Migración y desarrollo cultural

AutorLuis Martínez Roldán
Cargo del AutorUniversidad de Oviedo

Todo el bagaje cultural de las personas, la dimensión ética y moral, la lengua y todos sus sentimientos en sentido amplio, es decir, el "ser" de cada individuo, son originados y formados desde el "otro". Desde el otro en cuanto persona, desde el otro en cuanto circunstancia, y desde el otro en cuanto sociedad o colectividad, tanto a nivel familiar como a nivel de pueblo o de Nación.

Fuera del "otro" el hombre perdería las notas más constitutivas de su propio ser. Precisamente por eso el hombre "es" el animal más indigente y en consecuencia más esencialmente sociable, porque recibe todo del "otro", y en muchos casos sin poder ni siquiera demandarlo. Esto no quiere decir que esas plurales derivaciones del "otro" posteriormente no puedan ser asumidas como propias e incluso parcialmente modificadas y cambiadas, pero su ser comienza a ser desde el "otro". Desde el "otro" el hombre comienza a hacerse a sí mismo incluso en todo lo que es distinto al "otro", es decir, comienza a ser individualidad.

Sin duda alguna este es el primer derecho fundamental de toda persona, el derecho a ser "yo", el derecho a ser y pensar de forma distinta a los demás. Este sería el derecho fundante sobre el que se pueden apoyar todos los demás derechos fundamentales1. Es en este sentido en el que merece la pena y hasta es bonito equivocarse, siempre que la equivocación sea el resultado de la afirmación del criterio individual e independiente y el rechazo a seguir el parecer ajeno mientras no se haga propio porque se entienda y se comprenda como actuación correcta. Y además esta diversidad es la que produce todo cambio y todo devenir en la sociedad. Estoy totalmente de acuerdo con K. Popper cuando señala que el resorte y el motor de toda evolución humana lo es "la libertad de ser singular y distinto del vecino, de estar en desacuerdo con la mayoría y seguir el propio camino. El control holístico, que llevaría no a la igualación de los derechos humanos, sino a la de las mentes humanas significaría el final del progreso"2. Pero insisto, ese ser independiente y distinto que mueve a la sociedad, se hace desde el "otro".

Esta identidad va asociada a muchas características, como por ejemplo, el origen étnico o el sexo, pero sobre todo va unida al espacio geográfico y cultural con sus costumbres, su lengua, su gastronomía etc. y es que "el lugar proporciona el medio fundamental a través del cual damos sentido al mundo y a través del cual actuamos. Cuando creamos lugares, cuando vivimos los lugares, creamos identidades. Hablar de lugar por tanto es hablar de identidad" 3

Cuando, por distintas causas que luego veremos, al hombre se le arranca de su identidad singular, de su lugar, es decir, de su entorno familiar, lingüístico y espiritual, y se le hace vivir en un contexto que ni siente ni comprende, se está atentando contra ese primer Derecho Fundamental del individuo.

Si el hombre nace y se desarrolla en un entorno superpoblado, con unos recursos escasos, con hambre y con fuertes presiones y persecuciones políticas, lógicamente se verá obligado a salir fuera de su "otro" para cubrir sus necesidades más elementales, y de esta forma entra dentro de ese fenómeno migratorio que le lleva por mundos desconocidos, con seres desconocidos, con lenguas y costumbres distintas, con un color distinto, con formas de sentir y de querer distintas, con filosofías distintas, con religiones y políticas muy diferentes. Además es importante tener en cuenta que el hombre se enfrenta a todo este mundo con un bagaje cultural y de formación en general muy pequeño que multiplica los muchos y...

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