La mujer en la ingeniería: Percepción de cambio vs cambio de percepción

AutorAmalia Santana Hidalgo
Cargo del AutorIngeniero Industrial en la especialidad Mecánica desde 1996
Páginas178-204
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LA MUJER EN LA INGENIERÍA
PERCEPCIÓN DE CAMBIO vs CAMBIO DE PERCEPCIÓN
Amalia Santana Hidalgo33
RESUMEN
La representación femenina en titulaciones técnicas es muy minoritaria, aunque el desarrollo de la
profesión de cualquiera de las ingenierías sea gratificante tanto para hombres como para mujeres, si ese
es el camino que se desea seguir: pocas empresas llegan a buen término sin motivación. La escasez de
mujeres en tecnología ha remitido mucho desde que ha aumentado la edad de la escolarización obligatoria
y la enseñanza para niños y niñas es la misma. Pero sigue habiendo pocos modelos en los que reflejarse.
El mundo protecnológico en el que viven las familias actuales ha hecho pedazos la brecha digital entre
chicos y chicas y acercado la tecnología a ambos colectivos por igual. Parece natural que el paso siguiente
sea visibilizar al máximo a la pequeña población actual de mujeres en tecnologías para que las chicas que
van a elegir estudios superiores puedan hacerlo con la mayor información posible, lejos de mitos y
leyendas.
INTRODUCCIÓN
Resulta curiosa la idea que el alumnado de ingeniería recibe respecto a la idea que de ellos tiene el resto
del mundo. Aunque es más abundante la literatura al respecto en cuanto a ingeniería informática se
refiere, el modelo referenciado en ella es válido para otras ingenierías, incluida la ingeniería industrial:
“Si uno se presenta a mismo como informático, la gente (en general) le catalogará
inmediatamente como un “friki”. La definición de friki tiene unos rasgos positivos y otros
negativos. Entre los positivos tenemos que se considera a un friki una persona inteligente,
fascinada por la tecnología y altamente capacitada para interactuar con ella. Entre los negativos,
un friki es un ser asocial, con problemas de comunicación, con una subcultura propia dominada
por la fantasía y la ciencia-ficción (sea en películas, series, comics, juegos de Rol o de ordenador).
Capacitado para los idiomas, habla inglés mejor que la media, pero también habla idiomas menos
habituales como el japonés, o directamente inventados como el klingon” (López Álvarez et al,
2010:104).
33 Nacida en Sevilla, es Ingeniero Industrial en la especialidad Mecánica desde 1996. Primera mujer docente e investigadora en el
Departamento de Ingeniería Energética de la Universidad de Sevilla, ha desarrollado sus tareas tanto en la Escuela Técnica
Superior de Ingeniería como en la Escuela Politécnica Superior. En esta última ha sido Subdirectora de Innovación Docente (2008-
12) y Coordinadora de los Planes de Orientación y Acción Tutorial de la U niversidad en el centro (2012-16). En estos momentos
compatibiliza la finalización de su tesis doctoral en Ciencias de la Educación con tratamientos oncológicos experimentales para
superar un cáncer de mama.
La mujer en la ingeniería
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“Se concluía respecto de las titulaciones de informática lo siguiente: […] Formación académica
correcta, pero con escasez de habilidades personales (“personas peculiares por no decir raras”),
quizás en la línea de Djavanshir y Agresti (2007), con una buena imagen como solucionadores de
acciones diarias, pero sin el “brillo” o creatividad de otras áreas” (Fernández, 2007:323).
“A menudo, la gente joven tiene una percepción errónea de la labor de los ingenieros informáticos
y de telecomunicaciones, que es reforzada por el estereotipo que se presenta en películas y series
de televisión. Por un lado, se presentan personas inteligentes, fascinadas por la tecnología y
altamente capacitadas para interactuar con ella (López Álvarez et al, 2010); pero el desarrollo de
esas habilidades ha sido resultado de un gran esfuerzo y sacrificio, trabajando hasta horas
intempestivas en labores tediosas y aburridas, de forma aislada, hasta el punto de convertirse en
seres asociales, con problemas de comunicación, y numerosas excentricidades que dan lugar a una
imagen de los informáticos que raya lo “friki” (Frieze, 2005).” (Miraut, Mendoza, 2011:264).
Como indican estos últimos autores, rara vez se presenta en los medios la realidad del trabajo de los
ingenieros, en grandes y medianos equipos, con diferentes especialidades, en los que la comunicación es
primordial. Y sólo cuando el interés desmedido por temas concretos en los que llega a ser experto se vuelca
en las tecnologías y esto resulta de utilidad, sólo entonces el defecto se convierte en virtud (Martínez
García, 2014:151). O ni siquiera: al estudiantado de ingeniería le provoca rabia y pesar que se consideren
generosos y altruistas a los profesionales de titulaciones denominadas asistenciales (pedagogía,
psicología, psicopedagogía, logopedia o trabajo social según Torbay Betancor, Muñoz de Bustillo Díaz,
Hernández, 2001), así como a los pertenecientes a titulaciones sanitarias mientras que, en general, al
ingeniero no se le reconoce el interés ni por el bien común ni por la mejora de la calidad de vida de las
personas.
Lo que el estudiantado de ingeniería percibe es que a los profesionales de su rama se les cataloga de
personas egoístas, no sólo carentes de habilidades sociales sino sin interés en ellas, y motivadas en su
elección de estudios universitarios fundamentalmente por los elevados ingresos que esperan recibir al
egresar en comparación a otras titulaciones o, en momentos de crisis como la última década, por la mayor
tasa de empleabilidad histórica en este tipo de circunstancias.
Valga un ejemplo: cuando se inaugura una obra civil de envergadura (puente, autopista, túnel), se reduce
el tiempo de tránsito diario de multitud de individuos mientras discurren hacia su lugar de trabajo, así
como el kilometraje realizado por el transporte de mercancías. Con ello disminuye el consumo de
combustible y la generación de emisiones contaminantes. Paralelamente, aumentan día a día las medidas
de seguridad activa y pasiva en automoción que permiten la prevención y disminución de accidentes de
tráfico. Así como dispositivos y aplicaciones de geolocalización que facilitan las tareas de rescate en caso
de que los accidentes se produzcan. Sin embargo, el estudiantado de ingeniería no percibe que se valore
la contribución de todos los ingenieros que hay detrás de ello a la sostenibilidad del medio ambiente, al
bienestar aportado a la vida cotidiana de multitud de personas y a la seguridad de las mismas. Pareciera
que en general se asocian generosidad, altruismo e interés por el bien común a la presencialidad, al
ejercicio y desarrollo de la profesión en presencia del usuario final, algo muy común en titulaciones
sanitarias y asistenciales, bastante inusual en el caso de la ingeniería.

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