De Madrid al cielo', con parada en Buenos Aires

AutorEnrique Roldán Cañizares
Páginas21-74
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capíTulO I
“DE MADRID AL CIELO” CON PARADA EN BUENOS AIRES
1. InfancIa y JuvenTud
Se encontraba Jiménez de Asúa trabajando en el Instituto de Derecho Pe-
nal de la Universidad de Buenos Aires cuando en el marco de una conversa-
ción surgida tras la celebración de un seminario, un alumno se dirigió a su
maestro para hacerle una pregunta, que si bien era simple, estaba cargada
de signicado para alguien que llevaba años alejado de su tierra natal: “Don
Luis, ¿cuál es la ciudad más bonita del mundo?”. “Madrid”, aseveró nuestro
eximio protagonista sin necesidad alguna de cábala1. Y es que fue el número
84 de la calle de Hortaleza el que vio nacer a este madrileño ilustre que, bau-
tizado con el nombre de Luis Gabriel Gervasio, vino al mundo el 19 de junio
de 1889; siendo el primer hijo del matrimonio formado por Dolores de Asúa y
de Bascarán, bilbaína de nacimiento, y de Felipe Jiménez y García de la Plaza,
oriundo de Toledo2, los cuales, años después, tendrían otro vástago, Felipe
Jiménez de Asúa.
Pocos son los datos que se conocen sobre el Jiménez de Asúa niño, más
allá de un par de anécdotas que, si bien podrían carecer de importancia a
primera vista, reejan dos componentes importantes de la vida de nuestro
protagonista: la pasión por la oratoria y el anticlericalismo. Contaban sus pa-
dres, fervientes católicos que acudían a misa cada domingo, que al volver de
la misa semanal, Jiménez de Asúa se encaramaba a una silla de su casa con
el objetivo de imitar al cura que pocos minutos antes había visto subido en el
púlpito dando su sermón dominical. Subido en la silla y agarrado al respaldo
para evitar caerse, hacía las veces del párroco y lanzaba su sermón particular,
algo a lo que un todavía pequeño Luis, llamaba “pulpitar”; este hecho, lejos
de extrañar o sorprender a los padres, les parecía un evento natural, pues,
según estos, “habló mucho antes de caminar”3, algo que serviría para explicar
1 Enrique Bacigalupo, “Epílogo”, en Luis Jiménez de Asúa, La Teoría Jurídica del
Delito, p. XVIII.
2 Mercedes Briel, “Algunos datos biográcos del maestro Luis Jiménez de Asúa”, FPI,
ALJA 458 – 10, p. 43.
3 Ibíd., p. 55.
ENRIQUE ROLDÁN CAÑIZARES
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cómo pudo llegar a dictar unas dos mil trescientas conferencias a lo largo de
su vida4.
El anticlericalismo, que ya en su madurez le haría decir que solo acudía a
las iglesias con nes turísticos, fundamentalmente a raíz del “odio extraordi-
nario” que la iglesia católica le produjo tras la guerra civil española5, apare-
ció, obviamente de forma inconsciente y sin relación directa con el rechazo a
la iglesia, en el momento de la conrmación de Luis Jiménez de Asúa. Días
antes de dicha ceremonia, que tuvo lugar en la catedral de Toledo donde uno
de sus tíos paternos era sacerdote, miembros del servicio que trabajaban en
su casa le comentaron que la conrmación consistía en que el obispo le diera
una cachetada. Este hecho no fue del agrado del joven Jiménez de Asúa, que
buscando a su madre para corroborar el comentario que le habían hecho, se
encontró con una versión suavizada, en la que ésta le contaba que lo único
que recibiría sería una pequeña palmadita. La respuesta fue contundente: “a
mí no me da en la cara ni el obispo”. Nadie en la familia sospecharía el des-
enlace, pero en el momento en el que Jiménez de Asúa tuvo que arrodillarse
ante el obispo para que éste le conrmara con la “suave palmadita”, no dudó
en levantarse y darle una patada en la espinilla, conduciendo nalmente, más
allá del revuelo causado dentro de la catedral toledana, a que nuestro prota-
gonista nunca fuera conrmado en la fe católica6.
