Crisis y mecanismos de garantía de rentas: desempleo, seguridad social, rentas mínimas de inserción y servicios sociales.

AutorGregorio Rodríguez Cabrero
CargoCatedrático de Sociología. Universidad de Alcalá de Henares
Páginas235-247
MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
Muchas gracias. Buenos días. Agra-
decer en mi primer lugar la invi-
tación de la Secretaria de Estado
de Seguridad Social a participar en este Cur-
so, la amable presentación del Profesor Juan
Antonio Fernández Cordón, de Aurelio Fer-
nández y, en general, de la organización por
tener la oportunidad de poder compartir con
todos vosotros una reflexión sobre el sistema
de garantía de rentas en nuestro país. Empe-
zaré por la conclusión, aunque luego vuelva
al final, antes de empezar.
En los últimos años la Comisión Europea
ha insistido en la idea de que los diferentes
países miembros tienen que ser capaces de
articular un sistema de garantía de rentas
suficientes, que al mismo potencien la inser-
ción laboral y que sea también compatible con
el acceso a servicios públicos de calidad, sani-
dad, fundamentalmente, servicios sociales y
en general los servicios de empleo. En este
contexto ¿cuál es la situación de nuestro país?
Nuestro país ha sido capaz de crear, en los
últimos 30 años, un sistema amplio de garan-
tía de rentas, no es un sistema, es un mosai-
co, es un conglomerado de diferentes siste-
mas que se rigen por una serie de lógicas dife-
rentes, que habrá que tratar de ordenar y
racionalizar en los años venideros.
La lógica de la necesidad, que es la tradi-
ción asistencial, que la gente viva, tenga un
mínimo vital, que es en definitiva el principio
marxiano de «a cada cual según sus necesida-
des», el principio de la lógica laboral, de la
Seguridad Social, «a cada cual según su tra-
bajo», y por lo tanto la garantía de rentas está
en función de cuál es la posición en el merca-
do de trabajo de las diferentes personas y, por
último, la lógica institucional, que supone
que tenemos diferentes sistemas, con tradi-
ciones diferentes, en el ámbito de la Adminis-
tración Central, en el ámbito de la Seguridad
Social y, en los últimos años, en el ámbito de
las Comunidades Autónomas. Tres lógicas
diferentes que han ido creando sistemas cate-
goriales en función de necesidades de diferen-
tes grupos, pero que no tienen una lógica uni-
versal, coherente, y que al mismo tiempo
integre las tres variables antes mencionadas.
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REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
Crisis y mecanismos de garantía de
rentas: desempleo, seguridad social,
rentas mínimas de inserción y
servicios sociales
GREGORIO RODRÍGUEZ CABRERO*
* Catedrático de Sociología. Universidad de Alcalá
de Henares.
SUMARIO
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En ese sentido nuestro país estaría ahora
en una situación óptima, a pesar de la crisis
económica, para ser capaz en los próximos
años de mejorar, cubrir los huecos protecto-
res que existen en la actualidad, ordenar el
sistema haciéndolo flexible, haciéndolo coor-
dinado y, en definitiva, caminando en la idea
de disponer de una renta básica, que no tiene
porqué ser incondicionada, sino que perfecta-
mente puede estar relacionada con el merca-
do de trabajo y en general con la inserción
sociolaboral de los ciudadanos.
Con esta conclusión o introducción de
carácter general yo quería, en primer lugar,
analizar el sistema de garantía de rentas,
cuál es la situación en la Unión Europea,
hacer un pequeño mapa. En segundo lugar,
referirme al modelo español de garantía de
rentas, su efectividad en la lucha contra la
pobreza, integración laboral y acceso a los
servicios. En tercer lugar, que podía ser obje-
to de debate aquí entre nosotros posterior-
mente, el sistema de garantía de rentas ante
la crisis económica y por último unas conclu-
siones que tratarían de enlazar con lo que he
dicho al principio de mi intervención.
¿Cuál es la política de la Unión Europea en
tema de garantía de rentas? Como sabéis, la
Comisión Europea, en general la Unión Euro-
pea, sólo puede hacer recomendaciones en
esta materia, estimular que mediante el
método abierto de coordinación los países se
aproximen a políticas que sin ser idénticas
tengan una lógica relativamente parecida y
en ese sentido yo creo que hay que resaltar
tres elementos de reciente importancia.
En primer lugar la recomendación de la
Comisión Europea de Octubre del año pasado
señalando que es necesario desarrollar políti-
cas que conjuguen una renta suficiente, dig-
na, para todo ciudadano, al mismo tiempo
compatible con la inserción laboral y acceso a
servicios públicos de calidad. Es una especie
de triada, de Santísima Trinidad, que algu-
nos dirían que es la cuadratura del círculo,
evidentemente en cierto modo puede ser para
los colectivos más vulnerables de la sociedad
la cuadratura del círculo, pero ése es precisa-
mente el reto.
Esta recomendación de la Comisión fue con-
firmada por el Consejo Europeo en Diciembre,
a los dos meses, lo mismo. Diseñar estrategias
nacionales para promover la inserción activa
en el mercado laboral de personas excluidas y,
por último, muy recientemente, el Parlamento
Europeo, el día 6 de Mayo, hizo una Resolución
sobre la inclusión activa en el mercado de tra-
bajo. Ésta es la doctrina, en definitiva, de las
instituciones europeas más importantes que
van en esa dirección de facilitar esa especie de
triada que he señalado.
¿Cuál es la situación ahora mismo en la
Unión Europea? Yo voy a hacer un mapa,
lógicamente muy superficial, que pueda ser-
vir para hacernos un estado de la cuestión.
En estos momentos existen, de manera
aproximada, como cuatro modelos de siste-
mas de garantía de rentas en la Unión Euro-
pea. Hay una serie de modelos que podemos
llamar simples y omnicomprensivos, es decir
que tienen una renta para todo ciudadano,
relativamente definida, bien dentro de la
Seguridad Social o bien dentro de la Adminis-
tración Central o Administrativa General del
Estado, y que sin entrar ahora en la intensi-
dad protectora, pues serían países como Aus-
tria, Bélgica, Chipre, Chequia, Alemania,
Dinamarca, Finlandia, Luxemburgo, Países
Bajos, Portugal, Rumania, Suecia y Eslove-
nia. Evidentemente alguno de estos países su
intensidad protectora es prácticamente ridí-
cula, estoy pensando en el caso por ejemplo de
Rumania, pero tienen un sistema, muy sim-
ple y omnicomprensivo.
