Montes: sumideros de carbono y factores principales en la bioeconomía

AutorB. Rodríguez-Chaves Mimbrero
Páginas781-813
XXVII. SUELO: UNA APROXIMACIÓN GENERAL A SU PROTECCIÓN
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XXVIII
Montes: sumideros de carbono y factores
principales en la bioeconomía
BLANCA RODRÍGUEZ-CHAVES MIMBRERO
SUMARIO: 1. EL PAPEL DE LOS MONTES COMO SUMIDEROS DE
CARBONO DENTRO DEL SECTOR UTCUTS. 2. LAS
MEDIDAS EUROPEAS PARA EL CUMPLIMIENTO DE
LA COP 21. PROPUESTA DE REGLAMENTO UTCUTS.
A. Cuestiones preliminares.B.13 de Septiembre 2017: El
Parlamento Europeo aprueba su posición sobre la propuesta de
Reglamento UTCUTS. C. 13 de octubre de 2017: Consejo de
Medio Ambiente aprueba su orientación general sobre la
propuesta de Reglamento UTCUTS. D. Recapitulación sobre
el contenido actual de la Propuesta de Reglamento UTCUTS.
3. LA BIOECONOMÍA COMO INTEGRADORA DE LA
COHESIÓN TERRITORIAL, PREVENCIÓN DE
INCENDIOS Y LUCHA CONTRA EL CAMBIO
CLIMÁTICO.4. LA BIOECONOMÍA ES POSIBLE Y EL
SECTOR FORESTAL ES CLAVE PARA ELLO. 5.
BIBLIOGRAFÍA.
1. EL PAPEL DE LOS MONTES COMO SUMIDEROS DE
CARBONO DENTRO DEL SECTOR UTCUTS
La regulación climática está intrínsecamente ligada a los bosques,
siendo éstos un eslabón vital en el ciclo del carbono. A través de la
fotosíntesis, durante su crecimiento los árboles incorporan dióxido de
carbono de la atmósfera en forma de materia viva, actuando así como
sumideros de carbono. Esto confiere a los bosques, así como al sector del
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Uso de la Tierra, Cambios en el Uso de la Tierra y la Selvicultura
(UTCUTS, y LULUCF, por sus siglas en inglés, Land Use, Land Use
Change and Forestry) en el que se integran, un singular potencial para
contribuir en la mitigación del cambio climático. Cuando además estos
sistemas se gestionan con criterios de sostenibilidad, no sólo se garantiza el
mantenimiento de numerosos servicios y funciones ecosistémicas igual de
importantes como son la protección del suelo, la regulación del ciclo
hidrológico o la conservación de biodiversidad; también se puede potenciar
el secuestro de carbono, así como la permanencia del stock a largo plazo en
los diversos almacenes forestales y en los productos y materiales
resultantes (Pardos, 2010). En efecto, se ha comprobado científicamente
que las prácticas asociadas a la gestión forestal pueden contribuir de
manera significativa a la fijación de carbono tanto en la vegetación como
en el suelo. De los estudios recientes se desprende que en la gestión
forestal lo más importante es la elección de la masa forestal principal: masa
regular versus masa irregular. Se ha comprobado por los científicos que el
efecto sumidero es mayor cuando la masa forestal es irregular o mixta pues
es suelo siempre escubierto por una cobertura vegetal. La composición
de la masa forestal es fundamental. Dicho con otras palabras: cuando
aumenta la riqueza de especies aumenta la función como sumidero de
carbono. En efecto, aparte del aumento de la superficie forestal mediante
plantación y cambios de uso del suelo, es posible aumentar la capacidad de
acumulación de biomasa de los sistemas forestales ya establecidos
mediante la aplicación de distintas propuestas de gestión (De la Cruz, S., et
al., 2016;. 4 y ss.; Bravo, F., et al.,2007; Bravo, F., et al.,2008; 225–234;
Cañellas, I., et al., 2008; COSE, 2008; Montero, G., et al., 2005; y Ruiz-
Peinado, R., 2013). Pero a pesar de esta evidencia científica de que la
gestión forestal mantiene o incrementa el stock de carbono, hoy por hoy
“trabaja gratis” pues queda fuera del cómputo como sumidero de carbono.
Por todo lo dicho en la mitigación y la adaptación del cambio
climático, que es uno de los retos a los que nos enfrentamos en el siglo
XXI, ha adquirido una notoria importancia el rol de los sistemas forestales.
Pero, su potencial, hoy por hoy, a pesar de los recientes avances
normativos propuestos desde la Unión Europea, se encuentra todavía
mermado, principalmente por dos condicionantes:
- El sector UTCUTS no se tiene en cuenta en los objetivos
climáticos de reducción de emisiones en un 40% de la UE para el
año 2030 (26% para España), dejando fuera de la lucha a un sector
con potencial de mitigación como es la gestión forestal, de especial
interés por su contribución a la conservación de los bosques y sus
numerosos servicios ecosistémicos.
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- Además, los sectores difusos, no regulados por el Régimen
de Comercio de Derechos de emisión (EU ETS), entre los que se
encuentran sectores como el transporte o la agricultura, suponen un
60% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y su
implicación en la lucha contra el cambio climático es voluntaria.
Este porcentaje aumenta hasta un 61% en el caso de España, que
representan un total de 201,4 Mt de CO2 equivalente (MAGRAMA,
2016).
En los últimos años, el sector forestal ha aumentado su importancia
en la esfera política internacional al quedar incluidos como parte de la
solución en la lucha contra el Cambio Climático tanto en la Agenda 2030
para el desarrollo sostenible y como en el Acuerdo sobre el Clima de Paris
2015 (COP 21). Éstas y otras iniciativas están impulsando una nueva
gestión forestal para dar respuesta a estos complejos desafíos emergentes y
urgentes. Ya se habla de “Climate Smart Forestry” (Nabuurs et al., 2015),
Gestión Forestal Adaptativa y, en un ámbito más amplio, de
Descarbonización de la Economía-Bioeconomía, considerado un sector
clave dentro del Desarrollo Sostenible.
En esta línea la FAO en julio de 2017 ha presentado nuevas
directrices para ayudar a los países a desarrollar sistemas nacionales
sólidos de monitoreo de los bosques, esenciales para medir el progreso
hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y para cumplir los
compromisos derivados del Acuerdo sobre el Clima de París, así como en
septiembre de 2017 ha lanzado su Estrategia sobre el cambio climático”,
una publicación con la que sus responsables persiguen mejorar las
capacidades institucionales y técnicas de los Estados miembros, mejorar la
integración de la seguridad alimentaria, la agricultura, la selvicultura y la
pesca dentro de la agenda climática internacional y fortalecer la
coordinación interna y la ejecución el trabajo de la FAO.
Con la constatación de que las emisiones globales siguen creciendo y
el ritmo y la complejidad de las negociaciones supone un obstáculo para
avanzar con la urgencia requerida, se ha llegado a la celebración en Bonn
(Alemania), durante los días 14 al 17 de noviembre de 2017 de la COP 23,
que ha buscado avanzar lo suficiente en materia de reglas técnicas para
aplicar los mandatos del Acuerdo de París y la adopción del Diálogo de
Talanoa. La hoja de ruta consensuada recoge, por ejemplo, cómo miden e
informan los países sobre sus emisiones de gases de efecto invernadero.
En la COP 23 más de veinte países, con el Reino Unido y Canadá
liderando la iniciativa, han materializado una nueva alianza para acelerar el
crecimiento limpio y lograr la eliminación rápida y gradual del carbón

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