Un medio marino del que estar orgullosos (por ahora)

AutorJosé Templado - Javier Pantoja
CargoMuseo Nacional de Ciencias Naturales. CSIC. - Ministerio de medio ambiente y medio rural y marino.
Páginas171-193

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I Un medio marino privilegiado

En el medio marino español confluyen una serie de características muy notorias desde diferentes puntos de vista, lo que le confiere gran singularidad e importancia. En lo referente a la geomorfología, los cerca de 8.000 km de litoral (incluyendo el de los archipiélagos canario y balear) nos ofrecen una extraordinaria variedad de tipos de costa (rías, marismas, lagunas litorales, extensas costas acantiladas, playas, conjuntos insulares de extensión muy variable, ...). Por otro lado nuestra situación geográfica entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo (y entre el continente europeo y el africano) es privilegiada y propicia que en nuestras aguas incidan diferentes condiciones oceanográficas. Asimismo, desde el punto de vista biogeográfico hay que destacar que el sur de la península Ibérica es el punto de confluencia de tres provincias biogeográficas marinas distintas, cada una con características propias: la Lusitana, de carácter templadofrío, la Mauritana, con influencia subtropical, y la Mediterránea, con toda una serie de peculiaridades propias. Esta extraordinaria heterogeneidad geomorfológica, oceanográfica y biogeográfica, se traduce en una gran variedad de su medio marino, lo cual se refleja en la diversidad de su flora y su fauna. Todo lo anterior se traduce en que España

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atesora, con mucha diferencia, la mayor diversidad biológica marina en el ámbito europeo, un patrimonio extraordinariamente valioso que debemos conservar.

Las diferencias entre las regiones geográficas atlántica y mediterránea son muy notables, tanto en lo que se refiere a la oceanografía, como en lo que concierne a su flora y fauna. Las diferentes peculiaridades que se dan en cada uno de los diferentes sectores de nuestro litoral determinan que la composición de la diversidad biológica varíe según nos vayamos trasladando de uno a otro. En las costas del norte de España existen notables diferencias entre las aguas gallegas y las del golfo de Vizcaya. Mientras que la biota marina gallega tiene un carácter más frío y se asemeja más a la de las costas bretonas y del sur de las islas Británicas, la del litoral cántabro y vasco presenta una marcada "mediterranización" o carácter más cálido. En todo el litoral norte predomina la costa acantilada, sólo interrumpida por pequeñas playas, marismas y estuarios (las rías, en el caso de las costas gallegas). Por otro lado, el sector atlántico del golfo de Cádiz, aparte de su situación más sureña, se caracteriza por un litoral bajo con predominio de playas y una extensa plataforma continental, ocupada en su mayor parte por fondos fangosos. Esta zona, además de compartir muchas especies con las áreas próximas (Mediterráneo y costas atlánticas del norte de África), presenta algunos elementos faunísticos exclusivos.

Dentro de la biota que habita las aguas canarias, ya muy diferente y de tipo sub-tropical, se pueden apreciar también diferencias entre las islas orientales, bajo la influencia del afloramiento sahariano de agua fría y con gran abundancia de especies de interés pesquero, y las occidentales, con afinidades más tropicales.

En lo que se refiere al Mediterráneo, hay que resaltar en primer lugar que existe una marcada gradación decreciente de las cifras de diversidad de especies desde la cuenca occidental a la oriental de este mar. No debe olvidarse que la mayor parte de la biota mediterránea actual procede de sucesivas invasiones a partir del Atlántico. Así, por ejemplo, se estima que el 87% de la fauna mediterránea actual está presente en el Mediterráneo occidental, el 49% en el Adriático o el 47% en la cuenca oriental. Ello sitúa nuevamente a nuestro litoral mediterráneo en una situación privilegiada, lo cual se acentúa todavía más si tenemos en cuenta que en las costas mediterráneas españolas se observa, a su vez, toda una transición entre el litoral catalán, de afinidades más frías, y el sector más cálido, comprendido entre el cabo La Nao y el cabo de Gata. Aunque buena parte de las especies son comunes a todo nuestro litoral mediterráneo, otras muchas presentan una gradación y caracterizan los distintos sectores.

Por último, las costas mediterráneas del mar de Alborán presentan una notable influencia de la capa superficial de agua procedente del Atlántico. Toda esta zona constituye una encrucijada, donde pueden encontrarse especies atlánticas, tanto de aguas frías (de las costas europeas) como cálidas (de las costas africanas), junto a especies mediterráneas y diversos endemismos exclusivos de la zona. Hay que señalar que el cabo de Gata constituye una frontera muy marcada entre el sector más cálido de nuestras costas mediterráneas y el área de influencia atlántica.

