Una metateoría de la criminalidad/motivación y la oportunidad como descripciones de los delitos como eventos

AutorAlfonso Serrano Maíllo
Páginas199-224

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1. Los delitos como eventos

El problema de la relación entre oportunidad y delito se ubica en un complejo entramado de oscuros conceptos sobre los que no existen acuerdos generalizados. Este entramado incluye la causación, la explicación, la relación entre ambas, los eventos -los cuales entran de lleno en relaciones causales- y su naturaleza y descripciones. Davidson, verbigracia, refleja la profunda complejidad de la cuestión cuando señala que «La discusión sobre la explicación puede también sufrir de confusión sobre cómo las frases se relacionan con los eventos»; o bien que «puede existir una tendencia a confundir eventos descritos (parcial o totalmente) en términos de estados terminales y eventos descritos (parcial o totalmente) en términos de lo que causan»1. De este modo se destaca la complejidad no sólo del reto que nos ocupa sino también, en general, del fenómeno delictivo. No puede extrañar, pues, que en la literatura criminológica aparezcan criterios encontrados sobre los mismos puntos y recíprocas acusaciones de insuficiente atención a elementos que se consideran importantes o incluso esenciales. Ello sugiere, de la misma manera, que la Criminología y la teoría criminológica operan, de hecho, con teorías Page 200 auxiliares o metateorías2 sobre cuestiones como las señaladas: causación, explicación, eventos, etc. Naturalmente, estas teorías auxiliares o metateorías pueden encontrarse más o menos desarrolladas y explicitadas, pero es difícil imaginar la construcción de tesis etiológicas al margen de las mismas3. De este modo, sugiero que una tal teoría auxiliar o metateoría expuesta de modo expreso puede arrojar luz sobre la (compleja) relación entre oportunidad y delito. Esta puede no ser, desde luego, la única (meta-)teoría a la que legítimamente se recurra en la disciplina, aunque es probablemente la primera que se presenta explícitamente en este ámbito. La misma se basa fundamentalmente en el bien conocido trabajo de Davidson sobre eventos.

El objeto de estudio de la Criminología es el delito. Algunos autores añaden otros objetos de estudio y el mismo concepto de delito es uno de los más debatidos de la disciplina4. De la misma manera, al menos para la postura mayoritaria, una de las funciones principales de la Criminología es la de ofrecer explicaciones causales del delito, esto es una función etiológica. Como he subrayado, si existen abundantes -y sólidas- teorías sobre la tendencia de ciertos individuos o grupos de individuos a delinquir es porque las mismas asumen -con buenas razones- que esa es una buena estrategia para explicar por qué se producen delitos. Lo mismo es aplicable a las teorías de la oportunidad en sentido abstracto. Por otra parte, Page 201 los delitos son eventos5. Siguiendo a Davidson, los eventos son particulares que se caracterizan por ser causados, en general, por otros eventos y por tener una determinada existencia espaciotemporal6. Los eventos, a la vez, tienen una naturaleza «intensional»7. Esto último quiere decir que son susceptibles de distintas descripciones -con lo cual, sin embargo, no pierden su identidad. Por ejemplo, un atraco a la salida de un banco puede verse como un delito o como una victimación: alguien realiza una acción y alguien sufre sus efectos. Sin embargo, se trata del mismo evento, solo que bajo diferentes descripciones. En efecto, siempre de acuerdo con el autor norteamericano, nuestro delito y nuestra victimación tienen las mismas causas y los mismos efectos, de lo cual se infiere que son idénticos, o sea una sola cosa8. Puede decirse, así, no importa repetirlo, que se trata del mismo evento pero bajo distintas descripciones: una, que A tomó un arma y robó el dinero a alguien que salía de un banco; otra, que B acababa de salir del banco cuando fue atracado a mano armada. La primera descripción se centra en un delincuente motivado (que efectivamente comete un delito); la segunda, en un objetivo apropiado para ser victimizado (que efectivamente lo es). No está de más adelantar que las principales teorías criminológicas tienen mucho que decir sobre este evento y sus antecedentes: unas sobre la criminalidad de los atracadores -o su tendencia a delinquir, su motivación para hacerlo, el riesgo que implican...-; y otras sobre las víctimas como objetivos apropiados para ser victimizados (en ausencia de guardianes capaces), o sea sobre la oportunidad; y todas ellas e incluso todavía otras, quizá, sobre el evento mismo. Finalmente, no pueden descartarse ulteriores descripciones del mismo evento. Page 202

