Una policía al servicio de las personas

AutorCésar San Juan Guillen/Laura Vozmediano Sanz
Cargo del AutorDoctor en Psicología/Doctora en Psicología
Páginas137-163
CAPÍTULO 6
Una policía al servicio
de las personas
137
PARTE II PREVENCIÓN DEL DELITO DESDE LA ACCIÓN POLICIAL
Como se ha sugerido al inicio de esta guía, un asunto central en el
ámbito de la seguridad urbana consiste en establecer relaciones de
colaboración entre la sociedad y las entidades que ofrecen servicios
públicos y privados de seguridad. El énfasis de esta relación, no obs-
tante, se ha puesto en la mejora continua de la conf‌ianza en la policía
con el único propósito de aumentar las tasas de delitos denunciados,
sin realmente tomar en consideración la prevención de la criminali-
dad. En todo caso, y siguiendo a Guillén (2020) conviene recordar
que la seguridad subjetiva también depende de la conf‌ianza que la
ciudadanía tiene en la policía, para lo cual este autor nos recuerda
el experimento de Newark (Kelling et al., 1981) donde se puso en
evidencia que la presencia de policías a pie mejoraba la percepción
de seguridad, a pesar de que los niveles de delincuencia no se veían
alterados o, por su parte, el estudio de Alda y colaboradores (2017),
que muestra cómo una conf‌ianza razonablemente alta en la policía au-
menta la percepción de seguridad de los ciudadanos. En este mismo
estudio también se muestran que algunos factores personales (edad,
género, nivel de estudios y económico) y sociales (cohesión comunita-
ria) repercuten en la conf‌ianza en la policía. A pesar de estos hallazgos,
CÉSAR SAN JUAN GUILLEN | LAURA VOZMEDIANO SANZ
GUÍA DE PREVENCIÓN DEL DELITO
SEGURIDAD, DISEÑO URBANO, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y ACCIÓN POLICIAL
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cabe decir que la participación de los ciudadanos en la acción policial,
incluso en un contexto de relación de conf‌ianza, ha estado limitada al
papel de informantes o, en el caso de haber sido víctima de un delito,
de meros denunciantes.
Aunque este objetivo puede considerarse muy recomendable para
reducir la cifra negra y favorecer la persecución y resolución de delitos,
es evidente que desde la acción policial es deseable aspirar a mucho
más. Si la pretensión de las políticas de prevención del delito es mejorar
la convivencia ciudadana y la calidad de la vida cotidiana, los objetivos
debemos situarlos más allá de la citada reducción de la cifra negra o,
incluso, más allá de la potencial disminución neta de la criminalidad.
1. El papel de la policía en la
prevención del delito
En la línea que se acaba de exponer, y siguiendo las recomen-
daciones del Centro Internacional para la Prevención de la Criminalidad
(2010), se han identif‌icado varios elementos clave en el éxito de las
estrategias de prevención que parecen verif‌icarse en todas las regiones
del mundo:
a) El vínculo de conf‌ianza entre la población y las instituciones,
particularmente la policía y la justicia, contribuye directamente
al éxito de las acciones de prevención y seguridad. Desde esta
perspectiva, para lograr la ef‌icacia de las políticas públicas de
prevención es indispensable el reconocimiento social a la legiti-
midad de la policía, además por supuesto del resto de la admi-
nistración e instituciones penales.
b) Las medidas de resolución pacíf‌ica de conf‌lictos también han
demostrado su ef‌icacia. Implementadas en espacios públicos,
establecimientos escolares, en el contexto familiar, en el trans-
porte público e inclusive dentro del marco jurídico, estas me-

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