Hay otro modelo, muy restrictivo en el
acceso y en la cobertura, que es Estonia,
Hungría, Lituania, Letonia, Polonia y Eslo-
vaquia. Es decir, países que están reconstru-
yendo en la actualidad los viejos sistemas bis-
marckianos de Seguridad Social que fueron
abolidos después de la Segunda Guerra Mun-
III. BLOQUE
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dial. Por lo tanto están centrados en la Segu-
ridad Social, reconstruir sistemas potentes y
los sistemas de rentas mínimas o asistencia
social pues son muy residuales.
Hay modelos complejos de tipo categorial,
es decir en función de colectivos, son sistemas
de conglomerado, son geología, capas geológi-
cas, con un amplio nivel de cobertura y con
variable intensidad protectora. España,
Francia, Irlanda, Reino Unido y Malta, por
ejemplo, que han ido cubriendo a los colecti-
vos en función de cambios históricos. Hoy los
discapacitados, la LISMI, mañana los para-
dos que no tienen cobertura de tipo asisten-
cial, después etc., etc. Es decir, se han ido
ampliando las redes de protección y en la
actualidad forman una especie de malla muy
amplia, con algunas lagunas, pero bastante
omnicomprensiva. Lógicamente al ser cate-
gorial, como luego veremos, varía la intensi-
dad protectora en cada uno de los colectivos.
Y luego hay un modelo, que pone ahí limi-
tado y parcial que es el de Bulgaria, Grecia e
Italia.
Éste es un mapa tosco, pero que nos da una
idea de la diversidad y complejidad de los sis-
temas de garantías de rentas en la Unión
Europea.
¿Cuáles son las características en general
–y ahora simplifico mucho– de los sistemas
europeos?, y que nos pueden recordar tam-
bién qué es lo que está sucediendo en nuestro
país. Primero en cuanto a las condiciones de
acceso, de elegibilidad. Bueno, pues se mane-
ja fundamentalmente la edad, la nacionali-
dad, muy importante la residencia, carencia
de recursos y la voluntad de trabajar, en esto
voy a enfatizar, puesto que éste es el elemen-
to fundamental de desarrollo de los últimos
años, la necesidad de demostrar la voluntad
de búsqueda de empleo, de formación o en
definitiva de ser un ciudadano activo.
Segundo, hay una tendencia de ajustar las
condiciones de acceso que tiende a excluir, en
general, a las personas sin hogar, inmigran-
tes ilegales, refugiados y solicitantes de asilo.
En definitiva, los colectivos más vulnerables,
que no son muchos, es la verdad, aunque en el
caso de los inmigrantes sin papeles suelen ser
colectivos amplios, ahí hay problemas de
cobertura. Dicho de otra manera, la naciona-
lidad, la residencia, la situación de legalidad
da una preferencia sobre cualquier otro tipo
de situación.
Tercero, una fuerte tendencia, insisto fuer-
te tendencia, a condicionar la concesión de
una renta mínima a medidas de activación o
disponibilidad a trabajar. Búsqueda activa de
empleo y de formación. Aquí entramos en un
campo ideológico que es muy sensible, porque
en definitiva aquí confluyen, desde distintos
enfoques, lo que sería la ideología neoliberal:
usted está dispuesto a trabajar, nosotros le
ayudamos, sino no le ayudamos. O aquella
visión ideológica, que es todo lo contrario, que
dice: oiga, nosotros le vamos a ayudar, pero a
nosotros nos interesa que además de que
coma y que sea protegido por el sistema sani-
tario, usted sea un miembro activo de nuestra
comunidad. Esas dos versiones se suelen
tocar y sin embargo son radicalmente dife-
rentes. La primera desconfía del ciudadano
que tiene dificultad para encontrar empleo, y
entonces arroja sobre él la sospecha, y por lo
tanto pone múltiples condiciones para acce-
der a las rentas. La otra, le dice le vamos a
ayudar, pero lo que nos interesa sobre todo es
que usted sea un miembro activo de nuestra
comunidad, y por lo tanto haga algo. Es decir,
puede trabajar, trabaje; no puede trabajar,
haga servicios a la comunidad; necesita for-
marse, nosotros le ayudamos. Esto es impor-
tante tenerlo en cuenta. Los sistemas de
garantía de rentas, en general, tienden a ser
cortos períodos de tiempo, el año, entre tres
meses y un año, digamos, es un poco la ten-
dencia de tipo general.
En quinto lugar, una fuerte tendencia a la
regionalización y municipalización de los sis-
temas de garantía de rentas, para bien y para
mal. Para bien porque la cercanía al ciudada-
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no permite darle una cobertura integral, no
sólo de la renta, sino de servicios, de una aten-
ción personalizada. Y para mal en la medida
en que la descentralización introduce meca-
nismos de desequilibrio, de desigualdad, den-
tro de los sistemas de protección social.
En este tema yo creo que merece la pena el
discutirlo. Cuál es el equilibrio entre la cerca-
nía al ciudadano, que por lo tanto nos dice
municipalicemos, en su caso, con la garantía
de la igualdad en todo el territorio. Me pre-
gunto también si la municipalización no será
una manera mediante la cual los Estados tien-
den a quitarse el problema de la exclusión y de
la pobreza, y largarles, con perdón, el muerto a
los municipios, que carentes de medios finan-
cieros y presionados por los ciudadanos en el
urbanismo, en el medio ambiente, en las
escuelas, etc., etc., pues están entrando en una
situación de verdadera asfixia financiera, y no
solamente en España, sino en muchos países
de la Unión Europea.
¿Cuál es la valoración del sistema de
garantía de rentas en el ámbito europeo?
Bueno, pues primero, una cobertura variable
a lo largo de la Unión Europea, con un endu-
recimiento de las condiciones de acceso, agu-
dizadas en los últimos 6 meses por la crisis
económica.
Segundo, hay una dificultad grande para
cuantificar el colectivo de los llamados non-
take up, es decir la gente que cumpliendo las
condiciones de acceso a las garantías sin
embargo dice no lo solicito, sabemos muy
poco, sabemos muy poco, ¿debido a qué?, pues
porque en general los sistemas de tipo asis-
tencial suelen ser complejos, suponen costes
de información elevados, y uno dice «bueno
para 6 meses de protección, para qué voy a
hacer papeles», el recabar información. A
veces el coste, sobre todo para los que tienen
bajo nivel de formación, es muy elevado, es
un gran esfuerzo de movilización de papeles,
de recursos, etc., para un corto espacio de
tiempo y con sistemas de control a veces muy
duros.
