José maría Navarrete Urieta (1922-1996) In memoriam

AutorMiguel Polaino Navarrete; Miguel Polaino-Orts
CargoCatedrático de Derecho Penal en la Universidad de Sevilla; Becario DAAD-La Caixa en la Universidad de Bonn
Páginas5-15

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El Excmo. Ateneo de Sevilla encargó recientemente a los autores la redacción de una semblanza del Prof. Navarrete Urieta, para su inserción en el tomo II del "Diccionario de Ateneístas", de próxima publicación. Comoquiera que el, que tiene por costumbre publicar una de los Catedráticos españoles al momento de su fallecimiento, no publicó en su día la que correspondía al Prof. Navarrete, se ha considerado oportuno, de conformidad con el Presidente del Excmo. Ateneo de Sevilla y del Director de esta Revista, reproducir en este número la semblanza redactada en honor de quien fuera Catedrático de Derecho penal en las Universidades de Santiago de Compostela, Valencia y Sevilla. El primer destino, más divulgativo que científico, de esta semblanza explica la relativa amplitud del análisis biográfico y cultural que se dispensa a la personalidad del Prof. Navarrete, en vez de circunscribirse a un mero examen de los aspectos académicos y dogmáticos de su actividad y obra.

Catedrático de Derecho penal, Abogado y Humanista, nacido en noviembre de 1922 en Cádiz, donde a la sazón su padre, originario de Águilas (provincia de Murcia), se hallaba destinado por razones profesionales, en su condición de Capitán de la Marina, al mando del barco "Plus Ultra". Con pocos años de edad, se traslada con su familia a otra ciudad portuaria andaluza, Málaga, de cuya provincia (en concreto, de Torremolinos) era oriunda su familia materna. Allí cursaría sus estudios primarios, trabando amistad con Antonio Tejero Page 6 Malina (compañero de banca de colegio de un hermano menor de Navarrete), quien -varias décadas después, siendo Teniente Coronel de la Guardia Civil- sería cabeza destacada en el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, protagonizando el asalto al Congreso de los Diputados. Poco después de tan execrable hecho, que puso al borde del precipicio el sistema democrático instaurado por la Constitución de 1978, cierto periodista le preguntó a Navarrete por su relación con Tejero, y aquél le contestó, con su habitual ironía y sentido del humor: "de niños jugábamos con el tricornio de mi abuelo, que era Coronel de la Guardia Civil, y ahora, de mayor, él se ha jugado el tricornio... ",

Culminados sus estudios primarios y secundarios, se traslada a Granada, donde comienza la carrera de Medicina, abandonándola poco después por el estudio del Derecho, que había de cursar con tanto entusiasmo como aprovechamiento. En el alma mater granadina conoció y admiró a no pocos ilustres maestros, que imprimieron una huella indeleble en su personalidad intelectual y a los que no sólo no olvidaría jamás sino que evocaba con frecuencia. Reconociendo al Profesor Juan del Rosal Fernández como su primer maestro, de él afirmaba que fue quien -en el propio decir de Navarrete- le "inoculó el virus" por los temas penales y criminológicos, y quien pronto y generosamente le acogería entre sus preclaros discípulos. Siguió al maestro granadino en el peregrinar universitario por tierras castellanas, al ser Del Rosal designado Catedrático de Derecho penal en la Universidad de Valladolid y Decano de su Facultad de Derecho, y después Catedrático en la Universidad Central de Madrid y Profesor de la Escuela Judicial. A Del Rosal lo recordaría siempre, con tal grado de veneración discipular que, en todas las tertulias académicas en que participaba Navarrete, indefectiblemente invocaba el nombre de Del Rosal, narrando todo tipo de recuerdos y vivencias académicas habidas junto al maestro, con sus extravagancias y genialidades, para concluir sentenciando: "¡cosas de Del Rosal!". De él recordaba sabrosas anécdotas. Del Rosal, Catedrático, Académico y Abogado de prestigio, excelente orador de cautivador estilo, solía emplear el plural mayestático para enfatizar su parlamento. En cierta ocasión, durante una animada tertulia en el Seminario de Derecho penal de Valladolid, mirando a Navarrete afirmó: "Mañana, a las nueve de la mañana, nos vamos a Madrid, para un asunto importante que nos ha confiado el Obispo... ". Navarrete, tomándose al pie de la letra las palabras de Del Rosal, se presentó a la mañana siguiente en la estación de ferrocarril, orgulloso de acompañar al maestro a la Corte. Del Rosal se alegró de ver que uno de sus colaboradores acudía a despedirle, pero en cuanto divisó el maletín que éste portaba se percató del malentendido Page 7 y se excusó: "Navarrete, nos vamos a Madrid, Nos, la Cátedra... pero Vd. se queda aquí".

Precisamente en la Universidad de Madrid defendió su Tesis Doctoral sobre el delito de aborto, en la que habló sin ambages de los métodos anticonceptivos como medio idóneo de prevención de abortos, lo que suscitó cierta polémica. A propósito del acto de lectura y defensa de la Tesis, solía narrar la extrañeza, casi estupefacción, que acusaba el Presidente del Tribunal, don Eugenio Cuello Calón, ante una expresión que pertinazmente se repetía en el texto inédito del trabajo: "aborto doloroso". La mecanógrafa, creyendo hallarse ante un error deslizado en el original manuscrito, se permitió rectificar el término, escribiendo "doloroso" por "doloso", y Navarrete no se percató de ello (o no quiso hacerlo) en ningún momento. El Doctorando salió airoso del trance, como no podía ser menos, con una excusa muy suya: "Disculpe el Señor Presidente, pero debe tratarse de una aportación a mi tesis de la experiencia personal de la mecanógrafa".

En Valladolid sería ayudante de Derecho penal en la Cátedra de Juan del Rosal entre los años 1949 y 1952. En aquellos inolvidables años vallisoletanos, anudaría una estrecha e imperecedera amistad con numerosos colegas de escuela, entre los que de modo singular gustaba rememorar a José M: Stampa Braun (fallecido recientemente, a los 78 años de edad, el 25 de diciembre de 2003, y de quien Navarrete recordaba que, en su época de doctorando en Bolonia, se había hecho imprimir jocosamente unas tarjetas de presentación en las que se leía: "Marqués de Stampa"), a Ángel Torío López (a quien guardó siempre una admiración sincera) y, prontamente, a...

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