LAS ORTEGA, TRES 'ANGELINAS' ESPAÑOLAS

A l gen que esta semana la actriz Angelina Jolie ha hecho mundialmente famoso, el Brca1, Pilar Ortega lo llama "el becerro". Se refiere a él así porque ambos términos tienen cierto parecido fonético y le es más fácil pronunciar el segundo. También porque, pese a tener un ADN marcado desde generaciones atrás por la condena al cáncer, Pilar y el resto de mujeres Ortega han acabado lidiando bien al bicho aunque hayan habido que cortar por lo sano para vencerlo. Parecía un fiero toro bravo ese Brca1 cuando el doctor Pérez Segura se lo presentó en la unidad de consejo genético del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), pero ha quedado en eso, un becerro. Ahí están las tres, las hermanas Asunción y Begoña Ortega y Pilar Ortega, esta última como otra hermana aunque el DNI diga que es prima, regalando carcajadas a la cámara y a la vida después de la escabechina que el bicho hizo en la generación anterior, en la que se cebó con los hombres, a los que fue corneando uno tras otro: Paco Ortega Ortega, fallecido de cáncer de riñón a los 62 años; Balbino Ortega Ortega, pulmón, 67 años, Antonio Ortega Ortega, colon, 67... "El Brca1, ése es nuestro gen defectuoso", anuncia el becerro a Crónica Asunción Ortega, de 58 años. "Afecta en mama y ovarios a las mujeres y en colon y próstata sobre todo a los hombres". Igual que le sucedió a Jolie, un análisis genético detectó que las Ortega tienen una mutación en el Brca1, lo que les adjudicaba, según la estadística científica, un 87% de posibilidades de padecer un tumor. Ante el fatídico diagnóstico, fueron tan tajantes como la protagonista de Tom Raider. Se practicaron una mastectomía preventiva, es decir, se vaciaron los pechos, y continuaron más allá extirpándose también los ovarios, medida que ahora sopesa Angelina Jolie. Cuentan el drama sin drama, la tarde del jueves, sentadas al brasero aún encendido a mediados de mayo, en la mesa camilla pegada al ventanal, con vistas privilegiadas al tránsito de la calle Escuelas, en el centro del pueblo de El Álamo (Madrid). Hay pastas y café, cerveza, casera y patatas fritas sobre el mantel de ganchillo.

También servían café esa misma mañana en el hogar de los García, otra familia que cohabita con el Brca1. Es una pena que la madre quiera mantener el anonimato por miedo a convertirse en la comidilla del barrio. Hasta su hijo Alberto —nombre supuesto, como el apellido García, también por deseo materno—, de 27 años, el miembro de la familia que más motivos podría tener para negarse a contar su caso a un medio de comunicación, está dispuesto a dar la cara. Pero ella se niega en redondo.

Alberto no sólo porta la mutación en el mencionado gen sino que, pese a ser chico, se le ha detectado tejido mamario en ambos pechos, con lo que podría desarrollar el cáncer de mama. No sería habitual, pero tampoco una rareza: de los 27.000 cánceres de mama que se detectan al año en España, un 1%, unos 270 , lo sufren hombres. En 2010, fallecieron 6.371 mujeres por este tipo de tumor y 76 varones. Alberto es otro Jolie, otro partidario de la prevención proactiva: ya tiene cita para el preoperatorio y se someterá a la doble mastectomía a finales de junio o principios de julio, está aún pendiente de que le den la fecha definitiva. —Nos pilló tan de sorpresa saber que tenía glándulas mamarias, que me tenía que operar pese a ser chico, que ni preguntamos por dónde van a abrir ni cómo va a ser la operación ni cuanto voy a estar de baja —cuenta el joven—. La verdad es que nos lo...

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