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Todo lo anterior señala a nuestro medio marino como un extraordinario reservorio de biodiversidad y fuente de recursos, no exento de amenazas, que es preciso conocer en profundidad, gestionar adecuadamente y conservarlo para generaciones futuras.

II Algunas nociones sobre biodiversidad marina

El medio marino presenta unas características muy diferentes a las del medio terrestre y, por tanto, su diversidad biológica es, asimismo, muy distinta, tanto en su composición como en su estructura y funcionamiento.

Es la mayor densidad del medio acuático frente al terrestre la que le confiere buena parte de sus atributos diferenciadores. En primer lugar, la mayor densidad supone una capacidad de absorción de energía notablemente más elevada, lo que determina que el medio marino sea mucho más estable. Su capacidad calorífica controla el clima a nivel global y estabiliza las temperaturas de la superficie. Asimismo, la densidad de este medio permite la vida en suspensión, lo que posibilita que distintas formas de vida ocupen todo el volumen de la gran masa de agua, aunque hay que precisar que la mayor parte la vida marina se concentra en las capas más superficiales (alrededor del 80% de la biomasa habita por encima de los 1.000 m). La existencia de vida en suspensión, así como de diversos tipos de partículas orgánicas y de nutrientes disueltos supone que el agua transporta en su seno una gran cantidad de alimento. Ello ha determinado que buena parte de los grupos o especies de animales marinos se hayan adaptado a la vida sésil (fija al sustrato) y a nutrirse simplemente por filtración. Por el contrario, en el medio terrestre todos los animales se ven obligados a desplazarse para obtener el alimento, mientras que sólo los vegetales pueden vivir fijos al sustrato. En el medio marino plantas y animales compiten por la ocupación del espacio y, de hecho, muchos paisajes o ecosistemas marinos están constituidos mayoritariamente por especies animales. El ejemplo más elocuente de ello lo constituyen los arrecifes de coral de mares tropicales.

Algunos de los grandes grupos que comprende el Reino Animal están constituidos exclusivamente por especies sésiles (esponjas, endoproctos, pogonóforos, foronídeos, briozoos, braquiópodos, ascidias). Otros, como los cnidarios, aunque cuentan también con especies de vida libre, son mayoritariamente sésiles y, asimismo, algunos grupos de animales originariamente móviles (como moluscos y anélidos), cuentan también con numerosísimas especies adaptadas a vivir fijas al sustrato y a alimentarse por filtración.

Por otro lado, aunque muchas de las especies marinas son bentónicas (viven asociadas a los fondos), buena parte de ellas poseen fases larvarias planctónicas, lo cual les confiere una gran capacidad de dispersión. Se estima que en torno al 70% de las especies marinas tienen alguna fase larvaria planctónica. De la mayor o menor duración de dicha fase dependerá la capacidad de dispersión de las distintas espe-

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cies, pero se ha demostrado que en muchos casos las larvas planctónicas pueden retrasar considerablemente el momento de la metamorfosis en ausencia de los factores determinantes de la misma (normalmente la presencia de algún sustrato adecuado para el asentamiento), lo que confiere gran versatilidad a estas fases larva-rias y aumenta la capacidad potencial de dispersión. Ello, unido a la ausencia de barreras geográficas, determina que las áreas de distribución de la mayor parte de las especies sean muy amplias.

La vida se originó en el mar, y de hecho, de los 35 filos o grandes grupos que se reconocen en la actualidad dentro del Reino Animal, sólo tres de ellos son exclusivos del medio terrestre, los unirrámeos (que incluyen a insectos y miriápodos), los pentastómidos y los onicóforos. Por el contrario, los restantes 32 filos tienen representación en el medio marino, siendo 16 exclusivos de este medio y otros 9 mayoritarios en él.

El medio marino se divide en dos grandes ecosistemas o dominios: el pelágico, constituido por la masa de agua que se extiende desde la superficie hasta el fondo, y el bentónico, formado por el fondo y por la capa de agua en inmediato contacto con el mismo. El conjunto de organismos que viven en el dominio pelágico se denomina pelagos, pero lo normal es que, a su vez, se distingan dentro de él el plancton, constituido por los organismos que son arrastrados pasivamente por las corrientes, y el necton, formado por aquellos cuya capacidad natatoria les permite desplazarse con independencia de éstas. Por otro lado, los organismos que viven en el dominio bentónico constituyen el bentos.

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