Modos y formas de la esclavitud contemporánea

AutorThomas Casadei
CargoUniversità degli Studi di Modena e Reggio Emilia
Páginas35-61

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El presente ensayo es una revisión del paper presentado el 19 de Enero de 2017 en el Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas de la Universidad "Carlos III" de Madrid. Agradezco a Francisco Javier Ansuátegui Roig, Rafael de Asís, María del Carmen Barranco Avilés y Patricia Cuenca por la invitación y la cálida acogida.

Un agradecimiento, por sus valiosas sugerencias y por sus comentarios al texto, también a Luca Baccelli, Alessandro Di Rosa, Valeria Marzocco, Lorenzo Milazzo, Serena Vantin, Gianmaria Zamagni.

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Premisas

La cuestión de la esclavitud puede ser abordada bajo distintas perspectivas: a través de la investigación histórica (recurriendo sus distintas fases con referencia a los distintos contextos), del rastreo teórico-jurídico (que ha sido durante mucho tiempo un instituto-eje de los ordenamientos y de las estructuras institucionales) y del examen de sus configuraciones inéditas (conectadas con nuevos sistemas de control y subyugación, y que para ser entendidas demandan el uso de instrumentos de naturaleza ante todo sociológica).

Lo que este trabajo trata de llevar al cabo es en primer lugar una reconstrucción, de eje jusfilosófico, de la noción de esclavitud, a partir de algunas reflexiones fundamentales de Bartolomé de las Casas, esclavista convencido antes y ferviente abolicionista después (§ 1). A continuación, se examinará la manera en que la condición de la esclavitud, fundamentada en la propiedad jurídica en la antigüedad y en la edad moderna, se ha convertido en una práctica apoyada en corps d’exception, hecho que caracteriza las múltiples formas de la esclavitud contemporánea (§ 2). Finalmente, haciendo referencia a algunas relevantes sentencias del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se argumenta a favor de un nuevo y diferente abolicionismo, que haga hincapié en las garantías primarias de la libertad vulnerada: las que están orientadas a garantizar la igualdad de las personas, su libertad de circulación, junto con los derechos sociales y del trabajo, es decir, en breve, todos los derechos que concurren a definir la dignidad de la persona y a prevenir la condición de corps d’exception (§ 3).

1. Esclavitud: entre memoria y presente, en el marco de las casas

La esclavitud evoca imágenes del pasado. Sólo por poner algún ejemplo, desde un punto de vista histórico, la mente vuela a la revuelta de Espartaco

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en Roma o a los conflictos que llevaron a la guerra de secesión en Estados Unidos. Desde el punto de vista de la historia del pensamiento filosófico, no se puede evitar hacer referencia a los argumentos de Aristóteles sobre la "esclavitud por naturaleza" o a los argumentos de la segunda escolástica en la época de la Conquista y, en concreto, teniendo en cuenta el contexto en el que nos encontramos, a las fundamentales (y sufridas) reflexiones de Bartolomé de las Casas, primero esclavista convencido y después abolicionista apasionado: en 1519, la disputa de Barcelona con Quevedo le brindó al capellán de los conquistadores la primera ocasión de cuestionar la aplicación de la teoría aristotélica de la esclavitud por naturaleza.

Como ha observado Luca Baccelli en un buen libro, Bartolomé de las Casas. La conquista senza fondamento, "los primeros testimonios que tenemos en la tradición cultural europea de un debate teórico sobre la legitimidad de la esclavitud atestiguan la distinción, o la contraposición, entre la idea de que ésta es una relación de producción natural y la idea de que es introducida por las instituciones políticas. Más tarde, en el pensamiento medieval y protomoderno, se definió la distinción entre la esclavitud natural y la de iure gentium, y de las Casas denunció los argumentos en favor de la esclavitud de los indios que hacían referencia a ambas formas" 1.

Por otra parte, desde otro punto de vista, si el trabajo forzoso ha representado la principal relación de producción en muchas civilizaciones históricas, también es significativo el hecho de que, en todas las religiones, la esclavitud ha sido ampliamente admitida y justificada (además de criticada y contrastada a partir de un cierto periodo).

Hoy en día, efectivamente, la esclavitud es una cuestión de memoria. Pero -como veremos más adelante- el discurso sobre ella no se puede reducir solo a este aspecto.

En Francia, desde 2001, la esclavitud y la trata, en su versión occidental, son consideradas, por ley, "crímenes contra la humanidad" (la ley "mémorielle" Taubira). El 23 de agosto de 2007 abrió sus puertas, en Liverpool, el International Museum of Slavery, el primer memorial en el mundo dedicado

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a los diferentes aspectos de la trata de esclavos 2. Por otra parte, es importante señalar que en Estados Unidos sorprendentemente se silenció el ducentésimo aniversario del 1 de enero de 1808, día en que se prohibió la importación de esclavos.