Tercero, la amplia discrecionalidad. No
hay derecho subjetivo, en general, en estos
sistemas o son derechos subjetivos débiles o
que se van agotando a medida que pasa el
tiempo, aunque hay amplias variaciones den-
tro de la Unión Europea. Digamos que el
derecho subjetivo se hace robusto a medida
que yo estoy firmemente anclado en el merca-
do de trabajo, a medida que me voy separan-
do del mercado de trabajo mi derecho se va
debilitando progresivamente, con matices,
evidentemente. Países, los nórdicos, donde el
derecho protector es prácticamente un dere-
cho subjetivo, y en nuestro país pues es varia-
ble, variable en función del nicho protector
que estemos analizando. El miedo a la estig-
matización, que es muy importante en este
campo, y luego que la gestión administrativa
para los necesitados en general tiene un gran
déficit en su desarrollo.
Me explico. En la gestión de las rentas de
tipo asistencial, y me iría al límite, a las Comu-
nidades Autónomas, –abría yo aquí el dato con
un colectivo más vulnerable–, los sistemas
administrativos por su propia lógica tienden a
enfriar su relación respecto del ciudadano. Es
decir, no tienen el interés que se toman cuan-
do las personas están directamente relaciona-
das con el mercado de trabajo. Hay una inade-
cuación, y esto me va a servir para el caso
español, de los sistemas de garantías de rentas
confirmada por la Comisión Europea en el año
2.008, de que los sistemas de garantías de ren-
tas tienen una gran capacidad para reducir la
pobreza severa, pero no reducen, de manera
sustantiva, la pobreza relativa, entendiendo
por pobreza relativa aquellos que están por
debajo de entre el 30 al 60% de la mediana de
renta de los diferentes países. Dicho de otra
manera, las rentas mínimas reducen muy bien
los colectivos que tienen rentas inferiores al
30% de la mediana, pero sin embargo los que
están entre el 40-50 al 60% ahí tienen dificul-
tad, con alguna excepción, Irlanda y en parte
los países nórdicos. Eso quiero decir que estos
sistemas te permiten subsistir, pero no te per-
miten salir de la línea de la pobreza.
III. BLOQUE
238 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
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La pregunta que, cualquiera de los que
estamos aquí, nos haríamos sería: bueno,
puede suceder que si yo sitúo a la gente en la
línea de la pobreza por encima, no tenga
incentivos para trabajar, porque con una ren-
ta en torno al 60% más, si hay compatibilidad
con alguna otra prestación, más la cobertura
sanitaria y quizás la economía ilegal, etc., yo
no tenga incentivos. La trampa de la pobreza.
Éste es un tema importante a debatir y
detrás de este hecho pues efectivamente exis-
te esta situación. El no ofrecer un sistema de
garantía de rentas que el ciudadano diga,
bueno con esto yo puedo subsistir, yo puedo
vivir, no puedo vivir en el nivel medio de mis
conciudadanos, pero puedo subsistir.
Por otra parte, hay una prioridad crecien-
te en la mayoría de los países para que no des-
incentivar al trabajador. Eso es como conse-
cuencia de lo anterior. Por otra parte los sis-
temas de garantía de rentas no incluyen como
prioridad los colectivos más vulnerables, que
se dan perdidos para el empleo. Es verdad
que es el colectivo que acumula más caren-
cias, porque no es solamente la pobreza, sue-
le ser déficit de tipo educativo, déficit de capi-
tal relacional o de relaciones sociales, a veces
problemas de salud mental… Por ejemplo en
Suecia casi un tercio de la gente que percibe
rentas mínimas, tiene problemas de salud
mental, y eso es lógicamente un problema
muy importante que los incapacita para la
integración en el mercado de trabajo.
Bueno, éste sería el panorama europeo.
Para terminar este primer punto, yo seña-
laría algunas de las recomendaciones, que
nos hacen los organismos europeos, en térmi-
nos de convergencia relativa, siguiendo el
método abierto de coordinación.
Uno, necesidad de un consenso nacional en
torno a una renta mínima digna. Nos piden
que debatamos, en los diferentes países, a ver
cómo llegamos a un consenso para que haya
una renta universal básica digna suficiente y
compatible con la búsqueda de empleo, con la
formación, etc., etc. Es decir, en definitiva,
para el caso de España, que sin reducir, por-
que no se trata de eliminar lo que hay, que
tratemos de armonizar el sistema para tener
una referencia nacional importante en todas
las Administraciones Públicas, que sitúe por
encima del umbral de pobreza, 60% de la
mediana de renta per cápita nacional dispo-
nible, familiar, equivalente, a la actual pobla-
ción en situación de pobreza, con especial con-
sideración de los grupos vulnerables.
En cuarto lugar que los países que tene-
mos sistemas complejos los simplifiquemos,
caso de España, Reino Unido o de Francia. Y
también que seamos capaces de lograr una
efectividad conjunta al incentivo al trabajo y
a una renta suficiente. Lo que hablaba antes
yo, la cuadratura del círculo, puede ser la
cuadratura del círculo.
Éste es, en definitiva, el conjunto de reco-
mendaciones de la Comisión Europea en este
campo. Yo no sé si con este mapa, los que
estáis aquí, os habéis hecho una posición de
cuál es nuestra posición relativa a partir de la
cual podemos profundizar, y ya entro en el
segundo punto, del modelo español de garan-
tía de rentas.
Para ello primero voy a ver un análisis
muy rápido sobre la evolución en estos siste-
mas en los últimos años, y luego voy a anali-
zar algunos de los factores de su efectividad
en la lucha contra la pobreza.
En el caso de España, podemos diferenciar
básicamente tres grandes etapas, en los tiem-
pos más cercanos, en los últimos 30 años, en
el desarrollo del sistema español de garantía
de rentas. Una primera etapa iría del año 80
al año 89-90, donde, y hay que destacar el
Real Decreto del año 85, que es el que consti-
tuye la protección asistencial por desempleo,
que fue muy importante, junto también con
las prestaciones asistenciales agrarias en
Andalucía y Extremadura fundamentalmen-
te, que permitió crear mecanismos de seguri-
dad y estabilidad, en términos de rentas, en
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REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
SUMARIO
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nuestro país. Éste es un paso muy importan-
te que coincide al mismo tiempo con la prime-
ra fase de racionalización de la Seguridad
Social en el tema de pensiones. Ése es un
momento crítico, donde el sistema de Seguri-
dad Social se ve abocado, primero, a ajustar el
sistema de pensiones para hacerlo viable, y al
mismo tiempo introduce la protección asis-
tencial por desempleo que ha ido creciendo y
expandiéndose hasta el día de hoy.