En relación a sus primeros pasos en el mundo del estudio, no se conoce
con certeza ningún dato referente a los estudios primarios. No obstante, es
sabido que cursó el bachillerato en el Instituto General y Técnico “Cardenal
Cisneros”, donde obtuvo 15 sobresalientes, siete notables y siete aprobados,
consiguiendo el título de bachiller el 30 de junio de 19057. El paso por la Uni-
versidad conrma el buen hacer del estudiante, y se gradúa en derecho ob-
teniendo unas excelentes calicaciones8; el siguiente movimiento fue inscri-
birse en los cursos de Doctorado de la Universidad Central, donde, tras unos
4 Ignacio Serrano Butragueño, “Jiménez de Asúa en el vigésimo quinto aniversario de
su muerte”, Boletín del Ministerio de Justicia, 1995, p. 118.
5 “Correspondencia con Jorge J. Hemmingsen”, 3 de octubre de 1946, FPI, ALJA
411 – 3, p. 3.
6 Mercedes Briel, “Algunos datos biográcos del maestro Luis Jiménez de Asúa”, FPI,
ALJA 458 – 10, p. 55.
7 Jorge Enrique Valencia, “Acerca de la obra de Luis Jiménez de Asúa”, Revista de
derecho penal y criminología, vol. 21, núm. 76, 1999, p. 187.
8 Expediente universitario de Jiménez de Asúa de la Universidad Central, AGUCM
P-0555, 7.
DERECHO PENAL, REPÚBLICA, EXILIO
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años en los que compaginó la docencia fuera del claustro universitario con
la investigación, acabó recibiendo el título de doctor con el trabajo titulado
El sistema de penas determinadas a posteriori en la ciencia y en la vida.
De este modo, Jiménez de Asúa entraba de lleno en el mundo académico,
pero consciente de la necesidad de ampliar su formación, obtuvo una beca
de la Junta para Ampliación de Estudios que le permitió viajar a lo largo de
dos etapas a Suiza, Francia y Alemania. El jurista que volvió a España tras su
paso por Europa ya no sería el mismo tras el contacto con autores extranjeros,
fundamentalmente Franz von Liszt, algo que tendría repercusión directa en
sus obras venideras.
2. llegada al mundO unIversITarIO y chOque cOn la dIcTadura de prImO de
rIvera
El retorno a la patria se tradujo en el pronto ingreso en el mundo docente
universitario, encargándose en un primer momento de dirigir algunas clases
prácticas, y nalmente obteniendo en propiedad la catedra de derecho penal,
cuyo asiento ya había ocupado interinamente durante cuatro años9. En rela-
ción con la docencia de Jiménez de Asúa, no se puede caer en el error de pen-
sar que el que fuese llamado “Manolete de la palabra”10 durante una de sus
múltiples conferencias, fuera un orador tranquilo y sereno desde el principio
de sus días, algo que se comprueba al conocer el sentimiento de miedo que
sufrió en la primera clase que hubo de impartir en la Universidad. La entrada
al estrado del aula se hacía por una puerta pequeña, tras la cual había de subir
algunos escalones, siendo tal el nerviosismo y el miedo de Jiménez de Asúa
que más que andar por los escalones, los gateó, accediendo con pavor a un
auditorio presto a escuchar sus enseñanzas11. El Jiménez de Asúa que comen-
zaba su andadura en la Universidad madrileña era joven en comparación con
el resto del profesorado, lo que en sus primeros días como docente produjo la
9 Heinz Mattes, Luis Jiménez de Asúa. Vida y obra, Buenos Aires, Depalma, 1977,
p. 12.
10 Tras dictar una conferencia durante los años 40 en Quito acerca de “El momento
político español” se le acercó un exiliado republicano quien le dijo dichas palabras, causan-
do una gran alegría a Jiménez de Asúa, quien era acionado al toreo. vid. Isidro de Miguel
Pérez, Jiménez de Asúa jurista y político, Madrid, Editorial Cientíca Iberoamericana,
1985, p. 78.
11 Mercedes Briel, “Algunos datos biográcos del maestro Luis Jiménez de Asúa”,
FPI, ALJA 458 – 10, p. 55.

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