Globalización y migración: ¿retóricas contradictorias?

AutorRoger Campione
Cargo del AutorUniversidad Pública de Navarra

Globalizacin y migracin: ¿retricas contradictorias?1

Estos individuos eran indudablemente indios y en nada se parecían a los Pedros y Panchos del estúpido saber popular americano... tenían pómulos salientes y ojos oblicuos y gestos delicados; no eran idiotas, no eran payasos; eran indios solemnes y graves, eran el origen de la humanidad, sus padres. Las olas son chinas, pero la tierra es asunto indio. Tan esenciales como las rocas del desierto son ellos en el desierto de la "historia". Y lo sabían cuando pasábamos por allí; unos americanos que se daban importancia y tenían dinero e iban a divertirse a su país; sabían quien era el padre y quien era el hijo de la antigua vida de la tierra y no hacían ningún comentario. Porque cuando llegue la destrucción del mundo de la "historia" y el Apocalipsis vuelva una vez más como tantas veces antes, ellos seguirán mirando con los mismos ojos desde las cuevas de México, desde las cuevas de Bali, donde empezó todo y donde Adán fue engañado y aprendió a conocer.

(Jack Kerouac, En el camino)

1. Preludio

El irrumpir de los discursos sobre la globalización -término reciente nacido para contenerlo todo y algo más- ha arrojado nuevas luces alrededor de una amplísima serie de cuestiones. Puede que finalmente el interés hacia la sociedad mundializada del futuro se desinfle bajo la batuta del concretísimo presente del mundo real; no obstante, el debate sobre los contornos de la globalización ha tenido en los últimos años un papel que llamaría "actualizador" con respecto a temas que, desde mucho antes de que cobrara vida el mismo término globalización (o mundialización, en su nacimiento castellano), ya atraían los focos de interés de las ciencias sociales. Entre ellos, uno de los más destacados por interés, actualidad y alcance práctico es, desde luego, el de las migraciones y los migrantes.

Al hablar de globalización se está planteando, en términos generales, la problemática de la relación entre el Uno y el Todo. El cambio de época que, según veremos, presupone el discurso teórico dominante, estribaría fundamentalmente en la imposibilidad de analizar los eventos y procesos concretamente situados sin tener en cuenta que las coordenadas históricas, sociales y económicas tradicionales ya no valen. En el plano cartesiano de la aldea global se van haciendo cada vez más borrosas las viejas fronteras del mappa mundi moderno, en el que la relevancia de la dimensión territorial era tan neta que en los mapas que teníamos colgados en las aulas del colegio los colores que separaban los estados colindantes chocaban tanto que los hacían parecer un Kandinsky hortera (y, desde luego, no se apreciaban variaciones de tono en la proximidad de las fronteras).

La migración transnacional, en cambio, obliga a reflexionar sobre la relación entre el Uno y el Otro. Los pueblos y las culturas están desde siempre en contacto, a través de las migraciones, las guerras, el comercio y las religiones. Con todo, es razonable refinar el marco teórico del fenómeno a la luz de las nuevas perspectivas alimentadas por el debate acerca de la globalización, sobre todo si se entiende ésta, esencialmente, como una aceleración vertiginosa de las interconexiones tecnológicas y económicas internacionales2.

Un tratamiento exhaustivo de ambos ejes supera, por supuesto, los límites y la ambición de este trabajo; los ríos de tinta versados sobre la joven globalización y la ya madura migración podrían desbordar la biblioteca de Alejandría. Por eso, en estas pocas páginas me limitaré a señalar algunos aspectos que, creo, no gozan de atención extraordinaria en todo lo que se dice y escribe a propósito del modo en que se enmarca el tema de los flujos migratorios en el nuevo esquema interpretativo de la globalización. Me refiero, en concreto, a algunas contradicciones presentes en los enfoques dominantes entre los especialistas que, además de desembocar en paradojas teóricas, revierten de manera contundente en las gestiones políticas de los países industrializados.

Para adelantar datos, digamos que si por un lado los procesos de globalización se han venido manifestando como procesos de progresiva "apertura" bajo múltiples puntos de vista (mercados, comunicaciones, derechos), el asunto de los flujos migratorios viene hoy en día paulatinamente afrontado con la herramienta del "restringimiento" de las fronteras. Si atendemos a los medios de comunicación de masas parece como si la globalización fuese una oportunidad mientras la migración es un problema, aún cuando se reconozca que en los dos ámbitos hay de todo un poco.

Para analizar más en profundidad esta paradoja social es preciso delinear el marco dentro del cual nos estamos moviendo. No se citarán, en estas páginas, los datos y las estadísticas relativas a los movimientos internacionales de seres humanos, ni se comentará la ley de extranjería de este o aquel país de Europa; más bien, se intentará ilustrar, brevemente, cuál es la relación entre los dos "discursos" dominantes. Ya nadie puede sustraerse a seguir viviendo en un mundo globalizado y cada vez más globalizador; sobre esto casi no quedan dudas. ¿Cómo debe abordarse, por tanto, una cuestión -como es la de los flujos migratorios transnacionales- que tiene que verse necesaria y profundamente afectada por los cambios a escala global a los que me estoy refiriendo?

2. Tocata

Hasta hace pocos años el vocablo "globalización" ni siquiera existía. Sin embargo en los últimos años, casi no hay debate sociológico, económico o político en el que, antes o después, el término no acabe por acaparar la atención.

Se puede decir, resumiendo y generalizando, que hay fundamentalmente tres enfoques o tesis interpretativas distintas sobre lo que la globalización significa y representa para los actores sociales y las instituciones. La primera es la conocida como la tesis radical, mantenida por los hiper-globalizadores, según la cual, en la actualidad, estamos viviendo en un mundo que en los últimos veinte o treinta años ha cambiado radicalmente. La figura tradicional del Estado-nación -éste sería, en síntesis, el núcleo de la postura- pertenece a "las exigencias de un período histórico ya terminado" (Ohmae, 1998: 105). Los Estados y los gobiernos nacionales no mantienen, a estas alturas, las condiciones para poder dirigir el rumbo de la economía porque la lógica hodierna de los mercados no reconoce y no respeta las fronteras institucionales nacidas con el sistema internacional westfaliano3. Los factores determinantes de esta mutación histórica dependen en primer lugar del aumento progresivo del cruce de fronteras por parte de personas, informaciones y capitales, lo cual significa que ante la rapidez de las transacciones en el mercado global los gobiernos nacionales carecen de capacidad para influir en una amplia gama de decisiones. En segundo lugar, la...

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