Por otra parte, hay que señalar la Ley de
Integración del Minusválido, hoy personas
con discapacidad, del año 1982, que crea un
mecanismo, que luego va a desaparecer o a
extinguir, con la Ley 26/90 de Prestaciones
No Contributivas, y ya finalmente las rentas
mínimas, autonómicas, que pone en marcha
el País Vasco a partir del año 1989. En reali-
dad ese período se cierra con la Ley 26/90, que
es, digamos, el gran espaldarazo a una fase
muy importante de universalización de las
prestaciones y pensiones asistenciales en
nuestro país, siguiendo las Recomendaciones
de la Comisión Europea del año 89 de que
todos los países tengan sistemas de protec-
ción de mínimos y que pongan en marcha
políticas de integración de personas en situa-
ción de exclusión social.
A partir de ese período se inicia una larga
fase de expansión, racionalización y descen-
tralización de los sistemas de garantías de
rentas. Se expanden las rentas de las Comu-
nidades Autónomas, al mismo tiempo se crea
por ejemplo el RAI; el Real Decreto 1 del año
92 que pone en marcha las medidas de acti-
vación, es decir la lógica de la activación se
introduce en los sistemas de garantía de ren-
tas, siguiendo la nueva lógica de la Comisión
Europea de que las rentas vayan acompaña-
das de un esfuerzo de activación. Y, en los
últimos años, he metido la RAI a partir del
año 2000, perdón. En el período 2000-2009,
que es el último período, yo creo que es un
período muy intenso y muy interesante, es la
Estrategia de Lisboa, y la Estrategia de Lis-
boa supone poner en marcha una doble lógi-
ca; la lógica de la modernización económica
para adaptar las economías europeas a la glo-
balización y, por otra parte, poner en marcha
sistemas de protección social que, al mismo
tiempo que garantizan condición de vida dig-
na al ciudadano, permitan también el ser
compatibles con los procesos de moderniza-
ción. Los planes nacionales de reforma, los
planes nacionales de inclusión social son los
dos pivotes sobre los cuales camina esa lógica
europea, y en esa lógica pues en los últimos
años se han ido poniendo en marcha medidas
de gran interés que tratan de conjugar en
nuestro país la activación con las rentas. Por
ejemplo, las empresas de inserción, el empleo
para las personas con discapacidad, la com-
patibilidad entre el empleo y las pensiones no
contributivas por invalidez, el plan estratégi-
co de empleo para personas con incapacidad o
el último Plan Nacional de Inclusión 2008-
2012 para el empleo de colectivos vulnera-
bles.
¿Cuál es para mí la novedad, lo más impor-
tante y donde habría que caminar en los pró-
ximos años? Pues, yo creo que es la lógica de
la flexibilidad, el poder transitar de una pres-
tación a un empleo, el poder compatibilizar
dos prestaciones al mismo tiempo, sobre la
base de que hay unos ciertos topes, en defini-
tiva que no haya rigidez para pasar de un sis-
tema a otro y que uno pueda transitar de la
renta a la activación sin especiales dificulta-
des o sin pérdida de renta o sin penalizacio-
nes excesivas. Es decir, un sistema no de
menú, sino a la carta de las necesidades de los
ciudadanos. Ésta es una lógica muy impor-
tante que hemos desarrollado en nuestro
país, que habrá que continuar en los próxi-
mos años, puesto que ése es, en definitiva, el
camino, garantizar una renta suficiente que
sea compatible con la activación en el empleo.
Bueno, desde este punto de vista, y hecha
esta evolución que podríamos clasificar como
de larga marcha hacia la extensión de los sis-
temas de garantía de renta en nuestro país,
fundamentalmente de tipo categorial, cuáles
son los rasgos de nuestro sistema.
III. BLOQUE
240 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
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MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
Bueno, pues yo, simplificando mucho y voy
a ir por partes, haría una primera definición
en tres rasgos. Primero, es un sistema muy
complejo institucionalmente. Por una parte
la Seguridad Social con su nivel contributivo
y no contributivo, y dentro del no contributi-
vo, parte del mismo lo gestiona directamente,
prestaciones por desempleo, y parte del mis-
mo lo gestiona con las Comunidades Autóno-
mas como son las pensiones no contributivas.
Por otra parte tenemos las Comunidades
Autónomas con las rentas mínimas de inser-
ción. Estamos hablando, por lo tanto, de un
sistema complejo que no está enlazado dentro
de sí mismo, está enlazado en la medida en
que cuando una persona agota un sistema
puede pasar a otro, pero no desde un sistema
a otro, sino desde el que la lógica del propio
individuo tiene que buscarse la vía para
pasar de un sistema a otro.
Segundo, el sistema de garantía de rentas
se estructura en función del acceso o exclu-
sión al mercado de trabajo. Dime dónde tra-
bajas y te diré cómo eres protegido, dime en
qué mercado de trabajo estás; en el núcleo
central, en el núcleo periférico, en el núcleo
¿?¿?, y así te diré qué sistema de garantía de
rentas tú tienes. En definitiva, es la lógica
que marca el sistema.
Y, por último, nuestro sistema se caracte-
riza por una intensidad protectora diferen-
ciada, según colectivos, y de baja intensidad,
aunque variable, con una elevada capacidad
para reducir la pobreza severa, pero no la
pobreza de tipo relativa.
