La noción de "Estrecho compartido". Perspectivas para las relaciones España-Marruecos

AutorMohamed Benallal
Cargo del AutorDecano Honorario. Universidad de Salé-Marruecos
Páginas245-257

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La geografía de un paraje impone siempre sus reglas inmutables a aquellos que lo han escogido. La historia nos habla de hombres que intentan adaptarse al paraje, de invadir el de sus vecinos y raramente de luchar juntos para mejorarlo. Es este el caso del Estrecho de Gibraltar, donde la apropiación del territorio terrestre o marítimo no se ha detenido hasta 1860. El Estrecho de Gibraltar ha sido siempre un espacio de conflicto por la militarización de las fronteras capaz de proteger las civilizaciones cristiana y musulmana1.

La gestión de este entorno geográfico ha sido siempre centralizada al nivel de Rabat y de Madrid. El Gobierno Autónomo de Andalucía y las autoridades de la región de Tánger y Tetuán han tenido desde hace dos décadas, relaciones muy tímidas. Ahora bien el interés creciente de la subregión va a influenciar de una manera creciente las relaciones entre España y Marruecos de una parte y Marruecos y la Unión Europea de otra parte. De aquí surge la necesidad de definir y redefinir la vieja noción de "Estrecho compartido". Pero antes de intentarlo veamos cómo es percibido en la actualidad el Estrecho de Gibraltar.

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I "Estrecho compartido", entre bilateralismo y globalización
1. La gestión de los flujos humanos: los defectos del bilateralismo

Nuestra subregión es ante todo un lugar de tránsito y lo va a seguir siendo durante mucho tiempo. Un progreso real de las relaciones entre Marruecos y España sería encontrar un equilibrio entre el bilateralismo y la implicación de Estados u organismos terceros para una organización racional de los flujos humanos. Visto desde la ribera sur, el problema es bilateral y España es percibida erróneamente como un país que actúa sin tener en cuenta las recomendaciones de la Unión Europea. La razón principal según la opinión común es que España quiere afirmar la hispanidad de Ceuta y Melilla. Pero hay que tener en cuenta que problemas del mismo género han tenido lugar entre Francia e Inglaterra a propósito del centro de acogida de refugiados de Sangatte en 20022. De aquí surge la imprescindible necesidad de la presencia de organizaciones humanitarias neutrales y de la ONU capaces de inculcar prácticas más aceptables. Muchas ONG españolas son consideradas anti-marroquíes y la implicación de sacerdotes y de los legionarios como un ataque al Islam3.

La frontera sur de Marruecos y de la Unión Europea es el Sahel. El bilateralismo basado en la política objeto de consumo de las opiniones nacionales no se preocupa del nuevo nomadismo de las poblaciones más desfavorecidas del mundo. Mauritania, Senegal y Malí van a ser las fronteras verdaderas de Europa4.

El bilateralismo y las legislaciones que de allí derivan no han conseguido parar los flujos humanos a través del Estrecho. El Acuerdo de 1992 entre Marruecos y España para la readmisión de los inmigrantes nos ha mostrado sus límites y sus graves carencias. Los especialistas del Derecho Internacional Público y de los Tratados nos dirán más tarde que este convenio no fue más que un convenio irrealista con un vicio de fondo importantísimo. Marruecos no ha sido dotado de medios necesarios, no se han tomado en cuenta los aspectos humanos y no se ha firmado ningún acuerdo con terceros países para la readmisión de sus nacionales. Es un acuerdo bilateral con influencia negativa sobre terceros y esto no se ha tomado en cuenta. Ni Argelia, ni Malí, ni Senegal pueden ser obligados a cumplir con las obligaciones de este tratado.

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Es un tratado que ha creado una situación objetiva no en el interés general de las obligaciones y de los derechos (según la fórmula del estimado juez Sir Humphrey Waldock 1904-1981), sino en el interés de una región que es la UE. También se puede añadir que según el principio del libre consentimiento, los acuerdos internacionales comprometen a los firmantes y a ellos solos. En este sentido las expulsiones pedidas por las autoridades de los dos países pueden ser consideradas por un juez como expulsiones ilegales y no aceptadas por Mauritania, Argelia, etc5.

Además este tratado ha puesto a los dos países en una situación de no conformidad con el derecho humanitario. ¿De donde vienen estos errores? La verdad es que las críticas y las presiones de las autoridades de Ceuta y Melilla, para quien las vallas no han servido para nada, han obligado a Marruecos a aplicar el tratado.

Este asunto castiga a las dos regiones litorales obligándolas a jugar el papel de guardianes de la fortaleza Europa sin coordinar con los países del Sahel, de la Macronesia y de Argelia.

