La nueva constitución política de Chile: el camino hacia la primera constitución paritaria del mundo

AutorValentina Barnert Méndez
Cargo del AutorLicenciada en Ciencias Jurídicas Universidad Católica del Norte (Chile)
Páginas126-129
126
La nueva Constitución Política de Chile:
el camino hacia la primera constitución paritaria del mundo
Valentina Barnert Méndez
Licenciada en Ciencias Jurídicas
Universidad Católica del Norte (Chile)
A raíz de las intensas jornadas de manifestaciones sociales que vivió Chile a partir del 18 de
octubre de 2019, surge un verdadero quiebre institucional que puso en aprietos no solo a la clase
política del país sino al sistema democrático chileno que hasta entonces, parecía sólido e
infranqueable después de una larga dictadura que se creía superada. Sale a las calles un gran numero
de personas exigiendo condiciones de vida digna, reclamando aquellas ideas políticas esperanzadoras
prometidas a un país golpeado por la censura y el miedo; propuestas que no llegaron y que un sector
de la población chilena siguió resintiendo aún después de que el poder dejara de estar en manos de
las Fuerzas Armadas. Ese sector de la población chilena resultó ser la mayoría del país.
Con ello entonces, surge la reacción a un descontento conocido pero resignado, y que dio pie
a un acuerdo entre distintos sectores y colores políticos, acuerdo que tuvo como resultado un
plebiscito en el cual chilenos y chilenas expresaron su deseo por crear una nueva Constitución para
dar fin al último legado de Pinochet.
Así, lo que se inició como una revuelta social que desenmascaraba a la clase política exigiendo
cambios concretos y rápidos, se transformó en un interés colectivo aún mayor: la redacción de una
nueva Constitución Política. La ciudadanía dejó de lado el desinterés por la política y se sumergió
en una corriente que llevó a entender la raíz de todo problema. No bastaba tener reformas a corto
plazo, hacía falta derribar el primer y gran muro que la dictadura configuró como círculo vicioso
de todo progreso.
Con esto, se abría así la posibilidad de tirar abajo las cuatro paredes en que fue redactada la
Carta Magna chilena de 1980 y exigir nuevos cimientos para el país, unos donde se integren
temáticas esenciales desplazadas deliberadamente por el constituyente del ´80 y que estancan el
avance propio de una sociedad dinámica, haciendo que el sistema jugara hasta la actualidad bajo
sus propias reglas aún después de salir del poder.
De esta forma, Chile tendrá la oportunidad no solo de crear su primera Constitución redactada
en democracia, sino que lo hará por medio de representantes elegidos directamente por el pueblo y
exclusivamente para dicha función, representantes que por ley deberán integrarse en igual cantidad
de mujeres y hombres, transformándola en la primera Constitución paritaria en el mundo.
Esta equidad de género, además de ser única a nivel mundial, se sitúa de manera llamativa
dentro de la misma historia de Chile dada la estructura social, laboral y política de un país en el
cual las mujeres representan bajos niveles de participación, provocando que aquellas que logran
insertarse en dichas áreas, lo hagan en condiciones disímiles a sus pares masculinos. Todo ello
como resultado de un sistema que promueve el separatismo e inhibe la igualdad.
Ante esto, es necesario plantearse la inquietud sobre cómo una nación tan desigual entre
géneros logra un avance gigantesco en lo que se consagra como la base de toda reforma social;
cómo surge este gran salto entre inequidades e injusticias enrostradas por el mismo pueblo chileno,

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