Me imagino que desde ahí no se verá. He
hecho un cuadro amplio, para ver de manera
conjunta al año 2007 todos los sistemas de
protección, de garantía de rentas, que existen
en nuestro país. Un sistema que viene a supo-
ner aproximadamente algo más del 1% del
Producto Interior Bruto como gasto, y que
podemos dividir en tres bloques. En el nivel
contributivo, por una parte, que es donde
tenemos complementos de mínimos, funda-
mentalmente, que son sistemas que he rela-
cionado, he señalado la cuantía mensual, su
relación con el salario mínimo en relación con
el IPREM, y en relación con la línea de la
pobreza del año 2007, es decir, la línea de la
pobreza en función de la información de la
Encuesta de Condiciones de Vida del INE del
año 2007, y ahí vemos, claramente, cómo en
relación con el umbral de la pobreza pues hay
una amplia diferencia en el nivel contributi-
vo, si bien es cierto de que hay colectivos,
como por ejemplo pensión de jubilación,
mayor-menor de 65 años, se acerca a la línea
de la pobreza; en el caso de la pensión de gran
invalidez, por ejemplo, ahí igualmente se
acerca; las pensiones de viudedad igualmente
se acercan; es decir, en el ámbito de las pen-
siones, sobre todo de los complementos de
mínimos, son sistemas que están muy próxi-
mos a la línea de la pobreza y con un elevado
nivel de garantía. Incluso se puede decir que
la mejora de los últimos 5 o 6 años en las pen-
siones mínimas de nuestro sistema, ha per-
mitido que estén muy cercanas en la línea de
la pobreza. Por el contrario, cuando pasamos
al nivel asistencial, y vemos, por ejemplo, que
en el caso del paro asistencial pues se sitúan
en torno al 66% del umbral de la pobreza, en
relación al IPREM al 80%, y en relación al
salario mínimo el 60%, y se va reduciendo su
distancia respecto de la línea de la pobreza a
medida que vamos bajando a las pensiones de
tipo asistencial.
Y, por último, tenemos el último nivel, las
rentas mínimas de las Comunidades Autóno-
mas, donde en relación con la línea de la pobre-
za pues hay una enorme distancia. El País
Vasco, la renta de las Comunidades Autóno-
mas del País Vasco, está casi en la línea de la
pobreza, casi al 100%, y por otra parte la
mayoría de las Comunidades están en torno al
62% de la línea de la pobreza. Es decir, con la
excepción del País Vasco y Navarra está muy
cercana a la línea de la pobreza la renta míni-
ma de las Comunidades Autónomas están en
torno al 60% de la línea de la pobreza.
Claro, este panorama de garantía de ren-
tas, donde estamos hablando de en torno al
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80% del salario mínimo, en torno al 80% del
IPREM, en torno al 65 o 70% de la línea de la
pobreza, nos da una idea de que el sistema de
garantía de rentas tiene una función muy
importante en la reducción de la pobreza. Se
verá, que ahora vamos a ver, pero sin embar-
go no es capaz de reducir la pobreza relativa y
el dato a señalar en este sentido es contun-
dente. El porcentaje de pobreza relativa de
nuestro país no se ha modificado en los últi-
mos, prácticamente, 15 años. Entre el 19 al
20% de los hogares o de las personas están
por debajo de la línea del umbral de pobreza,
no se ha modificado. ¿Por qué? Ésta es la pre-
gunta que nos tenemos que hacer. ¿Por qué
no se ha modificado ese porcentaje de perso-
nas u hogares que están por debajo de la línea
de la pobreza, a pesar de que ha habido una
mejora de los mecanismos de protección
social? Pues básicamente hay dos razones.
Una primera es porque el crecimiento econó-
mico español de los últimos 15 años ha sido
un tipo de crecimiento que ha aumentado las
desigualdades sociales y, sobre todo la disper-
sión salarial, de forma que hay un porcentaje
importante de trabajadores, que están en el
mercado de trabajo, sus salarios no les permi-
ten salir de la línea de la pobreza. Y, en
segundo lugar, porque el crecimiento del gas-
to público social en esta materia no ha sido
capaz de reducir esa línea de pobreza. Eso sí,
un éxito espectacular en la reducción de la
pobreza severa, pero no en la reducción de la
pobreza relativa.
Ésa sería para mí la doble explicación, pro-
blema salarial, y la intensidad de la interven-
ción del sector público que explica fundamen-
talmente esta incapacidad para reducir la
tasa de pobreza relativa. Y aquí he puesto un
ejemplo con otro indicador, que es poner en
relación las prestaciones sociales como por-
centaje de la renta familiar bruta per cápita
disponible del año 85 al año 2007, y vemos por
ejemplo en el caso de los complementos de
mínimos, en la invalidez total, ha bajado del
77,8 al 60%, o en el de la viudedad, de perso-
nas de 65 y más años, aquí por ejemplo que ha
habido mejoras importantes, ha subido el
porcentaje del 55 al 60% de lo que es el peso
de la pensión respecto de la renta familiar,
renta per cápita disponible.
También ha habido una mejoría en la pen-
sión no contributiva, que ha pasado del 30% de
la renta per cápita familiar disponible al 37;
pero sin embargo en el subsidio por desempleo
ha bajado, prácticamente se ha reducido a la
mitad, del 63% al 35%, y en el caso de la renta
mínima de las Comunidades Autónomas, evi-
dentemente no existía en el año 85, se ha redu-
cido ligeramente del año 95 de casi el 37% al
33%. Aquí estamos midiendo un indicador que
es más próximo a lo que sería el nivel medio de
bienestar de la sociedad española.
Algunos indicadores donde quiero poner
de manifiesto esta dualidad. Amplia inter-
vención del sector público en la garantía de
rentas con capacidad para reducir la pobreza
severa y dificultad para reducir la pobreza
relativa.
He rescatado de mi archivo, en los últimos
días, para comparar la primera encuesta de
Panel Hogar de la Unión Europea del año 93
para compararla con la Encuesta de Condi-
ciones de Vida del INE del último año, de
Noviembre del año pasado, que es práctica-
mente un cuestionario muy similar. Aquí
vemos la importancia que tienen las presta-
ciones sociales en los diferentes grupos de
renta, la importancia que, en definitiva, tie-
nen para poder tener un cierto nivel de vida.
Aquí quizás, en el año 2008, que ocurre lo
mismo, incluso se ha intensificado, de tal
manera que los colectivos con menores nivel
de renta tienen una fuerte dependencia del
sector público, en ese sentido incluso se ha
intensificado en las primeras decilas de ren-
ta. Voy a pasar a las Comunidades Autóno-
mas, por problemas de tiempo, y aquí se ve en
el caso de la población por niveles de grave-
dad de pobreza: pobreza extrema, menos del
30%, pobreza grave, del 30 al 40, pobreza
moderada, 40-50, y precariedad, entre el 50 al
60. La importancia de las prestaciones socia-
III. BLOQUE
242 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
SUMARIO
MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
les en los ingresos de las personas en situa-
ción de pobreza.
Dicho de otra manera. En las personas en
los máximos niveles de pobreza, las presta-
ciones sociales son fundamentales para poder
vivir. Evidentemente supone unos ingresos
que les permiten vivir, pero no sacarlos de la
línea de la pobreza relativa.
