Pobreza

AutorJorge F. Malem Seña
Páginas21-40
CAPÍTULO I
POBREZA
1. INTRODUCCIÓN
El problema de la pobreza constituye una cuestión que interroga
nuestras posiciones desde diversos puntos de vista: moral, político,
económico y social. Nada como la pobreza ha de preocupar tanto a los
diseños institucionales y a las prioridades políticas, ya que su presen-
cia y la necesidad de su erradicación nos afectan, simplemente, como
seres humanos. Su impacto negativo concierne a todos los ámbitos de
nuestras vidas, en lo personal y en lo social. Tan solo para señalar un
dato. Según la Organización Mundial de la Salud, «se puede prever
que un niño varón nacido en 2012 en un país de altos ingresos vivirá
hasta la edad de 76 años aproximadamente, lo que representa 16 años
más que un niño varón de un país de bajos ingresos (60 años). En lo
que respecta a las niñas, el desfase es incluso mayor, ya que la diferen-
cia entre la esperanza de vida en los países de altos ingresos (82 años)
y en los países de bajos ingresos (63 años) es de 19 años» 1. Aun en
una ciudad desarrollada como Barcelona —España—, la esperanza de
vida de una persona que vive en una barriada pobre es 11 años menor
que aquella que vive en un entorno de clase media acomodada. Estas
disimilitudes respecto de la esperanza de vida se deben claramente a
diferencias socioeconómicas 2. Y no es lo único inaceptable que crea la
pobreza.
1 Organización Mundial de la Salud, Observatorio Mundial de la Salud, Estadísticas Sanita-
rias Mundiales 2014:42. Disponible en internet: http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/112817/1/
WHO_HIS_HSI_14.1_spa.pdf, consultado el 1 de octubre de 2016.
2 Agència de Salut Pública, La salud en Barcelona 2014:10 y ss. Disponible en internet: http://
apps.who.int/iris/bitstream/10665/131953/1/9789240692695_spa.pdf, consultado el 2 de febrero de
2017.
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La pobreza, como se verá más adelante, genera enfermedades que
causan muertes fácilmente evitables con la medicación ya disponible,
produce hambre, con sus secuelas de discapacidades personales, afec-
tivas, laborales o sociales, provoca la exclusión social, impide la parti-
cipación política plena y el acceso a la justicia. Pareciera que la pobreza
incidiera de tal modo en aquellos a quienes abraza que les imposibilita
ejercer todos los derechos humanos y de ciudadanía que, supuestamen-
te, les corresponden.
La pobreza no es, entonces, un asunto menor. El Hidalgo Don Qui-
jote ya lo había advertido hablando de la pobreza que aigía a algunos
estudiantes, «quien es pobre no tiene cosa buena. Esta pobreza la padece
por sus partes, ya en hambre, ya en frío, ya en desnudez, ya en todo
junto» 3. Efectivamente, Cervantes ponía de maniesto que el concepto
de pobreza y la propiedad de ser pobre hacen referencia, al menos en
parte, a la idea de carencia y de sufrimiento, y, como tal, poseen una
carga emotiva y moral de carácter negativo. Que la idea de pobreza esté
identicada con la noción de carencia viene avalado también por el uso
que hacemos de nuestro propio lenguaje. El diccionario de la Real Aca-
demia Española asigna al término pobreza, entre otros, el signicado de
falta, escasez o escaso salario 4.
Etimológicamente, por otra parte, pobreza proviene del sustantivo
pobre, cuyo signicado es infértil o estéril. Supone aquello que no da
frutos, nada produce, o que, como adjetivo aplicado a una época, hace
referencia a su miseria. Nada positivo habría en ella. En cambio, rico no
signica fértil, lo contrario de infértil, sino poderoso 5. Y, por consiguien-
te, no implica únicamente posesiones o bienes, sino también el grado
de inuencia que una persona puede ejercer sobre los demás. Algunas
acepciones del diccionario de la Real Academia Española avalan esta
interpretación.
No resulta ilógico pensar, por tanto, que la idea de pobreza haya es-
tado asociada a cuestiones tales como a un determinado tipo de ingreso
económico, sea individual o familiar, que de no tenerse da lugar a pe-
nurias; o a la satisfacción de ciertas necesidades básicas que si, como se-
res humanos, dejamos de colmar causan sufrimientos o, en n, a lo que
podemos hacer con lo que poseemos para desarrollar nuestros propios
Piénsese en el caso más extremo, la expectativa de vida en Japón es de 83 años, la de Sua-
zilandia es de 31,88 años. Dados estos parámetros, si nos visitara un extraterrestre y comparara
solo esos datos podría colegir que los individuos que pertenecen a ambas clases en realidad
forman parte de especies diferentes. Y esto se debe básicamente a diferencias económicas.
Huelgan comentarios adicionales.
3 Cervantes, 1994:486.
4 DRAE, Pobreza: 1. Cualidad de pobre. 2. Falta, escasez. 3. Dejación voluntaria de todo
lo que se posee, y de todo lo que el amor propio puede juzgar necesario, de la cual hacen voto
público los religiosos el día de su profesión. 4. Escaso haber de la gente pobre. 5. Falta de mag-
nanimidad, de gallardía, de nobleza del ánimo.
5 Véase Casas Herrera y Barichello, 2015:41.

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