Mecanismos de defensa

AutorDr. Ricardo Yáñez Velasco
Cargo del AutorMagistrado. Profesor de Derecho Procesal
Páginas707-772
707LA VERGÜENZA EN EL PUNTO CIEGO
VIOLENCIA ESTATAL Y CUMPLIMIENTO DE UN DEBER
1. La mentira verdadera
Al repasar los elementos fundamentales de la memoria humana se han observa-
do multitud de mecanismos biológicos y psicológicos que permiten o facilitan
tanto la manipulación como el propio engaño, no siempre de origen netamente
involuntario. Quien mira sin ver y oye sin escuchar a quienes tiene ante sí, puede
defender sinceramente lo que no es verdad. Estaría sometido a un punto ciego,
y así cualquier sentimiento de culpa o de vergüenza quedaría apartado, al me-
nos relativamente. No se trata, por lo tanto, en aludir a la cobardía, o lo que sea
políticamente correcto, o criticar la indiferencia frente a un determinado tema.
Tampoco interesa ahora el mendaz miserable, quien miente a sabiendas y va
conformando esa parte de la sociedad indecente. Sin la cobertura de ese punto
ciego podría considerarse de vergüenza no denunciar la violencia, como hecho
objetivo, o justificarla fuera del Estado de Derecho, más allá de actuar –y tam-
bién decidir– con proporcionalidad.
Se ha considerado que quien detenta poder no parece que vivencie el dolor
ajeno de quien, por lo que general más numeroso, carece de cualquier poder, li-
mitado al coraje de decir la verdad ante aquél. Pensar el mundo a través de cómo
se piensa uno mismo, como portador de derechos o valores, para algunos auto-
res penetra en la definición de modernidad, más allá de la mera secularización
ajena al concepto de Dios1363. Hace falta un mínimo de correcta empatía para co -
nectar con otras vícti mas de la violencia policíal en otros países, para empatizar
con miedos semejantes.
En lo referido a la actuación policial autonómica del 1 de octubre de 2017,
primero por razón de propia imagen destaca la importancia otorgada por el Go-
bierno de M. Rajoy al particular. Y así se vino actuando, en punto ciego en el
mejor de los casos, a fin de que pudiera aquél cumplir su promesa “no papele-
tas”, “no urnas”, “no referéndum”, previas efusivas felicitaciones a la benemérita
1363 Por ej. Alain Touraine, Crítica de la modernidad…, cit.
CAPÍTULO 11
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RICARDO YÁÑEZ VELASCO
por el hallazgo de material electoral –en especia l los dos millones de papeletas
incautados, la gran azaña–, por mucho que luego fuera vilipendiada la efectiva
celebración de ese “referéndum ilegal”, donde existieron urnas –también objeto
de mofa contra los convocantes– y papeletas. En realidad, lo inasumible para el
Estado quizá estuviera en el rotundo fracaso del Centro Nacional de Inteligencia
en orden a la ubicación de las urnas que finalmente fueron, efectivamente, utili-
zadas, aunque previamente i ndetectables1364.
En segundo lugar, la violencia ejercida por agentes de fuerzas nacionales
desbordadas en todas partes, enlazadas con una posible explicación de final idad,
la creación del miedo1365. El plan B, para algunos, radicaba en la provocación, en
generar una reacción violenta y de ese modo poder vender (y justificar) una con-
tundente acción policial contra esa violencia, destruyendo la lógica pacífica del
“Procés”, ubicada en la clásica y actual desobediencia civil nunca violenta, aun
cuando las protestas y manifestaciones llevadas a cabo durante años no puedan
encajar, realmente, en actos de desobediencia a la Ley,no en vano las propias
concentraciones, por lo general, siempre siguieron los cauces procedimientales
necesarios en el ámbito administrativo. Y piénsese que, aunque en las últimas
décadas ha crecido la violencia de los Estados –contra otros Estados o contra
sus propios ciudadanos–, han decaído los medios para legitimar esa violencia1366.