Vamos a ver, para poder comparar algunos
de los datos, entre, por diferentes estratos de
renta y por algunos de los indicadores los
niveles de pobreza. Fijaros bien. En términos
generales el porcentaje de personas pobres en
España es de casi el 20% en el año 2007,
19,7%, la mayoría de ellos, más del 60%, casi
el 65%, están entre el 40 y el 60% de la media-
na de renta, 12,4. Es decir, que tenemos, la
gran mayoría de las personas consideradas
pobres son personas que con una mejora sala-
rial, con una mejora de las prestaciones socia-
les, con una mayor estabilidad en el empleo,
me refiero empleo no temporal sino empleo
fijo, podrían estar fuera de la pobreza. Insis-
to, mejores salarios, estabilidad en el empleo
y una mayor intensidad protectora, este
colectivo estaba fuera de la pobreza. Estamos
hablando del sesenta y tantos por cien de la
población. Ello quiere decir que efectivamen-
te el problema de la pobreza en España es
sobre todo un problema de pobreza severa y
pobreza grave, donde aquí, evidentemente, el
éxito de nuestro país es solamente relativo,
relativo en la medida en que hemos sido
capaces de que la gente viva, pero no sacarlos
de una situación de pobreza importante.
Estamos hablando de un…, por debajo del
30% de un 4,2% de la población entre los 16
años en adelante, estamos hablando de
1.800.000 personas en situación de pobreza o
en torno a medio millón de hogares que están
por debajo del 30% de la mediana de renta.
La mayoría de ellos tienen menos de 30
años, 778.000 personas, entre 30 y 60, 874.000,
y más de 65 años pues un pequeño colectivo de
193.000 personas. Por debajo del 60%, es decir,
toda la población que está por debajo de la línea
de la pobreza, estamos hablando de los
8.700.000 personas en conjunto, menos de 30
años 2.800.000, de 30 a 60 años 3.700.000, 65 y
más 2.100.000. Esto de acuerdo con la Encues-
ta de Condiciones de Vida, estamos hablando
de la información de renta declarada por parte
de las personas entrevistadas.
En el mismo sentido señalar lo que decía
antes del problema del mercado de trabajo.
Cuando yo analizo el problema de los que
están por debajo del 30%, de la mediana de
renta, alguien podría pensar ¿son margina-
dos, son lo que podríamos llamar excluidos
en todos los sentidos? No, no, por debajo del
30% de la mediana de renta hay un pequeño
colectivo de gente que podemos llamar los
homeless, personas sin hogar, marginados
donde hay una acumulación muy fuerte de
todo tipo de carencias, pero la mayoría de
ellos trabajan.
Por ejemplo, de todos los que están por
debajo del 30%, el 53% son activos ocupados.
¿Eso que quiere decir? Pues que tienen malos
empleos, que tienen bajos salarios, que tie-
nen empleos temporales que realmente no les
permiten salir de la situación de pobreza.
Hay un porcentaje de ocupados en paro 9%,
activos en paro 14%, y un pequeño grupo sin
clasificar. Ese pequeño grupo sin clasificar,
ahí puede estar ese colectivo de personas que
podemos llamar marginados en el sentido
puro y duro de la palabra. En ese sentido yo
creo que hay que recordar, permanentemen-
te, que la mayoría de las personas que están
por debajo del 30% de la media de renta, los
más pobres, no son marginados, sino que son
colectivos muy vulnerables desde el punto de
vista del mercado de trabajo y no hay mucha
diferencia cuando yo considero toda la pobla-
ción que está por debajo del 60% de la media-
na de la renta. Todos inactivos casi un 30,
activos ocupados 52%, prácticamente idénti-
co al anterior, ocupados en paro 8,5%, activos
en paro 8%, y sin clasificar 1,4%.
En el mismo sentido, por dar algún indica-
dor más, cuando considero en relación con la
GREGORIO RODRÍGUEZ CABRERO
243
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
SUMARIO
MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
actividad, tenemos que a trabajo a tiempo
completo está el casi 24%, trabajo a tiempo
parcial casi un 4%, parados algo más del 13%,
estudiando un 10, jubilados un 5, incapacita-
dos 2,2, labores del hogar 14%. Es decir, que
por debajo del 30% de la mediana de renta
tenemos una población que en general traba-
ja o quiere trabajar, y cuyos problemas son
trabajadores descualificados, con bajos sala-
rios, los llamados trabajadores pobres. Bue-
no, éstos serían algunos de los datos que tie-
nen que ver con la pobreza.
En definitiva, para mí la conclusión sería
que el sistema español de garantía de rentas
ha tenido un impacto muy importante en
reducir los niveles de pobreza severa pero, sin
embargo, los niveles de pobreza relativa
siguen siendo muy elevados.
A otro nivel, el otro pivote de la estrategia
de rentas es la inclusión laboral. ¿Qué ha
hecho España en relación con la Estrategia
de Lisboa y en relación con la garantía de ren-
tas y el acceso a los servicios? Primero, ha cre-
ado la renta activa de inserción, que hoy día
llega ya a ochenta y tantas mil personas, que
podía ser un elemento sobre el cual podría-
mos reflexionar, reformado, para poder crear,
quizás, un sistema de garantía universal en
nuestro país. Segundo, se ha reforzado el
principio de activación en las prestaciones
asistenciales; la pregunta que yo me hago es
¿el refuerzo del principio de activación en las
prestaciones asistenciales es para que la gen-
te se forme y busque empleo o es un sistema
de control? Es algo que deberíamos de pre-
guntarnos. En las rentas de las Comunidades
Autónomas es una contraprestación. Yo le
doy a usted una renta y usted me demuestra
que me va a dar algo, lleva a los niños al cole-
gio, peinados y lavados, va a un curso de for-
mación, va a intentar dejar el consumo de
alcohol, hay una contraprestación, hay un
contrato, se firma un contrato, te doy una
renta a cambio de algo.
En las prestaciones asistenciales, ahí, el
mecanismo de activación se ha reforzado en
los últimos años. La pregunta que nos tendrí-
amos que hacer es ¿nuestro sistema de acti-
vación es un sistema eficaz que permite que
la persona en paro, efectivamente, se forme y
esté en mejores condiciones para buscar
empleo o es un sistema de control, que mien-
tras recibe la prestación nosotros le controla-
mos? Usted está registrado, usted debe de
hacer esto, usted debe ir a un curso de forma-
ción ocupacional, pero en términos de efecti-
vidad ¿cuál es? Aquí es donde, yo creo que en
nuestro país, que debe intentar hacer un
esfuerzo de evaluación para poder, en defini-
tiva, aproximar la renta con la activación.
