México frente al pacto mundial por una migracion legal, segura y ordenada

AutorJ.E. Suñé Cano
Cargo del AutorUniversidad Complutense de Madrid
Páginas153-170
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CAPÍTULO OCTAVO.
MÉXICO FRENTE AL PACTO MUNDIAL POR UNA
MIGRACION LEGAL, SEGURA Y ORDENADA
J.E. Suñé Cano
Universidad Complutense de Madrid
1. INTRODUCCIÓN
Si bien no se cuestiona que la migración internacional sea un fenómeno global,
lo cierto es que la mayoría de los movimientos se producen dentro de las regiones y,
en cada región, existen diferentes oportunidades y limitaciones.
Por ello, comprender y abordar las dimensiones regionales de las migraciones es
una cuestión crucial para lograr una migración segura, ordenada y regular1.
En concreto, América Latina y el Caribe es una región en la que cerca de 30 millo-
nes de personas viven fuera de su país de nacimiento. De ellos, aproximadamente 17
millones son mexicanos y centroamericanos que viven en Estados Unidos. Destaca
en el panorama migratorio de la región la intensicación de la migración intrarre-
gional cuya expansión está asociada a la sostenida emigración desde algunos países
tradicionalmente emisores, pero con nuevos destinos, como la llegada de haitianos
a América del Sur y la reciente emigración venezolana2. Un rasgo particular es la
composición de la inmigración según región de nacimiento (América Latina o el
1 Así lo armó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL) en su intervención en la Conferencia Internacional de Marrakech en la que
fue adoptado el Pacto Mundial por una migración legal, segura y ordenada.
2 Migración internacional, 2018. Observatorio Demográco de América Latina y el Caribe.
154 Capítulo Octavo
resto del mundo). En América Latina en su conjunto, la tendencia desde 1970 es
al crecimiento y preponderancia del peso de los inmigrantes intrarregionales, que
han pasado del 24% del total de los migrantes en 1970 al 63% en 2010. Otro aspecto
llamativo de la migración en los países de América Latina en su conjunto es el peso
de la población inmigrante respecto de la población total, que no llega a superar el
10%.3
Además, los Estados de la región son conscientes de la vulnerabilidad y la violen-
cia que sufren muchos de sus migrantes, particularmente las mujeres y los niños, al
tiempo que reconocen el impacto social, económico y cultural abrumadoramente
positivo de la migración tanto en los países de origen y de destino4.
Además, puede armarse que, de forma general, los países latinoamericanos y
caribeños han contribuido signicativamente al debate sobre la migración mun-
dial, con tres foros regionales, la Organización de Estados Americanos, la Cumbre
de las Américas y la Comnidad Iberoamericana de Naciones con el Compromiso
de Montevideo adoptado en 2006 que enfatizó los principios de no discriminación
y de colocar a la persona en el centro del proceso5. Junto a los anteriores, otros
dos foros intergubernamentales de consulta. Por un lado, la Conferencia Regional
Migraciones en la que participan los Estados de América del Norte y América
Central y por otro, la Conferencia Sudamericana Migraciones que, como indica su
nombre, congrega a los países suramericanos.
En todo caso puede armarse que ha primado la preocupación por incorporar la
protección de los derechos humanos de los migrantes en todos los foros regionales
y mundiales de migración6.
En este contexto, uno de los países de la región, claramente implicado en el fenó-
meno migratorio tanto como Estado de origen, tránsito, destino y retorno es México.
Su posición geoestratégica, en el Norte del continente americano, la vis atractiva
de su poderosísimo vecino del Norte, su posición en el istmo centroamericano,
3 Ibid.
4 En Estados Unidos, por ejemplo, la población de origen latino ha jugado un papel clave en la
reproducción demográca y en el mercado laboral, precisó. Cálculos realizados indican que el 38% del
décit de su fuerza de trabajo entre 2000 y 2015 fue cubierto por inmigrantes latinoamericanos, de los
cuales los mexicanos y centroamericanos aportan más del 80%.
5 Además de considerar la migración como decisión y no necesidad, la centralidad de los dere-
chos humanos; el derecho del Estado a regular el ingreso y la permanencia en el territorio bajo su
jurisdicción; la no estigmatización del migrante, no considerar la acción de migrar como un delito y,
nalmente, la importancia de las remesas.
6 Como pone de maniesto Carmen Pérez González, en “Migraciones y Declaración Americana
de los derechos y los deberes del hombre. La contribución de la Declaración a la conformación de un
derecho internacional de las migraciones”, Revista Electrónica Iberoamericana ISSN: 1988 – 0618, Vol.
13, Edición Especial, 2019.

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