Un nuevo horizonte y reto para la terapia ocupacional: la mutilación genital femenina

AutorM.ª Teresa Gil Ruiz, M.ª Inmaculada Gil Ruiz
Páginas167-185

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“La mutilación no sólo extirpa el sexo de la mujer, sino también una parte del cerebro que hace de ella una mujer sumisa, porque cuando una niña es mutilada se están vulnerando sus derechos y eso la acompaña a lo largo de toda su vida”.

Presidenta de la Red Europea contra las Mutilaciones Sexuales

1. Introducción

La violencia de género, como describe Martín (2015: 210), es “un concepto complejo que abarca multitud de situaciones externas a lo afectivo, en las que subyace el trasfondo de sometimiento de la mujer a la voluntad del hombre. Puede localizarse en lo afectivo o fuera de él, y a través de las más diversas manifestaciones físicas, psíquicas y sexuales”. Se ha puesto de manifiesto, que la violencia machista, que influye en el umbral de riesgo y salud de algunas mujeres, se incrementa con la pobreza, la ruralidad o la pertenencia a determinada etnia, religión o cultura (Ramos, 2006). Uno de los factores más recientes e influyentes en la visibilización de la violencia machista es la multiculturalidad. El encuentro de culturas diversas en un mismo territorio, efecto generado por la migración y la globalización, provoca la observación de “lo diferente” como extraño o ajeno, permitiendo tomar consciencia de prácticas normalizadas que muchas veces no tienen cabida en ciertos territorios (Gómes, 2006:5).

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La mujer inmigrante tiene una fuerte presencia en la sociedad española, en la que conviven diferentes grupos culturales, étnicos y religiosos, caracterizándose por la diversidad y el interculturalismo (Ramos, 2006). Esta diversidad, sin lugar a dudas, es enriquecedora, pero no deja de plantear problemas por el enfrentamiento cultural que supone. En este escenario, es la mujer la que involuntariamente protagoniza muchos de los conflictos culturales, víctima de tradiciones arraigadas, de dudosa constitucionalidad, que la denigran física, psíquica y sexualmente.

En definitiva, la violencia contra las mujeres es un importante problema de salud pública a nivel mundial (Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, 1995). Así, desde el ámbito de las y los profesionales se debe dar respuesta a una población cada vez más heterogénea, donde es importante hacer hincapié en las estrategias que se ponen en marcha para procurar una atención de calidad a aquellos colectivos ciudadanos más vulnerables, como es el caso de las mujeres inmigrantes (Montañés y Moyano, 2006).

2. Mutilación genital femenina

En esta revisión, nos centraremos en la Mutilación Genital Femenina (en adelante MGF), que según define Sábato (2016:28), es “una práctica cultural que comprende todos los procedimientos de ablación parcial o total de los geni-tales externos de la mujer, así como otras lesiones en los mismos, que se realiza en el contexto de una comunidad y de un grupo, justificada por creencias desde distintos ámbitos: costumbre y tradición, control de la sexualidad, funciones reproductivas, de higiene, estética y religiosas”.

En los últimos años, se ha producido en España un aumento progresivo de mujeres procedentes de países y/o etnias en los cuales se realiza la MGF, práctica que por sus especiales connotaciones de desigualdad de género, muy ligada a la tradición cultural y al sentimiento de pertenencia al grupo, resulta muy peligrosa por ser en muchas ocasiones, justificada y encubierta (Gil Ruiz, 2007).

Antes de profundizar en la práctica de la MGF y sus tipos, se describirá brevemente la anatomía de los órganos genitales externos femeninos (Thibodeau y Patton, 2013) para de esta forma comprender mejor, la gravedad y las consecuencias clínicas que de ella se derivan.

Se denomina vulva al conjunto de los genitales externos femeninos (Fig. 1). Tiene una depresión central llamada vestíbulo, donde se abren la vagina y la uretra. El vestíbulo está limitado en ambos lados por dos pliegues cutáneos paralelos entre sí, los labios menores, que son mediales, y los labios mayores, que están dispuestos lateralmente a los anteriores.

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Los labios mayores se continúan hacia delante con una elevación denominada pubis o Monte de Venus. Los labios menores forman en la parte anterior el prepucio (o capuchón) y el frenillo del clítoris.