También hay que destacar la expansión de
la formación ocupacional y continua en para-
dos y ocupados, la mejora de los servicios
públicos de empleo en nuestro país, yo creo
que es importante destacarlo, y luego el des-
arrollo de descentralización y coordinación,
la Ley de Empleo 56/2003, y el sistema de
información. Son sistemas que han ido contri-
buyendo a mejorar los mecanismos de activa-
ción y de los servicios públicos de empleo y,
por último, los incentivos al empleo de las
personas con discapacidad, aunque todavía
aquí hay una laguna muy importante en el
cumplimiento de la cuota del 2%, de reserva
de empleo, o las medidas sustitutorias para
aquellas empresas que no pudiendo cumplir
el 2% lo pueden compensar mediante dinero.
En definitiva, la estrategia de inclusión
laboral ha tenido un desarrollo importante
durante los últimos años y lo que cabe pre-
guntarnos es en qué medida estas medidas de
activación, uno, están relacionadas con las
medidas de renta, y en segundo lugar sobre
su efectividad. Una valoración de estas políti-
cas de actuación a mí me llevaría a las
siguientes conclusiones, aunque peque de
muy esquemático y lo podemos cualificar en
el debate.
Uno. Un creciente esfuerzo de gasto en
políticas activas en nuestro país durante los
últimos años, aunque todavía bajo en térmi-
nos de intensidad, en torno al 1% del Produc-
III. BLOQUE
244 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
SUMARIO
MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
to Interior Bruto. Es decir, en torno al 36%
del gasto total en políticas del mercado de tra-
bajo y todavía es necesario un importante
desarrollo.
Dos. Una jerarquía en las políticas activas.
Subvenciones a empresas para crear empleo,
por ejemplo, suponen más de la mitad del gas-
to en políticas activas, y a gran distancia está
la formación ocupacional de parados y ocupa-
dos, medidas para jóvenes en paro, servicios
de empleo y personas con discapacidad. Las
subvenciones a las empresas son muy impor-
tantes, es una línea que habrá que continuar y
es necesario, pero sin embargo el gasto en este
tipo de políticas, desde el punto de vista de la
actividad, es muy importante y necesario.
Tres. Un sistema orientado en general a
empujar, quizás exagero en la expresión, a
empujar a la vuelta de los parados al merca-
do de trabajo de la manera más rápida posi-
ble, cuando a veces no se dan las condiciones,
y desigual entre tipos de prestaciones.
Y, por último, las medidas de activación
suelen tener un carácter muy generalista y
no tienen en cuenta, en esto pasa igual en los
países de la Unión Europea, las necesidades
de los colectivos más vulnerables. Sería para
mí la foto de las medidas de activación.
Desde este punto de vista, y dando un paso
más, quisiera hacer una breve reflexión sobre
el papel de los servicios sociales en la lucha
contra la pobreza.
Los servicios sociales en nuestro país tie-
nen una gran potencialidad y al mismo tiem-
po tienen importantes límites. ¿Cuál es la
potencialidad? La expansión y la profesiona-
lización. Por ejemplo, en el año 96 había
125.000 empleos en servicios sociales en
España, ahora hay ya casi 400.000 empleos,
es espectacular, es el sector de la economía
española que más ha crecido en términos
relativos, a más que triplicado el empleo en
nuestro país. Se ha profesionalizado, se ha
extendido y, en segundo lugar, está habiendo
un cambio importante en la línea de crear un
sistema de derechos subjetivos. La Ley de
Asturias, la Ley catalana, la Ley cántabra, la
Ley de La Rioja, van introduciendo sistemas
de derecho que no son discrecionales sino de
carácter subjetivo.
Una parte importante del colectivo que va
a los servicios sociales, son los colectivos más
vulnerables, por eso he hablado de los servi-
cios sociales, gente que a través de los servi-
cios sociales solicita la renta mínima de inser-
ción de las Comunidades Autónomas y que
precisa de ayudas de emergencia, apoyo a las
familias, apoyo en salud mental, en general
un conjunto de servicios y de prestaciones
que el sistema de servicios sociales tiene que
dar de manera coordinada.
Pues bien, éste es un sistema que ha creci-
do de una manera muy intensa pero que sin
embargo tiene límites importantes desde el
punto de vista de la garantía de rentas y de la
activación.
Primero, es un sistema que tiende hacia el
universalismo pero todavía con un amplio
margen de discrecionalidad. En segundo
lugar, tiene una limitada capacidad de pros-
pección de la demanda, por ejemplo en térmi-
nos de salud mental, no es capaz de captar
bien personas que podrían tener acceso a las
prestaciones, pero que no van a los servicios
sociales, que los servicios sociales no pueden
esperar a que vengan, hay que ir a buscarles,
porque si no vas a buscarles no van a venir;
eso supone que los servicios sociales tienen
que recurrir a las ONG’s y que son las ONG’s,
a través del 0,7 de las subvenciones a otro
tipos de programas, las que tienen que buscar
ese tipo de colectivos más vulnerables. En
cuarto lugar la oferta desigual entre territo-
rios, sistemas de servicios sociales muy des-
igual en nuestro país, distintos criterios, dis-
tinta oferta de servicios, distintos niveles de
protección. El pobre en el País Vasco es un
pobre con una protección por encima de la
línea de la pobreza, el pobre de Extremadura
está prácticamente a la mitad de la protec-
GREGORIO RODRÍGUEZ CABRERO
245
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
SUMARIO
MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
ción del pobre Vasco, en términos de garantía
de rentas. Y, por último, bajos niveles de coor-
dinación con servicios de empleo, con los ser-
vicios de salud y, en general, con el conjunto
de sistemas de garantías de rentas.
Bueno, ya para ir terminando, quisiera
hacer una breve reflexión, antes de la conclu-
sión, sobre el sistema de garantía de rentas
en la actual crisis económica.
