Mujeres inmigrantes y siniestralidad laboral: acoso, explotación y esclavitud.
| Autor | Paz M. de la Cuesta Aguado. |
| Cargo | Profesora titular de derecho penal. Universidad de Cádiz |
| Páginas | 75-93 |
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El flujo migratorio que tiene a España como destino desde la década de los 80 ha sido objeto de interés creciente por la literatura jurídica y la jurisprudencia, pero, aunque las aportaciones sociológicas y económicas inciden y resaltan la importancia de las mujeres inmigrantes en la economía y demografía española, las reflexiones jurídico-penales al respecto se han realizado sobre el modelo del inmigrante varón, con la significativa excepción de las cuestiones referidas al tráfico ilegal de mujeres para su explotación sexual.
Así, en clave criminológica, el incremento de la inmigración ilegal ha sido relacionado -con fuertes críticas por algunos sectores doctrinales- con el incremento de la delincuencia2y del número de reclusos en centros penitenciarios españoles3. Destaca, entre los datos ofrecidos por el Ministerio del Interior, el que porcentualmente las mujeres extranjeras superen a las españolas internas; y más aún, que superen también al de hombres extranjeros en centros penitenciarios4. Respecto de
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las razones del -sorprendente- mayor porcentaje en prisión de mujeres extranjeras que de hombres extranjeros, poco se ha profundizado, aunque se puede aventurar que de nuevo el Derecho Penal juega un selectivo papel en un fenómeno con impronta femenina. Sin embargo, esta cuestión requiere ulteriores reflexiones.
En primer lugar, sería preciso distinguir entre extranjero e inmigrante económico. Esta distinción es importante para entender la realidad que muestran las estadísticas penitenciarias, pero también para centrar el objeto de nuestro estudio. Se califica como "inmigración económica" a la que se debe a la diferencia económica entre regiones y genera flujos de personas hacia los países más ricos, mas desarrollados y con mayores prestaciones sociales, con la finalidad fundamental de obtener trabajo. Según lo anterior no todos los extranjeros que viven en España son inmigrantes (económicos)5.
El fenómeno de la inmigración económica, como tal, no es totalmente responsable del incremento del número de internos/as. En las tres últimas décadas, la población inmigrante en España ha subido de forma significativa -hasta un 10% de la población total actual-. Ciertamente que el fenómeno migratorio ilegal en ocasiones se acompaña de actividades delictivas. Pero, lo cierto es que, más que en las estadísticas penitenciarias, la inmigración económica ha incidido en los aspectos demográficos y económicos de nuestro estado. Y tan ingente cantidad de trabajadores se ha integrado en el mercado de trabajo, activamente, nutriendo de mano de obra sectores que estaban siendo abandonados por la mano de obra local. Estos nichos laborales se caracterizan por la inestabilidad y precariedad en el empleo, escasa cualificación e informalidad; circunstancias bien estudiadas como factores determinantes de siniestralidad laboral y caldo de cultivo de delitos contra los derechos de los trabajadores. Pese a ello, no siempre es fácil obtener datos sobre los delitos contra los derechos de los trabajadores inmigrantes cometidos en España o sobre las conductas atentatorias contra la vida y salud de los trabajadores y su incidencia en la población reclusa6, aunque los estudios sobre siniestralidad laboral y
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su trascendencia jurídico penal destacan las altas tasas de accidentes laborales que padecen los inmigrantes.
El análisis de la relación entre el fenómeno de la inmigración y la delincuencia, se ha abordado, tradicionalmente, desde una doble perspectiva: desde la perspectiva de la inmigración como tráfico de personas que puede ser ilegal y los delitos con ello relacionados; y desde la perspectiva de los delitos que la condición de inmigrante ilegal favorece o propicia.
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El primer aspecto del fenómeno de la inmigración económica que se suele resaltar y que ha sido objeto de numerosos estudios es el del tráfico ilegal de personas y las infracciones penales con él relacionadas7. Este tráfico ilegal se suele presentar como negocio lucrativo propio de redes, mafias o estructuras de delincuencia organizada8, dedicadas al traslado de personas y/o a su explotación, ya sea en el ejercicio de la prostitución o -minoritariamente y con perfiles étnicos- como trabajadores.
