La paradoja de la productividad del cambio demográfico

AutorJames Gavigan
CargoIPTS en la Unidad TEC

Asunto: La moderación del crecimiento de la población en la UE se caracteriza por un aumento creciente de la proporción de mayores de 60 años y, como consecuencia, una disminución de la importancia demográfica de la UE a escala mundial. Para el año 2025 se habrán invertido las proporciones relativas entre los menores de 20 años y los mayores de 60 años. Esto puede tener distintas consecuencias para la sociedad europea pero, en conjunto, incidirá negativamente sobre la estabilidad y el mantenimiento del estilo de vida acomodado y un generoso sistema de bienestar al que se han acostumbrado los ciudadanos de la UE.

Relevancia: El informe de la Comisión Europea sobre la situación y tendencias demográficas en la Unión Europea en 1995 destaca las consecuencias para el empleo y la necesidad de aumentar la productividad para mantener el status quo de bienestar en los próximos 30 años, considerando el envejecimiento de la población. Las políticas públicas deben ser suficientemente previsoras para asegurar que estas cuestiones van a ser tratadas conjuntamente por todos los afectados, especialmente del sector productivo (industria y servicios) y los sindicatos, en una atmósfera de responsabilidad compartida. Las tecnologías avanzadas y una fuerza laboral altamente cualificada son condiciones sine qua non para que el sector productivo pueda hacer frente y superar las dificultades. Sin embargo, a pesar de la posibilidad de predecir el problema, la demografía no se contempla entre las prioritarias discusiones de política económica, particularmente en relación con la tecnología y la competitividad.

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Introducción

Para los políticos, gestores, economistas, y toda clase de comentaristas políticos y económicos, que saltan de una cuestión apremiante a otra, es "moneda corriente" debatir la forma de estimular el crecimiento económico y de conseguir una distribución equitativa de la riqueza. Desde hace años, la competitividad y el desempleo han ocupado un lugar preminente en la agenda de la UE y en todo el mundo. Una serie importante de cuestiones relacionadas con estos dos puntos incluyen el papel de la Ciencia y la Tecnología y la innovación, la sociedad de las Tecnologías de la Información, la paradoja de la productividad, el cambio en la gestión y la organización, el impacto de la tecnología sobre el empleo, el análisis de previsión y prospectiva, el debilitamiento de la dicotomía fabricación-servicios, etc. Estas cuestiones caracterizan ampliamente el debate sobre política económica desde el ángulo tecnología/industria.

Sin embargo, a pesar del nivel de sofisticación que han alcanzado las discusiones, la demografía - las características de la población humana sobre las que se construye y evoluciona la sociedad - se ha mantenido sorprendentemente fuera del panorama en un grado sustancial. La mayoría de las disertaciones actuales se centran en los mercados y tendencias tecnológicas futuras, las estrategias y prioridades sectoriales, o la mejora de las condiciones de trabajo, etc., olvidando, implícita o explícitamente, el elemento dinámico de la demografía. No obstante, más que hacer una constante del problema, los demógrafos han dirigido la atención desde hace algún tiempo a una serie de cambios demográficos inminentes muy importantes en la UE, que tendrán enormes consecuencias para casi todos los aspectos de la sociedad y de la economía. Las tendencias incluyen (i) un descenso de la población, (ii) una reducción del número de jóvenes y niños, (iii) una caída significativa de la cantidad de personas en edad activa y (iv) una explosión del número de personas que se aproximan a la jubilación y a la vejez. La llamada "bomba de tiempo demográfica" ha sido un problema previsible desde hace algún tiempo, cosa poco habitual en los intereses de las naciones. Sin embargo, su dimensión y urgencia justifican pasar a la acción más allá del mero reconocimiento, en el ámbito político, entre los agentes sociales, y en cualquier otro ámbito más restringido, como el familiar y el individual, con el fin de disminuir, o al menos amortiguar, su enorme impacto.

Este artículo pretende esbozar algunas implicaciones de los cambios demográficos en curso, en relación con los debates actuales sobre Tecnología-Empleo-Competitividad. Presenta una serie de cuestiones que, incluso si se han tratado ya en algunos ámbitos, merecen una mayor consideración en debates más generales.

