Necesidad urgente de democratizar la ONU: agenda y costes económicos adicionales de una nueva ONU democrática

AutorJosé Miguel Andreu
Páginas203-216

Page 203

8.1. Previsibles cambios económicos y políticos

Aunque la creencia de que las estructuras económicas y políticas del mundo “se mantendrán en pié sine die” sea la aproximación psicológica casi general de aquellos que ejercen el poder en los PAI, las actuales tendencias económicas y políticas de los distintos bloques de naciones parecen apuntar a todo lo contrario. En este sentido da la impresión, como se avanzaba en el Cap. 1, de que, en las próximas décadas, los movimientos tendenciales de varias macro-magnitudes (PIB, Producción Industrial, Exportaciones, etc.), así como los de los PIB per cápita de los PAI y los PIMB, regis-trados en el período 1990-2015 y favorables a los PIMB, continuarán con su tendencia convergente. Esto sucederá porque, mientras las correspondientes magnitudes de los países industrializados (PAI) continuarán con su declive económico relativo –al carecer ya de margen para crecimientos rápidos, no coyunturales –las de los países en desarrollo (PIMB) liderados por los emergentes (China, etc.), mantendrán su rápida tendencia hacia el crecimiento económico, aunque en tono ya más moderado que en el pasado reciente (1990-2015). Y cuando esas tendencias convergentes conduzcan a esos bloques (PIMB y PAI) a situaciones de paridad absoluta (50%-50%) en términos de sus PIB624, de sus Exportaciones, etc., o permitan rebasarlas en favor de los PIMB –lo que sucederá aproximadamente en unas tres décadas– las estructuras políticas globales actuales, particularmente la ONU, se verán abocadas al cambio.

Este período, aparentemente corto como para que se produzca un cambio político global tan importante, no solo es deducible de esas proyecciones económicas (futuras) a dos o tres décadas625, sino también de las previsibles tendencias políticas internacionales, derivadas de la convergencia de los gastos militares de EE.UU. y Chi-

Page 204

na, de un lado, y de la de los PAI con respecto a los de los PIMB, de otro. Adviértase además que la continuación de esos procesos de convergencia económica y política también será coherente con la reciente aceleración de la historia en su camino hacia la democratización a escala nacional y global.

Obviamente, cuando el referido proceso convergente en lo económico, induzca finalmente la paridad económica absoluta, o permita rebasarla en favor de los PIMB, las tradicionales posiciones asimétricas de Occidente en las negociaciones económicas y políticas internacionales con el resto del Mundo, todavía basadas (aunque ya un tanto atenuadas) en criterios de presión e intimidación, tendrán que ser abandonadas; y esos criterios sustituidos por los de competencia, simetría y representación democrática. Lógicamente, tales cambios forzarán reformas esenciales en los estatutos de todas las instituciones multilaterales incluyendo la ONU, que necesariamente se tornará democrática, convirtiéndose así su actual Asamblea General en una suerte de Parlamento Global en el que los asuntos globales, propios de su Agenda, serán debatidos y decididos por mayoría; y ello mientras un Gobierno Global (o Consejo Ejecutivo Global), subordinado al Parlamento Global –esto es, a la nueva Asamblea General– sustituirá al actual Consejo de Seguridad y ejecutará las resoluciones adoptadas por la Asamblea General relacionadas con asuntos de trámite, previstos en la Agenda de la nueva ONU. Lógicamente, en casos de urgencia (violencia o catástrofes), el Consejo Ejecutivo y el Ejército-Armada de la ONU actuarán inmediatamente, dando cuenta posteriormente a la Asamblea General.

Nótese que la creación de esa ONU democrática también permitirá mejorar los niveles actuales de coherencia económica y política del actual “capitalismo fragmentado normativamente en estados”626; racionalidad que resultó progresivamente dañada desde que el capitalismo “nacional” –e incluso el de bloques (UE)– inició su progresión hacia un capitalismo globalizado, no controlado eficazmente por nadie, en ciertos aspectos económico-legales fundamentales. Control económico adicional del que tendrá que ocuparse la futura ONU democrática a través de sus nuevas agencias (GERA, WEO y UNICO)627, a fin de garantizar la sostenibilidad física, económica y política del Planeta (Cap.7).

Aún más, desde la perspectiva de su estructura económica, no debería olvidarse que lo que está ocurriendo hoy en el Planeta apunta directamente hacia un cambio radical de la importancia histórica de las diferentes partes del mundo. Ciertamente y durante siglos, quizá desde el XVI en adelante, las ventajas tecnológicas, militares y de

Page 205

navegación de que disfrutó Europa-Occidente, dieron a los países más importantes pertenecientes a este Continente628, la oportunidad de “civilizar a los demás” mien-tras extraían de sus territorios alimentos o materias primas (oro, plata, etc.) e incluso, en ciertos casos, esclavos a bajo coste. Lo que se realizó sobre la base del establecimiento de formas asimétricas de comercio, facilitadas por la dominación económica y política que ejercieron629, que a la postre les sirvió en bastantes casos para financiar, a partir de los siglos XVIII-XIX, sus procesos de industrialización.