La psicología de las fuerzas de la Ley se expresa en el servir y proteger,
pero el 1 de octubre de 2017 decenas de miles de personas de entre los varios
millones de votantes se encontraron ante la imposibilidad de llamar a la Poli-
cía para ser protegidos como lo habrían podido hacer cuando alguien agrede o
intenta robar. ¿A quién llamar ante la generalización de actos incomprensibles
para esos ciudadanos que consideraban no estar haciendo nada ilegal? Incluso
se convirtieron en realidad los efectos psicológicos en niños ante la inseguridad
1364 Cfr. Laia Vicens Estaràn y Xavi Tedó Gratacós, Operació Urnes, Columna, Barcelona, 2017 y
Més Operació Urnes, Columna, Barcelona, 2018.
1365 El itinerario recuerda el camino de la verdad que exponía A. Schopenhauer antes de recono-
cerla como algo evidente: primero se la ridiculiza y después se la ataca con violencia.
1366 Cfr. por ej. Michael Hardt y Antonio Negri, Multitud. Guerra..., cit., pp. 49 y ss. Sobre el
derecho de resistencia, la deconstrucción de la teoría orgánica del pueblo y un determinado
concepto de multitud, v. Yves Charlas Zarka, L’altra via de la subjectivitat. Sis estudis sobre el
subjecte i el dret natural al segle XVII, Pòrtic-Barcelonesa d’edicions, Barcelona, 2003, pp. 147
y ss.
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709LA VERGÜENZA EN EL PUNTO CIEGO
VIOLENCIA ESTATAL Y CUMPLIMIENTO DE UN DEBER
frente a la figura del agente de policía, tras verlos pegar a gente desarmada, quie-
ta y no agresiva.
2. La presión del poder
El cumplimiento de un deber sucumbe sobremanera en la presión que al tiempo su-
pone descargo psicológico y alcanza hasta el contexto de impunidad. Pese a la coor-
dinación ordenada que prescribió M. Armas, para el 1 de octubre de 2017, a pesar de
que la Ley ya la establecía por defecto, en el artículo 46 de la ley de f uerzas y cuerpos
de seguridad del Estado, durante y con el antecedente “a por ellos“, que implica con-
frontación, no parece que la Policía resistiese la presión política y mediática que, en
el contexto de hacinamiento en buques y otros lugares de similar incomodidad lejos
del hogar, se gestó sobre perfiles singularmente predispuestos a un determinado
entendimiento de la Ley y el orden: el agente de la autoridad. Se añadió igualmente el
conflicto con otros policías (autonómicos), demoniz ados como “traidores”.
La negación de la violencia se suma al argumento pueril de mencionar que
la policía autonómica atienda no pocas causas abiertas por brutalidad ¿Y qué tie-
ne eso que ver? ¿El Fiscal tiende a no acusar a la Policía y el empleo de la fuerza?
El castigo al policía que agrede injustificadamente refuerza a toda la Policía, al
igual que la denuncia. Lo contrario es peligroso y por supuesto perjudicial.
El auto de M. Armas funcionó desde un primer momento como lo habían
hecho de un modo mucho más laxo las órdenes de la Fiscalía. No importa que
éstas se extra limitasen ni que aquél mencionase una cortapisa ya implícita en la
normativa aplicable para el respaldo psicológico del agente de la autoridad y, por
extensión, en beneficio del político al mando. Una noción patriótica y difusa de
la ley y una resolución judicial a cumplir bajo aquel escenario, ofrecía la excusa
emocional perfecta.
Dentro de los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos, como es propio en
el ámbito de cualquier dependencia, adversidad o filosofía de vida, se pide se-
renidad para aceptar las cosas que no se pueden cambiar1367. Opera a modo de
1367 La frase continúa: “el coraje para modificar las que pueda transformar y la sabiduría necesaria
para distinguirlas”. Se trata de los seis primeros versos de los veinte que componen e Sere-
nity Prayer, escrita en los años veinte por Karl Paul Reinhold Niebuhr (1892-1971), si bien su
propia hija alude a los años cuarenta; Elisabeth Sifton, e Serenity Prayer: Faith and Politics
in Times of Peace and War, Norton, Nueva York, 2003.

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