Bomba de tiempo - una población que envejece

Los demógrafos denominan "bomba de tiempo" al fenómeno asociado al mantenimiento del estado de bienestar financiado al que están acostumbrados todos los segmentos de la población de la UE y a los problemas económicos derivados de ello. Según las previsiones para el año 2025 (COM(96)66 The Demographic Situation in the EU), el grupo de menores de 20 años descenderá 9,5 millones o el 11%, el grupo de "adultos en edad activa" perderá 13 millones, o el 6,5%, mientras que los "adultos jubilados" aumentarán un 50% hasta 37 millones, o el 30% de la población total [1. Los efectos compensatorios de las tendencias opuestas de los jóvenes y de los mayores (resultando totalmente inversas las proporciones relativas de cada grupo), significan que la tasa de dependencia total (es decir, el número de personas dependientes por miembro de la población que trabaja) va a aumentar sólo ligeramente. Sin embargo, las necesidades y expectativas de bienestar social de los jubilados y personas de edad son muy diferentes de las necesidades de los jóvenes, y la carga de cada grupo afecta a diferentes aspectos de la economía, como se verá a continuación.

El centro de gravedad radica claramente en el aspecto dependencia/pensionista del problema, con respecto a la forma de garantizar la provisión de fondos y la organización de la protección social - es decir, sistemas de pensión, sanidad, etc. - a las que se sienten con derecho, con toda justicia, las generaciones actuales de contribuyentes/futuros pensionistas. (La tasa actual en la mayoría de los países desarrollados es de cuatro a cinco trabajadores por cada persona mayor de 65 años, y disminuirá hasta aproximadamente dos y medio a uno en Europa para el año 2025 - The Economist, 27 enero 96.) En relación con este tema, ya están tomando medidas los gobiernos, los empresarios y los particulares. En especial, los grupos de empresarios se oponen a la intención de los gobiernos de descargar sobre ellos la responsabilidad del bienestar social. También hay una tendencia creciente, causada, en parte, por miedo a lo que pueda deparar el futuro, por la cual los individuos toman medidas personales de ahorro y fondos de pensiones complementarios. Tales tendencias y reajustes, así como otras medidas de política indirectas (por ejemplo, incentivos para favorecer la fecundidad en las mujeres, modificación de la política de inmigración, retraso de la edad de jubilación, etc.) son necesarias y ayudarán a amortiguar el choque, pero en definitiva, las cifras macroeconómicas totales tienen que estar compensadas.

¿Otra paradoja de la productividad?

Un indicador importante para estudiar los cambios en el bienestar medio de la sociedad es la "producción per cápita" de la economía. Los cálculos modelo reseñados en COM(96)66, predicen que la porción de crecimiento anual de productividad per cápita necesaria para compensar el efecto puramente demográfico sobre las pensiones, debe ascender desde el nivel actual del 0,1 - 0,3% hasta el 0,5% para el año 2005, y por encima del 1% para el año 2025 y siguientes. No obstante, las condiciones necesarias para conseguir esto no parecen muy favorables, teniendo en cuenta que:

(i) como consecuencia de la reciente recesión, el estado actual del crecimiento es más bien lento.

(ii) la cuantía del aumento de crecimiento requerido, traslada a cada trabajador una exigencia aún mayor de productividad, dada la exigua proporción de "adultos en edad activa", acentuada además por el alto nivel de desempleo.

(iii) la demanda de aumento total de producción de la economía de la UE choca con la probabilidad de un mercado nacional mermado (como la población) y la relativa disminución de la proporción de la población de la UE dentro de la población mundial.

Consideraremos las implicaciones de estos puntos más adelante.

