Nuevos instrumentos de financiación

AutorEnrique Piñel López
Cargo del AutorAbogado del Estado
Páginas33-49
NUEVOS INSTRUMENTOS DE FINANCIACIÓN 33
NUEVOS INSTRUMENTOS DE FINANCIACIÓN
Enrique Pi ñ e l ló P e z
Abogado del Estado
SUMARIO: I. LA FINANCIACIÓN TRADICIONAL Y SU RECIENTE EVOLUCIÓN HACIA LA
DESINTERMEDIACIÓN.—II. LA TITULIZACIÓN DE ACTIVOS.—III. EL RATING O CALI-
FICACIÓN CREDITICIA.—IV. FINANCIACIÓN SIN RECURSO.—V. CONSIDERACIONES
FINALES.
I. LA FINANCIACIÓN TRADICIONAL y SU RECIENTE
EVOLUCIÓN hACIA LA DESINTERMEDIACIÓN
La forma tradicional de financiación de actividades económicas supone
que una entidad —normalmente una entidad de crédito— presta a un cliente
fondos que ha captado de terceros y de cuya devolución responde con su
balance.
La entidad de crédito corre tres tipos de riesgo: el riesgo de insolvencia
del deudor, el riesgo de liquidez, ya que normalmente, y desde luego así
sucede individualmente, los plazos del pasivo no corresponden con el de los
activos y el riesgo de interés, ya que tampoco coinciden los intereses activos
y pasivos.
Adicionalmente las entidades de crédito, por su facultad de captación de
pasivos del público, están sometidas a normas de supervisión que, a efectos
de esta exposición, baste con señalar que suponen la exigencia de unos re-
cursos propios mínimos y unas provisiones en función de los créditos con-
cedidos.
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La asunción de esos riesgos justifica plenamente el diferencial sobre los
tipos del mercado que cobran las entidades de crédito.
Por parte del financiado, éste responde con todos sus bienes, con todo
su balance en términos contables, balance que tiene que guardar un cierto
equilibrio entre fondos propios y ajenos para poder tener acceso a nueva fi-
nanciación, y, sobre todo en el caso de las sociedades cotizadas, esa relación
entre fondos propios y ajenos es un factor importante a la hora de apreciar el
valor y la solvencia de la entidad.
Estas exigencias, tanto para el prestamista como para el prestatario de
guardar unas determinadas proporciones de fondos propios y ajenos, se de-
nominan en lo sucesivo «riesgo de balance».
Frente a esta situación, característica de la intermediación financiera clá-
sica, surge la denominada desintermediación financiera, caracterizada por
un contacto directo entre el ahorrador y el demandante de fondos, que evita
la interposición entre los dos de los balances y garantías de las entidades de
crédito, lo cual abarata la financiación y mejora la rentabilidad del ahorra-
dor, a costa desde luego de asumir éste un mayor riesgo, al perder la protec-
ción que se concede a los depositantes bancarios, básicamente el Fondo de
Garantía de Depósitos.
No es que las entidades de crédito o financieras desaparezcan, sino que
cambian su función, ya que su labor se limita a poner en contacto a ahorra-
dores y demandantes de financiación, sus márgenes se estrechan, sí, pero
las posibilidades de intervención se multiplican, ya que desaparecen las res-
tricciones que el paso por el balance de la financiación lleva consigo y sus
riesgos se minimizan. Es el momento de los bancos de inversión frente a los
bancos comerciales, protagonistas de la intermediación clásica.
Siempre ha existido desintermediación, siempre ha habido demandantes
de ahorro que han acudido directamente al mercado mediante emisiones
respaldadas por su balance que han sido colocadas en dicho mercado. Pero
este fenómeno ha adquirido en los últimos tiempos unas características muy
especiales, en las que han jugado un papel muy importante diversos factores
que conviene destacar:
El descenso de los tipos de interés, que ha determinado tipos reales
negativos, si se tienen en cuenta la inflación y las cargas fiscales, lo
que ha llevado a los ahorradores a tratar de incrementar esa rentabi-
lidad insuficiente para sus ahorros, a cambio de asumir más riesgos,
fenómeno impulsado también por una realidad económica muy po-
sitiva que ha llevado a grandes sumas de liquidez a colocar en los
mercados.
El enorme desarrollo de los instrumentos financieros derivados, esto
es, aquellos en virtud de los cuales se asume el riesgo de interés,
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