El periodismo de fuentes en Internet

AutorCarmen Clara Rodríguez Alonso
Cargo del AutorAgencia EFE. Universidad Antonio de Nebrija
Páginas239-254

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El derecho a conocer lo que ocurre es un imperativo vital, ya que sin la posibilidad de conocer el hombre dejaría de ser hombre.

"Por encima de cualquier otra libertad -escribía Milton en 1646- dadme la libertad de conocer, de cambiar ideas, de discutir libremente según la conciencia".

El historiador Michell Stephens ha estudiado de qué modo ha influido la información a lo largo de la historia y en sus ensayos se aprecia que las sociedades, independientemente de los avances técnicos, sienten la necesidad de la información. "Las personas ansiamos noticias por puro instinto, por el deseo al que podríamos llamar instinto de estar informado" (Stephens, 1988).

Deseamos conocer lo desconocido, hechos que no se circunscriben a nuestra propia experiencia. Conocer lo que no conocemos nos proporciona seguridad, nos ayuda a vivir. Desde esta perspectiva, el intercambio de información se convierte en la base a partir de la cual se vertebran la sociedad actual, las pasadas y las venideras.

En esta sociedad, en este contexto, es donde la información tiene su papel vital. La información oral primero, la escrita después y la tecnificada de los medios de comunicación en la actualidad acaban dando cohesión al grupo, a la sociedad.

1. El concepto de veracidad en la información

En 1720 dos periodistas ingleses, que firmaban con el seudónimo de Catón, introdujeron la idea de que había que decir "la verdad para defenderse de las calumnias". Hasta ese momento el derecho inglés consideraba justamente lo contrario: criticar al Gobierno era un crimen y cuanto mayor fuera la verdad que contuviera la crítica el delito sería mayor. Las teorías de Catón fueron bien recibidas en las colonias americanas, donde reinaba el descontento hacía la Corona británica y fueron publicadas por numerosos editores, entre ellos Benjamín Franklin.

Asimismo, fueron la base de la defensa de otro editor, John Peter Zenger, que fue llevado a juicio por criticar al gobernador británico de Nueva York.

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Según los principios de Catón, "el ciudadano tenía derecho a (...) denunciar y oponerse al poder arbitrario (...) declarando la verdad por medio del lenguaje oral o escrito" (Kovach, 2003).

Después de este acontecimiento el concepto de prensa libre comenzó a tomar fuerza en los territorios que posteriormente alcanzarían la independencia y se llamarían Estados Unidos de América.

Los padres de la patria, en la Declaración de los Derechos del Estado de Virginia (1776) recogieron el siguiente principio: "La libertad de prensa es una de las bases más poderosas de la libertad y sólo los gobiernos despóticos pueden oponerse a ella". La revolución francesa de 1789 proclamaba la libertad en su sentido más amplio. La Constitución de 1791, en su artículo 11, recoge el principio de la libertad de expresión. La veracidad y la exactitud fueron una de las máximas del periodismo forjado en sociedades democráticas. Los primeros en hacer esta declaración de principios fueron los impresores angloamericanos, les siguieron los franceses, los españoles, los alemanes y otros muchos impresores del mundo occidental.

William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, padres del periodismo amarillo, basado en el sensacionalismo, el escándalo y la veneración a las estrellas de Hollywood, "dioses del Olimpo" según el sociólogo francés Edgar Morin, en su libro "Las star" analiza estos personajes mitad dioses, mitad seres humanos (Morin, 1972). Querían garantizar a sus lectores la verdad, que fueran conscientes de que aquello que estaban leyendo estaba fuera de toda duda.

El Herald de Hearst presumía de ser el diario más veraz de la ciudad. Pulitzer creó en 1913, en el New York World, una oficina de veracidad y juego limpio. Quizás se podría estar hablando del primer defensor del lector, en cuanto que Pulitzer, a través de esta oficina tenía en cuenta las quejas del lector y se hacía eco de las demandas de éstos, que en ocasiones ofrecían otro ángulo de la noticia. Se puede hablar de un incipiente periodismo interactivo, en el cual los lectores ofrecen versiones de lo sucedido, que en ocasiones sirvieron para esclarecer los hechos.

Walter Lippmann en "La libertad y la información" utilizaba ambas palabras: libertad e información como si fueran sinónimos. Años más tarde en "La opinión pública" dice "Información y verdad no son la misma cosa (...). La función de las noticias es dar relevancia a un acontecimiento o hacer que la gente sea consciente de él. La función de la verdad es arrojar luz sobre los hechos ocultos, relacionados entre sí y esbozar una imagen de la realidad sobre la que puedan actuar los hombres" (Lippmann,1963).

