José Martínez Gijón (Granada, 29 noviembre 1932-Sevilla, 22 de noviembre de 1997)

AutorEnrique Gacto
Páginas738-744

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Conocí a José Martínez Gijón en los primeros días del mes de octubre de 1961, cuando yo era alumno de primer curso y él un joven profesor recién llegado a la Facultad de Derecho de Salamanca, a la que se había incorporado el año anteriorPage 739 desde la Universidad de La Laguna, el primer escalón del cursus honorum académico por aquellos entonces, cuando ser catedrático era todavía un honor;

Dejaba atrás en su corta biografía una etapa granadina, años de preparación de su tesis doctoral y de iniciación en la docencia junto a Rafael Giben y Sánchez de la Vega, y otra madrileña, de preparación de las oposiciones junto a Alfonso García-Gallo, dos maestros a quienes profesaría un afecto del que dio cumplidas muestras siempre que tuvo oportunidad de hacerlo 1.

En el paisaje de una Universidad como era la de Salamanca de principios de los años sesenta, predominantemente apático y acomodadizo, muy pronto destacó su personal manera de interesar a los alumnos en la asignatura, a partir de unas explicaciones sistematizadas con admirable claridad y prolongadas en trabajos de seminario dirigidos a familiarizar al alumno con las fuentes; allí comenzaría mi aprendizaje de la Historia del Derecho, con un elemental trabajo sobre los hijos ilegítimos que constituyó el rudimentario embrión de lo que después había de ser mi tesis doctoral.

A lo largo de los cuatro años que constituyen esta etapa salmantina, fue consolidando su crédito de profesor cumplidor y brillante, accesible siempre para la consulta a cualquier hora de la mañana o de la tarde, exigente también, con unos niveles de exigencia que, si llegaron a hacerse proverbiales entre los alumnos, nunca fueron discutidos porque no eran sino un reflejo atenuado de los que él se imponía a sí mismo. Y, sobre todo, porque su sentido de la justicia era de general reconocimiento.

Aquellos días fueron también tiempo de fructífera producción científica. Hasta entonces había prestado atención al Derecho medieval, en temas de fuentes y de Derecho de familia y sucesiones, sobre los que había publicado importantes contribuciones 2, que ahora extendió a otros campos3, a la vez que estrenaba una línea de investigación sobre una materia tradicionalmente muy alejada de la atención de los historiadores del Derecho: el estudio de las instituciones mercantiles, a cuyo conocimiento contribuirían de forma decisiva en años posteriores tanto él como una buena parte de sus discípulos4.

En 1964 se trasladó a la Universidad de Sevilla, para integrarse en el claustro de su Facultad de Derecho, que atravesaba entonces por uno de los momentos sin dudaPage 740 más brillantes de su historia. Durante treinta y tres años, en ésta que iba a ser ya definitivamente su Universidad, pudo desarrollar una vocación universitaria que se manifestaba no sólo en el trabajo riguroso y diario de la cátedra o del seminario, sino en otras más amplias facetas del quehacer académico.

En el primer aspecto, la pulcritud de su enseñanza, puesta de relieve en unas clases magistrales de impecable factura, iría congregando en su entorno un nutrido grupo de discípulos atraídos por la personalidad enriquecedora y siempre desinteresada de su generoso magisterio. Era de esos profesores que preparan cuidadosamente la lección diaria, con una minuciosidad que era reflejo del gran respeto que le merecían sus alumnos. De la preocupación que sentía por asegurarles una enseñanza de calidad dice bastante el hecho de que (discúlpeseme esta nueva referencia personal por lo que tiene de expresiva), mis primeras experiencias docentes como Profesor ayudante se realizaran en su presencia, y que cada una de mis explicaciones fuera seguida, ya en el Seminario, de una detenida sesión crítica, en la que pasaba revista a mi exposición, poniendo de relieve defectos, fallos e imperfecciones de forma o de contenido. Sólo cuando estuvo seguro de que había alcanzado el mínimo nivel de aptitud que él consideraba indispensable se decidió a confiarme la explicación de una parte del programa.

En Sevilla prosiguió su labor investigadora sobre la Historia del Derecho civil y mercantil, pero también sobre cuestiones metodológicas5, sobre Derecho indiano6, fuentes7o Historia de la Administración 8. En el ámbito del Derecho privado volvió a ocuparse del estudio del Derecho de familia en los textos de la familia de CuencaPage 741 y otras fuentes castellanas9, y ensayó diversas aproximaciones a nuestra realidad jurídica medieval en temas de filiación 10, alimentos 11, regímenes tuitivos de la minoría de edad 12, etc. Y en todas estas direcciones consiguió interesar a quienes trabajábamos a su lado 13.

Más de una docena de trabajos registran los resultados de sus estudios mercantiles, en una variedad temática que alcanza desde la reconstrucción histórica de instituciones concretas 14hasta propuestas de análisis de conjunto más generales 15.Page 742

Comentando su libro sobre La Compañía mercantil en Castilla, un ilustre mer-cantilista valoraba con estas palabras lo que ha significado para la revitalización de la historiografía mercantil la obra de Martínez Gijón, la suya personal y la realizada bajo su estímulo por una parte de sus discípulos...

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