Partido de fútbol de alto riesgo

AutorAna Isabel Criado Contreras
Páginas91-98

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1. Otro fin de semana de partido

La Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte había declarado el partido de fútbol de alto riesgo nueve días antes de la fecha prevista para la celebración del mismo. Este dato era de gran importancia para Eufemiano Santaolaya, coordinador de seguridad del Valvanera, S.A.D., club de fútbol de primera división. Como coordinador de seguridad de un club de fútbol, es el responsable del dispositivo de seguridad que se establece siempre que este club juega en casa. De ahí que su misión sea coordinar la actuación de todos los agentes, públicos y privados, que intervienen para garantizar la seguridad pública en esta clase de espectáculos.

Eufemiano había tenido conocimiento de la declaración de alto riesgo el mismo día de producirse, pues tras la reunión de la Comisión, la Oficina Nacional de Deportes le había comunicado este extremo por fax. Ese mismo día, la comunicación fue enviada por el Secretario de la Comisión a la Delegación del Gobierno de Valvanera, S.A.D., con lo que las autoridades públicas implicadas conocían esta cuestión.

Así las cosas, y como lo viene haciendo habitualmente, Eufemiano convocó una reunión previa en la Comisaría Provincial el jueves anterior al sábado del partido. En esta ocasión, prefirió hacerlo así y no ser él quien se trasladase a la sede del club, ya que debía atender otras obligaciones en su lugar habitual de trabajo.

A esta reunión convocó y asistieron todas aquellas personas que, a su juicio, tenían un papel relevante en el mantenimiento de la seguridad y el orden público con ocasión del inminente partido de fútbol. Así, además de él mismo, estuvieron presentes el inspector de la Unidad de Intervención Policial (UIP) local; un intendente de Policía Local; un representante del Valvanera, S.A.D., a la sazón Jefe de Personal de este club y Director de Seguridad Privada del mismo; un responsable de bomberos y protección civil, y el responsable de la Cruz Roja.

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Los datos que Eufemiano obtuvo de esta reunión fueron de gran importancia a la hora de establecer el dispositivo que habría de ponerse en marcha. Así, fue informado de que el aforo previsto en el estadio estaría en torno a los 50.000 espectadores, 5.000 menos del aforo total; además, una buena noticia, y es que no se tenía conocimiento del desplazamiento de seguidores de riesgo del Alar-cia C.F., equipo visitante que se enfrentaría al Valvanera, S.A.D. Este extremo era importante, pues entre los seguidores de este club se encuentra el grupo radical Alaricarras, tristemente conocido en toda España por su ideología de extrema derecha y los desórdenes públicos de diversa índole que viene causando.

En esta ocasión, tampoco se tenía conocimiento de la llegada de aficionados, digamos, pacíficos, ni de aquellos grupos de seguidores que, aún siéndolo, en determinadas circunstancias podrían ocasionar disturbios. Esto es, no se esperaba a los habituales grupos organizados de peñas que fletan autobuses y se lo comunican al club, grupos a los que el club ha cedido entradas, etc. Sin embargo, Eufemiano es muy consciente de que hay factores que no se pueden controlar. Sabe que no está en su mano impedir que una peña, un grupo, etc. compre un número significativo de entradas en taquilla sin comunicárselo al club, con lo que es imposible controlar su ubicación dentro del estadio. Claro está que ello no reviste demasiada importancia si se trata de seguidores pacíficos; ahora bien, si estos compradores anónimos son componentes de algún grupo violento, la seguridad del partido puede estar en peligro. En base a todo ello, se acordó que el número de policías actuantes sería de 350.

Por todo ello y porque la separación de aficiones rivales en distintas partes del estadio cuando existe una declaración de partido de alto riesgo es un mandato legal, en la reunión previa se acordó, a instancias de Eufemiano, que en caso de que algunos de estos grupos de seguidores aparecieran, a pesar de que en ese momento no se tenía conocimiento de su desplazamiento, su ubicación sería el Gol Alto en el que se ubica siempre a la afición visitante. Estos grupos quedarían separados de la afición del Valvanera, S.A.D., a través de un cordón policial más un bloque de localidades sin vender por cada lado, y ello porque en el estadio El Carrascal no existe valla de separación de aficiones. Esta decisión no fue del agrado del representante del club organizador que sabía que ello suponía reducir el número de entradas que podía poner a la venta en taquilla; sin embargo, quizá por miedo a una sanción más que por otra cosa, accedió a los...

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