2. La verdad funcional

Pese a las distintas dudas y definiciones filosóficas sobre la verdad los periodistas deben de estar comprometidos con la ésta porque la sociedad lo exige así y porque esa misma sociedad, cuando siente que es engañada, busca sus medios de defensa.

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Para llegar a eso que se podría llamar "verdad funcional" los ciudadanos y las sociedades desarrollan diversos procesos y procedimientos. La policía arresta a los sospechosos basándose en los hechos. Los jueces dictan sentencias en función de hechos probados.

La verdad periodística se atiene a esa "verdad funcional" y como todas las verdades, incluso las leyes científicas, puede ser sometida a revisión.

El periodismo busca una forma práctica o funcional de la verdad. No la verdad en un sentido filosófico, absoluto. No la verdad de una ecuación matemática. Busca la verdad en el sentido que nos permita gestionar mejor nuestras vidas.

El director ejecutivo del New York Times, Bill Seller, dijo "buscamos un tipo de periodismo que en la medida se esfuerce para ofrecer información suficiente al lector para que éste extraiga sus propias conclusiones."

Y cuando el lector no está satisfecho con las informaciones que recibe porque piensa que no se corresponden con la verdad o que la verdad ha sido deformada interesadamente el ciudadano decide su forma de proceder.

A esta conclusión llegaron varios periodistas que participaron en el curso "La prensa cuestionada. Análisis de una aventura informativa" que se celebradó en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander.

Los corresponsales en Londres de ABC y de TVE, José Manuel Costa y Enrique Peris respectivamente, así como David Sharrock, corresponsal de The Times en España debatieron sobre los errores en el mundo de la información.

El corresponsal de ABC en Londres, José Manuel Costa, disertó sobre el caso Kelly, el científico que informó a la BBC sobre el descontento de los servicios de inteligencia británicos respecto a los informes sobre la guerra de Irak.

Kelly terminó suicidándose y el hecho promovió una investigación en la que el juez Hutton exculpó al gobierno y acusó a la BBC de no haber tratado correctamente la información. "Esta investigación no convenció a nadie" dijo Costa, quien se muestra convencido de que la opinión pública considera que la BBC dijo la verdad y el gobierno de Blair mintió.

El corresponsal de The Times en España, respecto al 11 de marzo, aseguró "mientras el gobierno afirmaba que la autoría de los atentados se debía a ETA, yo había interrogado a mucha gente en la calle y la mayoría opinaba que no había sido la banda terrorista vasca".

Sharrock asegura que "la insistencia del Gobierno en culpar a ETA hizo que el partido en el Gobierno perdiera las elecciones".

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El corresponsal de TVE en Londres, Enrique Peris, puso de ejemplo la avalancha ocurrida hacía quince años en un campo de fútbol de Liverpool, donde murieron numerosas personas. El diario Sun publicó una crónica donde se decía que la gente había robado y pisoteado a los cadáveres, cuando ocurrió lo contrario, pues muchos de los supervivientes habían tratado de ayudar a los fallecidos, incluso arriesgando sus vidas.

"Este diario que vende tres millones de ejemplares en el Reino Unido -dijo Peris- prácticamente no se vende en Liverpool, ciudad que no perdona la mentira publicada hace quince años" (Agencia EFE, 2004).

Otras forma de alterar los hechos radica en la exactitud sin más, que puede dar lugar a una distorsión de la realidad si se publican informaciones factualmente correctas pero sustancialmente falsas, cuando éstas se publican fuera de contexto, sin ofrecer todos los datos o sin consultar al mayor número de fuentes posibles o al menos a aquellas implicadas en los hechos.

El periodismo intenta llegar a la verdad, una realidad confusa y compleja. Para ello, trata de discernir entre la información verdadera de la falsa, de aquellas que contienen errores, desinformación. Posteriormente pone a disposición de la sociedad esa información y es la sociedad quien reacciona, de tal forma que la búsqueda de la verdad acaba convirtiéndose en un diálogo.

Actualmente más que añadir contexto e interpretación, los medios digitales, dada la inmediatez, necesitan síntesis y verificación. Discernir entre las verdaderas informaciones y los rumores, concentrarse en lo que es cierto y relevante de la noticia. A medida que los ciudadanos se encuentran con una afluencia de datos cada vez más grande, tienen mayor necesidad de fuentes identificables, de periodistas dedicados a verificar esa información, destacando lo relevante y rechazando lo que no lo es.

"La verificación y la síntesis se han convertido en...

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