedad

    compasiva, mientras que para el segundo

    desafío me inclino por una sociedad

    incluyente. Como quiera que esta última es

    más lenta y costosa abogaré, desde el principio

    por la coexistencia de ambas, una más

    desarrollada y la otra en forma embrionaria.

    Podrían estas sociedades ser llamadas

    de otra manera 'sociedad igualitaria y sociedad

    samaritana, sociedad paliativa y sociedad

    reparadora' pero me quedo con mi

    denominación 'compasiva e incluyente'

    que es mucho más agresiva axiológicamente

    y no neutral (Pemberton, A. 1990:284; Tezanos,

    J.F. 2000:28) 24. Comienzo con algunas

    definiciones descriptivas, más que esencialistas.

    ESTUDIOS

    28 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    24 Aunque la expresiÛn ´sociedad compasivaª es

    mÌa, hago referencia a un antiguo artÌculo aparecido en

    el Journal of Social Policy cuyo autor es ALEC PEMBERTON

    (PEMBERTON , 1990) y que toca muy de cerca un tema

    que contin˙o trabajando. Forma ya un lugar com˙n hablar

    de la acciÛn social ´caritativaª como algo superado

    y adem·s ofensivo para el que es ayudado. PEMBERTON

    defiende el principio del buen samaritano, que es diferente

    del principio de justicia social, y que tiene un papel

    en el Estado de bienestar moderno. Una consideraciÛn

    m·s amplia ñaquÌ vale la cita de prestigioñ nos

    conduce hasta TITMUSS: el don (gift) gratuito es el fundamento

    del Estado de bienestar, siendo las polÌticas sociales

    ´agentes de oportunidades altruistasª. Mayores

    reflexiones no caben en esta nota, y la polÈmica est·

    servida sobre las relaciones entre dones y derechos, o

    ´caridad y justiciaª en tÈrminos m·s cl·sicos.

    Coincido con PEMBERTON: My purpose, however, is

    not to negate arguments for a commitment to ´justiceª

    as such. Rather, it is my intention to carve out a role for

    Samaritanism alongside justice. My point is that while a

    concern about deep-seated structural sources of poverty

    in indispensible, such a focus requires to be balanced

    within the advanced industrial societies by Good Samaritanism

    which, I hope to show, is neither reducible to

    nor antithetical to a commitment to justice (pg. 284).

    De alguna manera est· en la misma lÌnea el esfuerzo

    actual por re-encontrar los fundamentos axiolÛgicos de

    los sistemas modernos de protecciÛn social (si los cambios

    en los valores sociales se relacionan con los cambios

    en las polÌticas sociales y esa relaciÛn permite una

    comprensiÛn m·s adecuada del factor cultural en el

    cambio del bienestar) (CLASEN, J. & VAN OORSCHOT, W.

    2001).

    mo nosotros somos polÌticos. øCÛmo puede imaginar

    por un instante que nosotros vendamos a

    nuestros electores la idea que, trat·ndose de un

    problema tan duro y tan presente como la exclusiÛn

    social, Europa no financiar· m·s que estudios

    y no har· nada concreto? Este tipo de cosas es suicida

    para la imagen de Europa y de ahÌ los enfoques

    y aproximaciones de innovaciÛn que finalmente

    usted aceptÛ. Usted dispone felizmente de

    otros instrumentos, pero con el tÌtulo de combatir

    la exclusiÛn era necesario incluir esta preocupaciÛn

    ... Nosotros queremos la garantÌa de que habr

    · dinero para las experiencias innovadoras; de la

    misma manera hace falta que las ONG puedan

    trabajar y no tengan que buscar improbables patrocinadores

    exteriores.

    1) Una sociedad compasiva va más allá de

    la justicia, no se conforma con lo justo, es de

    tal manera generosa que siempre puede inventar

    formas nuevas, aspectos innovadores

    en las clásicas políticas de bienestar (educación,

    empleo, sanidad...) para que lleguen a

    todos los ciudadanos y en condiciones «aceptables

    ». No es una sociedad atada por la responsabilidad

    de devolver a cada uno lo suyo.

