Las nuevas tecnologías aplicadas a la investigación y la enseñanza

AutorFrancisco José López Domínguez
Cargo del AutorUniversidad de Jaén
Páginas174-178
CAPÍTULO 17. LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS APLICADAS A LA
INVESTIGACIÓN Y LA ENSEÑANZA
Francisco José López Domínguez
Universidad de Jaén
1. AVANCES TÉCNICOS Y SU RELACIÓN CON LA ENSEÑANZA
La enseñanza, y su contrapartida ideal, el aprendizaje, han aprovechado los avances
técnicos y tecnológicos, a menudo incluso propiciándolos, desde el principio de la
historia. Si la rueda suele evocarse c omo uno de los principales hitos de la invención
humana, aún de mayor calado es la escritura, que hoy entendemos profundamente unida
a cualquier campo de la enseñanza y del estudio, y primordial, además, en el campo
jurídico. No en vano los juristas tenemos el sobrenombre de letrados.
La escritura fue una de las más grandes contribuciones técnicas a la enseñanza, y la
posibilidad de su difusión masiva, la imprenta de tipos móviles, una revolución de
alcance finalmente global no porque aumentase el número de obras en circulación, sino
el número de lectores y, con ello, el número de estudiantes en el sentido más etimológico.
El aprendizaje y la enseñanza de cualquier contenido teórico se hacían accesibles, con las
limitaciones de las existencias en un fondo bibliográfico, a cantidades mayores de
personas, a la vez, y a pesar de la distancia o el tiempo.
Estas herramientas hoy las consideramos básicas, pero nada tienen que envidiar en
su impacto global a la creación de internet. La posibilidad de una biblioteca relativamente
cercana, y de medios de difusión de las propias ideas sin el filtro de más intérprete que
su receptor permitió la aparición de la clase de enseñante que el modelo actual tiene por
ideal: el investigador. Al poder acceder a la vastedad de conocimientos que los libros –
entendidos en sentido laxo – pueden ofrecer, la publicación de obras de erudición y de
transmisión y catálogo del saber o la técnica se ha ido incrementando de forma
exponencial, al multiplicarse los lectores, de entre los que surgen quienes, asimilado ese
conocimiento, lo difunden y aumentan.
Este aumento en la producción y distribución y, paralelamente, consumo de obras
científicas ha permitido avances inmensos en todos los campos de la investigación, al
conjugar intereses, enfoques y conocimientos diversos, y ha llevado al aumento
constante desde la Edad Media del número de estudiantes, con el consecuente aumento
de enseñantes e instituciones académicas con la doble misión de transmitir y crear
conocimiento.

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