La creación neológica es necesaria

AutorF. Sáez Vacas
Páginas151-163

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Aunque anunciado como un "discurso de clausura", mi intervención será simplemente una charla en la que expondré muy brevemente y sin el menor ánimo doctrinal algunas de mis ideas, experiencias y aportaciones relacionadas con la creación de vocablos, acepciones o giros en español. Mi base formativa no ha sido la filología, sino la ingeniería, pero mis actividades de profesor de varias tecnologías de la información e investigador me han abocado a tener que crear términos nuevos para describir en nuestra lengua productos o conceptos que muchos tecnólogos han bautizado en las suyas o para nombrar ideas propias.

Sobre esta cuestión de los neologismos ya escribí en 2001 una columna en la que recordaba que "el ser humano, desde que inventó el lenguaje, nombra las cosas que descubre para poseerlas y ahora también quiere poseer los nombres para denominar empresas, marcas, productos y dominios de Internet, que son las cosas modernas", como sucede habitualmente en el territorio de la tecnología, tan fecundo para la siembra y producción de neologismos.

Personalmente, parece que he mostrado una propensión in-habitual a la creación neológica, algo que atribuyo a que desde joven he sido un amante de las palabras. Nunca he olvidado aquella suerte de metáfora de mi juventud que decía que nuestra lengua es la casa en que habitamos, de modo que hay que cuidarla para evitar que se ensucie, se degrade o se derrumbe. Y ya, puestos a seguir con la metáfora, de ella se desprende que habrá que ampliar esa casa cuando se nos quede pequeña, aña-

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dirle muebles o mejorar su decoración interior, para hacerla, además de funcional, más agradable o confortable.

Una de las conclusiones a las que me han conducido mis experiencias terminológicas es que la mejor base para realizar con rigor este trabajo es precisamente ser y comportarse como un auténtico amante de las palabras en tu lengua, para evitar así caer en esa suerte de uso irresponsable de extranjerismos improvisados, muchas veces ajenos a la morfología del español, de la que se nos acusa con frecuencia a los técnicos. No basta con que se te ocurra un término nuevo, tienes que estudiarlo y justificarlo a fondo si se prevé difundirlo. Cuando eres un verdadero amante de las palabras, entonces sufres al comprobar cada día cómo la gente, incluyendo -y ése es el problema- a bastantes escritores y a muchísimos periodistas de prensa escrita, radio o televisión, se ha olvidado de usar correctamente las palabras y ahora me estoy refiriendo, no a las técnicas o especializadas, sino a las que están ya en el diccionario y en la gramática. Todos éstos, y especialmente quienes tendrían que dar ejemplo por sus profesiones mediáticas y son por ello continuas referencias lingüísticas para el gran público, ensucian y degradan sin respeto nuestra "casa", la casa de todos. Hace poco leí en una revista cultural el siguiente consejo: "honra tus palabras: lo que sale de tu boca es lo que eres tú; si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo". Con este argumento, en mi opinión más relacionado con la creación neológica de lo que a primera vista pueda parecer, lo primero que me voy a permitir es hacer algo inesperado: aprovechar que tengo un público escuchando para dar unos ejemplos del mal uso habitual de nuestra lengua, con la esperanza profesoral de que si alguien entre los presentes comete algún error verbal inducido por los medios de comunicación, lo corrija a partir de ahora.

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Algunos ejemplos habituales de usos incorrectos de nuestra lengua

En esta breve relación expondré en primer lugar (subrayado) lo que se dice mal y a renglón seguido (con mayúsculas) lo que debe decirse o escribirse:

Dijistes (una frase), tuvistes (una idea), cogistes (un taxi), etc... DIJISTE, TUVISTE, COGISTE, etc.

Una pedazo de mujer, de bailarina, ... UN PEDAZO.

Las miles de personas, de cosas, de pesetas, de ideas, etc., LOS MILES (independientemente de que el sustantivo cuantificado sea femenino).

Detrás (encima, debajo,...) tuyo, mío, suyo, vuestro, etc., DETRÁS (encima, debajo,..) DE TI, DE MÍ, DE ÉL O DE ELLA, DE VOSOTROS,

Bimensual (adjetivo usado frecuentemente para expresar la periodicidad de una vez cada dos meses, cuando en realidad significa dos veces al mes), lo correcto es BIMESTRAL (en una ocasión le señalé este error a la dirección de la revista técnica "Novática" y cambiaron ´bimensual´ por ´bimestral´). Exactamente igual puede ocurrir con los términos ´bianual´(que ocurre dos veces al año) y ´bienal´(una vez cada dos años); no hay que confundirlos.

Entorno a una idea, a un proyecto, etc., EN TORNO a una idea, etc..

Escuchar (en lugar de oír: p. ej., no te escucho bien), NO TE OIGO BIEN.

Preveer, PREVER (hace pocas semanas vi y oí, estupefacto, a un antiguo ministro, ahora escritor y editor, decir "preveyendo".

De motu propio, MOTU PROPRIO (Sin "de" y con "r"; locución latina aceptada en el DRAE, con el significado de "voluntariamente").

A grosso modo, GROSSO MODO.

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"La caída del precio del aceite asola (en vez de ASUELA) Jaén"; noticia en un periódico de ámbito nacional el 10 de abril de 2009.

El equipo X va ganando de 12, POR 12.

El interfaz, los interfaces, LA INTERFAZ, LAS INTERFACES (Con este error aparece múltiples veces en el informe siE[08 "La sociedad de la información 2008"; este término ya está aceptado en el DRAE, Diccionario de la Real Academia Española, y es femenino).

En el Web podéis encontrar , en LA WEB (incluso profesores que conozco todavía usan esta palabra en masculino).

He recibido 5 correos electrónicos, MENSAJES ELECTRÓNICOS (DRAE: ´Correo electrónico´: Sistema de comunicación personal por ordenador a través de redes...

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