    2) Una sociedad compasiva es aquella en

    la que el derecho a ser ayudado de cada uno

    es un «derecho abierto» y que no condiciona

    en modo alguno el posible altruismo de otros

    miembros de esa sociedad, porque no trabaja

    sobre mínimos, sino con la garantía de que

    esos mínimos están ya asegurados, aunque

    pueden incrementarse.

    3) Una sociedad compasiva aleja todo

    riesgo de aleatoriedad, precisamente por el

    aseguramiento de esos mínimos. La benevolencia

    científica de Toynbee satisface la demanda

    de Hobbes y responde a los temores

    de Hegel 25.

    4) Una sociedad compasiva es el simétrico

    social, por ejemplo, de la Economía del

    don de Perroux (1964), del gift relationship

    de Titmuss (1970), de la Metaeconomía de

    Sampedro (1985), del anti-utilitarismo de

    Caillé (1996), entre otros. Es el resultado de

    sacar a la luz cómo, por la desigualdad en las

    recompensas sociales que es inevitable en

    democracia, es valiosa y necesaria la existencia

    de contrapesos, como puede ser el de la

    compasión.

    5) Una sociedad compasiva subsiste, pese

    a su ostracismo oficial, tanto en las mazmorras

    de la sospecha como a la luz del sol, en

    este último caso vestida de «organización no

    gubernamental», realidad social que se autoreproduce

    en una constelación de asociaciones

    en que el ciudadano encuentra todos los

    campos imaginables para el despliegue de su

    sentido pro-social, mentalidad altruista o

    conciencia solidaria 26.

    6) La sociedad compasiva entiende que

    sus miembros, aun en su más absoluta individuación,

    no dejan de ser solidarios ya que

    forman un «solidum», puesto que aspiran a

    padecer con

    y no sólo «actuar con» (pasión/

    acción, la conocida dualidad filosófica).

    Vivir «compasivamente» es vivir apasionadamente

    contigo, experimentar contigo, padecer

    (pathos) contigo: no es simplemente «verlo

    ».

    7) La sociedad compasiva, por último, es

    la que ha logrado la meta de que sus miembros

    sientan unos con otros, no que coexistan

    o vivan «al lado de».

    Y ahora, volviendo a la alegoría de la mazmorra

    de la sospecha que acabo de nombrar,

    'qué puede hacerse para que el ciudadano

    pueda ser compasivo sin tener que buscar un

    escondrijo o un disfraz? Estimo que entramos

    en una amplia operación de recuperar

    crédito a través de conceptos más exactos y

    menos prejuiciados por los residuos y basuras

    de tantos aluviones pasados. Todo ciudadano

    compasivo es justo (ius suum cuique

    LUIS VILA L'PEZ

    29 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    26 La denominaciÛn ´organizaciÛn no gubernamental

    ª, asÌ como la de ´asociaciÛn sin fines de lucroª o la

    ordinal de ´tercer sectorª pretenden separar lo que ni

    es AdministraciÛn ni es tampoco Empresa mercantil. La

    separaciÛn no es satisfactoria, pues lo que denomina

    con m·s propiedad nunca es lo referencial, sino lo

    esencial.

    25 Tratando la forma como el seguro obligatorio,

    gracias al poder fiscal del Estado, se aplica al campo de

    los riesgos sociales, ALONSO OLEA cita a los cl·sicos seÒalados:

    Esta fue la opciÛn para ëorganizar y hacer cientÌfica la

    benevolenciaí (Toynbee) o la forma como el soberano

    cumpliÛ con el deber que, a juicio de HOBBES, tenÌa respecto

    de los incapacitados de ëno abandonarlos al azar

    de la caridad incierta de las personas privadasí o como

    la sociedad se ha impuesto el deber de ëdescubrir la necesidad

    y sus remediosí y organizÛ la provisiÛn de Èstos,

    sin abandonar ni el descubrimiento ni su remedio ëa la

    doble contingencia de que exista un sentimiento generoso

    y de que quien lo tiene conozca la necesidadí, como

    dijera Hegel. (ALONSO OLEA, M. 1982:108).

    tribuire, de Ulpiano) pero... puede ser mucho

    más que justo (ius meum quoque tuum).