Pero, frente al modelo de inmigración ilegal promocionada y realizada en el seno
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de una red de tráfico-explotación, surge con fuerza cuantitativa y significativa, el modelo de inmigración ilegal promocionado y articulado por personas o grupúsculos de ellas, que, sin organización estable y con fines logísticos, facilitan la entrada en territorio nacional a otros compatriotas, en régimen de libertad. Estos grupos de apoyo logístico, suelen fundamentarse en relaciones cercanas de parentesco o amistad; suelen estar formados por personas -mayoritaria o exclusivamente inmigrantes- que, en muchos casos sin violencia o engaño, captan (o meramente informan) a personas de su misma nacionalidad, amigos cercanos o parientes; les ayudan económicamente en el viaje y, posteriormente, realizan labores de acogida y búsqueda de empleo. En algunas ocasiones -las menos, especialmente respecto de las mujeres inmigrantes- estos grupos de apoyo logístico actúan con ánimo de lucro y, en ocasiones, como ocultas agencias de empleo que nutren el mercado negro y las subcontratas, sobre todo en el ámbito de la construcción y el trabajo doméstico. Estas redes de "apoyo logístico" desempeñan un importante papel en la inmigración femenina. Las mujeres que quieren inmigrar a España se suelen informan a través de otras mujeres que las han precedido y que, incluso, les prestan el dinero para el viaje, acogen en su propio domicilio y les buscan "casas" donde trabajar, normalmente al principio como empleadas del hogar internas. Similares estructuras, esta vez dirigida a hombres, actúan en la que podríamos llamar "pequeña" construcción y en el sector agrario, para la realización de labores agrícolas de temporada. Todas ellas coinciden con los nichos laborales que han sido ocupados por inmigrantes y que se caracterizan por una gran demanda de mano de obra, trabajo precario y poco remunerado, con elevada presencia de economía sumergida: agricultura, servicio doméstico, construcción y hostelería9.
Bien es cierto que cuando existe ánimo de lucro, el engaño y la violencia suelen hacer acto de presencia -al menos en los casos que salen a la luz pública-, pero aunque menores en número, son estas redes organizadas de tráfico de personas -y muy especialmente las dedicadas a la explotación sexual- las que más interés han suscitado y con mayor frecuencia aparecen en los análisis oficiales. Ello se debe a que estas modalidades de tráfico de personas para su explotación van acompañados de actos violentos y de la comisión de delitos graves (delitos contra la libertad sexual, detenciones ilegales, coacciones, lesiones, etc.) cuya persecución hace salir a la luz las redes de tráfico de personas en noticias, comunicados de prensa de cuerpos y fuerzas de seguridad y sentencias.
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El segundo aspecto que se suele destacar es el de la delincuencia que se deriva de la situación de ilegalidad o marginalidad en que se encuentran los inmigrantes ilegales10. En parte, se trata de una delincuencia derivada de la necesidad y de la
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marginalidad que puede estar relacionada con el tráfico de drogas ocasional, pero sobre todo con pequeños delitos contra la propiedad (hurtos, robos...). Pero también se cometen delitos de usurpación del estado civil, falsificación de documentación laboral (carnés de paro, tarjetas de empleo, periodos de cotización a la Seguridad Social, contratos de trabajo, etc.) con el fin de burlar a eventuales inspecciones de trabajo, etc., de modo que el elenco de posibles comportamientos delictivos relacionados con la inmigración ilegal es amplio y complejo... y probablemente dará aún lugar a múltiples sorpresas dada la capacidad humana para inventar artificios con que burlar las normas, especialmente cuando existe necesidad.
Con perfiles criminológicos más específicos sobresale -aunque no en las estadísticas- la delincuencia relacionada con la ilegalidad y la condición de "fuerza de trabajo" de las personas sin permiso de residencia y trabajo. Son comportamientos que afectan lesiva y típicamente a los derechos de los trabajadores, entendiendo la relación de trabajo en el sentido más amplio del término: como la prestación de servicios durante un determinado periodo de tiempo y por cuenta ajena, con retribución y jornada determinadas11. De la misma forma que la siniestralidad laboral entre inmigrantes es muy alta y relativamente menos detectada12, la cifra negra de los delitos relativos a los derechos de los trabajadores adquiere dimensiones difícilmente cuantificables, pero elevadas. No resulta difícil explicar las razones de tan alta cifra negra: características de los sujetos activos; situación de ilegalidad y vulnerabilidad de los sujetos pasivos, etc. Pero, junto a ello coexisten situaciones de contrataciones ilegales que, en ocasiones, sobre todo en el ámbito del trabajo doméstico, tienen como finalidad ayudar al inmigrante13en su integración y que cuentan con el apoyo de instituciones públicas como ayuntamientos, sindicatos y organizaciones no gubernamentales, financiadas generalmente con fondos públicos, que sirven de apoyo y cobertura social a trabajadores inmigrantes14.
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Las mujeres han...
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