Medios de comunicación y nuevas tendencias de la información política y digital en españa

AutorVíctor M. Muñoz Sánchez - Antonio M. Pérez Flores
Páginas822-842

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1. Medios de comunicación y política: hablemos del contexto democrático

Desde los finales del siglo xx, pero en especial a partir de su última década, las agencias de socialización política en España han ido transformándose notablemente. Dejando al margen su funcionamiento en las épocas preconstitucionales, apuntamos que esta modalidad socializadora ha pasado de estar totalmente centrada en el ámbito familiar, a ser desempeñada por agencias de socialización menos cercanas al individuo.

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En el caso que nos ocupa, la socialización política se concentra cada vez más en la esfera pública, por tanto, los medios de comunicación y su papel mediador entre la opinión pública y la esfera privada, les hace situarse en un lugar privilegiado para llevar a cabo tareas socializadoras en el ámbito político. La sociedad mediática, entendida como una caracterización de épocas presentes, tiene como una de sus finalidades transmitir información, propaganda y elementos colectivos a la ciudadanía, para que se forme una opinión en relación con el ámbito del gobierno y la política. El cuarto poder, los medios de comunicación, están en disposición de ejercer de ojo vigilante de la opinión pública sobre el poder político, propiciando así lo que se conoce como opinión publicada (Habermas, 1981).

El sistema de medios de comunicación surgido tras la implantación del sistema político democrático en España ha sufrido un notable cambio, amplificado por la emergencia de los medios de comunicación digitales (periódicos, en gran medida), que se están erigiendo como elementos generadores de mayor pluralidad informativa.

Siguiendo la gran tradición investigadora centrada en los medios de comunicación, establecemos que en el terreno de lo político los medios hacen aflorar "[...]

las relaciones e influencias de estos medios de comunicación en diferentes ámbitos, analizando dos de manera más específica, las campañas electorales y los partidos políticos" (Colomé, 1994: 1). El conglomerado empresarial de los medios no ha de ser considerado como un elemento plegado únicamente a los criterios de mercado, de tal manera que se ejecuta un amplio espectro legislativo para no dejarlo en manos de la ley de la oferta y la demanda. Los medios, como expresión directa de lo que se denomina opinión pública, en las sociedades mediatizadas (Manin, 1998) han de tener controles que eviten su excesiva concentración, además de su uniformidad en la mirada que elaboran. De un tiempo a esta parte, y gracias a la revolución de las

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tecnologías de la información y al conocimiento, se ha generado una nueva coyuntura en la que se comprueba un mayor pluralismo de emisores y una diversificación en los enfoques/encuadres (Lakoff, 2007) sobre la información política.

Al mismo tiempo, ha de incorporarse al análisis una definición operativa sobre comunicación política, de modo que permita obtener información sobre la naturaleza y finalidad de este proceso comunicativo en el que se encuentran entremezclados los medios, los partidos y el contexto democrático. Así pues, entendemos que comunicación política se define como una forma particular de mensajes que circulan dentro del sistema político y que se consideran indispensables para su funcionamiento, ya que condicionan su dinámica, desde la formación de las demandas hasta los procesos de conversión, y las respuestas del mismo sistema (Panebianco, 1982). Este tipo concreto de comunicación hace referencia total o parcialmente a las tareas de gobierno y a la evaluación de las mismas. Ha existido un agrio debate alrededor de la concepción tecnocrática de la naturaleza de las decisiones políticas frente a su caracterización política. Es más, los críticos de la tecnocracia han sostenido que si no se pudiera discutir públicamente la idoneidad o no de las propias decisiones se fomentaría una suerte de despolitización de la opinión pública, así como de la sociedad (Habermas, 1981).

En esta misma línea, se encuentran los teóricos de la denominada teoría de la información, ya que identifican información con un proceso de selección arbitraria de símbolos procedentes de un conjunto definido previamente. Nos referimos a la política y a la acción de gobierno/oposición llevada a cabo por los partidos políticos. También se dice que la comunicación es creadora de un espacio político, a la vez que la política se convierte en productora de símbolos y signos legitimadores (Bobillo, 2002). A su vez, la cultura política (Almond y Verba, 1965) permite el desarrollo de más competencia política a

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los ciudadanos, dado que da la posibilidad comprensiva del conjunto de signos y símbolos que produce.

Un hecho a subrayar con insistencia es que en los regímenes democráticos, la totalidad de la comunicación -y por añadidura, la política- tiende a ser continua entre la élite y la opinión pública. Es decir, parte de la élite y aterriza en la masa con la finalidad de recabar apoyos y legitimación. Esta situación es obvia en el caso de las campañas electorales, así como en cualquier otro tipo de plebiscito ordinario o extraordinario. Por ello, los medios más que estar orientados a manipular, convertir o cambiar la opinión de los ciudadanos, se dedican a cristalizar y reforzar las ideas preexistentes.

Hasta la eclosión de la sociedad de la información las investigaciones sobre comunicación política y contexto político-electoral se circunscribían a la radio, la prensa y la televisión, no obstante, actualmente la situación es bien distinta, debido a la presencia de internet, cuyo potencial es tal que incluye a todos los mass media dentro de él mismo. Además, se produce la emergencia de la prensa digital, que está caracterizada por unos presupuestos diametralmente opuestos -en algunos casos- a la prensa escrita tradicional. Montero (1981) apuntó al hecho de la existencia de una utilización amplísima de la imagen pública de los candidatos políticos a través de los medios, contribuyendo así a la personalización de la política en la etapa de la transición. Especialmente este hecho se explicita en la televisión, pero los demás medios no están exentos de ella. Kirchheimer (1966) argumenta que los medios de comunicación y la comunicación política basada en el marketing político contribuyeron notablemente a la transformación de los clásicos partidos políticos hasta su conversión en partidos atrapalotodo.

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2. El nuevo complejo mediático en la era de internet y sus implicaciones en los partidos

El sistema integrado de medios de comunicación ha cambiado radicalmente su fisonomía tras la consolidación de la revolución de las tecnologías de la información y el conocimiento (Klinenberg, 2007; Castells, 2008). Por una parte, soporta un importante nivel de concentración acentuado por la propia lógica empresarial que posee, pero, además, muestra un proceso contrario, puesto que el periodismo en la red -en sus distintas variantes (periodismo ciudadano, periódicos digitales, blogueros creadores de opinión, etc.)- ha propiciado la emergencia de un nuevo pluralismo en los medios, sobre todo en el ámbito...

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