    Vuelvo a la idea ya expuesta. El derecho a la

    ayuda ni está encerrado en formulaciones legales

    ni condiciona una voluntad compasiva

    (estamos pagando la factura de haber olvidado

    el origen moral 'y no sólo legal' de los deberes).

    Para terminar, ni el trueque ni el mérito

    agotan la relación social, porque

    también existe '¡felizmente!' el don o regalo.

    Una revitalización de la sociedad compasiva

    es verdaderamente funcional: podría

    producir una sociedad de más calidad -y más

    cálida- que ya no depende del Gobierno ni del

    Estado para existir. Pero, 'puede ambicionarse

    algo más, a largo plazo? Ésa es la oportunidad

    de una sociedad incluyente, la que

    sin abandonar el mantenimiento perfeccionado

    de las políticas clásicas de protección

    social, intenta ir más allá de esas políticas de

    alivio, ya mejoradas con la sociedad compasiva

    pero que buscan, en el derrotero de la antigua

    reforma social, olvidada tras medio siglo

    de «welfarismo», la ruptura de las dependencias

    respecto al modelo económico.

    La sociedad incluyente es la ambición de

    una Política Social que no sé cómo calificar

    porque, al igual que las cosas más bellas,

    existen mejor en el ensueño; la bella durmiente

    necesita su príncipe y su beso. De todas

    maneras, mientras ella espera, la reivindicación

    de la sociedad compasiva y la

    propuesta gradual de una sociedad incluyente

    merecen algo más que aguardar. Entro en

    mis «conclusiones», que son estrategias no

    muy complicadas y que, además, van haciendo

    camino porque son vías que, igualmente,

    podían inspirar esas «otras respuestas» a las

    que me he referido en páginas anteriores.

    CONCLUSIONES QUE SIRVEN PARA

    ÉSTE Y PARA OTRO PLAN DE

    INCLUSIÓN

    Un Plan de Inclusión Social, por consiguiente,

    forma parte del diseño de una determinada

    sociedad que no debe perder su dimensión

    compasiva, independientemente del

    nivel de logro en que se sitúe dentro de su

    ambición de sociedad incluyente. Todavía diré

    más: la exigencia de una sociedad incluyente,

    donde y cuando la haya, necesita la

    compañía inseparable de una sociedad compasiva.

    Ésta es la que da sabor, la que rebosa

    y desborda, la que «globaliza» cualquier pretensión

    de sociedad incluyente cuando ésta

    se entiende a sí misma como «sólo para los

    suyos». La sociedad compasiva es mundializadora:

    por eso hace tanta falta.

    Un Plan de Inclusión Social debe sustentarse

    sobre cinco pilares, cuatro en las esquinas

    y uno central que soporta el peso fundamental,

    como un palo de sombrilla, mientras

    los otros cuatro mantienen la fachada, mucho

    más liviana. Dejo que el lector elija el que

    cree que debe ser el pilar central. Mi ordenación,

    pues, va a ser alfabética con el fin de hacer

    más interactiva la formulación de estas

    conclusiones: invito a jugar a arquitectos y

    espero que no se nos desplome el edificio.

    Mis pilares son civilidad, densidad social,

    educación, interculturalidad y responsabilidad.

    El pilar de la civilidad se refiere a la promoción

    de una ciudadanía basada en los derechos

    civiles, sociales, políticos y económicos

    más que en los «derechos de propiedad» que

    acaban justificando el acaparamiento de consumos

    y la diferenciación en el acceso a las

    provisiones (Alonso Benito, E. 1999:71-95).

