Un marco ibérico de relación

AutorModesto Barcia Lago
Páginas67-87

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Ciertamente, como expuso el Dr. Adriano MOREIRA en su intervención en el III Forum luso-español, "na Europa de hoje, e no modelo desordenado que enfrenta, o modelo da convergência das políticas... é o que a racionalidade aponta, relegando a arqueología da historia as pretensións á unicidade da soberanía". El título de su conferencia versaba muy expresivamente sobre los Encontros e desencontros na história das Naçôes Ibéricas95.

"Sendo o antiespanholismo (o perigo espanhol) uma regra de ouro", dice con ironía FREIRE ANTUNES96, es una actitud persistente en el planteamiento portugués de la inevitable relación con España, partir de la desconfi anza medrosa hacia su vecino, y situarla, defensivamente, en un contexto general, de relaciones internacionales ordinarias, al abrigo de una asumida condición de "nación exógena".

A eso hacía referencia el conferenciante Dr. MOREIRA en su mencionada intervención, como tendremos ocasión de comentar; pero conviene ya que recordemos que OLIVEIRA MARTINS llamaba la atención contra "ás infl uencias estranhas á Espanha, que por momentos nos pusseram a nós, seus filhos, nun estado de antagonismo transitorio com o desenvolvimento da história peninsular"97. De ahí que deba subrayarse con toda intensidad que las relaciones de España y Portugal, si bien regidas por el Derecho Internacional como corresponde a dos Entidades soberanas, no han de inscribirse, sin embargo, en el cuadro general de las relaciones internacionales, ni siquiera en el de la misma Unión Europea, sino en el que, propiamente, podemos denominar Marco Ibérico de Relación, entendido como permanente diálogo familiar sobre el cuidado del acervo histórico Page 68 común de cultura, intereses y expectativas de orden estratégico, más allá de los particularismos reduccionistas, como corresponde a las exigencias de la cualidad civilizacional a la que hacía referencia PESSOA.

Las reflexiones pessoanas hay que entenderlas sobre el fondo de sus conceptos y distinciones del que denomina "sentido nacional e sentido civilizacional", que toma de la conceptuación oliveirana de la História de Portugal e incluso de la História da civilizaçâo Ibérica, lástima que no siempre con coherencia; lo que, referido a España y Portugal, le hace confesar que "separados, teremos, cada un de nós, un sentido nacional; nâo temos sentido civilizacional. Poderemos existir mais ou menos digna e decentemente, como qualquer Bélgica ou qualquer Suíça, mas isso nâo é existência digna de que a ela se aspire. Valemos mais do que isso; temos direito a facer mais que a existir". Es, por tanto, responsabilidad de los propios ibéricos extraer las consecuencias de esta circunstancia.

España y Portugal: Ruedas en el mismo eje

En este sentido, y avanzando posiciones que tendremos que discutir más adelante, cabe señalar que PESSOA desecha el sentido de la latinidad de Iberia, argumentando que "só a França e a Italia sâo povos latinos, no sentido possível sociológico da palabra", apuntando a Francia como "o segundo grande inimigo da Iberia", el cual, en el apasionamiento retórico del literato, tiene que ser debelado "por meio do seu aniquilamento militar, dar-lhe, do outro lado, um outro 1870", refi riéndose a la derrota gala en la guerra franco-prusiana. Y, sin embargo, pero no sorprendentemente, para el poeta y ensayista portugués, "o espíritu castelhano é fundamentalmente inimigo no seu espíritu, da Iberia", pese a que la autoridad eminente de OLIVEIRA MARTINS había proclamado la hermandad ibérica por debajo de las apariencias que mostraban tan grandes diferencias, pues, "quanto á Europa humilhada o castelhano impôe a lei com a espada e o mosquete, nós, amarrados ao banco dos remeiros, segurando o leme, ferrando as velas, alargamos mar em fora a nau, com o olhar perscrutador fi xado nos astros que nos guiam", de manera que "ninguém diría dois pobos irmâos; e sâo-no, porque ambos obedecem a um motivo idéntico, a un pensamento igual, que está no fundo da sua alma inconsciente, como a chama que arde no cerne da Terra, dando origem a rochas tâo diversas no aspecto, na cor, na rijeza, na estrutura, no mérito"98. PESSOA ve que "o terceiro inimigo da Iberia é a Alemanha". "Mas aquí -aclaratemos mais a temer o espíritu alemâo que a Alemanha propriamente dita"; así proclama que "tres sâo os gritos de morte que debemos trazer no nosso coraçâo: Delenda Gallia! Delenda Germania! Delenda Ecclesia! Na aspiraçâo ao que esses gritos pretendem construamos a nossa alma ibérica". Pero, no obstante, el vehemente escritor no puede evitar descubrir la debilidad conceptual, envuelta en el velo re- Page 69tórico que es maestro en bordar, que anida en su planteamiento de la formulación de los problemas ibéricos que, desde un punto de vista interno, sintetiza en tres:

(1) A remodelaçâo do estado espanhol, reavendo-se Gibraltar.