Reducción del desempleo

En primer lugar, para aumentar la producción global de la economía, se plantea un problema que adquiere una dimensión más urgente aún (¡si fuera posible!): reincorporar a más desempleados en edad activa, si no a todos, a las actividades productivas. Con ello se obtendría el efecto combinado de, por un lado, reducir las ayudas al desempleo del presupuesto del bienestar social, y por otro, aumentar la generación de riqueza y proporcionar a los gobiernos los aumentos de ingresos fiscales que necesitan. (Obsérvese que los gobiernos de la OCDE gastan ya un promedio del 9% del PIB en pensiones. Se calcula que este porcentaje aumentará en un 15-20% en la década que empezará en el 2020, pero debido principalmente a posteriores incrementos en el gasto público neto resultante a su vez de los incrementos aún más rápidos de los costes asociados a la sanidad.) El informe de la Comisión de 1995 sobre la situación demográfica en la UE demuestra que, mientras que el efecto meramente demográfico es claramente positivo sobre el nivel de desempleo, resulta deficiente para eliminar el problema del empleo para la población activa joven o de mediana edad.

Mayor productividad - mayor especialización y tecnología

En segundo lugar, si existe una probabilidad de que las fuerzas laborales puedan obtener los incrementos de productividad mencionados anteriormente, el único camino para conseguirlo es a través de una intensificación en la tecnología del sector productivo (tanto en productos como en procesos) unida a una especialización general y continua del personal (tanto a través del sistema educativo formal como del aprendizaje profesional). La base de esta afirmación reside en que las llamadas actividades de alta tecnología, ya sea en industrias y servicios tradicionales o de nueva creación, proporcionan la fuente más productiva de potencial de crecimiento y de creación de empleo. (Véase, por ejemplo Technology, Productivity and Job Creation, OCDE 1996.)

¿Incremento de la producción para el consumo de quién?

En tercer lugar, aparece la pregunta de si, de algún modo, todos, o la mayoría de los incrementos de producción mencionados anteriormente, se consumirán dentro de los países de la UE, especialmente en una situación de estancamiento o de disminución de la población. Evidentemente, la producción y el consumo per capita pueden crecer en una economía cerrada si la tecnología hace avanzar el límite de la posibilidad de producción y si el mecanismo de precios logra un equilibrio entre la capacidad de los fabricantes y los gustos de los consumidores. No obstante, y de forma más realista, los mercados de exportación pueden ser de importancia crucial para las economías abiertas. Ya que la mayoría de los artículos exportados están sometidos a las exigencias de la libre competencia, el mantenimiento de una cuota de mercado requiere (entre otras cosas) un nivel de rendimiento y de eficacia conseguido por el dominio tecnológico y por la mano de obra bien formada, coincidiendo de este modo con el punto previo. Así se refuerza el argumento de que la UE debe adquirir mayor relevancia de la que tiene actualmente en los sectores de alta tecnología y alto crecimiento (véase The IPTS Report, nº 2, Marzo 1996).

¿Permanecerán los productores en Europa o se irán a otros lugares?

En cualquier caso, el desarrollo en Europa de industrias de alta tecnología competitivas a nivel internacional requiere primeramente, y antes de todo, que la UE constituya un emplazamiento atractivo para la inversión de capital privado. El cambio demográfico, a medio y a largo plazo, no parece especialmente favorable, dado que está previsto que la importancia relativa de la población de la UE respecto a la del resto del mundo descienda en los próximos 30 años en el 4,7%. Si el descenso de población significa también descenso del mercado, las empresas desearán trasladarse a algún otro lugar, cerca de los mercados en expansión que quieran aprovechar. A pesar de la nacionalidad europea nominal de estas empresas móviles, la pérdida de impacto en el bienestar por el traslado a otros países no se compensará por la repatriación de los beneficios y dividendos a los accionistas, etc.

La industria puede tener muchas razones para desear instalarse cerca de los mercados a los que sirve. La pregunta que aquí se plantea es si la demografía podrá ser de algún modo un factor importante para ello. Si fuera así¸ será necesario fomentar los incentivos compensatorios y mejorar las condiciones estructurales para contrarrestar las desventajas que se perciben por el emplazamiento en la UE. El análisis antes mencionado depende de los costes generales de "transporte" (incluidas las barreras comerciales no arancelarias) y, por supuesto, del efecto neto de las tendencias de población y de renta disponible.

¿Qué se debe producir? Perfil cambiante de las necesidades de la sociedad

A medida que se va desplazando la edad media de la población (35 años en la actualidad, con previsión de alcanzar los 45 en el 2025), el perfil de las necesidades influido por la edad experimentará un cambio esencial que tendrá grandes consecuencias para parte del sector productivo y del suministro de servicios públicos.

