Marzal Rodríguez, Pascual. Una historia sin justicia. Cátedra, política y magistratura en la vida de Mariano Gómez, Prólogo de Mariano Peset. Universitat de València, 2009, 321 pp.

AutorSebastián Martín Martín
Páginas911-916

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Personajes republicanos desconocidos

. Así se titula el apartado de fondos fotográficos de la Biblioteca nacional en el que se conserva el retrato de Mariano Gómez González que sirve de entrada a la monografía reseñada en estas líneas. En esa mera etiqueta ya se evidencian dos circunstancias que han podido determinar hasta el momento el análisis historiográfico. El bibliotecario que redactó el rótulo seguramente se dejó guiar por las habituales hagiografías histórico-políticas de la segunda república, en las cuales solo hay hueco para las conocidas voces de Manuel azaña, niceto Alcalá-zamora, José María Gil robles y demás próceres de aquel período histórico. Pero en su rotulación acaso también pudiera pesar el sistemático y eficaz programa de extirpación, supresión o tergiversación de la memoria republicana llevado a cabo por el régimen franquista. Ambas determinaciones, instintivas e incorporadas como un acto reflejo y natural al quehacer de nuestro catalogador imaginario1, se podrían haber conjugado así para hundir en el olvido a un notorio personaje público de los años treinta, como lo fue Mariano Gómez, catedrático de derecho político, rector de la universidad de Valencia, magistrado y presidente del tribunal supremo. El texto que ponderamos se libera justamente de ambas constricciones. Por un lado, la sola circunstancia de dedicar un entero libro -excelentemente encuadernado, por cierto- a Mariano Gómez nos permite apreciar que su autor, pascual Marzal, no se deja condicionar por las jerarquías y las preferencias establecidas por el saber jurídico actual, al que solo parecen interesar las aproXImaciones reiteradas a unos mismos y célebres nombres2. Tanto es así, en tan cuidada estima se tiene lo pensado y vivido por este autor, que la presente monografía viene acompañada, en forma de «apéndice documental» (pp. 227-301), no solo por una selección de cartas elocuentes, sino también por un escrito inédito de Mariano Gómez sobre historia política internacional: La doctrina de Monroe (1910), pp. 227-269. Y, por otro lado, desde el mismo título se nos aclara que el propósito consiste en restituir en lo posible la figura de un notable jurista sepultado en el olvido por un acto de iniquidad, pero entendiendo que tal restitución, junto a su calado ético, cuenta además con intenciones de afinamiento historiográfico, pues son frecuentes

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los errores y deslices cometidos por los historiadores cuando se cruzan con la peculiar singladura de Mariano Gómez3.

Aparte de estas premisas, el libro que tratamos goza de algunos méritos debidos a la formación de su autor. Diríase incluso que el personaje biografiado, Mariano Gómez, no podía tener mejor biógrafo que pascual Marzal, familiarizado con la historia local valenciana, experto en la magistratura española de los años treinta y, gracias a la impronta de su maestro Mariano peset, buen conocedor de la historia universitaria4. Y es que la trayectoria profesional típica del académico del primer tercio del siglo veinte, las particularidades de la vida política y universitaria de la ciudad de Valencia durante ese mismo lapso y la política judicial republicana son tres líneas que convergen en el personaje estudiado, y su correcto conocimiento podría decirse que invitaba a dedicarle una completa biografía.

Una biografía que, en cualquier caso, se desembaraza de casi toda refleXIón metodológica para acudir directamente a la reconstrucción de la vida profesional y la obra jurídica de Mariano Gómez. Los recursos empleados para acometerla son elementales, pero no por ello menos eficaces: ordenación cronológica, resumen brevísimo y valoración de sus obras, exposición y contextualización histórico-política de sus vivencias, enjuiciamiento moral y psicológico de la «personalidad» del jurista tratado.

Quizá en tales recursos residan algunas de las debilidades de nuestro libro. Una de ellas se refiere a la discutible pertinencia de entrar a valorar, en una biografía profesional, los aspectos más subjetivos de las decisiones del biografiado. Si, por la estructural limitación de las fuentes y el desconocimiento consiguiente de todas las circunstancias concurrentes, resulta difícil y comprometido juzgar actuaciones concretas de un agente histórico, mayor controversia pueden provocar las calificaciones psicológicas, los juicios de conciencia o la valoración de unas presuntas «cualidades humanas». Muestra de los sentimientos encontrados del biógrafo respecto de su objeto de estudio, el autor de la presente monografía, junto a elogios y reconocimientos que reflejan su afección al personaje, sugiere de forma reiterada a lo largo de sus páginas una consideración negativa y algo angosta de su ascensión profesional, entendida del mismo modo que la concibieron los depuradores de Mariano Gómez (p. 107), esto es, como evidencia no tanto del destino de un sujeto con talento sino de censurable arribismo, reprochable ambición y táctico oportunismo (p...

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