Mi idea es que en las crisis hay dos cami-
nos, o varios caminos. Hay uno que es decir
hay crisis financiera, recorte del gasto, esto es
lo que da de sí el sistema, y a esperar mejores
ocasiones, o al mismo tiempo la oportunidad
de hacer un cambio en profundidad. Cambios
que, por otra parte, ya en este país, por ejem-
plo en el último año se han hecho. Por ejem-
plo, eliminar el período de espera para pasar
de la protección contributiva por desempleo a
la protección de tipo asistencial, es un paso
muy importante, no se rompe la cadena de la
protección social, es un paso importante. El
pensar en medidas de flexibilidad sin coste
adicional, o con un pequeño coste adicional,
podrían ser medidas sobre las cuales nuestro
sistema de Seguridad Social podría, y seguro
que están pensando en ello, de cara a que la
cobertura por desempleo, que es relativamen-
te elevada en estos momentos, al menos sobre
la población en paro registrada, pues no
decaiga en el próximo año donde la intensi-
dad de la crisis va a ser mucho mayor. Enton-
ces, hay una oportunidad ahora mismo de
extensión de la acción protectora, por ejemplo
en las Comunidades Autónomas. Hay Comu-
nidades que en el día de hoy han agotado ya
su presupuesto, el presupuesto previsto del 1
de Enero ya lo han agotado. Lógicamente per-
sonas que han agotado todo el sistema de pro-
tección y han recurrido a las Comunidades
Autónomas. No puedo ofrecer la estadística
detallada sobre esto, pero hay Comunidades
que en Junio, su presupuesto del 1 de Enero
previsto para todo el año, ya lo han agotado.
En la Seguridad Social, pues hay varias
posibilidades de desarrollo, potenciar el RAI,
por ejemplo, flexibilizando los requisitos de
edad, eliminando por ejemplo la edad de los
45 años, eliminando la inscripción previa de
los 12 meses, reduciendo el período de no per-
cepción previa de un año, podrían ser meca-
nismos donde el RAI que afecta casi a 90.000
personas en la actualidad, más o menos,
podría ser uno de los mecanismos que pudie-
ran servir no sólo para aumentar la cobertura
en esta situación, incluso ser un elemento
para constituir a modo de mecanismo univer-
sal de protección, una vez armonizado con los
otros mecanismos.
La extensión asistencial de las prestacio-
nes asistenciales existentes, que es lo que
estos días se está debatiendo en el diálogo
social, en definitiva extender los períodos de
protección y eliminar requisitos para facilitar
el tránsito al mercado de trabajo y evitar, en
definitiva, conflictos sociales innecesarios
que con un bajo coste se pueden resolver; o
también creación de una nueva prestación
para hogares con ingresos inferiores al 30%
de la mediana de renta, o inferiores al 75%
del salario mínimo, o inferiores al 75% del
IPREM.
Ésta es una gran oportunidad para, sin eli-
minar los sistemas actuales, pues caminar en
la línea de una ordenación y racionalización
del sistema. En ese sentido cabría pensar en
la revisión de las rentas mínimas de las
Comunidades Autónomas. No es posible que
este país tenga sistemas de rentas mínimas
de lujo y sistemas de rentas mínimas situa-
dos a gran distancia de esos sistemas. En un
Estado democrático y de derecho, evidente-
mente, eso no es de recibo, que haya 17 siste-
mas diferentes en este país. ¿Qué es lo que
nos queda en España de Estado? Pues para
mí con franqueza la Seguridad Social. La
Seguridad Social es lo que nos queda de Esta-
do, como mecanismo vertebrador de este país
y, evidentemente, yo no tengo confianza algu-
na en que la Administración General del
Estado tenga capacidad en el día de hoy para
meter a las Comunidades Autónomas por la
senda de sistemas donde la horquilla diferen-
III. BLOQUE
246 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
SUMARIO
MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN
cial sea relativa, sea asumible desde el punto
de vista de la igualdad. Solamente la Seguri-
dad Social es la que tiene el potencial institu-
cional, económico y político para hacer ese
tipo de actuación. Por eso me pregunto si no
sería a través de la Seguridad Social donde
podemos caminar en la línea de lo que nos
pide la Comisión Europea. Es decir, o bien un
RAI flexible y en su caso convertible en renta
básica o, al mismo tiempo, lo mismo, una acti-
vación modulada y flexible en relación con
una renta básica, un sistema modular flexi-
ble para que tengan cabida los diferentes
colectivos que existen en nuestro país con
diferente situación de renta y diferente situa-
ción en relación con el mercado de trabajo.
Bueno, me he extendido de tiempo, y ya
quiero concluir mi intervención, que ha queri-
do ser muy omnicomprensiva, y quizás por
ello me haya dejado diferentes indicadores.
Primero, el debate europeo sobre los siste-
mas de garantías de rentas en estos momen-
tos tratan de superar el asistencialismo, la
discrecionalidad, y tratar de promover garan-
tías de rentas que permitan una vida digna y
al mismo tiempo activa. Ésa es la tendencia
general para la mayoría de los países. Hay
algunos que están en una situación crítica y
que no pueden caminar en esa dirección, Paí-
ses Bálticos y los Países del Este. Algunos de
ellos están en situación financiera muy gra-
ve, y ésos van a tener una gran dificultad.
Pero Países Nórdicos, Centro y Sur de Euro-
pa, en general, estarían en condiciones, a
pesar de la crisis, para caminar en esa direc-
ción de poder poner en marcha una renta uni-
versal relacionada con la activación.
En segundo lugar, el sistema de garantía
de rentas español es de amplia cobertura, con
algunos huecos, diversificado en exceso y, en
general, de baja intensidad protectora, o al
menos internamente con diferentes tipos de
intensidad protectora, y con una activación
generalista creciente en el mercado de traba-
jo, pero que no tiene capacidad para incidir en
los colectivos más vulnerables. En ese sentido
debemos de pensar, y estamos ya pensando
todos, evidentemente, en nuevas políticas
que supongan una expansión para cubrir las
lagunas protectoras, que no son importantes,
el problema es de intensidad. Segundo, orde-
nación y coordinación para evitar los desequi-
librios en el conjunto del Estado y caminar
hacia una renta básica, no digo incondiciona-
da, una renta básica de activación. Y, por últi-
mo, pues una activación selectiva y realista,
los que puedan trabajar que trabajen, los que
se tengan que formar que se formen y habrá
un colectivo que, inevitablemente, sencilla-
mente habrá que darles una renta y que por
la acumulación de carencias, problemas de
salud mental, multidimensionalidad en la
exclusión, que es un grupo muy pequeño en
nuestro país, pues no tengamos más remedio
que darles, garantizarles, una mínima cober-
tura y que, en definitiva, lo que esto supone
para mí es pasar del mosaico actual protector
desigual a un sistema coherente de garantía
de rentas y relacionado con la activación.
Y, perdón que me he pasado de tiempo.
Muchas gracias.
GREGORIO RODRÍGUEZ CABRERO
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