Paul, Jacques: El cristianismo occidental en la Edad Media, siglos IV-XV (trad. Júlia Climent)

AutorMaría José Redondo
Páginas1047-1050
Bibliografía 1047
AHDE, tomo LXXXVI, 2016
todo ello es indiscutible que será obra de obligada consulta y referencia a partir de este
momento, como ya he indicado, a la hora de estudiar el desenvolvimiento en la Moder-
nidad y en los siglos de la Época Contemporánea del Estado en España,
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PAUL , Jacques, El cristianismo occidental en la Edad Media, siglos IV-XV , (trad.
Júlia Climent), Universitat de València, Valencia, 2014, 455 pp. ISBN 978-84-
3709-388-8
La obra del profesor de la Universidad de Provenza, Aix–Marsella I, está estructu-
rada del siguiente modo: un prólogo, una introducción y cuatro partes, divididas a su
vez en capítulos; a ellas les sigue una conclusión y la bibliografía utilizada en cada uno
de los capítulos.
El autor advierte en el prólogo de que son muchos los estudios que se han realizado
sobre este periodo de la Edad Media en los libros dedicados a la Historia de la Iglesia; si
bien él propone una renovación de la percepción, descartando el clásico relato. En este
sentido, utiliza una metodología que se apoya sobre el análisis de tres aspectos funda-
mentales: el político, el cultural y, por último, y al que le dedica más atención, el espiri-
tual. Por otra parte, en el análisis de este milenio el autor nos va a mostrar la continuidad
y las innovaciones que se combinan sin cesar. Antes de adentrarse en cada una de las
cuatro partes dedica la introducción a presentar, a grandes rasgos, el cristianismo.
Titula la primera parte «El cristianismo en latín en el final del Imperio romano».
El capítulo primero se denomina «Los cristianos y el imperio». En él aborda los
comienzos del cristianismo en el mundo greco-romano. Como señala el autor, el cristia-
nismo toma prestado de la filosofía griega los principios intelectuales que guían la com-
prensión de su fe. De igual modo, las instituciones políticas y sociales del mundo roma-
no contribuyen a la implantación de algunas de las instituciones de la Iglesia. Esta
simbiosis, sin duda, configuró la historia de Occidente, como se pone de manifiesto.
Alude a las crecientes conversiones que se van produciendo, citando, como no
podía ser de otro modo, a fuentes esenciales de este período, (entre otros, a Tácito,
Eusebio de Cesarea o Tertuliano). En ese sentido, se refiere a la reacción del poder
político ante este nuevo fenómeno de masas que se concretó en oleadas de persecucio-
nes que padecieron los cristianos basadas, según Tertuliano, en una disposición de
Nerón que establecía: non licet esse cristianos. Aunque en un principio este hostiga-
miento fue puntual, posteriormente se fue generalizando, sin que por ello se consiguie-
ra frenar su expansión. De ahí que, como es sabido, los emperadores decidieran cam-
biar su política hasta llegar incluso a reconocer al cristianismo como religión oficial
del Imperio. Al respecto alude a la «conversión» de Constantino y al nuevo orden polí-
tico que se instauró.
En el siguiente capítulo habla de «Los cristianos y las religiones paganas». Sobre
esta cuestión se refiere a la teología pagana; las prácticas de magia así como a algunas
deidades de las religiones orientales, comentando la postura de rechazo por parte del
cristianismo. Las críticas, como es sabido, se comienzan a reflejar en las Apologías de
Justino y se verán claramente plasmadas en la obra de San Agustín, la Ciudad de Dios.
No obstante, el autor puntualiza que el cristianismo no germinó de un ateísmo, sino que
incorporó actitudes religiosas precedentes.

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