(2) A integraçâo do estado portugués, pela reintegraçâo de Olivença, e a anexâo da Galiza.

(3) A aliança ibérica, como defessa do comum solo espiritual, invadido culturalmente pela França, e dividido territorialmente pela política da Inglaterra99.

En realidad, PESSOA comprende bien la conveniencia, la necesidad, de un vínculo estratégico entre España y Portugal. Una tentativa de aproximación de los dos Países apoya para él, de una parte, en la unidad de Iberia por la confi guración peninsular, de otra, en el que denomina "local histórico de fusâo do elemento romano com o árabe", y también en la consideración de estar "os dois países presos à mesma nota do passado, pela sua comum acçâo na abertura do Novo Mundo à civilizçâo ibérica"; de suerte que "por mais separados que os dois povos estejam ou se sintam, sâo rodas no mesmo eixo, que, por longe que estejam uma da outra, sâo parte do mesmo movimento e têm o mesmo sentido de direcçâo". Es así que, siendo Iberia "uma unidade civilizacional, é evidente que está na lógica natural das coisas que um apartamento verdadeiro prejudica cada elemento componente -ou, antes, que devía ser componente- dessa unidade". Pero, eso sí, aproximación ibérica solamente concebible dentro de los parámetros del protectorado inglés tradicional, pues, pese a la especificidad civilizacional de Iberia, el anglófi lo PESSOA entiende que "a conservaçâo da aliança inglesa é necessária" y su permiso imprescindible. Y, de paso, si tiene que darse tal aproximación, aprovecha para una re-defi nición pro domo sua del proceso histórico que cuajó en la realidad actual de los dos Estados peninsulares.

En puridad, PESSOA expresa veladamente la tradicional prevención inglesa frente al Continente, estructurado sobre el espacio carolingio, que es uno de los elementos cruciales del secreto de la historia peninsular y del desenvolvimiento exógeno de Portugal -e incluso de España-, como bien lo vio OLIVEIRA. El pensamiento pessoano viene a ser acabada expresión apologética de esa condición de Portugal en cuanto "nación exógena" en el sentido en que la definía el Dr. A. MOREIRA, por fundamentar en los factores externos, más que en la fe en la propia capacidad del País, su garantía de supervivencia. Sus tesis presuntamente iberistas se muestran, en realidad, inspiradas por la consabida prevención ante una España supuestamente opresora, como no debe extrañar en quien asumió el papel mitopoyético, profético, de la reelaboración de los mitos sustentadores de la personalidad nacional portuguesa (el "Sebastianismo", el "Bandarra", el "Quinto Imperio"); por lo que, en realidad, son muro defensivo contra el iberismo, sospechado en polémica con la aproximación preconizada por Félix Lorenzo Page 70 desde la dirección periodística del Imparcial, como "a velha e conhecida táctica da absorçâo de Portugal por Espanha". Bien expresaba OLIVEIRA MARTINS la cohibición anímica que viene caracterizando el ser histórico de Portugal en relación con España: "em nós sucede que, no decurso dunha história de já quase oitocentos anos, é constante o sentimento, ou de medo, ou de esperança em uma fusâo no corpo da naçâo vizinha"100, y de ahí que los mitos pessoanos estén concebidos en favor de la patria mítica de "o encuberto", según se puede ver en la recreación poética de su Mensagem, muy oportunamente presentado por E. LOURENçO bajo el expresivo título de Sueño de Imperio e Imperio de Sueño101.

La "desintegraçâo de Espanha" ¿prerrequisito para la unidad ibérica?

Así que, previamente a cualquier alianza ibérica, para PESSOA se hace necesaria la "desintegraçâo de Espanha", pues -aduce- "é absolutamente impensábel a soluçâo do problema ibérico sem ser por uma federaçâo; é impensábel a federaçâo com a constituçâo desigual, antinatural, viciosa e falsa, dos estados ibéricos actuais"; de modo que sostiene que debe deshacerse España disgregándose en las diversas nacionalidades que la integran para después recomponerse en Iberia. A cuyo objeto su conclusión es cínicamente lapidaria: "se os espanhois nâo querem, como é natural, encarar de modo algum essa soluçâo do problema, pedimos que nos disculpem de deixar de pensar no asunto"102.

Es un temor respecto de España, rastreable también en Alexandre Herculano, que funciona al modo de una barrera subyacente en el movimiento iberista portugués, incluso el más decididamente político, que no consiguió a comprender a fondo lo que, al otro lado de la retórica culturalista, estaba en juego: la vertebración en común por españoles y portugueses del espacio geopolítico ibérico global, ésto es, no particularista español o portugués, y la consiguiente reordenación armonizada de los conceptos estratégicos básicos en que cada uno de los dos Estados tienen históricamente asentadas sus perspectivas nacionales...

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