Los malos tratos. Actuación con las víctimas e intervención policial

AutorJosé Ibáñez Peinado
Páginas355-408
CAPÍTULO VI
LOS MALOS TRATOS. ACTUACIÓN CON LAS VÍCTIMAS
E INTERVENCIÓN POLICIAL
1. INTRODUCCIÓN
La familia elemento básico y primordial de socialización que configura
nuestro mundo, y de crucial importancia, se ha visto sometida a grandes tensiones
provocando cambios que son un ref‌l ejo de lo que está sucediendo en el marco
social general. La idea de la familia como lugar de encuentro placentero en el que
coinciden las emociones y las capacidades de sus miembros, polea de transmisión
de valores, costumbres y ámbito modelador de roles, ha sufrido un fuerte impacto
en los últimos años al chocar los intereses de sus componentes con el ejercicio
de las actividades profesionales personales y el reparto de responsabilidades y
cuidados que la misma requiere.
Uno de los cambios más visibles ha sido la disminución de nacimientos.
Hace ya algunos años el tener hijos era una de las f‌i nalidades fundamentales del
matrimonio; hoy día por una parte las necesidades económicas o simplemente el
conseguir una posición acomodada, unido a la utilización del aborto y de los mé-
todos anticonceptivos para el control de la natalidad, y por otra el lícito desarrollo
de la propia personalidad ha hecho que la mujer abandone la maternidad como la
principal alternativa en su vida, y cuando así no sucede los hijos son entregados
PSICOLOGÍA E INVESTIGACIÓN CRIMINAL: LA DELINCUENCIA ESPECIAL
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en guarderías o similares donde éstos crecen lejos del entorno familiar y del apego
de sus progenitores.
Todo ello ha ido provocando el efecto de “enfriamiento” propio de la falta de
relaciones entre los miembros de la familia que da como resultado una incapacidad
para resolver “racionalmente” y con sensibilidad los pequeños problemas domés-
ticos, que van alcanzando cada vez más tensión emocional siendo imposible, en
un momento determinado, controlar los sentimientos dando paso a la actuación
violenta y, por desgracia, la ruptura y esestructuración de la unidad familiar.
No es menos cierto que este problema, como comportamiento complejo
y multicausado, se ha mantenido latente durante muchos años en parte por la
dimensión privada de que esta problemática ha estado cubierta y también, por la
actitud resignada y de silencio que, por mor social y familiar (ridículo, críticas,
aislamiento, pérdida de prestigio, etc.) han mantenido las víctimas, también por la
sumisión impuesta por la dependencia económica y no hemos de despreciar la cifra
debida al conformismo de muchas de las víctimas que no quieren aceptar que estos
ataques lejos de disminuir, a medida que pasa el tiempo van adquiriendo mayor
frecuencia e intensidad. Hoy día la falta de denuncia guarda una estrecha relación
con las exiguas sanciones aplicadas y el miedo, no sólo a una nueva agresión sino
al “plus” de intensidad en la violencia provocado por la denuncia, y en el entendi-
miento de que la denuncia puede causar el efecto contrario al que se desea, dada
la poca cobertura de seguridad que la presentación de la denuncia lleva implícita,
siendo en muchas ocasiones una nueva carga de violencia añadida.
El escenario donde se configura y se enmarca la violencia conyugal es la
familia, por ello es preciso abordar el tema desde el mismo hogar, partiendo de la
conceptualización de violencia intrafamiliar. La violencia contra la mujer y la adop-
ción de medidas para su erradicación ha sido objeto de atención preferente, tanto
en el marco de las altas instancias internacionales, como en el de las nacionales.
Ya en 1.975 en Naciones Unidas se da la voz de alarma sobre la gravedad
de la violencia contra la mujer, reconociéndose en 1.980 que la violencia contra
las mujeres en el entorno familiar “ es el crimen encubierto más frecuente en el
mundo”. A partir de ese momento la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas
sobre Derechos Humanos (1.993), la Asamblea General de las Naciones Unidas
(1.993), la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres (Pekín, 1.995), etc. se van
haciendo eco y comienzan un denodado esfuerzo por combatir este tipo de violencia
pero, desde mi punto de vista, con unas miras muy limitadas basándolo todo en un
aumento del castigo y una perspectiva solo desde el punto de enfoque feminista.
La Asamblea General de la Naciones Unidas, declara en 1993 como violencia
contra la mujer, “todo acto de violencia basado en el núcleo familiar que tiene
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como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las
amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra
en la vida pública o en la vida privada” y abarca, sin carácter limitativo, “la
violencia física, sexual y psicológica en la familia, incluidos los golpes, el abuso
de l@s niñ@s en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violación por el
marido, la mutilación genital y otras prácticas que atentan contra las personas, la
violencia ejercida por personas distintas del marido, la violencia relacionada con
la explotación y la prostitución forzada y la violencia física, sexual y psicológica
tolerada por el estado dentro del ambiente familiar.”
Desde que a esta problemática se le concedió la atención y publicidad que su
magnitud requería, de acuerdo al número de hechos que a diario se venían come-
tiendo y al aumento de la gravedad que los mismos alcanzaban, llegando en muchos
casos a provocar la muerte de los/las agredidas, todas las Instituciones, personali-
dades políticas, especialistas responsables en ONG,s y expertos profesionales del
derecho, policiales, etc., que han tenido algo que aportar a este tema, han hablado
extensamente utilizando conceptos similares pero con contenidos muy diferentes
(Violencia Familiar, Violencia en el Ámbito Doméstico, Malos Tratos, Malos
Tratos a Mujeres y Niños, Maltrato Infantil, Violencia de Género, etc.) creando,
por una parte, confusión en aquellos que los escuchan y, por otra, haciendo que las
estadísticas no coincidan al considerarse datos y conceptos diferentes, por lo que
se considera que, en primer lugar, debemos def‌i nir los conceptos y puntos de vista
desde los que se adoptan los numerosos modelos explicativos.
2. LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN EL ÁMBITO FAMILIAR
Por nuestra parte consideramos de gran valor el Documento sobre la Violencia
Familiar elaborado por un Grupo de Trabajo que, coordinado desde la Subdirec-
ción General de Infancia y Familia de la Secretaría General de Asuntos Sociales,
y compuesto por responsables del Área del Menor y de la Familia de todas las
Comunidades Autónomas, del Ministerio de Educación y Cultura y del Ministerio
del Interior (Gabinete de Cooperación y Estudios del Ministerio, Comisaría General
de Seguridad Ciudadana del CNP y Servicio de Policía Judicial de la Guardia
Civil), unif‌i có criterios, conceptos y recursos de gran utilidad en esta área (Ibáñez
y Gonzalez, 1999a).
En este Documento, cuyas conclusiones fueron comunicadas en las Jornadas
que se desarrollaron en Logroño los días 1 y 2 de diciembre de 1.998, se establece
que “La violencia es una de las manifestaciones psicosociales más compleja y
problemática que ha sufrido y sufre nuestra sociedad. En su concepción subyace

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