El Estrecho es un espacio de atracción para millares de personas del Mediterráneo, de África y de Asia. Es también un espacio estrecho y delimitado.

Sin embargo el Estrecho no es un lugar de fractura entre dos mundos como nos lo ha impuesto el bilateralismo durante siglos. Pero como las fronteras son necesarias, el litoral norte, una vez más no se ha escapado del determinismo geográfico. La vigilancia electrónica ha hecho disminuir el número de pateras, pero no ha podido eliminar totalmente los problemas de frontera.

Las sociedades litorales comienzan apenas a tomar conciencia de su papel que es todavía pasivo y de observación. Esto no puede durar eternamente. Los campos de tránsito que incomodan a los europeos por razones históricas (campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial y de los Balcanes) van seguramente a ser externalizados en el litoral sur. Los demócratas piensan que hay que hacer presión sobre Marruecos, que Bruselas debe financiar, sin ninguna consulta con las autoridades elegidas. En la zona sur hay un mínimo de partidos políticos y ONG independientes muy activos. Es verdad que los litorales no tienen ninguna competencia para pedir una conferencia internacional y la creación de instituciones permanentes. Pero pueden hacer presión para que la UE no se alivie de un problema arrojándolo sobre la subregión y para que los políticos de las dos orillas no lo utilicen para sus cálculos políticos6.

La noción de Estrecho Compartido es ya una evidencia para los dos Estados, pero debe serlo también para los litorales cooperando en todos los ámbitos. La inmigración subsahariana esta transformando nuestra región. Las sociedadesPage 248 litorales del Estrecho tienen una responsabilidad histórica. Están encargadas de una nueva misión que no es defender las civilizaciones, ni las religiones respectivas. Estas sociedades van a trabajar para el paso hacia una comunidad ribereña multicultural y cosmopolita. A primera vista esta afirmación roza la ingenuidad porque nos hace creer que todavía no hemos superado la guerra de civilizaciones de base religiosa, o peor, étnica.

2. ¿Como definir el Estrecho de Gibraltar?

Este Estrecho puede ser definido, en primer lugar, como un Estrecho basado sobre una concepción estratégica antigua de la división del mundo de los siglos XIV y XV. Una frontera estricta y militarizada que garantiza el cierre de Marruecos y España a toda influencia recíproca. En segundo lugar y con el desarrollo de las comunicaciones, el Estrecho aparece con la UE como una zona de fractura económica que debe asegurar el cierre de Europa.

Este estado de cosas no impide que el Estrecho de Gibraltar pueda llegar progresivamente a ser un espacio multicultural para las poblaciones locales e inmigradas, particularmente de África. Las masas humanas en movimiento olvidan las guerras de civilizaciones, que para ellas no existen. La noción de frontera estricta ha sido desvalorada por la globalización de la economía. Las mafias lo saben tan bien que ahora controlan las fronteras del Sahel, un lugar de entrenamiento también para terroristas.

II Un viejo tema: espacio fronterizo, espacio de conflicto

Los conflictos territoriales históricos no faltan en nuestra subregión, entre España y Marruecos de una parte, y entre España y Gran Bretaña de otra parte. Desde los años sesenta y hasta nuestra época, las atenciones recíprocas se focalizan en las delimitaciones marítimas. Por otro lado, es innegable que la defensa y la seguridad en el Estrecho de Gibraltar no pueden ser aseguradas solamente de una manera bilateral.

1. Los espacios terrestres: las potencias y el complejo de la roca

Desde hace tres siglos, dos rocas, la de Gibraltar y la minúscula de Taoura-Perejil-Laila simbolizan la voluntad de controlar el Estrecho de Gibraltar. Desde 1492, España aparece como el único guardián del Estrecho de Gibraltar en perjuicio de Marruecos, Portugal e Inglaterra. Más tarde, los Estados Unidos van a intentar persuadir a España de poner fin a esta política.

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En la época de los Tratados de Westfalia, Inglaterra, España y Marruecos son tres Estados soberanos. Un siglo después España cede Gibraltar por el tratado de Utrecht de 1713. Pero Marruecos ha sufrido más por el expansionismo colonial europeo en los siglos siguientes. Lo más curioso ha sido que durante todo el siglo XX, España y Gran Bretaña han pedido el mantenimiento de esta situación basándose en el statu quo. El eminente profesor Charles de Visscher escribió que "la estabilidad es ante todo un factor de seguridad" y añade "es de esta realidad que se inspiraron los redactores del artículo 10 del Pacto de la Sociedad de Naciones"7.

A lo largo de las costas del Rif, las poblaciones comerciaban generalmente con los griegos y...

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