Móstoles ciudad abierta y participativa. La dimensión gobernanza del plan estratégico de Móstoles

AutorJuan Carlos Redondo Lebrero
Páginas201-216
VIII. Móstoles ciudad abierta y participativa.
La dimensión gobernanza
del Plan Estratégico de Móstoles
JUAN CARLOS REDONDO LEBRERO
8.1 INTRODUCCIÓN
La dimensión gobernanza del Plan Estratégico de Móstoles, constituye un
factor relevante para la implantación progresiva de nuevas formas de gobernar,
pues es en el ámbito local donde más se ha desarrollado la gobernanza con dis-
tinto alcance y contenido, como lo ponen de manifiesto los planes estratégicos
de muchas ciudades en el desarrollo de sus políticas municipales.
La gestión de los asuntos públicos de forma más cooperativa, ampliando
las bases de la participación de los distintos actores en la misma, puede coadyu-
var a la construcción de un gobierno más abierto y responsable, mejorando, no
sustituyendo, el funcionamiento de las instituciones representativas y por ende,
la legitimidad del gobierno y la credibilidad de los procesos de participación.
Este capítulo que se presenta a continuación es una versión reducida de
un documento más amplio que se realizó para la elaboración del Plan Estratégi-
co de Móstoles. Se estructura de la siguiente manera; primeramente, se enun-
ciará un breve marco teórico de dicha dimensión; seguidamente, se presenta-
rán los resultados más destacados tanto del análisis externo, en el que se
recogían los planes estratégicos de una serie de ciudades españolas e interna-
cionales, como del análisis interno, en el cual se revisaban los principales indi-
cadores del municipio. Finalmente, se presentarán las conclusiones estratégi-
cas obtenidas y los principales objetivos incluidos en el Plan Estratégico de
Móstoles en la dimensión gobernanza.
8.2. MARCO TEÓRICO
La gobernanza es un enfoque emergente en la práctica política cuyo objeto,
en sentido amplio, es la búsqueda de entornos institucionales comunes más
abiertos en la interacción de los ámbitos político, social y económico a la hora
de gestionar determinados aspectos de la acción de gobierno, lo que no exclu-
ye los enfoques burocrático y gerencial de la gestión político-administrativa,
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que son los de mayor raigambre en nuestras Administraciones públicas. Desde
la Unión Europea, con la aprobación del Libro Blanco de la Gobernanza Euro-
pea aprobado en 2001, se pone el acento sobre este tema, estableciendo cinco
principios que han de regir la gobernanza en la gestión gubernamental; aper-
tura, participación, responsabilidad, eficacia y coherencia. Podría decirse que
constituye un nuevo estilo de gobernar distinto del control jerárquico con ma-
yores niveles de cooperación entre actores gubernamentales y no gubernamen-
tales en redes mixtas de decisión en la elaboración y formulación e implemen-
tación de políticas públicas (Mayntz, 1993).
Las conceptualizaciones formuladas de dicho concepto han sido muy va-
riadas y desde muy distintas disciplinas científicas Kooiman (1999), pero todas
convergen, en mayor o menor medida, en la necesidad de profundizar en dis-
tintas fórmulas de participación de la sociedad civil en la actividad del gobier-
no. Un equilibrio entre la acción de gobierno, entendida como un proceso de
interacción de actores (governing); las reglas y prácticas institucionales que sub-
yacen en el proceso de relaciones entre actores (governance); y los resultados fi-
nales de dicha interacción (governability) (Kooiman, 1993).
La gobernanza está muy vinculada al concepto de red, entendida esta
como una forma interdependiente de relación entre el gobierno, los actores
privados y los actores sociales para la intermediación de intereses, la negocia-
ción, cooperación y la toma de decisiones (Rhodes 1997, Börzel, 1998). La inci-
dencia de este factor tiene su justificación en que las concepciones tradiciona-
les no son capaces de abordar las transformaciones que afectan a las relaciones
entre el Estado y la Sociedad (Ruano, 2010):
La intensificación de la sectorialización y de la diferenciación de polí-
ticas y de administraciones.
La intervención de un número mayor de actores políticos en las dis-
tintas fases del proceso de las políticas públicas.
La extensión del campo de las políticas públicas.
La descentralización y la fragmentación del Estado.
La difuminación de las fronteras entre el ámbito público y el privado.
La multiplicación de la intervención privada en áreas tradicionalmen-
te públicas.
La transnacionalización de la política nacional.
La interdependencia y la complejidad creciente de las cuestiones po-
líticas y sociales.
Las redes de acción pública, por tanto, pueden llegar a realizar funciones
en determinadas materias corrigiendo ciertas insuficiencias del funcionamien-
to del sistema político-administrativo, pero sin olvidar que lo importante no es
tan sólo el proceso de participación en sí mismo, también lo es el resultado; las
soluciones a los problemas, la aceptación social de las políticas públicas a im-
plementar y la confianza y legitimidad en las instituciones políticas (Arenilla,

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