La esclavitud esculpe la memoria, sus procesos y sus implicaciones pero, al mismo tiempo, refuerza los silencios, los olvidos y también las revisiones, debido a que cuanto más oscura es la historia, más complicado es contarla, investigarla y revivirla. Algunos aspectos a investigar pueden ser, por ejemplo y en primer lugar, la relación entre la esclavitud, "una istituzione imbarazzante" 3, y una comunidad específica desde el punto de vista social, económico, institucional y jurídico (aclarando lo que ha pasado en Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, España, Portugal, pero también -por otro lado- en Brasil, Jamaica, Santo Domingo, Cuba, en las Antillas y en muchísimos países que han sufrido la esclavitud). En segundo lugar, la estrecha relación entre esta misma práctica, sus modos y sus formas, y la estructuración de los Estados modernos frente al "espejo oscuro" en el que siempre se ha reflejado la libertad 4. En tercer lugar, y esta parece ser la apuesta más importante en el tiempo presente, el impacto de la esclavitud (de las huellas de su historia) en la sociedad global y en sus profundas fracturas en términos económicos, sociales y geopolíticos 5.

Desde la antigüedad, la esclavitud ha conocido transformaciones, nuevas formas, llegando a cambiar con la trata -que se prolongó durante cuatro siglos- la faz de continentes enteros, en que todavía hoy -piénsese en África- quedan rastros: se ha calculado que, desde principios del XVI siglo (una Real cédula que trata de expedición de esclavos negros para reemplazar

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los indios está fechada 1505), se han deportado a América, desde las costas africanas, unos 50 millones de personas 6.

Respecto a la "de los antiguos" -de la que es un paradigma importante, por supuesto, el modelo aristotélico-, la "esclavitud de los modernos" utiliza nuevas herramientas para legitimarse. El caso americano ofrece un ejemplo emblemático de este nuevo proceso de legitimación: en el momento en que se celebra la centralidad del sujeto y se señala en el propietario el emblema de un individuo racional, disciplinado y responsable, precavido, feliz y caritativo, se introducen también nuevos argumentos y nuevos regímenes de diferenciación y exclusión 7, basados en la diferencia racial. Incluso en relación con este nuevo escenario, el derecho y la ley juegan un papel decisivo en el establecimiento de quién es sujeto de derecho/ciudadano, y por lo tanto libre (y humano), y quién no lo es.

Por tanto, la esclavitud puede examinarse mirando al pasado, en el contexto de un estudio renovado sobre la memoria histórica, pero también a través de personajes que han proporcionado reflexiones decisivas y contrapuestas sobre esta cuestión: de Aristóteles a Tomás, de Vitoria a las Casas, de Grozio a Locke, de Montesquieu a Tocqueville (pasando por Rousseau, Voltaire y los demás ilustrados: Helvétius, Condorcet, Raynal, Turgot, Mercier 8), de Mill a Marx 9, de Burke a Paine 10, de Olympe de Gouges a Mary Wollstonecraft 11, en los orígenes, esto es significativo, de las reivindicacio-

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nes feministas 12. Por no hablar de los protagonistas de la "contrahistoria" de la esclavitud misma: de Toussaint Louverture, el "Espartaco de Haití" al frente de los jacobinos negros en la revuelta de 1791 contra los colonos franceses 13, a Frederick Douglass, el "esclavo fugitivo" que, una vez libre, en 1872, fue el primer afroamericano en ser candidato a la vicepresidencia de Estados Unidos (por el Partido por la igualdad de derechos, junto con Victoria Woodhull, la primera mujer en ser candidata a la presidencia, también afroamericana) 14.

Como ha ocurrido en los últimos años, un recorrido de tipo genealógico, como el que se adopta en este contexto, permite poner de relieve varios aspectos que han permanecido en la sombra durante mucho tiempo, pero también invita, a través de nuevas modalidades, a realizar una lectura desde el presente, dirigiendo la atención a los entresijos (y a las lacras) más ocultos de nuestras sociedades.

A este respecto, los datos, y la materialidad de los cuerpos que los acompañan, esconden la necesidad improrrogable de una reflexión: según inves-

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tigaciones recientes de la oenegé australiana "Walk Free Foundation", hoy habría más de cuarenta y ocho millones y medio de esclavos en el mundo 15.

Así, se convierte en un ejercicio ineludible no solo preguntarse cómo se han desarrollado a lo largo del tiempo los modos y las formas de la esclavitud (y, en concreto, las dinámicas y los orígenes económicos y sociales de la "esclavitud de los antiguos" y "de los modernos", es decir, sus rasgos esenciales y estructurales), sino también desarrollar un análisis preciso sobre los modos y las formas, es decir, sobre las estructuras, de la que puede definirse como la "esclavitud de los contemporáneos": la esclavitud que convive, como "lo contrario a los...

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