    La civilidad legitima una sociedad compasiva

    y una sociedad incluyente, como objetivo final.

    Apoyar la civilidad como pilar equivale a

    sustituir la hegemonía económica.

    El pilar de la densidad social se relaciona

    con lo tupidas que deben ser las redes sociales,

    lo que se ha llamado por muchos la «densificación

    del tejido social». Esto equivale al

    fomento de una cultura de la participación y

    de la asociación, tanto en el terreno de la solidaridad

    civil, religiosa o de cualquier tipo.

    Este pilar implica la multiplicación de tareas

    ESTUDIOS

    30 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 35

    realmente incluyentes, innovadoras, flexibles,

    de cercanía. Con otras palabras, no hay

    civilidad mientras no hay explosión de redes

    sociales y coordinación de las mismas.

    El pilar de la educación es que absorbe

    gran parte de la atención, porque es como un

    agujero descubierto en el subsuelo y cuyo taponamiento

    y refuerzo puede tragarse todas

    las inversiones y todos los esfuerzos de una

    intensa tarea educativa. Escuelas, familias,

    asociaciones de todo tipo, iglesias y comunidades

    de convicción, etc. no pueden desentenderse

    del fomento de actitudes de búsqueda

    de valores comunes, algo cada vez más

    frágil y menos estimado. De esa fragilidad y

    minusvaloración se aprovecha la constelación

    de intereses económicos que cada día

    aparece más poderosa, precisamente por su

    concentración. Dado que la sociedad civil y la

    sociedad política tienen su punto de apoyo en

    las convicciones de la ciudadanía, sólo la inversión

    en convicciones para la ciudadanía

    presionará hacia un nuevo pacto o contrato

    social.

    El pilar de la interculturalidad es el reconocimiento

    del otro, muchas veces en su diversidad

    ingrata (no agradecida), que es fruto

    de la educación moral y cada vez más se va

    a manifestar en diálogo de culturas que necesita

    ser auténtico. Con este pilar nos hemos

    topado y es el que afecta a las minorías

    mayoritarias en los países occidentales.

    Quiero hacer referencia a ese marco y mucho

    más allá de las diferencias raciales visibles,

    porque hay que entrar en el basamento de

    los valores culturales que coexisten, a fin de

    asumir e integrar 27. No nos conformamos

    con verificar la evidencia de que ciudadanías

    de segunda clase, vergonzantes y ocultas, vivan

    en sus ghettos o mezclados con los demás,

    que tengan más o menos peso político

    basado en su singularidad. Sin ese diálogo

    estaríamos introduciendo, cada vez más un

    caballo en Troya, en lugar de atender a elementos

    de la cultura y valores ajenos que enriquecen

    en su heterogeneidad 'y por tanto

    en su dificultad' «nuestra» (la de los que se

    la hayan podido apropiar) cultura de acogida.

    Por último, el pilar de la responsabilidad

    que es el que toca a los que «tiene que responder

    de», a los que «tienen que responder

    ante»: es la re-fundamentación de la política

    y de lo político, la renovación que sitúa adecuadamente

    los valores que guían el comportamiento

    en la polis, tanto de los profesionales

    de la política como de todos los actores

    políticos, que en una sociedad de la participación

    somos todos. Volver a descubrir y

    prestigiar lo político quiere decir que no es

    posible que los valores de la polis se subordinen

    a las exigencias mercantiles no controladas.

    Se necesita descubrir en todo ciudadano

    'mucho antes que en todo consumidor- al homo

    politicus que llevamos dentro. «Políticos

    del mundo, ¡uníos!» es muchísimo más que

    acuerdos post-electorales, porque requiere

    procesos múltiples de negociación por parte

    de todos los actores políticos. Se ha demostrado

    hasta la saciedad que los actores políticos

    tradicionales y profesionalizados «son necesarios

    pero no son suficientes».

    'Qué pilar ponemos en el centro?

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