Los pioneros del pensamiento cooperativo

AutorJavier Divar Garteiz-Aurrecoa
Páginas113-121

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En la primera mitad del siglo xix el ideario humanista religioso, así como el económicamente más elaborado de los asociacionistas y cooperativistas, se van consolidando en un sistema alternativo de principios reglados, con métodos y fines precisos. En resumen, se va a producir la tecnificación del cooperativismo.

Cuatro autores nacidos en los últimos años del siglo xviifivan a recoger la tradición asociacionista y precooperativa, asentando en los primeros años del siglo xix los caracteres del sistema empresarial cooperativo: Owen (nacido en 1771), Fourier (1772), King (1786) y Buchez (1796). Los tres primeros determinan los principios generales del sistema, ordenados después en los estatutos sociales de la cooperativa de Rochdale (1844), considerados como la base jurídica original del Derecho Societario Cooperativo, mien-tras que Buchez, que como queda dicho es una derivación saintsimoniana hacia el cooperativismo, reglamentará por vez primera los caracteres de las específicas cooperativas de trabajo asociado, «obreras» o «de producción».

A estos autores deben añadirse también, entre los doctrinarios del sistema de la primera mitad del siglo xix, a Thompson (1785) y Derrión (1802), el primero como destacado autor de obras de ciencia económica y el segundo como práctico de la defensa consumerista (siguiendo en ello a King).

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También la literatura de la época inl uye socialmente en favor de un sistema de economía participativa y solidaria, como es el caso de Etienne Cabet (1788), autor de la novela «El viaje a Icaria», basada en las antiguas ideas de las colonias autosuficientes, así como Pierre Leroux (1798), que en 1840 publicó su conocida obra «La Humanidad», mezcolanza de las ideas de Saint-Simón, Rousseau y Fourier, en donde se pronuncia también por un sistema social basado en el humanismo y el trabajo asociado.

Robert Owen (1771-1858), galés de Newton, era un hombre pragmático inl uido por las ideas solidaristas de John Bellers. En su deseo de humanizar el trabajo redujo notablemente la jornada laboral de la fábrica de Lanark de la que era directivo, aumentando al mismo tiempo los salarios. Y a pesar de las críticas de los demás empresarios consiguió con estas medidas mejorar notablemente los resultados económicos.

El éxito de sus experimentos a favor de los trabajadores le permitió dar un nuevo paso progresista, lanzándose a la defensa del «trabajo asociado». Basado en las teorías y experiencias anteriores fundó varias asociaciones integrales de producción y consumo, en forma de cooperativas mixtas, labor continuada por su discípulo E. T. Craig.

Las indicadas asociaciones se fundaron en la idea de la propiedad privada colectiva y en la explotación comunitaria, todo ello regido por el principio de solidaridad, lo que en un mundo de feroz mercantilismo le valió el sobrenombre a Owen de «i lántropo loco». Superando las críticas de sus contemporáneos llegó incluso a promover personal-mente en Norteamérica toda una ciudad cooperativa («New Harmony»), aunque sin éxito.

En 1835 constituyó en Londres una Asociación Universal («de todas las clases de todas las naciones») al objeto de conseguir el cambio de mentalidad de la sociedad en favor

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de un sistema económico cooperativo, sobre bases racionalistas y pacifistas (ideal final de la sociedad cooperativa). En la misma intención se mostró partidario de la unificación de esfuerzos entre cooperativas y sindicatos.

Consideró el trabajo como la base del valor económico, sosteniendo que el justo precio era el valor-producción. La interrelación trabajo-consumo, con...

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