Aunque sin asumirla plenamente, esta distinción bebe del trabajo de Gottfredson y Hirschi sobre criminalidad y crimen -añadiendo aquí nosotros la oportunidad9. En un conocido artículo que dedican fundamentalmente al descenso en la actividad criminal que acompaña a la edad a partir de un cierto momento de la vida de las personas y que en ocasiones -aunque cada vez menos- es referido como la reforma por maduración o la desistencia espontánea, los autores mantienen que ésta, si es que puede entenderse, exige el reconocimiento de la «complejidad factorial del delito». Es aquí donde entran en juego, precisamente, la criminalidad y el crimen o delito. El primero de ellos puede no cambiar con el paso del tiempo; mientras que el segundo sí lo hace. De este modo, concluyen estos criminólogos, «El cambio en el crimen con la edad es claro que no puede explicarse por cambios en la criminalidad o en la situación social de las personas a lo largo del curso de la vida»10. Lo verdaderamente interesante a nuestros efectos es la distinción que introducen. En primer lugar, los crímenes o delitos son eventos para estos autores: «Los crímenes son eventos de plazo corto, circunscritos que presuponen un conjunto peculiar de condiciones necesarias (por ejemplo actividad, oportunidad, adversarios, víctimas, bienes)». Por el contrario, «La criminalidad [... ] se refiere a diferencias estables entre individuos en la propensión a cometer actos criminales (o equivalentes) [... ] Page 203 puede ser definida como la tendencia del actor a buscar placer a corto plazo, inmediato sin preocuparse por las consecuencias a largo plazo»11. Gottfredson y Hirschi añaden que a menudo se produce una confusión entre ambos términos: «tendemos a utilizar el mismo indicador para ambos conceptos. Un recuento de actos criminales sirve como medida del crimen y como medida de la criminalidad»12. A la vez, no menos cierto es que existe una íntima relación entre criminalidad y crimen -como ya ha debido de quedar claro. Los riesgos también son diferentes de las catástrofes, pero si se estudian es sobre todo por su potencialidad para convertirse en una de ellas. Los mismos autores expresan de este modo esta estrecha correspondencia: «Los conceptos se prestan el significado recíprocamente. No son "cosas" que existan independientemente del contexto en el que se encuentran. En nuestra teoría, el delito y el autocontrol bajo se derivan uno del otro. De este modo la relación entre ellos es definicional o tautológica»13.

2. ¿Interacción entre criminalidad/motivación y oportunidad? La idea de percepción

Así la cosas, el delito o crimen como evento es precisamente uno de los conceptos básicos de la presente monografía (1)14. Page 204 La criminalidad es otra. Sin embargo, no es preciso definir ésta en términos tan leales a la teoría general del delito o del autocontrol15. Diversas teorías, en efecto, pueden ofrecer explicaciones de la tendencia en abstracto de los individuos al delito en sus propios términos. Llamaremos a la misma, en todo caso, criminalidad (2)16. Pero también es posible, finalmente, identificar un tercer factor que se refiere igualmente a tendencias en términos abstractos: las oportunidades (3). Como se ha dicho, las teorías de la criminalidad y de la oportunidad también tienen la vocación de explicar o contribuir a la explicación de los eventos en sentido concreto. Pues bien, la relación entre estos elementos es muy estrecha -más incluso de lo que la idea de interacción podría sugerir.

En efecto, como ya ha salido en el transcurso de la presente monografía, una estrategia habitual de buscar la relación entre estos factores o conceptos es la interacción17. Aquí nos adentramos en el terreno de las relaciones entre conceptos, y abandonamos por un momento el punto de vista de las teorías concretas. Verbigracia, un interesante y reciente enfoque criminológico es, precisamente, la llamada perspectiva del evento criminal -que no es ella misma una teoría concreta. Su idea clave es que en el evento criminal intervienen Page 205 distintos elementos y procesos que se encuentran íntimamente relacionados y que, de hecho, interaccionan entre sí. Los defensores de esta postura proponen adoptar una visión amplia que vaya más allá de la criminalidad del delincuente -«por qué él o ella llegaron a cometer el delito»- e incluya las condiciones y el contexto que rodeaba al evento criminal, incluyendo incluso lo que pasara después de la culminación del mismo18. Aunque más allá sugiere que puede ser todavía insuficiente, esta postura es también favorable a la integración19.

La metateoría aquí propuesta considera, más bien y como he subrayado, que al menos algunos de estos elementos y procesos son nada más y nada menos que descripciones distintas de un mismo evento -un evento criminal20. Vistas así las cosas, no pueden interaccionar entre sí. Verbigracia, si un potencial delincuente que se dirige a la otra punta de la ciudad pasa junto a un coche con las llaves puestas, los teóricos de la perspectiva del evento criminal, entre otros, podrían sugerir que se produce una interacción entre autor (o criminalidad) y oportunidad y que nuestro...

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