El ocio de las personas mayores: estudio de caso del centro cívico La Solana de Talavera de la Reina
| Autor | Juan Lirio Castro, Cristina García de Muro Gómez |
| Páginas | 65-83 |
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Capítulo IV
El ocio de las personas mayores:
estudio de caso del centro cívico La Solana
de Talavera de la Reina
J L C
C G M G
Universidad de Castilla-La Mancha
1. INTRODUCCIÓN
Como indica Elizasu (2009) existe un acuerdo en considerar que el
ocio es una actividad formativa realizada dentro del tiempo libre mientras
que el tiempo libre es un espacio no estructurado, es decir, es el tiempo
que no está ocupado. Menchén (2007) introdujo la dimensión psicológi-
ca en la definición de tiempo libre y lo describe como “un fenómeno de
naturaleza subjetiva” que permite a las personas elegir actividades de sus
propias preferencias.
La especificidad del ocio de un individuo puede considerarse como
la resultante de la interrelación de un conjunto muy amplio de factores
que simplificaremos en tres grupos: El medio o contexto que establece un
conjunto de posibilidades para el uso del tiempo libre; el lugar que ocupa
el individuo en el medio y sus antecedentes educativos; y algo irreductible
personal (Puig y Trilla, 2000). Por ello, es necesario que aprendamos a
distinguir y a elegir libremente como y cuando vamos a realizar nuestro
ocio, haciéndolo realmente nuestro, por lo que es necesario planificarlo.
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El ocio, por tanto, supone una elección de la persona pues implica valores,
subjetividad y vivencias; así como autonomía y capacidad de decisión de las
personas sobre lo que desean realizar en su tiempo libre (Caride, 2014).
Esto quiere decir, que el ocio no es espontaneo, sino que la elección de
actividades tiene que ver con otros factores como la propia experiencia de
vida de la persona, además del entorno (Martínez y Amayra, 2006).
Cuenca (2011) considera el ocio beneficioso para la calidad de vida de
las personas. Martínez y Amayra indican a su vez que los beneficios y fun-
ciones del ocio son mucho mayores si se producen en la vejez pues:
Se puede afirmar que las actividades de ocio cobran una especial rele-
vancia para el colectivo de personas mayores ya que, cuando la actividad in-
herente al trabajo o la maternidad (nido vacío) desaparecen o se reducen,
queda mucho más tiempo libre y las actividades con las que éste se llena son
las encargadas de proporcionar al sujeto nuevas referencias y significacio-
nes (2006, p.4).
Caride (2014) afirma que el ocio satisface tres funciones básicas, que
pueden sucederse o coexistir: descanso (que libra de la fatiga); diversión
(que libera sobre todo del tedio y de la rutina) y desarrollo (que amplía los
límites del conocimiento práctico del medio cotidiano y de la especializa-
ción del trabajo).
Estas funciones, podríamos clasificarlas aptas para todas las edades,
pero existen otras que afectan directamente a la vejez. Principalmente, la
función que puede desarrollar el ocio es la de remplazar la falta de trabajo
debido a la jubilación. A raíz del retiro laboral de una persona, esta puede
verse afectada por un exceso de tiempo libre, además de sufrir las pérdi-
das, tanto económicas como personales, que pueden afectar a su vida dia-
ria. Según Alcalde y Laspeñas:
Con la pérdida del rol laboral, a nivel social, se pierde el estatus, el reco-
nocimiento o prestigio, que ese papel pudiera conllevar; y a nivel individual,
el hecho de la jubilación afectará al grado de implicación en el trabajo de la
comunidad, al sentido de la competencia social del individuo. (2005, p.49)
La jubilación, no tiene por qué ser un hecho negativo, pues, aunque
lleva a reconfigurar casi por completo la vida de la persona, también “su-
pone la posibilidad de dedicarse a actividades diferentes, de recuperar el
tiempo a compartir con el cónyuge y el resto de la familia” (Hernández,
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