El clítoris es un órgano eréctil formado por la fusión de los cuerpos cavernosos. Tiene un glande y unas envolturas. La fascia clitorídea, que rodea al clítoris, se une también a las fibras que constituyen el ligamento suspensorio del clítoris.

El clítoris se prolonga unos 8 cms a lo largo del hueso pubiano, y cuando se realiza la mutilación, lo que se extirpa es la parte visible de éste. La intervención quirúrgica que reconstruye el clítoris en algunos casos de MGF se basa en utilizar la parte no visible de este órgano, liberando los ligamentos que retienen la parte interna, y externalizándolo.

Fig.1. Periné femenino (copyright 2015 Elsevier Inc. All rights reserved. www.netterimages.com)

En el surco que forman los labios menores con el orificio vaginal, se encuentran los orificios de las glándulas de Bartolino, cuya función es lubrificar el introito vaginal.

La OMS (2014) define a esta práctica como aquella que engloba todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos externos, atentando contra la salud de la mujer, provocando problemas físicos, psicológicos, sociales y ocupacionales como la actividad sexual y participación social. Se distinguen cuatro tipos de MGF en base a la severidad de la intervención practicada: (Fig. 2)

  1. Tipo I o Clitoridectomía: Consiste en la eliminación del prepucio del clítoris, con o sin escisión parcial o total de éste.

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  2. Tipo II o Escisión: Ablación del clítoris, total o parcialmente, y de los labios menores, dejando los labios mayores intactos.

  3. Tipo III o Infibulación: Es la forma más severa de mutilación en la que el clítoris, los labios menores y los labios mayores son extirpados, suturándose ambos lados de la vulva. Se deja un pequeño orificio que permite la salida de la orina y la sangre menstrual.

  4. Tipo IV: Incluye diversas prácticas, de severidad variable, sobre el área genital y sin finalidad terapéutica como piercing o estiramiento de labios.

    Fig. 2

    Obtenido Protocolo común de actuación sanitaria ante la mutilación genital femenina.
    Ministerio Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Madrid; 2015

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    Los términos que se han empleado para hablar de la MGF en lengua caste-llana son diversos y algunos proceden de otros idiomas. Entre los más comunes se encuentran: ablación genital, circuncisión femenina, clitoridectomía, clitoritomía y escisión. El término con el que se designa en lengua árabe es jit n (o jatn), aunque para las mujeres se utiliza más específicamente la palabra jaf ? o jif? ? (Protocolo del Ministerio de Sanidad, 2015).

    Muchas y variadas son las teorías que intentan justificar tan perversa práctica (Sábato, 2016), entre ellas: el intento de garantizar la castidad de las mujeres (control sexual), el aseguramiento del estado de casaderas, potenciar el hacerlas más deseables para sus maridos, preservar la tradición, hacerlas más dóciles y sumisas desde niñas, preservar el buen juicio de la mujer (como si los órganos genitales femeninos alteraran su capacidad de razonamiento), diferenciar la feminidad de la masculinidad, o razones sociológicas (formando parte de un rito que marca el paso de la edad infantil a la etapa adulta) (Jiménez, 2015); e incluso, otras tales como evitar que el clítoris crezca a un tamaño anormal que pueda hacer daño al aparato genital masculino en las relaciones sexuales; o aumentar su fertilidad (Portillo, 2014).

3. Marco jurídico actual

Como ya se ha comentado, la MGF es un tipo de violencia de género que incumple los derechos de las mujeres y las niñas que la sufren, llegando a convertirse en un desafío de los derechos humanos.

En 1979, la Organización Mundial de la Salud (Protocolo Ministerio de Sanidad, 2015) organizó un seminario en Jartum (Sudán), donde, por primera vez, se fijaron las pautas de las iniciativas internacionales sobre la MGF. En sus recomendaciones, se pedía:

• la adopción de políticas nacionales claras,

• la creación de comisiones para coordinar las actividades de los distintos órganos oficiales,

• la aprobación de leyes y

• la organización de la educación pública y del trabajo con sectores específicos con la participación de profesionales de la salud y de curanderos tradicionales.

Pero no fue hasta el 20 de diciembre de 2012 cuando La Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que condena la práctica de la MGF. Esta reclama a los estados miembros que prohíban y castiguen está práctica, alegando que se trata “de un abuso irreparable e irreversible que repercute negativamente en los derechos humanos de las mujeres” (Naciones Unidas, 2012). Asimismo, califica esta práctica como “una grave amenaza para la...

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