El mito político e institucional de España en el cine clásico: de «España fue la Roma del siglo XVI» a «Esto no es España»

AutorEnrique San Miguel Pérez
CargoUniversidad Rey Juan Carlos. Madrid
Páginas727-745
AHDE, tomo LXXXVI, 2016
El mito político e institucional de España
en el cine clásico: de «España fue la Roma del
siglo » a «Esto no es España»
RESUMEN
La historia de las instituciones políticas en España, y de la propia España como
concepto político, cuenta con una amplia gama de aproximaciones literarias, legales y
culturales en el cine clásico. Este artículo aporta una revisión de esta materia y mues-
tra cómo el profundo interés en el mito y en el pasado político de España que encierra
el cine obedece a un interés no menos profundo en su realidad política presente.
PALABRAS CLAVE
España, instituciones, cine, mito, política.
ABSTRACT
The history of the political institutions of Spain, and of Spain as a political focus,
shows a full range of perspectives in the classical cinema, literary, legal and cultural.
This article provides an overview of this subject, and shows the intense interest in
Spain’s political past and myth of the cinema as a preoccupation no less intense in his
political present.
KEYWORDS
Spain, institutions, cinema, myth, politics.
Recibido: 27 de febrero de 2016.
Aceptado: 20 de mayo de 2016.
728 Enrique San Miguel Pérez
AHDE, tomo LXXXVI, 2016
S: I. La Inquisición queda tan lejos... La gentil, cultivada y amistosa España
del conde de Pimentel y del duque de Guzmán. II. España tiene una misión mun-
dial. La «España símbolo» frente a la «España real». III. Esto no es España, esto
es Inglaterra. España, la ley, y el poder.
I. LA INQUISICIÓN QUEDA TAN LEJOS... LA GENTIL, CULTIVADA
Y AMISTOSA ESPAÑA DEL CONDE DE PIMENTEL Y DEL
DUQUE DE GUZMÁN
«Yo creo en el genio de Castilla y en el genio político de nuestra raza,
sobre todo, señores, desde que he estado en contacto con América. Desde el
Colorado, en el centro del Colorado, le señalan a uno, cerca del meridiano 40,
donde está el fuerte Vázquez, hasta dónde llegó por el norte la línea de expan-
sión del espíritu hispánico, que en el sur comienza con la Tierra del Fuego.
Cuando se baja del Colorado a Nuevo México, en medio de bosques vírgenes,
hay una ciudad, Santa Fe, y en aquella ciudad, una noche, descendientes de
españoles, señoras y señores, me hicieron sentir la más intensa emoción histó-
rica que como español he experimentado: sensación de escalofrío. Sólo siendo
muchacho había sentido una emoción pareja, aun cuando no tan intensa. En la
montaña Saleve, en los años juveniles, me dijeron, señalando al Jura: ‘Por allí
pasó César’. En Santa Fe, en Nuevo México, señoras y señores, me decían:
‘Por allí pasaron los conquistadores’. Y la línea por donde pasaron los con-
quistadores era una línea de fundaciones; y cuando se entra en México se tiene
de continuo la impresión de que nuestra España fue la Roma del siglo :
calzadas, acueductos, escuelas; ¡las únicas piedras del siglo  y del siglo
 que hay en todo el continente americano son nuestras! Es el genio políti-
co de Castilla».
Era el 28 de agosto de 1931, hace ahora ochenta y cinco años, cuando Fer-
nando de los Ríos, ministro de Justicia en el gobierno provisional de la II Repú-
blica, se unía al debate constitucional para delimitar la identidad española en
unos términos que sobrepasaban ampliamente el mero análisis histórico. Decía
Manuel García Pelayo que el mito responde a una vivencia dramática de la rea-
lidad, de manera que allí donde el pensamiento racional analiza causas y efec-
tos dentro de un proceso dialéctico, a la luz de una consideración lógica some-
tida a una comprobación empírica, la mentalidad mítica interpreta la realidad
sociohistórica como la resultante de una pugna de potencias que no pueden ser
explicadas racionalmente, aunque ello no se reconozca explícitamente en las
culturas que se sustentan sobre patrones racionales 1. Es evidente que, en las
1 M B, D.: Memorias. Barcelona. 1983, p. 52. «...se inicia realmente una
nueva etapa histórica en España; se inicia porque la que hasta ahora había dado su forma jurídica
a la personalidad estatal española había sido Castilla; Castilla, que desde que nace históricamente,
tal vez por una necesidad (sin duda, no tal vez), organiza el Estado en forma centralista; y si ahora
Castilla se siente convencida de que es eficaz, históricamente, una nueva estructura del Estado,
¡ah!, entonces, como Castilla, para mí, simboliza el genio político español, y no creo que haya en

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