Nota del autor
Autor | Francisco Valiente Martínez |
Páginas | 25-26 |
NOTA DEL AUTOR
La obra que tienen en sus manos deriva de la tesis doctoral «Límites constitucio-
nales al discurso del odio», que defendí en la Universidad Pontificia Comillas en julio
de 2017. El Tribunal, que tuvo a bien concederme la máxima calificación, estuvo
presidido por el profesor David Ortega Gutiérrez, a quien acompañaron las profesoras
Cristina Gortázar Rotaeche y María Isabel Álvarez Vélez y los profesores Luis Gálvez
Muñoz y Carlos José Vidal Prado.
Si mi carrera académica y mis primeros trabajos han sido exitosos se debe, sin
duda, a que he tenido la fortuna de contar con la dirección y la amistad del profesor
Federico de Montalvo Jääskeläinen, de la Universidad Pontificia Comillas. Su cono-
cimiento jurídico es inmenso, pero además posee una habilidad muy particular:
hacerlo accesible. Dudo mucho que pueda alguna vez alcanzar su grado de erudición,
pero desde luego es el modelo de profesor brillante, comprometido y cercano al que
aspiro a parecerme.
Este agradecimiento debe extenderse al resto del cuerpo docente de la Univer-
sidad Pontificia Comillas de Madrid, mi alma mater, cuyos integrantes me han anima-
do en los momentos de más desaliento. Comienzo citando a mis compañeros del
departamento de Derecho Constitucional, antes que nadie a su directora, la profe-
sora María Isabel Álvarez Vélez, quien, aunque ella seguramente no lo recuerde, me
dio la primera clase de Derecho Constitucional en 1999. Quisiera hacer partícipes
de mi alegría y gratitud a los profesores Ignacio Astarloa Huarte-Mendicoa, Miguel
Ayuso Torres, Francisco Martínez Vázquez, María Macías Jara, Luis Méndez López,
Fuencisla Alcón Yustas y Borja Sánchez Barroso, así como a Cristina Gortázar Rotae-
che, por sus siempre enriquecedores comentarios, y al profesor Angelo Valastro, por
su infinita paciencia.
El equipo del servicio de Actividades Culturales, Seminarios y Jornadas merece
mi más profundo reconocimiento por su compañerismo, humanidad y profesionali-
dad, comenzando por su directora, Asunción Tirado, a quien acompañan Manuel
Burguillos, s.j., José Luis Esteban y Teresa Salinas. Al frente de todos está nuestra
vicerrectora, Ana García-Mina, a quien agradezco las facilidades y el apoyo que siem-
pre me ha ofrecido. Reconocimiento que hago extensivo a mi decano, Íñigo Navarro
Mendizábal, y a nuestro rector, Julio Martínez Martínez, s.j. Pero sobre todo debo
dar las gracias a Pablo Carbajosa, cuya ayuda y generosidad han enriquecido no sólo
mi tesis, sino mi erudición general. Trabajar con Pablo te hace ser más culto, más
amable y más bondadoso.
Sería injusto no citar a los alumnos que durante estos años han pasado por el
Club de Debate de Comillas, «mis niños». Este servicio contaba con apenas treinta
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