En la parte inferior, la disminución del número de jóvenes tendrá un mayor impacto en el sistema educativo y en cualquier sector dedicado al mercado juvenil (juguetes, entretenimiento, etc.) algunos de los cuales están llevando a cabo en la actualidad desarrollos tecnológicos especiales, por ejemplo: Nintendo en diseño de software para multimedia.

En la parte superior, el envejecimiento de la población dará lugar a la aparición de un conjunto de nuevos tipos de demanda, principalmente en los campos de la educación, la vivienda, la salud, el transporte y el ocio, con una gran diversidad de nuevos artículos y servicios. El sector productivo, así como el sistema de Ciencia y Tecnología tendrá que anticipar, innovar y desarrollar las nuevas tecnologías para facilitar que estos nuevos mercados se desarrollen y expansionen en proporción al nivel emergente de la demanda. Así, disciplinas como la gerontología y la gerotecnología adquirirán cada vez mayor importancia (véase, por ejemplo, la acción COST-A5 sobre Envejecimiento y Tecnología) para el asesoramiento de los desarrollos que definen los nuevos mercados. También es probable que estos avances para conseguir una población más sana de personas mayores (es decir, la llamada rectangularización; véase "Economics of Population") no reduzcan solamente los costes sanitarios y sociales sino que faciliten también el retraso de la edad de jubilación para aquéllos que puedan o que quieran continuar su trabajo productivo.

El envejecimiento - ¿un nuevo mercado global en expansión?

Estos nuevos artículos y servicios representan una clara oportunidad para el desarrollo y la expansión del comercio. El mercado asociado tiene una dimensión global ya que la tendencia de envejecimiento en la UE se refleja en toda la OCDE. Incluso en el mundo en vías de desarrollo (con la excepción de África), el fenómeno de envejecimiento es manifiesto, con la previsión de que, en el año 2030, los mayores de 60 años llegarán a constituir el 14% de la población en Iberoamérica y en la mayor parte de Asia, y, el 20% en China (The Economist 27-enero-96).

Esta situación plantea inmediatamente la petición de principio de que, este y otros mercados en expansión sobrecompensarán las disminuciones declives en otros lugares, o bien al nivel del conjunto de la UE, o de la OCDE o de la economía mundial, con una tasa de crecimiento resultante netamente positiva. Evidentemente, con todo el mundo desarrollado enfrentándose al mismo problema de obtener los niveles de crecimiento necesarios para financiar la pesada carga del bienestar social, existen incentivos para explotar plenamente las ganancias-efectos de las ganancias del libre comercio, etc. Sin embargo, debido a la naturaleza del mercado de los mayores, que se dirige hacia una gran parte inactiva de la población, el efecto general puede volverse, o ser, simplemente neutral.

Podría encontrarse una solución a esta aparente situación de Catch 22 (situación sin salida) si se equilibrara de un modo sensato el libre comercio y el crecimiento razonable en el mundo en vías de desarrollo (cosa muy posible dadas las condiciones adecuadas -The Economist 25 de mayo 96). El problema del envejecimiento, como tal, constituye un estímulo adicional para los esfuerzos del sector público y del sector privado en el aspecto de beneficio potencial mutuo para el mundo desarrollado y el mundo en vías de desarrollo.

Conclusión

La finalidad de este artículo ha sido especular de modo esquemático sobre una serie de implicaciones de los cambios demográficos que afectan enormemente a la actividad económica y al bienestar de la sociedad. En resumen, estos cambios suscitan algunas cuestiones.

Cómo conseguir aumentar las tasas de crecimiento de la producción a medio y largo plazo con una fuerza laboral decreciente.

Los mercados de consumo para la producción industrial.

El perfil cambiante de la producción.

Esta y otras cuestiones relacionadas merecen un análisis más sofisticado en los debates políticos en curso, tan involucrados en el desempleo, la innovación, etc. Los debates tendrán lugar impulsados tanto por la necesidad como por la esperanza de que surjan ideas nuevas útiles de las sinergias y contradicciones subyacentes.

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