Modernas prisiones: nuevos paradigmas y nuevos diseños

AutorManuel L. Ruiz-Morales
Páginas197-216
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SUMARIO: I. Los orígenes teóricos de la prevención y la resocialización. II.
Los genuinos modelos penitenciarios surgidos de las teorías preventivas
de la pena. III. Un nuevo impulso a la resocialización. IV. Modernos arque-
tipos penitenciarios en busca de pretensiones reinsertadoras. V. Concre-
tos centros de internamiento centrados en minimizar los efectos negati-
vos de la privación de libertad. VI. Conclusiones. Una referencia a la
situación en España.
I. LOS ORÍGENES TEÓRICOS DE LA
PREVENCIÓN Y LA RESOCIALIZACIÓN
A mediados del siglo XIX, es el momento en el que comienza a surgir
un movimiento losóco –pero también jurídico– nuevo que se encargó del
analizar el fenómeno criminal acercando el mismo a las ciencias de la natu-
raleza, modicando las perspectivas y los modos tradicionales de afrontar y
estudiar a la persona del delincuente, aplicando en mayor medida el método
cientíco en detrimento del método dogmático.
CAPÍTULO 8
MODERNAS PRISIONES: NUEVOS
PARADIGMAS Y NUEVOS DISEÑOS
Manuel L. Ruiz-Morales
Profesor Sustituto Interino.
Universidad de Cádiz (España)
REINSERCIÓN Y PRISIÓN
RICARDO M. MATA Y MARTÍN DIRECTOR | TOMÁS MONTERO HERNANZ COORDINADOR
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Esta corriente –que se denominó positivismo criminológico– quiso des-
cubrir las causas que llevan al crimen, entender al delincuente, para poder
prevenir las conductas delictuosas.
De esta forma, se diseñaron mecanismos que dispersaban la peligro-
sidad del delincuente, a través de instrumentos preventivos que atendían a
ciertas necesidades educacionales y tratamentales del delincuente, al efecto de
eliminar su propensión «natural» al delito.
Evidentemente, de acuerdo a tal visión de la criminalidad, debía ini-
ciarse y consolidarse una pena de prisión diversa, donde la sanción debía in-
dividualizarse en relación a cada recluso, ya que las circunstancias de cada
individuo penado eran diferentes280.
Como consecuencia de ello, aparecieron las conocidas como teorías de
la prevención especial de la pena, cuyos efectos proliferaron y lograron gran
resonancia durante el pasado siglo, pretendiéndose en base a estas teorías ob-
tener mejores maneras de castigar, lograr la reeducación del criminal, siempre
mediante la readaptación y el cambio –reforma– del carácter del sujeto que se
halla interno en una institución penitenciaria281.
Además, simultáneamente aparecieron doctrinas penológicas como la
pedagogía penal, que procuraba inocuizar al sujeto delincuente, eliminar sus
características que lo convertían en un sujeto peligroso para la vida en socie-
dad, siendo que la prisión debía actuar a la manera de centro de rehabilitación
y la sanción penal consistía en una labor terapéutica282.
A mayor abundamiento, se debe recordar que durante la anterior cen-
turia se desarrollaron multitud de disciplinas que centraron su enfoque en el
castigo en prisión y en el delincuente, tales como la antropología, la sociología,
280 ELBERT, C. A.: Manual básico de criminología. CABA: Eudeba, 2001, p. 51.
281 TINEDO FERNÁNDEZ, G.: «Reexiones sobre el sentido de la pena», Capítu-
lo Criminológico, vol. 36, núm. 4, 2008, p. 33.
282 FERRAJOLI, L.: Derecho y razón. Teoría del garantismo penal. Madrid: Trotta,
1998, p. 265.

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