Sin embargo, ese devenir histórico y sus derivadas económicas y políticas630, poco cambiantes durante siglos dentro de cada bloque geográfico, están modificán-dose hoy muy rápidamente. Así, en los últimos 70 años la población mundial se ha multiplicado por tres pasando de 2.500 millones en 1945 a 7.500 en 2015; ciertamente un crecimiento histórico-demográfico sin precedentes, por lo demás muy concentrado geográficamente en los PIMB y ocurrido tan solo a lo largo de dos-tres generaciones. Como consecuencia de ese crecimiento demográfico rápido y desigual, en los países ricos (PAI) hoy ya solamente vive el 16% de la población mundial, viviendo el resto (84%) en los PIMB.

Tampoco debería olvidarse que el tamaño de la población y sus perfiles económicos (en particular la existencia de una significativa clase media631, creciente ya en bastantes PIMB) son parámetros básicos en democracia. Estas son razones por las que en el futuro será muy difícil para Occidente –sin merma de su ya disminuida autoridad moral– rechazar propuestas de cambio económico, probablemente “racionales”, que provengan de una mayoría aplastante, de hasta el 84% de la población mundial, que vive en países no-ricos (PIMB). En función de todo lo anterior, da la impresión de que el injusto status quo económico y político actual de los PIMB (muchos ya democráticos y económicamente convergentes) solo podrá ser mantenido en su actual posición subordinada, por medio de acciones militares de los PAI, o recurriendo a la intimidación. Pero eso ha estado y estará en contradicción con lo que Occidente ha venido proclamando con insistencia a lo largo del siglo XX y principios del XXI: su apoyo “incondicional” al movimiento democrático.

Page 206

De otro lado, puede afirmarse que las posibles acciones políticas (agresivas) internacionales practicables hoy por Occidente, han perdido ya gran parte de su efectividad esperada tiempo atrás. Y ello porque varios de los países emergentes (China, India y Rusia) son poderes nucleares632 que poseen grandes ejércitos y extensiones territoriales casi inabarcables (no-ocupables), al tiempo que, a pesar de los esfuerzos realizados por la ONU actual, la posesión de armas nucleares parece estar proliferando, siendo ya el club nuclear mucho menos exclusivo que lo que lo fue en los años 40 o 50 del pasado siglo XX633.

Asimismo, como se ha señalado en el Cap.3, la hegemonía política requiere para su subsistencia, entre otras condiciones, del apoyo de un crecimiento económico rápido. Pero ese crecimiento rápido no será ya posible en el futuro en lo que afecta a EE.UU. o a los países europeos más avanzados634; y ello con independencia de que esos países europeos mantengan su actual status quo político y conserven sus pequeñas dimensiones actuales, o se federen selectivamente (Cap.4).

Recuérdese que la variable que más influye –aunque solo sea temporalmente, pero durante décadas– en la velocidad del crecimiento económico, incluyendo el progreso técnico, es el ritmo de desplazamiento de trabajadores desde sectores de baja productividad –Agricultura– a aquellos otros con productividad mayor, la Industria y los Servicios (Modelo de Lewis). Pero de hecho, gran parte de los países más desarrollados (PAI), incluyendo EE.UU., tan sólo tienen ya un 2%-6% de su población activa-ocupada en el sector primario, razón por la que carecen de margen para la realización de transferencias significativas de recursos humanos a los sectores modernos; y ello frente al caso de China-India y de otros países asiáticos que aún disponen conjuntamente de en torno a un 40%-55% de sus grandes poblaciones, estacionadas en áreas rurales635, y en buena medida excedentes. En el futuro, y por razones similares, la incorporación de mujeres a la población activa tampoco añadirá capacidad significativa de crecimiento en los países ya desarrollados, en tanto la incrementará en muchos PIMB. Finalmente, no deberían olvidarse las altas capacidades ahorradoras e inversoras en términos de sus PIB636 de China, India y otros PIMB –muy por encima

Page 207

de las de los países occidentales– como indicadores de su más rápido crecimiento potencial futuro en lo que afecta a su progreso técnico y a su productividad laboral.

Tomando en consideración todas esas circunstancias y tendencias, desfavorables a Occidente, no es muy aventurado afirmar que la ONU actual, tal y como está hoy organizada –con 5 veto owners, algunos ya con poca capacidad económica y de representación, y con bajo crecimiento económico potencial, aunque con facultades estatutarias individuales para paralizar...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR